Mis Amigas Albinas

Un nuevo día llega en Royal Woods, y esta vez nos ubicaremos dentro de la escuela secundaria en la que Lincoln asistía. Todo pasaba con normalidad hasta que la maestra llamó la atención de todo el grupo.

—Escuchen todos, tengo que informarles que tendremos un par de nuevas alumnas en nuestro grupo. —anunció la maestra, no tardando en empezar los susurros entre todos. —Así que les pido que se comporten, les den la bienvenida y sean amables con ellas, pueden pasar.

Después de la llamada, la puerta se abrió, y pasaron dos niñas que rápidamente llamaron la atención de todos por su aspecto, pero sobre todo, la tención de nuestro querido albino.

—Un placer en conocerlos, me llamó Liberty y espero que podamos pasar momentos divertidos y llevarnos todos increíble, no tengan miedo en hablar conmigo. —saludo algo energía una niña de blusa naranja sin mangas, falda lisa corta, tenis blancos, y lo más llamativo, su larga y lacia cabellera blanca adornada con un broche de flor.

—Y y-yo me llamo L-Linka, un gusto conocerlos. —dijo con algo de timidez la segunda chica, que al igual que la anterior tenía un cabello blanco, aunque un poco más corto, adornado con un broche naranja, y una rapo casi idéntica salvo por unos zapatos rojos.

—Y por si se lo preguntan, ¡si!, ¡Linka y yo somos gemelas! —dijo mientras apoyaba su brazo sobre el de su ahora conocida hermana. —Y por si se lo preguntan también, somos albinas naturales.

Todos el salón quedó fascinado por las nuevas alumnas, en especial los chicos pues se les hicieron muy lindas, y más que fueran gemelas. Aunque en todo este alboroto, solo hubo un chico que se percato de algo curioso.

—Pss, oye Clyde. —le susurró Lincoln a su amigo que se encontraba enfrente suya.

—¿Qué ocurre? —le preguntó en voz baja.

—Es idea mía, o las chicas nuevas se parecen un poco a, bueno, a mi.

Clyde revisó a su amigo de pies a cabeza, haciendo lo mismo con las niñas nuevas, para después sacar sus conclusiones.

—Estas exagerando Lincoln, solo porque tengan cabello blanco como tú no significa que sean exactamente iguales. —respondió ¿ Clyde tranquilamente.

—Si tu lo dices. —dijo Lincoln algo insatisfecho viendo como sus demás compañeros tampoco habían parecido notar el parentesco.

—Gracias por presentarse chicas, por favor tomen asiento en los dos lugares libre junto a Lincoln, ¿Lincoln, podrías levantar tu mano por favor?

—Aquí estoy. —dijo el chico mientras levantaba su mano.

Al principio el par de chicas se sorprendieron por la apariencia de su nuevo compañero, pero rápidamente reaccionaron y se fueron a sentar en sus lugares, quedando Linka de su lado izquierdo y Liberty del derecho.

—Como escucharon, mi nombre el Lincoln, mucho gusto. —saludó formalmente mientras estirando su mano.

—Encantada de conocerte Lincoln, Liberty para servirte. —dijo alegremente la chica mientras le daba un fuerte apretón de manos.

—Linka, mucho gusto. —saludó algo bajo la otra gemela dándole un saludo a Lincoln más suave.

—Oye, ¿de casualidad, somos familiares lejanos o algo? —preguntó Liberty directamente.

—Supongo que lo dices por nuestro parentesco ¿verdad?

—¡Si!, no sé como nadie más se dio cuenta.

—¿T-Talvez solo entre albinos nos entendemos? —dijo tímidamente Linka, sacando algunas risas a su compañero y hermana.

—Jajaja, puede ser Linka. Pero espero conocerlas más sin la necesidad de coincidir en apariencia. —dijo Lincoln con su clásica sonrisa que alegró de cierta manera a las dos.

—Te aseguró que así será Lincoln. —respondió Liberty.

—Yo también espero lo mismo. —dijo Linka algo avergonzada.

—. . .*snif*snif* Oigan, ¿no huelen algo raro? —preguntó Lincoln.

—¡No! —exclamó Linka rápidamente para luego sonrojarse demasiado.

