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Hongjoong temía, o más bien le aterraba, asistir a su club, después de haberle entregado aquella carta-confesión al alto pelinegro. Caminaba a través de los pasillos, dudando si lo mejor sería fingir dolor de estómago y saltarse esa clase, pero sabía que no podía fingir una enfermedad cada que tuviera su taller, si o si debía asistir.

Aún tenía pendiente darle un merecido zape a Wooyoung después de burlarse de él durante el almuerzo, ya que su torpeza había provocado que su jugo de manzana cayera en sus pantalones al no prestar atención y ahora una gran mancha naranja adornaba parte de su pantalón y de su camisa blanca. Cada vez se sentía más torpe y creía saber quién era el culpable de aquel del desorden que era ahora su vida.

Conforme se iba acercando al aula, sus piernas temblaban como gelatina, respiraba profundo y se abofeteaba mentalmente para tratar de tranquilizarse. ¿Qué estaba pasando? Hongjoong nunca actuaba así. Al pararse en la puerta observó que toda la clase ya estaba presente y en automático toda la atención de la clase fue a parar directo a él, incluso la del profesor.

—¡Vaya Hongjoong! Quizás suene un poco extraño pero llegaste en el momento indicado —dijo el profesor sonriéndole mientras lo invitaba a pasar al aula—, verás... estamos dividiendo por equipos de dos integrantes la siguiente actividad para iniciar de una manera más "divertida" el curso del club y justamente nos faltaba un compañero para estar todos completos y así nadie este sin compañero.

Hongjoong dio un vistazo a todo el salón, intentando descifrar quién sería la persona faltante de compañero, no lo averiguó, pero de una manera u otra tenía una mala espina que nuevamente el destino le tendría una mala jugada en su contra.

—¿Ah sí? ¿Y quién será mi compañero?

—Tu compañero será Park Seonghwa.

Vaya que la vida lo trataba cada vez peor, o eso creía.

Hongjoong asintió lentamente y se fue a sentar a su misma banca, justo detrás del pelinegro. Estaba sin habla, de verdad no sabía qué hacer en ese momento.

—Como estamos en horario de clase, su trabajo el día de hoy será elegir un tema paranormal o de alguna índole similar, pero que crean impactara al resto de la clase, puede desde ser un tema que se pueda debatir, como incluso casos extraños sin resolver, incluso leyendas sobre algún lugar u objeto, cualquier tema de ese tipo es admitido, así que tiene el resto de la clase para ponerse de acuerdo e ir tratando de recopilar la mayor información aquí —indicó el profesor, mientras anotaba en la pizarra lo dicho anteriormente—. Lo que les falte pueden irlo recopilando en sus casa. Dicho trabajo se expondrá a sus compañeros para la próxima clase, ósea dentro de una  semana.

Los chicos iban asintiendo, Hongjoong solo anotaba en su libreta con la mirada lo más baja posible, no quería levantarla, menos sabiendo que tendría frente a Seonghwa, lo más cerca posible y como si lo hubiera invocado con el pensamiento el antes mencionado se volteó desde su lugar y fijo su mirada en el mitad albino.

—Hola Hongjoong —dijo con su cálida pero profunda voz mientras le regalaba una sonrisa.

—Hola Seonghwa —dijo regresándole la mirada, aguantando el intentar sonrojarse.

—¿Tienes alguna idea de que podríamos hacer el trabajo? —Hongjoong negó lentamente—, pues yo si tengo una propuesta, no sé qué tal te parezca pero pensaba en que podríamos investigar sobre el vuelo 914 ¿Has escuchado de ese caso?

—Creo que es sobre el avión que despegó de Estados Unidos y desapareció para después de 37 años aterrizar en Venezuela.

—Ese mismo. Siento que es interesante y un tanto misterioso ¿Qué te parece? ¿O quieres buscar otro tema?

—No, me parece perfecto ese tema.

—Bueno... —Seonghwa se levantó de su banca con su bolso en mano —Creo que sería bueno ir recolectando información en informática e irla anotando para poder adelantar lo mejor el trabajo.

Él asintió e imitó su acción, levantándose para caminar detrás de él.

—Dime algo Hongjoong —el más bajo soltó un gesto de asentimiento— ¿Es verdad todo lo que me confesaste en la carta del otro día?

