Heredando un Gusto
La historia comienza varios años en el futuro, donde varias personas estaban pasando ya por una vida de adultez. Y en este caso nos centraremos en una casa algo sofisticada, con una persona terminando de arreglarse para acto seguido salir de su habitación.
—Menos mal que tengo un esposo tan considerado que sabe cuándo no despertarme. —dijo quien al parecer era una mujer estirándose. —Aunque espero que no lo ponga como excusa para no querer despertarme con un beso, con lo mucho que me gusta. —dijo algo molesta.
Aquella mujer era una adulta muy bien definida, de curvas envidiables y con un busto prominente, básicamente la figura que cualquier hombre quería; esto acompañado con una piel algo pálida pero suave, una grandes pestañas y cabello largo negro. Que a pesar de tener una cara de pocos amigos, era muy cariñosa y amable con las personas que más le importan. Esta hermosa mujer conocida por todos como, Maggie.
—Bueno, será mejor que vaya a preparar el desayuno, aunque antes tengo que revisar a- —habló Maggie hasta que se topó enfrente suyo un niña que se le quedaba viendo con una sonrisa.
La niña parada en frente de Maggie tenía cierto parecido con esta, sobre todo en el físico, pues contaba con el mismo tono de piel y cabello, pero lo que más resaltaban era su busto, pues contaba de unos pechos algo grandes para su edad, pero esto nunca la molestó, todo gracias a la genética de su madre; así es, esa niña era ni más ni menos que la hija de Maggie, la alegre y adorable Gloom.
—¡Buenos días mami! —saludó Gloom muy alegremente mientras corría a abrazar a a su madre.
—Buenos días cariño. —dijo Maggie regresándole el abrazo con una sonrisa, aunque sintiendo algo extraño.
—Papi ya está terminando el desayuno y me pidió que te viniera a avisar.
—Vaya, y yo que pensaba prepararlo, eso explica porque se levantó temprano sin despertarme. —dedujo Maggie.
—Papi siempre es muy amable, ¡hace lo que sea para hacerte feliz!
—Si jaja, tienes razón.
—Y que estamos esperaron, ¡vamos a comer!
Gloom se dio media vuelta dispuesta a ir al comedor, pero su madre la detuvo.
—No tan rápido, no creas que no me di cuenta.
Maggie levanto el vestido de su hija, revelando que esta traía puesto un gran pañal de color amarillo de tanta pipí que tenía acumulada, ya hasta colgaba y parecía que estaba por derramarse.
—¿Qué acaso tu padre no te reviso? —preguntó Maggie tocando el pañal para ver el "daño".
—. . .Le pedí que me lo dejara más tiempo. —confesó Gloom tímidamente mientras jugaba con sus dedos.
—Tu padre tan amable como siempre. —replicó Maggie. —Ya te he dicho que no me gusta que tengas el pañal mojado por tanto tiempo, te puede rozar.
—¡Pero si ya lo he tenido mucho tiempo antes y no me pasó nada! —dijo Gloom algo triste.
—No me importa, asique, oh dejas que te cambie el pañal, oh no dejaré que los sigas usando. —dijo seriamente.
—¡Pero tu y papi acordaron que me dejarían usarlos!
—Pero tampoco es para que te aproveches y lo tengas todo el día, no eres una bebé, ¿o si?
Gloom empezó a hacer un puchero mientras lágrimas empezaban a salir por sus ojos, y en un instante se tiró al piso mientras pataleaba haciendo un berrinche como bebé.
—¡Quiero mis pañales!, ¡no quiero dejarlos!, ¡no quiero cambio!
Maggie solo se quedó viendo a su hija, pues ella era de hacer esta clase de acciones dentro de casa únicamente, al menos sabía dónde hacerlos. Pero la conmoción llamó la atención de alguien que entró a la escena.
—¿Qué está pasando aquí?. . .Oh, ya veo.