—Yo tampoco huelo nada. —dijo Liberty algo más relaja, pero igualmente parecía nerviosa.

~~~~~~~~~~


Ya habían pasado un par de días en el que Lincoln siguió conociendo al par de gemelas, dándose cuenta que tenían varias cosas en común, a demás del físico que pareciera que solo ellos se percataban, y en un santiamén el trio de pelo blanco formó una gran amistad.

Ahora nos encontramos en la clase de gimnasia. Todos habían salido de cambiarse para empezar con los ejercicios. Aunque entre la multitud, Lincoln observó a Liberty entrar de manera algo sospechosa a los cambiadores, lo cual no sería un problema, de no ser porque no se dio cuenta que entro al de los hombres.

—Oh no, si alguno de los chicos ve a Liberty dentro de los cambiadores podría causar muchos problemas, lo mejor será que vaya con cuidado y se lo diga rápidamente.

Nuestro chico caballeroso, avanzó rápidamente y sin que nadie lo viera a los probadores, y empezó a buscar a su amiga para notificarle de su pequeño descuido.

—Liberty, soy Lincoln, ¿dónde estas?, no puedes estar- —Lincoln frenó en seco ante la escena que estaba viendo.

Enfrente de sus ojos estaba su amiga, que afortunadamente apenas se estaba cambiando, pues tenía su blusa puesta, pero la falda ya la tenía en el suelo, dejando ver claramente su. . .¿pañal?, y acaso estaba ¿mojado?

—Oh, jaja, ho-hola Linc, ¿qué haces aquí? —preguntó Liberty con cierto nerviosismo, actuando como si nada.

—Bu-Bueno, es que vi que entraste al cambiador de chicos en vez del de chicas y quise venir a avisarte. —dijo Lincoln intentando conservar la calma, pero sus ojos no se despegaban del pañal que traía puesto su amigo, acción que Liberty notó.

—¿Estás viendo mi pañal verdad?, jaja no te culpo, no creo que sea común ver a alguien de mi edad así. —dijo mientras se quitaba hacia la falda a un lado y se sentaba en un banco. —Debes de pensar que soy una rara ahora. —dijo con notoria tristeza.

—¡Para nada! —exclamó Lincoln sorprendiéndola. —Quiero decir, puede sorprender al principio, pero yo no soy de los que juzgan a otros por lo que usan, si estás usando usando, tus motivos debes de tener, y no por eso te hace rara en ningún sentido. —dijo Lincoln sentándose a su lado.

—Entonces, ¿no te parece raro y aceptas esto?

—En absoluto.

—¿Quieres que sigamos siendo amigos?

—Por supuesto.

—¿Podrías cambiarme el pañal?

—Pues cla-, espera, ¿qué?

—Si, lo que pasa es que me cuesta cambiarme yo sola, Linka me suele ayudar en esto. Y nos contaste una vez de como le cambiabas los pañales desde pequeño a tus hermanas. —dijo Liberty con total calma y una sonrisa algo traviesa. 

—Pu-Puedo ir y decirle a Linka si quieres. —hablaba Lincoln algo nervioso.

—No creo que dé tiempo ya que la clase está por empezar. Podrías hacerme este favor, ¿a tu querida amiga? —decía mientras abrazaba a Lincoln haciéndolo sonrojar.

—P-P-Pero. . .

—Vamos Linc, realmente necesito este cambio, tan solo mira lo amarillo y lleno que está. —decía Liberty mientras abría las piernas exponiendo aún más su pañal lleno a Lincoln, haciendo poner aún más rojo.

—Es que, cambiarte el pañal significaría verte. . .ya sabes. . .

—A mi no me importa, te tengo la suficiente confianza como para dejarte hacerlo. —dijo con una gran sonrisa.

