009
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Impact 009
Luke
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El tiempo avanzaba lentamente, y los esfuerzos de Alec para rastrear la ubicación de Clary y Simon seguían sin dar frutos. La frustración estaba clara en su rostro mientras intentaba hacer funcionar su parabatai vínculo. Nada parecía dar señales.
De repente, el teléfono de Clary comenzó a sonar. Jace, con rapidez, lo tomó y contestó.
-¿Hola?-, dijo con voz preocupada.
-¡Gracias a Dios que contestaron!- exclamó Simón, aliviado de escuchar al menos una respuesta. -Escuchen, no sé cómo, pero ese policía, Alaric, nos arrestaron... pero todo lo que dijeron era mentira. Nos llevaron a un lugar, y le dijeron a Clary que la matarían si no encontraba la Copa Mortal.
-¿Dónde están?-, intervino Jace con urgencia, apenas conteniendo su desesperación.
Hubo una pausa por parte de Simón mientras intentaba procesar todo lo que estaba sucediendo. Su voz se oyó tensa y preocupada:
-Veo casilleros, hay rasguños en las paredes y un ambiente sucio... Como una cámara de tortura. Es muy extraño... y aquí huele a humedad.
Isabelle no pudo evitar interrumpir, mirando a Alec y luego a Jace.
-¿Hombres lobo?-, dijo, con preocupación.
-Simon, más detalles. ¡Házmelo saber!- Jace le insistió.
En el teléfono, se oyó el ruido de papeles siendo sacados.
-Está cerca... restaurante Jade Wolf. Está en el muelle... en Greene- comentó Simón, nervioso.
Jace frunció el ceño, procesando la información rápidamente.
-Perfecto, necesitamos tiempo. ¿Tienes algo para distraerlos?
Simón dudó, mientras su desesperación crecía.
-Solo mi ropa y... un encendedor.
Jace no vaciló.
-¡Usa el encendedor! ¡Cualquier distracción será útil! Necesitamos que te quedes ahí el mayor tiempo posible.
Simón, con tono de desesperación, agregó algo de humor.
-¿No habéis visto películas? El encendedor nunca sirve.
-Vamos en camino.
Sin perder más tiempo, todos se prepararon para la misión, sin saber que el reloj ya estaba corriendo contra ellos.
Alec y Jace avanzaban con rapidez, cada uno siguiendo su objetivo. Mientras tanto, Isabelle y Anniebeth, decididas a encontrar a Simon, caminaban en dirección opuesta. Utilizando un localizador improvisado, finalmente dieron con la habitación donde estaba Simon. Sin dudarlo, Anniebeth alzó su mano, recitando un hechizo con rapidez. El marco de la ventana comenzó a vibrar hasta que se desprendió, cayendo al suelo con estruendo.
Isabelle se asomó con una sonrisa irónica.
-Me estoy cansando de salvarte la vida, Simón.
Simon, aliviado pero manteniendo el humor, respondió mientras sonreía:
-Pues yo no, la verdad.
Anniebeth e Isabelle lo ayudaron a salir de la habitación, asegurándose de que estuviera bien. Poco después, se encontraron con Alec, Jace y Clary en un pasillo abandonado. Al verlos, Simon corrió hacia Clary, abrazándola con fuerza, visiblemente aliviado. Mientras tanto, Alec miró fijamente a Anniebeth, asegurándose de que estuviera bien. Ella asintió, y él pareció relajarse un poco.
-Tenemos que irnos-, dijo Clary con urgencia. -¡Dejé la caja en mi mochila, en mi apartamento!
-No te preocupes-, intervino Alec con firmeza. -Ya la recuperamos.
El grupo comenzó a avanzar rápidamente. Sin embargo, antes de que pudieran salir, Isabelle se detuvo en seco, mirándolos con seriedad.
-Escúchenme bien-, les dijo, dirigiéndose a Simon y Anniebeth. -No hagan movimientos rápidos. Quédesen cerca de nosotros.
Anniebeth arqueó una ceja, confundida, pero no tuvo tiempo de preguntar. De entre las sombras surgieron dos enormes lobos, gruñendo y mostrando los dientes.