Esa voz era de un hombre ligeramente más alto que Maggie, algo delgado pero no por eso no tenía cierta fuerza, con camisa manga largo naranjo, pantalones vaqueros y zapatos blancos, pero lo que más resaltaba, era esa blanca cabellera; siendo más que obvio que aquella persona esposo de Maggie y padre de Gloom, era Lincoln Loud.
—Adivinaré, ¿no quiere que la cambies? —preguntó Lincoln.
—Ya sabes qué es eso, siempre es eso. —respondió Maggie.
—Si, aunque últimamente es más común de lo normal. Vamos amor, sabes que esto la hace feliz. —dijo mientras levantaba y cargaba a Gloom entre sus brazos y procedía a acariciarla para calmarla.
—*Suspiro* Lo sé, lo siento. —se disculpó Maggie empezando a sentir la culpa luego de ver a su hija. —¿Puedes intentar cambiarla mientras terminó el desayuno?
—Claro, ya está casi listo, solo falta servirlo.
Maggie se dirigió a la cocina mientras que Lincoln, con su pequeña en brazos se dirigió a su habitación. Un cuarto con varios adornos "oscuros", pero al mismo tiempo contaba con algunos peluches, libros, una computadora y lo más destacable, una repisa llena de varios pañales diferentes y una mesa de cambio con toallas húmedas, talco y lociones.
—Bien princesa, vamos a cambiarte para que mamá se sienta mejor. —dijo Lincoln
—De acuerdo papi. —dijo Gloom más tranquila.
El cambio procedía con normalidad, pues la niña era muy tranquila en los cambios, aunque de vez en cuando le gustaba hablar, como en este caso.
—¿Oye papi?
—¿Si, hija?
—¿Seguro que a mami no le molesta que use pañal? —preguntó la pequeña algo triste.
—¡Para nada cariño!, cuando nos dijiste que te gustaban los pañales y querías usarlos ambos no dudamos en dejarte que los usaras. —respondió con su clásica sonrisa.
—¿Y por qué siento que últimamente ella se enoja cuando mojo o ensucio mi pañal?
Lincoln se quedó callado un momento, pues si bien sabía el porqué del actuar de su esposa, no era algo que le gustara hablar.
—Eso es por algo más personal de tu madre cariño, no le gusta hablar de eso, pero a pesar de que la veas enojada, ya sabes que te ama sin importar que, y estaría dispuesta a cambiarte los pañales cuando fuera. Mi pequeña bebita. —dijo Lincoln acariciándola.
—Jiji, gracias papá. Yo también quiero mucho a mami, sin importar que. —dijo alegremente la niña mostrando una sonrisa igualita a la de su padre.
Después de un rico desayuno, Gloom se retiró a jugar un rato en su computadora, mientras que Lincoln y Maggie se quedaron solos aún en la mesa.
—Un desayuno tan rico como siempre amor. —dijo Maggie.
—No tan rico como tus labios. —dijo de manera coqueta.
—Ay Lincoln. —dijo para acto seguido darle un beso a su esposo.
—Sabes...Gloom preguntó el porqué de tu molestia con sus pañales. —dijo Lincoln.
—No le dijiste, ¿verdad?
—No, pero creo que debería saberlo.
—No sé si deba, no quiero recordar esa faceta mía.
—Pero si eras muy feliz.
—Si pero, la gente crece Lincoln, y tenía que madurar. —dijo Maggie sonando algo melancólica.
—Madurar no significa abandonar lo que te hace feliz. Pienso que mínimo Gloom debería saberlo para que entiendo un poco. Ambos sabemos que lo entenderá. —dijo el albino sujetando la mano de su esposa en señal de apoyo.
—. . .Lo pensaré. —dijo finalmente Maggie.
—Esa es mi mujer. —respondió mientras le daba otro beso.
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Vemos a Gloom escribiendo en la mesa con total tranquilidad, cuando de repente siente como alguien le levanta su vestido y tira un poco de su pañal, revelando que era su madre.