—¿A pesar de que solo llevamos unos días de apenas conocernos? —preguntó algo sorprendido por lo confiada que era su amiga.

—Y como no hacerlo, me demostraste lo confiable y amable que eres en poco tiempo, incluso te tengo mas confianza a ti que a cualquier otro adulto de la escuela.

Tras pensarlo un poco, y ver que el tiempo podría jugarle en contra, Lincoln suspiró rendido y finalmente aceptó la petición de la albina. 

—Esta bien, te ayudaré con tu cambio.

—¡Hurra!, ¡muchas gracias Linc! —dijo Liberty mientras le daba un fuerte abrazo. —Para acto seguido acostarse en una de las bancas. —Mi repuesto está en mi mochila.

Lincoln tomó la mochila de Liberty y sacó todo lo que vio que podría ayudarle, el pañal, toallas húmedas y un pequeño talco.

—Date prisa, esta bebita ya esta muy mojada. —decía de forma pícara mientras se chupaba el dedo.

—D-De acuerdo, a-aquí voy. —tartamudeaba un poco mientras empezaba a desabrochar el pañal.

—Tómate total libertad.

Durante todo el cambió Liberty permaneció tranquila y con una sonrisa, mientras que Lincoln estaba muy nervioso y con las mejillas ardiendo, aunque al ver de que Liberty no reaccionaba mal, optó por tomar mas confianza.

—Entonces. . .¿por qué usas pañal? —preguntó Lincoln mientras limpiaba a Liberty con las toallitas.

—Digamos que es por gusto propio. —respondió la chica mientras levantaba las piernas para que Lincoln le acomodará el pañal nuevo.

—¿Y de casualidad Linka también usa pañal? —preguntó mientras le esparcía el talco.

—La verdad si, pero ella a diferencia de mi es mucho más cuidadosa para que nadie se dé cuenta, ya sabes que es muy tímida y reservada.

—¿Y ella por qué los usa?

—Tendrás que preguntárselo tu mismo.

—Esta bien, solo espero que no piense mal de mí. . .y. . .¡listo! —finalizó Lincoln cerrando las cintas.

—Wow, creo que me cambiaste mejor que Linka. —decía Liberty mientras se movía con el pañal. 

—Tuve varias hermanas a las que cambiar pañales, ya lo tengo dominado jajaja.

—En ese caso, a partir de ahora te nombro nuestro cambiador honorario. —dijo mientras fingía tocar el hombro de Lincoln con una espada. —S-Si no te molesta claro jeje.

—Mmm. . .será un honor portar una pañalera en su honor, madam. —aceptó Lincoln mientras hacia la reverencia..

—Ohh, en ese caso, permíteme recompensarte por tu esfuerzo.

Liberty se acercó a Lincoln, y le dio un pequeño pero dulce beso en una de sus mejillas, dejando en shock al hambre del plan.

—Si haces bien tu trabajo recibirás más de eso. —dijo me manera coqueta. —Bueno, será mejor que termine de cambiarme antes de que los demás sospechen algo, así que mejor me apresuro a cambiarme. En serio, muchas gracias por ayudarme Lincoln, eres muy tierno.

—. . .Si. . . —fue lo único que pudo decir el albino mientras se seguía sujetando la mejilla.

—Jijiji, y también muy gracioso. . .eres el chico ideal. —dijo en voz baja con un ligero sonrojo.

Al par de albinos consiguió salir finalmente del cambiador, y con un último agradecimiento de Liberty, esta se fue a reunir con las demás chicas del salón, mientras que Lincoln daba pasos lentos siguiendo procesando lo que había presenciado y hecho, aunque, algo dentro dentro de el, le hizo sentir feliz.