Jace suspiró, colocando su mano sobre su espada serafín.
-Esto no es bueno.
Los lobos comenzaron a rodearlos con precisión amenazante. Entonces, un tercer lobo más grande apareció entre ellos, con el porte y la fuerza evidente de un alfa. Jace dio un paso atrás, levantando la mano como señal.
-Retrocedan... Es el líder.
Alec se colocó instintivamente delante de Anniebeth, su arco listo para disparar. Mientras el alfa se preparaba para cargar, Anniebeth empezó a conjurar un hechizo de ataque, su mano iluminándose tenuemente con energía mágica. Sin embargo, antes de que pudiera lanzar el ataque, otro lobo emergió de la oscuridad y se abalanzó sobre el alfa con fuerza impresionante. Los gruñidos y sonidos de la lucha llenaron el aire.
-¡Está desafiando al alfa!-, explicó Alec mientras observaba con atención.
-¿Nos está ayudando?- preguntó Clary.
-¿O está saltándose la fila para comernos?- agregó Simon nervioso.
Finalmente, el combate terminó. Desde el silencio que siguió, pudieron ver al alfa tendido en el suelo, sin vida. El lobo que había ganado se transformó en humano, revelando el rostro conocido de Luke.
Clary, llena de emociones encontradas, intentó correr hacia él, pero Jace la detuvo con firmeza.
-Espera- dijo con voz baja.
Los demás lobos, reconociendo la derrota de su líder, volvieron a su forma humana y, de rodillas, inclinaron la cabeza ante Luke en señal de respeto.
-¿Qué está pasando?-, preguntó Clary, con desconcierto.
Anniebeth respondió con calma, aunque no podía apartar la vista de Luke.
-Cuando un lobo mata al líder alfa, automáticamente se convierte en el nuevo alfa. Luke es su líder ahora.
Antes de que pudiera decir más, Luke tambaleó, visiblemente agotado por la batalla. Finalmente, su cuerpo cedió, y cayó inconsciente al suelo.
El Instituto de Nueva York se alzaba ante ellos, majestuoso y con la solidez que solo una institución de cazadores podía tener. Mientras Alec y Isabelle caminaban con paso decidido.
Clary, Simon y Jace habían ido en busca de Magnus para ayudar a Luke.
Anniebeth parecía un poco más aprensiva. Aunque sabía bien de lo que eran capaces los Cazadores de Sombras, el ambiente seguía siendo completamente nuevo para ella, un mundo cerrado al cual nunca había tenido acceso directo. Cada detalle del Instituto le causaba un torrente de sensaciones nuevas. Las runas en las paredes, las puertas secretas... todo parecía tan... diferente.
Alec, al notar cómo su mirada se perdía entre los pasillos llenos de objetos extraños y el aire denso de historia del lugar, tomó su mano sin decir nada. Anniebeth, sorprendida al principio por el gesto, sintió cómo su ansiedad disminuía ligeramente al notar la presencia de Alec a su lado. El contacto físico con él le brindó la sensación de seguridad que tanto necesitaba.
Isabelle, caminando a unos pasos por delante, los observó con curiosidad desde el rabillo del ojo. No pudo evitar que una pequeña sonrisa juguetona se dibujase en su rostro al notar cómo Alec tomaba la mano de Anniebeth.
-¿No estás nerviosa, verdad?- Isabelle dijo en tono burlón, con una ceja levantada, volviéndose hacia Anniebeth mientras el sonido de sus pasos resonaba por el oscuro pasillo.
Anniebeth sonrió débilmente, pero sus ojos no podían evitar el brillo nervioso.
-Un poco,- respondió sinceramente. -Nunca he estado en un lugar como este antes.-
Alec, preocupado por la reacción de Anniebeth, apretó suavemente su mano, notando cómo ella se calmaba poco a poco.
-No tienes nada que temer aquí. Todos los que están en este Instituto están aquí para protegernos,-dijo con una sonrisa tranquila, pero con el tono serio de un Cazador de Sombras.
Isabelle observó este intercambio de gestos y sonrió para sí misma.
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