—¿Y ahora te hiciste popó Gloom?, ¿por qué no nos dijiste para que te cambiáramos? —preguntó Maggie con las manos en la cintura.
—Quería quedarme así un poco más, ¡pero les iba a avisar lo juro! —exclamó la niña.
—Bueno, vamos entonces a cambiarte.
—No puedo quedarme así un poquito más, ¿porfa?.
—¡Dejarte el pañal así por mucho tiempo no será bueno para tu piel!
—¡Pero si ya he estado así antes y no me ha pasado nada!
—¡Pero no hay que arriesgarse!, ¡vamos a cambiarte ya!
—¿Pero por qué?...¡¿por qué te molesta tanto que disfrute mis pañales?! —dijo Gloom casi gritando y al borde del llanto.
—¡Porque yo-! —Maggie se detuvo al sentir una mano en su hombro, volteándose para ver que se trataba de Lincoln con una mirada que parecía que le rogaba algo. —*Suspiro* Gloom, hay algo que debo confesarte. —dijo mientras se sentaba en la mesa junto a ella, acción que copió Lincoln.
—¿Q-Qué pasa mami?, ¿es algo malo? —preguntó Gloom preocupada por el repentino cambio de actitud de su madre.
—Verás Gloom, hace años, incluso un poco antes de que conociera a tu padre, yo. . .usaba pañales al igual que tú. —confesó Maggie.
—¡¿Usabas pañales?!, ¿¡en serio?! —preguntó Gloom sorprendida.
—S-Si, al igual que tú, yo también los usaba por gusto, los mojaba, los ensuciaba, e incluso solía dejármelos un tiempo como lo haces tu. —dijo con una pequeña sonrisa recordando esos buenos tiempos.
—Entonces. . .mi gusto por los pañales. . .¿lo heredé de ti?
—Jaja, no creo que eso sea algo que se herede como tal. Pero si puede ser muy probable que sea una causa. —respondió Lincoln. —Porque crees que nos tomamos tan bien el que tú quieras usar pañales.
—Papi, ¿cómo reaccionaste cuando supiste de ese gusto por mami?
—Bueno, me lo tomé con calma, eso era algo que hacía muy feliz a tu madre, y decidí apoyarlo en todo. Hubieras visto la cantidad de pañales que le cambiaba, incluso los mojaba y llenaba más que tú. —dijo Lincoln con una sonrisa.
—¡O-Oye, eso no es cierto! —reclamó Maggie con una notoria vergüenza.
—Jiji, ¿eras muy apestocita mami? —preguntó Gloom tiernamente.
—Olvidemos eso y continuemos quieren. . .*Ejem* El punto es, que seguí usando los pañales por un buen tiempo, hasta que me di cuenta que estaba mal.
—¿Mal?, ¿por qué estaría mal usar pañales?
—Porque me di cuenta que empezaba a comportarme de manera muy infantil, parecía una niña pequeña, casi una bebé, y eso no era correcto. Asique con todo mi pesar, tuve que dejar de usar los pañales para poder continuar con mi vida y madurar como es debido. —dijo Maggie en un tono cabizbajo.
—Pero. . .¿es eso cierto papi? —preguntó Gloom igual de triste que su madre.
—Si lo es cariño. Intenté convencer a tu madre para que al menos los usara de nuevo algunos días, pero ella fue muy firme en su decisión, y eso era lo que ella quería, la apoyé en todo.
—Entonces. . .por eso no quieres que siga usando pañales, ¿para qué no termine siendo como, una bebé que nunca va a madurar?
—Suena algo cruel cuando lo dices así pero, sí. Y lo lamento, debí dejarte disfrutar lo tuyo, en lugar de anticiparme a-
Maggie fue abrazada rápidamente por Gloom, quien estaba soltando unas pequeñas lágrimas.