~~~~~~~~~~


En el día siguiente, todos se encontraban en una clase con normalidad, hasta que en el transcurso de esta, Linka pidió permiso para ir al baño, cosa que la maestra acepto y ésta salió intentando disimular lo más que podía sus ganas de ir.

Pero por algún motivo, después de un tiempo Linka aún no llegaba, cosa que preocupó a Liberty pues esto no era común en su hermana, a lo que le pidió a Lincoln si podía de alguna manera asegurarse que estuviera bien, este no lo dudó y pidió también permiso para salir y buscar a su amiga.

Aunque antes de salir, Liberty le paso algunas cosas a Lincoln, este cuando las vio se sonrojó un poco, pero no quiso perder más tiempo discutiendo asique lo escondió como pudo entre su ropa y salió del salón.

—Espero que Linka este bien. No quisiera ver que le pasara algo malo, o no tener que usar lo que me dio Liberty. —pensaba Lincoln mientras caminaba hasta que un llanto llamo su atención y no dudo un segundo de quien podría ser, así que se acerco al origen del sollozo. —¡Linka, aquí estas!

Linka se encontraba escondida a lado de unas escaleras sentada con sus rodillas cubriendo su rostro ocultando sus lágrimas.

—¿Li-Lincoln?, ¿qu-qué haces aquí? —preguntaba la chica mientras se ponía de pie limpiándose las lágrimas.

—Liberty y yo nos empezamos a preocupar por tu ausencia así que decidí buscar a ver como estabas, ¿estás bien? —preguntó preocupada mientras se acercaba a la albina, hasta que un olor llegó a su nariz. —¿Qué es ese olor?

Ante tal pregunta, Linka solo se puso a sollozar nuevamente mientras caía de rodillas, cosa que confundió y preocupo nuevamente a Lincoln.

—Linka, ¿qué ocurre?

No le costó mucho a Lincoln empezar a unir las piezas de lo que había pasado; ella quería ir al baño, el olor, y que estuviera aquí triste aquí sola significaba una cosa.

—Linka, acaso, ¿tuviste un accidente? —preguntó intentando sonar lo más compasivo posible mientras se apoya sobre su amiga.

—*Snif* No tiene caso mentirte Lincoln. . .yo. . .si, tuve un accidente. —afirmó la niña. —No se porque tenía tantas ganas de ir, pero fue con un dolor que no había sentido antes, y yo, pues. . .no llegué a tiempo.

—Oye, tranquila, esto le pudo haber pasado a cualquiera. Al menos el pañal te ayuda. —dijo Lincoln sin pensar en lo que acababa de decir. —Ups.

—¿¡Cómo sabes que uso pañal?!, ¿¡acaso viste bajo mi falda!? —pregunta Linka olvidándose rápidamente de su vergüenza. 

—No, no, no, yo no haría eso. Liberty me lo dijo. 

—¿Liberty?, ¿por qué te lo dijo?, prometimos no contárselo a nadie, a menos que. . .¿la viste en pañales a ella?

—Si, aunque no fue intencional. Que te parece si te cuento la historia mientras buscamos un lugar para cambiarte. —dijo Lincoln mientras le ofrecía la mano.

—M-Me parece bien. —dijo Linka algo sonrojada al tomar de la mano al albino para que este la siguiera.

En el trayecto, Lincoln le contó a Linka como había visto a su gemela entrar al probador equivocado, así como su encuentro, la conversación que tuvieron e incluso el cambio de pañal.

—¡¿Le cambiaste el pañal a mi hermana?! —preguntó sorprendida.

—¡Yo no quise, pero ella insistió! —exclamó preocupado porque ella pensara algo indecente de el. 

—N-No te preocupes, esta bien, solo que me sorprendió la confianza que te tuvo Liberty para eso, aunque ahora que lo pienso, tiene sentido.

—¿A sí?

—Claro, fuiste de mente muy abierta y no la juzgaste en ningún momento, pero sobre todo aceptaste seguir siendo su amigo.

—Obviamente, a ambas las aprecio mucho y no dejaría que algo como esto nos separase. 

—No tienes idea cuanto nos alegra escuchar eso. . .la verdad es que, varios amigos nuestros nos dejaron de lado cuando nos abrimos a ellos y les contamos este secreto. Desde entonces prefiero ser más cuidadosa o no convivir tanto por miedo a tener más momentos igual de incómodos.

—Si esas personas las dejaron solo por esto, creo que no eran verdaderos amigos. . .eso, y porque seguramente no eran albinos como nosotros, nadie soporta nuestro estilo. —dijo Lincoln cómicamente haciendo reír a Linka.

—Jajaja, tienes razón. Muchas gracias Linky, por, bueno, por todo.

—No hace falta que lo menciones, ya te lo dije, tanto tu como Liberty se han vuelto muy importante para mi. —dijo el chico con su clásica sonrisa amable.

Ante ese comentario y expresión, Linka no pudo evitar sonrojarse mientras su corazón empezaba a latir algo más rápido de lo normal. Pero rápidamente reaccionó al ver que su amigo se detuvo frente a una puerta.

—¿La habitación del conserje?

—Bueno, creí que era la mejor opción, ir a los baños sería algo arriesgado. Y este lugar tiene el espacio suficiente para que te cambie.

