XIV PT2.




Aquellas palabras que no duraron ni tan solo un minuto, sabía que me dolerían por mucho tiempo. No tuve la iniciativa ni siquiera de levantarme y enfrentarlo, trataba de asimilarlo y de creer que no era ningún sueño como lo desearía.

Acto seguido, Yoongi se plantó frente a mí obligándome a alzar la mirada para que pudiera verlo fijamente, inconscientemente lo hice. Lo había abofeteado. Él no hizo nada, solo quedó con su rostro volteado.

— Sora, puedo explicarte lo que sucede — Comenzaría con sus tontas excusas, lo conocía y las sabia de memoria. Lo empuje con mis dos palmas con el ademán de irme, pero me tomó del brazo.

— No, esta vez no quiero que me expliques. Lo he escuchado todo. Y no sabes la decepción que acabo de llevarme, pensé que eras el esposo perfecto y ejemplar. Porque si, solía admirarte. Ahora, solo no me busques por un buen tiempo. Si te interesa mi salud como tanto física así como mental, aléjate por un buen tiempo. Lo necesito.

— Estas embarazada, debo cuidarte, estar al pendiente de ti todo el tiempo. No puedo alejarme de ti ni mucho menos debes irte de casa — En todo este momento no lo miré a los ojos, no podía hacerlo. Tocarlo o que Yoongi lo hiciera ya no era lo mismo, sentía asco. De que era muy probable que alguna vez él estaba con esa mujer pasándola de lo mejor con la familia que tenía, donde si había una hija de por medio, donde aquella mujer era muy guapa. Sabía que tenía a una esposa en casa esperándolo tan impaciente porque se sentía terrible, tenía los ánimos por los suelos. Pero también se trataba de mi culpa por no ser una mujer que estuviera emocionalmente bien.

— Estas equivocado Yoongi, yo no me iré de casa. Lo harás tú — Admití, siento mi corazón romperse más de lo que ya estaba — Después de todo, esta a mi nombre. Así que estás de más, si quieres irte con ella, hazlo. Pero a mi casa no volverás y mucho menos verás al bebé.

Me zafé de su agarre y salí de la oficina, en el trayecto me topé con aquella mujer. Esperaba sentada en un pequeño sillón con el bolso de mano a su lado, me miró tragando de esconder una sonrisa burlona. Ella sabía el papel importante que tenía en esto, es decir, ¿quien lo sabría? No quería ser engreída pero la mayoría de la población en Seúl me conocían por medio de Yoongi.

— Min Sora, por fin tengo el gusto de conocerte — Apoyándose de sus rodillas, se levantó para interponerse en mi camino. Apreté el agarre de mi bolso mirándola a los ojos, muy bonitos por cierto, pero los cuales desprendían ese sentimiento de...burla.

— Hazte a un lado, por favor — Soltó una risa nasal y negó, parecía una adolescente. Escuché a mis espaldas la puerta de alguna oficina cerrarse de golpe, era Yoongi, lo sabía por el olor de su fragancia.

— Yoongi, ¿entonces hoy vendrás? Prometo prepararte la cena que más te agrade, vamos, como cada sábado por la tarde — Mencionó colgándose de su brazo, mi mirada cayó en aquel agarre, negué lentamente forzándome a sostener las lágrimas. Aunque mis ojos estuvieran inyectados de sangre.

Era increíble como habíamos llegado hasta tal punto, creyendo qué tal vez Yoongi era el mejor hombre que casi ninguna mujer tenía consigo, una triste y cruda realidad. Desde siempre, o tal vez así era mi pensamiento, los hombres suelen traicionar y traicionar a sus novias o esposas. En este caso, yo me preguntaba tanto porque lo hizo, que era lo que pasaba por su mente cuando decidió hacerlo. Trató de ser la mejor esposa posible, desde que nos conocimos he sido comprensible, atenta, respetuosa y cariñosa con Yoongi. Nunca hubo un escándalo por parte mío sobre algún chico.

Antes las palabras de esa mujer recordé que cada sábado, Yoongi llegaba hasta las tres de la mañana por exceso de trabajo. Ahora caí en cuenta que en verdad no era eso, si no, estaba con su otra familia.

— Bien, me tengo que ir — Hice ademán de irme pero ahora ella me tomó del brazo. Coloque los ojos en blanco y solté un suspiro cansado.

— No, espera. Después de esto, ¿dejarás a Yoongi? Es que... — La interrumpí dándole un empujón para que se quitara del frente mío y así irme de la empresa. Me gritó un " ¿que te sucede?" Pero la ignoré, hasta que comenzó a seguirme, que mujer tan pesada. En serio.