—No me quiero imaginar cuanto habrás sufrido por tener que abandonar todo lo que te hacía feliz. Yo lo lamento, no sabía tu historia.
—No hija, yo fui la que pensó demasiado las cosas y me anticipé sin saber realmente como terminaría esto. Pero a partir de ahora dejaré que uses el pañal el tiempo que te plazca y como quieras. —dijo con una sonrisa.
—¿En serio?
—Te lo prometo.
—¡Muchas gracias mami! —gritó Gloom con una sonrisa la abrazaba más fuerte. —Pero, no me gustaría que me vieras y solo recuerdes tus días del pasado, ¡también tienes derecho a hacer lo que te gusta, sin importar la edad y lo que digan los demás!
—¿Q-Qué quieres decir cariño?
—Yo creo que lo que Gloom intenta decir. Es que deberías volver a usar pañales. —intervino Lincoln.
—¿Q-Qué?, n-no, yo ya superé eso.
—¿Estás segura amor?, porque siempre te quedas viendo el pañal de Gloom, así como los que tiene guardados, y creo que te había visto tomar algunos en secreto.
—. . .E-E-Eso no es- —tartamudeaba Maggie mientras su cara se ponía aún más roja.
—¡Vamos mami!, ¡quiero que vuelvas a hacer lo que te gusta!, ¡que no te detenga los malos pensamientos de cosas que no sabemos que pasara!, ¡debes volver a hacer las cosas que te hacían feliz! —exclamó Gloom con una sonrisa determinada alentando a su madre.
—P-Pero, ¿y si vuelvo a mojarlos?,¿o a ensuciarlos?, ¿ o si termino actuó como niña pequeña sin darme cuenta? —preguntó tímidamente pero preocupada.
—Bueno, me tienes a mi para cambiarte amor. Ya lo hacía antes, y lo volveré a hacer. —dijo Lincoln.
—¡Y yo también!, aprenderé a cambiar pañales con tal de ayudar en los cambios.
—Y no nos importa si llegases a actuar como una bebé. Te amamos tal y como eres, con o sin pañales, madura o infantil, siempre estaremos para que ahí para que vuelvas a tener lo que te hacía feliz.
—¡Papi tiene razón!, ¡además que te encantará volver a usar pañales!, ¡actualmente hay de muchos tipos y productos que sé que te pueden gustar! —preguntó Gloom sonriendo justo enfrente de su madre demasiado animada
Maggie al contemplar el inmenso apoyo de su hija y esposo, no pudo evitar saltar unas cuantas lágrimas de alegría.
—Jeje, no sé qué hice para merecer a tan increíble esposo y tan dulce hija.
—Entonces mami, ¿qué dices?
Maggie lo pensó por unos segundo, para luego dar su respuesta final.
—Creo que, no estaría mal volver a los pañales después de todo. —dijo con una sonrisa.
—¡Yupiii!, ¡mami volverá a los pañales y será feliz! —gritaba Gloom de alegría mientras daba saltos por todos lados, sacando unas risas a sus padres.
—Jajaja. Bueno, en ese caso será mejor y a comprar tus pañales de una vez amor, ¿qué opinas?
—Opino, que ya no puedo esperar, ¡vamos por esos paquetes de una vez!
—¡ Apuesto a que te verás muy linda con el pañal mami, y podrías comprar otras cosas con infantiles!
—Tienes razón hija, veamos que encontramos.
Maggie y Gloom salieron rápidamente a buscar sus cosas, dejando solo por un momento a Lincoln. Quien en ningún momento perdió su sonrisa.
—Finalmente va a volver a ser ella misma. Y ahora compartirán momentos madre e hija, esto será divertido. —se dijo a sí mismo para luego seguirlas.
-Más tarde-
—...Y finalmente cierras la cinta con fuerza acomodándolo bien. —explicaba Lincoln.
—¡Oki!...mmm...¡listo!, ¿cómo lo hice? —preguntó Gloom.