—Oh, de acuerdo. . .e-espera, ¿cambiarme?

—Bu-Bueno, tu hermana Liberty me nombro su cambiador honorario, s-sé que lo dijo en broma, p-p-pero supongo que también debes de tener dificultades para cambiarte sola, aunque si gustas t-también puedo dejarte sola para que lo hagas y tu, jeje. —decía Lincoln algo nervioso.

—N-No te preocupes, de hecho, me gustaría que lo hicieras, ¡si no te molesta a ti claro!

—Para nada, ya cambie a tu hermana, lo justo ahora es que tengas tu turno.

—Jeje, tienes razón. Oh no, pero olvidé traer alguno de mis repuestos, tendremos que regresar por el.

—Yo no estaría tan seguro.

Debajo de su playera, Lincoln sacó un pañal limpio, y de su bolsillo sacó un pequeño paquete de toallas húmedas.

—Liberty me lo dio antes de salir, supongo que tenía una idea de porqué tardabas tanto. —explicó Lincoln.

—Esa Liberty, siempre un paso adelante. Entonces, ¿empezamos?

—Las damas primero.

—Tan caballeroso como siempre Linky.

Así, ambos albinos entraron a la habitación, Linka se quitó la falda y se recostó mientras que Lincoln empezaba a desabrochar el pañal, aunque ambos estaban ligeramente nerviosos, la conversación que tuvieron antes ayudo a que no pensaran mal y que pudiera seguir todo con normalidad.

—¿Y tu también usas pañales por gusto? —dijo Lincoln mientras la limpiaba.

—Si, o al menos así empezamos. Nos acostumbramos tanto a los pañales que perdimos algo de nuestro entrenamiento y ahora tenemos accidentes sin darnos cuentas. —explicó Linka.

—Entonces si es más por necesidad que por gusto. Liberty no me dijo eso.

—Es porque a ella no le gusta admitirlo, siempre dice eso como excusa de que puede dejarlo cuando quiera y seguir siendo la mayor. Pero la verdad es que ella moja los pañales mucho más que yo.

—Si, me di cuenta. . .tu eres más de ensuciarlos. —dijo mientras le ponía el pañal nuevo a Linka.

—JA JA, muy gracioso. —dijo mientras le ponía sus pies a Lincoln para molestarlo.

Finalmente ambos salieron ahora con una Linka nueva y limpia, mientras que Lincoln tenía el pañal sucio para encestarlo en un bote de basura cercano.

—Muchas gracias por de nuevo Linky. Es increíble tener un amigo que te cambie muy bien los pañales. Además, tu te quedas con una buena vista. —dijo algo atrevida.

—¡Linka! —exclamó Lincoln rojo como un tomate.

—Jaja, eres muy gracioso a veces Linky. Considera esto como un agradecimiento.

Linka le dio un tierno beso a Lincoln en su mejilla, y después de darle un linda sonrisa, esta empezó a caminar de regreso al salón.

—Date prisa Lincoln, o si nos nos castigará la maestra. 

—S-S-Si.

Ambos regresaron al salón, llevándose solo una pequeña llamada de atención por la profesora, pero nada más grave. 

Liberty solo estaba tranquila como si nada, pues ella ya sabía lo que había pasado. Aunque ver las expresiones que tenían supuso que su hermanita también consiguió un avance con Lincoln.

Desde ese día, la relación de Lincoln con las gemelas mejoró bastante, cada vez que podían se juntaban para todo, ya sea desde una actividad de equipo, como para almorzar. Y se tenían más confianza para varias cosas, en especial, los cambios.

Así es, de vez en cuando Lincoln les cambiaba, un día a Liberty, otro a Linka, unos días hasta a las dos, y los tres estaban satisfechos con esto, las gemelas estaban alegres de que su gran amigo las cambiara y tratara bien sin pensar mal de ellas, y el le gustaba sentir que las ayudaba con este problema que tenían apoyándolas en todo.

Tanta era la convivencia de los tres jóvenes de cabellera blanca, que algunos ya habían notado ciertas actitudes entre ellos.

—Por última vez Clyde, no estoy saliendo ni con Linka, ni con Liberty, ni con las dos. —decía Lincoln algo molesto mientras caminaba con su amigo a la salida de la escuela.