Hongjoong  se quedó perplejo ante lo que había escuchado, no esperaba que aquello fuera a mencionarlo de la nada, como si fuera lo más normal del mundo.

—Siento si fue muy directo y sorpresivo que te pregunte esto y justo en este momento, pero para mí es importante saberlo y estar seguro que no es una clase de juego o apuesta que tengas con tus amigos —ambos seguían caminando, pero esta vez más lento—, sabes, nunca nadie se me había confesado y al leer tu carta sentí una emoción indescriptiva, me emocione demasiado y si es verdad todo lo que escribiste solo quiero decirte que estoy dispuesto a conocerte más y si es posible, en un futuro no muy lejano, me dejes ser parte de tu corazón y de tu vida.

Seonghwa volteó a ver al mitad albino y le regalo una sonrisa tímida, una que nunca había visto.

Hongjoong no supo que más que decir, solo término asintiendo todo sonrojado, esperando que el más alto entendiera su simple gesto, Seonghwa asintió de vuelta y siguieron caminando hasta el aula de informática y al entrar, rápidamente tomaron un par de ordenadores para poder investigar.

—¿Te parece si tu investigas un poco del caso y lo que consideres importante lo anotas? Yo haré lo mismo, así quizás ambos tengamos más información que podamos usar y otra que descartar.

El más bajo asintió lentamente y así como él, se dispuso a buscar en el ordenador sobre el dichoso tema, sacó su libreta y una pluma, así conforme leía algo de un artículo que le parecía algo importante y relevante en el tema lo iba anotando en su cuaderno.

No sabía con exactitud cuánto tiempo era el que llevaban en esas computadoras, dio un vistazo a su lado a Seonghwa, quien escribía concentrado en su libreta, y algo que no pudo pasar por alto el mitad albino fue el hermoso perfil que tenía el pelinegro, era simplemente perfecto y solo lograba enamorarlo aún más. Dejo de verlo para prestar atención nuevamente al monitor para seguir en su trabajo y dejar de fantasear.

Conforme avanzaban los minutos sentía una gran pesadez en sus ojos y la pantalla del monitor comenzaba a verla borrosa, Hongjoong no pudo evitar dejar caer su cabeza en el hombro del pelinegro, Seonghwa al notar eso se asustó en el momento, pero al observar con cuidado el rostro del mitad albino sonrió ampliamente y riendo un poco.

Hongjoong tenía los ojos cerrados y su boca ligeramente abierta del cansancio.

El pelinegro creyó que lo mejor sería no despertarlo y seguir él por su cuenta, suponía que estaba muy cansado y deseaba que durmiera un poco, sin embargo, sus mejillas delataban lo mucho que le gustaba estar así de cerca del menor.

Después de varios minutos escucho como el encargado de monitorear el área le informó a uno de los otros chicos que ya no tardaría en cerrar, por lo que Seonghwa se dispuso a despertar al mitad albino con movimientos suaves.

—Honggie, despierta.

Hongjoong fue despertándose lentamente mientras observaba a su alrededor.

—Ya van a cerrar el aula, mejor hay que irnos ya a casa.

De lo adormilado que estaba ni en cuenta se había dado del apodo lindo que le había dicho Seonghwa y solo ambos se dispusieron a guardar sus cosas y apagar los monitores para juntos salir de aula.

Hongjoong aún iba con cara adormilada y Seonghwa solo se fijaba que no fuera a caerse.

—Hongjoong —el mencionado asintió con un quejido—, he visto que ambos tomamos el mismo tren, aunque yo me bajo estaciones antes que tú, no sé si te moleste que nos vayamos juntos por el día de hoy.

—No me molesta —mencionó regalándole una sonrisa sincera.

Seonghwa sonrió para sí mismo mientras caminaban tranquilamente hasta llegar a la estación del tren. Al llegar a esta y abordar éste, lograron ubicar dos lugares vacíos juntos, siendo Hongjoong sentado en la ventana y el pelinegro en la orilla y como si fuera algo que siempre hace, nuevamente dejo recostada su cabeza sobre el hombro de su acompañante para poder seguir durmiendo durante el viaje.

Desde ese día, las cosas entre Seonghwa y Hongjoong seguirían el curso que les tenía previsto el destino.