—Bueno, porque no le preguntas a tu madre, ¿cómo lo sientes cariño?
Maggie se levantó de la mesa de cambios de Gloom y se puso de pie, revelando que estaba usando un gran pañal de color blanco. Haciendo que su trasero se viera más grande de lo que ya era...para gusto de Lincoln.
—Wow, a pesar de los años, se siente tan bien como la primera vez. —decía Maggie encantada mientras sentía cada parte del pañal. —Lo hiciste bien para ser tu primera vez hija.
—Gracias mamá, seguiré practicando para que pueda cambiarte a ti como es debido.
—Jajaja, gracias hija...Entonces...—dijo acercándose a Lincoln.
—¿Entonces? —preguntó Lincoln con una sonrisa.
—Creo que volveré a usar pañales a partir de ahora. —respondió también con una sonrisa.
—Pues yo me dispondré a cuidar más de ti a partir de ahora.
Maggie y Lincoln se abrazaron y rieron un dulce beso, Gloom por el momento decidió unirse a ellos con un abrazo.
—¿Te gustaría ponerte el onnise que te compramos también?
—Tu ya sabes la respuesta.
~~~~~~~~~~
Han pasado un cuantos días desde que Maggie regresó a usar pañales adaptándose muy rápido a ellos, volviendo a mojarlos y ensuciarlos sin mucho problema, lo más sorprendente fue como su estado de ánimo parecía mejorar bastante, ya que si bien seguía teniendo una apariencia oscura y seria fuera de casa, dentro de esta parecía una persona...mucho mas infantil.
—¡Hola mami! —saludó Gloom alegremente mientras entraba a la cocina.
—¡Hola cariño!, ¿qué se te ofrece? —dijo Maggie quien terminaba de lavar unos platos y vasos.
Curiosamente, cada vez que estaba en casa, Maggie dejaba de usar su ropa habitual y se ponía ropa más cómoda para ella. Como el onnise y calcetas largas que traía en estos momentos.
—Bueno, papi me pidió que viniera a ver si necesitabas un cambio.
—Oh, bueno, yo estoy bien, asique puedes regresar con-¡eh!
Gloom se acercó y empezó a hacer presión en el pañal que claramente colgaba del onnise y que soltaba un mal olor.
—Pensaste que no me daría cuenta mami. —dijo mientras desabrochaba el onnise, revelando un enorme pañal ya manchado de orina y popó que colgaba casi a la mitad de sus piernas. —Papi tenía razón, sí que eres muy apestocita. Vamos a cambiarte.
—¡N-No!, ¡no quiero cambio! —Maggie se sentó en el suelo mientras hacía puchero cruzando sus brazos.
—Pero si te lo dejas muchos tiempo podría rozarte, ¿no? —dijo con una sonrisa algo pícara.
—¡Nooo!, ¡yo no quedo cambioo!, ¡quiedo quedame co mi pañaaal!, ¡Wuaaaa!
Maggie empezó a hacer una rabieta pateando y golpeado el suelo como una bebé. El ruido hizo llamó la atención de Lincoln quien entró al lugar, con algo en su mano.
—Lo está volviendo a hacer papi. —dijo Gloom.
—No te preocupes princesa, ya vengo preparado. —dijo Lincoln con mucha calma.
Mientras Maggie seguía con su berrinche, sintió que algo entró en su boca, y cuando empezó a succionar se dio cuenta que Lincoln le había dado su leche del biberón, cosa que la fue calmando poco a poco.
—Shh, shh, ya amor. —decía Lincoln en un tono paternal calmándola. —No creas que no noté como te escondías para que no te cambiáramos, te dejé que lo disfrutaras un momento para ya es hora del cambio, ¿de acuerdo?
—Ti amod. —dijo Maggie mientras seguía tomando su biberón.
Lincoln se dispuso a cargar a Maggie, sentándola sobre sus brazos mientras apoyaba su cabeza sobre su hombro, no le importó sentir todo lo mojado y abultado del pañal, pues ya se había acostumbrado.