—Vamos Lincoln, ya todos en la escuela se han dado cuenta de lo bien que se llevan, algunos incluso te han visto irte con alguna de ellas a un lugar secreto.

—Son chismes Clyde, solo somos muy buenos amigos, eso es todo.

Al llegar a la puerta principal, se encontraban Linka y Liberty esperando a Lincoln.

—Hola chicas, ¿qué pasa?

—Bueno, con todo lo que hemos pasamos juntos. . .

—Queríamos saber si no sería mucha molestia que. . .

—¡Puedas venir a nuestra casa! —digiero ambas al unísono.

—Claaaaro, solo amigos. —le susurró Clyde a su amigo mientras le daba golpes con el codo.

—Mejor cállate Clyde.

~~~~~~~~~~


Lincoln se encontraba enfrente de una gran y hermosa casa, listo para ver a sus amigas.

—Wow, esta carta debe ser nueva, no recuerdo haberla visto por la ciudad antes.

—Al menos mis hermanas me creyeron de que iba a ver a Clyde, si supieran que iba a ver a mis amigas esto terminaría mal. . .para mi. Bueno, aquí vamos. —se dijo a si mismo mientras tocaba el timbre.

*Ding*Dong*

—¡Ya voy!, se escuchó una voz femenina adulta del otro lado. —¿Quién es?

—Ho-Hola señora, vengo a ver a Linka y Liberty. 

—Ohh, tu debes ser Lincoln, mis hijas me hablaron mucho de ti, demasiado. —dijo una hermosa mujer alta de alta cabellera blanca y vestida muy formalmente. —Y si que tenían razón con el parecido que tenías con ellas.

—Pero no te quedes ahí afuera, adelante, pasa. —invitó la mujer.

—Con permiso, espero no interrumpir algo. —dijo Lincoln mientras entraba.

—Para nada, a partir de ahora siempre serás bienvenido aquí, es lo menos que podemos hacer por como has ayuda a mis bebés en la escuela. No sabes cuanto te lo agradezco, en serio.

—¿Ellas le contaron todo?

—Si, aunque sé que no quisieron entrar en muchos detalles. Espero no les hayas hecho nada raro. —insinuó la mujer con una ceja levantada.

—¡Para nada, yo no haría nada malo con ellas! —respondió casi al instante.

—Jajaja, tranquilízate, solo estoy jugando contigo.

—Ah, je je.

—No te quito más tiempo. Linka y Liberty te están esperando en su habitación especial. Es la puerta al fondo de aquel pasillo. —señaló la señora.

—Muchas gracias. —dijo Lincoln mientras se dirigía hacia la puerta. —¿A qué se refería con "habitación especial"?, ¿qué acaso no es su habitación normal? —pensó.

—No se vayan a divertir tanto. —gritó la mujer dejando avergonzando un poco a Lincoln. 

*Toc*Toc*Toc*

—¡Linka!, ¡Liberty!, ¡soy yo, Lincoln!

—¡Pasa Linc/Linky! —dijeron ambas desde el otro lado.

Cuando Lincoln entró a la habitación, se llevo una gran sorpresa por el diseño y temática de esta.

—Wow, esta habitación parece para bebés. 

—Porque es nuestro lugar especial. —se escucho hablar a Liberty.

Al voltearse, el peliblanco presenció a sus amigas, pero ambas tenían el cabello amarrado en dos coletas y sobre todos ambas venían vestidas con una especie de onesie naranja y un pañal abultado debajo de este.

—¿Y bien?, ¿cómo nos vemos? —preguntó Linka.

—Se ven, adorables, y también muy lindas. —respondió el chico mientras sus mejillas se tornaban rojas, al igual que el de las gemelas por sus alagas.

—Jeje, gracias Linky. Verás, te citamos aquí porque con todo lo que hemos vivido juntos, has mostrado ser un amigo increíble y una fantástica persona. —dijo Linka.

—Y te ganaste tanto nuestra confianza que queríamos que vieras esta faceta nuestra. Pues si bien los pañales los usamos por necesidad, si es cierto que también lo hacemos por gusto, al igual que todo esto. —continuó Liberty.

—¿Faceta?

—Si, la verdad es que, también nos gusta comportarnos y ser tratadas como bebés algunas veces.

—Y es por eso que. . .si no te molesta.