—También ven para que te cambie Gloom.
—Pero si yo estoy limpia papi.
Sin decir nada el albino levantó el vestido de Gloom, dejando ver que traía su pañal igual de sucio que el de su madre.
—¿Decías algo? —preguntó Lincoln con una sonrisa pícara.
—Jiji, apestocita. —dijo Maggie señalando el pañal de su hija.
—Está bien iré, ¿pero puedo cambiarle yo el pañal a mami? —preguntó rogando.
—Está bien Gloom, puedes cambiar a tu mamá.
—¡Siii!, gracias papi, te amo. —dijo para luego correr y abrazar al albino.
—Y yo te amo aún más —decía Maggie dándole un beso a su esposo.
—Y yo las amo aún más a ustedes, mis bebitas. —dijo Lincoln regresándole el beso a Maggie en la boca, y dándole uno en la mejilla a su hija. —Bueno, ya vamos a cambiarlas porque ya empieza a oler la cocina.
—Jiji, si papi/amor. —respondieron ambas alegremente.
Lincoln llevó a las dos a su habitación especial que desocuparon de la casa. Habitación que está de más decir, que tenía todo para una habitación de bebé, con pilas de pañales, tapetes, juguetes, peluches y una nueva mesa cambiadora para las dos. Siendo este el cuarto favorito de Maggie.
—Bien Gloom, cambiaremos primero a tu mami, ¿te parece?
—¡Si papi!
Lincoln acostó a Maggie quien ya te había terminado el biberón, pero este le puso uno de sus chupetes para que se relajara, mientras, Gloom empezaba a desabrocharle el pañal.
La pequeña había aprendido mejor como cambiar le levantó las piernas, le quitó el pañal sucio el cual enrolló y tiró a la basura, la limpió con las toallas húmedas, le puso la loción y el talco, le colocó el nuevo pañal, bajó las piernas, y lo cerró a la perfección. Dejando a su madre muy contenta. No sin antes cerrar de nuevo su onnise.
—¡Limpia! —exclamó Maggie.
—Así es amor ya estás como nueva. Ahora es tu turno Gloom.
Maggie se bajó de la mesa y se puso a gatear por el lugar jugando con los demás peluches, mientras que Lincoln procedía a cambiarle el pañal a su hija con el mismo método, solo que el lo hacía más rápido.
—Ya quedó.
—Jeje, la sensación de pañal limpio no es tan mal.
—Ya vez, y tanto que se quejan las dos. Bueno, ¿qué les parece si vemos una película juntos? —propuso el albino a lo que las dos accedieron. —Bien, Gloom ¿te importaría ir calentando las palomitas?
—¡A la orden! —exclamó Gloom con saludo de soldado para salir corriendo a preparar las palomitas.
—Jeje, bueno Maggie, vamos a. . .¿Maggie?
Lincoln preguntó al ver a su esposa quieta gateando, solo para verla después haciendo una cara de esfuerzo.
*PPPRRRRRRRRTTT*
Maggie había vuelto a ensuciar su pañal haciendo que se vuelva a ver su trasero igual de grande con el gran bulto colgando en su parte trasera.
Esta sin decir nada se fue gateando a Lincoln y le extendió los brazos en señal de que la cargara nuevamente, cosa que Lincoln hizo con mucho gusto.
—No le digas a Gloom, pero encanta ver lo feliz que te pones cuando ensucias y mojas tu pañal. —dijo mientras le daba un beso a su esposa.
—Pod eto lo hago. —dijo con una sonrisa, para luego quitarse el chupete. —Te amo mucho Lincoln.
—Y yo a ti Maggie.
Y con un último beso en los labios, el albino se fue con su esposa y su pañal lleno en brazos como una bebé, mientras que esta lo abrazaba y agradecía por la increíble familia que tenía
EL FIN
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