—Y si estás de acuerdo con esto, podrías. . .

.

.

.

—¡Podrías tratarnos como bebés! —gritaron ambas avergonzadas.

—. . .¿Qué las trate como bebés?

—¡Si!, ¡queremos que nos cuides!

—¡Que nos acaricies!

—¡Que no alimentes!

—¡Qué nos des biberón!

—¡Que no arrulles para que durmamos! 

—¡Que nos cargues!

—¡Y que nos cambies los pañales!, ¡Por favor!

Ambas tenían los ojos cerrados, al borde un poco al borde del llanto, pues temían que con esto, Lincoln si las viera como unas locas y ya no las quisiera ver nunca. Grande fue la sorpresa de ambas cuando sintieron un abrazo por parte del chico.

—Jaja, ¿todo esto solo para pedirme que las cuide?

—¿Eh? —se preguntaron ambas.

—Chicas, el tiempo que pase con ustedes, si bien pudo haber parecido raro para cualquier otro, para mí todas estas fueron experiencias bastante agradables, Y si con esto podemos no solo continuar haciéndolo, si no que también tendremos muchas más y mejores experiencias, pues. . .

—¿Pues. . .?

—¡Me encantaría cuidar de ustedes chicas, o debería llamarlas ahora, bebés! —dijo Lincoln con su clásica sonrisa.

Ambas niñas no pudieron evitar la emoción y saltaron encima de Lincoln para darle varios besos, mientras que le agradecían al mismo tiempo.

—¡Gracias!, ¡gracias!, ¡gracias! —decían ambas llorando de alegría. —Por eso te amamos Lincoln.

—¿Qué? —preguntó Lincoln a lo que claramente escuchó, pero las dos chicas solo se levantaron.

—Creo que es hora de tu regalo especial por aceptar ser nuestro no-¡digo!, nuestro cuidador jeje. —corrigió Liberty.

Ambas le dieron la espalda a Lincoln y tras ponerse en cuclillas, ambas empezaron a pujar con todas sus fuerzas lo que habían estado preparando desde que empezó el día.

*PLRRRRRT*

*SSHHHHH*

Los pañales de las gemelas empezaron a llenarse y abultarse a tal punto que el botón de sus onesies se rompieron, dejando ver colgando el bulto entre amarillento y marrón que sobresalía de cada una.

—. . .Wow. —fue lo único que dijo Lincoln, al mismo tiempo que veía como las dos empezaban a gatear en su dirección.

—¡Dinky!, tudimos un atidente! —hablaba Linka como una bebé.

—Cambiados pofaa. —dijo Libety imitando el comportamiento de su hermana.

Lincoln solo les sonrió y con sus fuerzas las cargaría a cada una, sentándolas entre sus brazos.

—Por supuesto mis bebés, que les parece si les quitamos esos regalos tan apestocitos que me dieron y luego jugamos todos juntos.

—¡Tiiii!, ¡gatias Dinc/Dinky! —dijeron ambas mientras se acurrucaban en su pecho.

Mientras Lincoln las recostaba y empezaba a cambiarlas, no se percató de que la puerta de la habitación estaba abierta, y que la madre de las ahora "bebés", los estaba espiando, pero con una expresión de alegría en su rostro.

—Felicidades mis bebés, finalmente encontraron al chico ideal. —dijo la madre mientras cerraba la puerta dándole la privacidad que necesitaban.

Y de esta manera, Lincoln tuvo un par de hermosas bebés a las cuales les daría todo su amor en cuidados, mientras que estás intentaban comportarse lo mejor que posible, y digo "intentaban", porque podían llegar a ser muy traviesas, llevándose algunos regaños y castigos por parte de Lincoln.

Pero de algo es seguro, estos tres albinos empezaron una nueva etapa en sus vidas que les traería mucha felicidad a todos, y quien sabe, talvez y en algún futuro lleguen a formar algo más, talvez, ¿una relación amorosa?. . .sea como sea, Lincoln tendría muchos pañales que cambiar a partir de ahora, pero en el fondo era lo que más le gustaba hacer, aunque no lo admitía.

EL FIN


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