— Déjame en paz, quédate con él si quieres. Me da igual — No, no me daba igual pero quería irme de allí lo más pronto posible. Ella soltó una carcajada y me dio la vuelta de manera brusca.

— Ríndete, Sora. Nunca podrás llegar a ser una buena mujer para Min Yoongi, lo sabes. Mírate, alguien que ni siquiera tiene la iniciativa de arreglarse un poco siendo que eres importante en el país, todos los medio de comunicación criticándote, ¿no te da vergüenza? — Me miró de pies a cabeza con una clara mueca plasmada en sus labios carmesí. A este punto, mi respiración se encontraba agitada y aunque traté de sostener las lágrimas, ya resbalaban por mis mejillas. Una vez más esos comentarios que me hacían sentir mal.

— Estas despedida — Le dije, sin ninguna expresión en mi rostro. Ella se lo tomó como una burla porque comenzó a reír demasiado, como si hubiera contado un chiste.

— Que chistosa eres, eh. Tú no puedes despedirme.

— Si, si puede, Mina. Ella ahora es la presidenta de la empresa, por lo tanto puede hacer y deshacer lo que se le venga en gana — Explicó Taehyung con las manos adentrados en los bolsillos de su pantalón. La tal Mina me miró sorprendida y luego volteó a mirar a Yoongi, quien solo se encontraba cabizbajo y aislado de nosotros.

— ¿Eso es cierto, Min Yoongi? — Él solo asintió con pereza — No puedo creerlo, tú me dijiste que la próxima presidenta sería yo. ¡Me lo prometiste! — Comenzó un berrinche.

— Que decepción Yoongi, de verdad. Prometiéndole tantas cosas a dos mujeres al mismo tiempo, me das tanta pena — Se lo dije mirándolo a los ojos, por último, me di la vuelta para seguir esperando un taxi pero Kim se acercó.

— Si gustas puedo llevarte a casa — Se ofreció, Taehyung tan lindo. Lo trataba como si fuera una niño pero a él le gustaba que así fuera, parecía haberse estancado en la infancia.

— No quiero molestarte, Taehyung pero muchas gracias — Traté de sonreírle, él negó y me indicó que lo siguiera. Camine detrás de él hasta llegar al estacionamiento donde unos gritos me alarmaron. Mina y Yoongi, gritando demasiado fuerte. Ella sollozaba y él solo estaba rojo de la furia.

— Lo siento tanto por eso, nunca pensé que Yoongi haría algo así — Murmuró, detuve mis pasos frente a la camioneta Hyundai en color negro. Me recargue en la puerta trasera y cerré mis ojos soltando el aire contenido. Taehyung cruzó sus brazos y me miró con preocupación.

— Yo tampoco lo llegue a pensar, es algo duro de similar. Tantos años juntos y que de un momento a otro, se desborden en tan solo minutos — Sorbí mi nariz, me percaté que inconscientemente había colocado mis manos en el vientre.

— Su primer hijo... — Kim se reincorporó y yo asentí. No podía decir alguna palabra más, estaba devastada y el llanto ya no me permitía emitir alguna palabra. Taehyung se acercó y me abrazó, fue el punto débil para que sintiera como me dolía hasta el alma. Min Yoongi me había traicionado de la peor manera.

— Ya no puedo más, Tae. Te lo juro que ya no puedo, cada día me siento más decaída, triste... sin fuerzas — Aclare un poco mi garganta y separe mi cuerpo del suyo. Taehyung remojó sus labios repetidas veces para después acomodar mi cabello.

— Tranquila, todo mejorará. No puedo decirte que será pronto, puedes tardar demasiado tiempo pero debes tener esa fuerza porque tú bebé la necesita. ¿Sabes? Mi madre llegó a decirme una vez que los bebés sentían todo lo que su madre sentía, no se que tanta verdad sea eso pero por si acaso, trataré de alegrarte — Sonrió en grande, le devolví el gesto y asentí.

— Muchas gracias, Taehyung. Creo que eres la única persona en quien puedo confiar y más que nada me apoya — Me ayudo a subir al copiloto, lo miré dar la vuelta corriendo y entrar con rapidez.

— Me da gusto que lo tengas en cuenta. Ahora, ¿que tal si te ayudo a que tengas un nuevo look? No es que te veas mal, no, no. Yo nunca diría eso, no porque sea verdad si no porque en realidad eres guapa con todo pero... mmm tú me entiendes — Solté una pequeña carcajada, Kim siempre era así. Estaba si riendo nervioso pensando qué tal vez lo había arruinado pero todo lo contrario.

— Sorpréndeme, Taehyung.

Por lo menos tenía una persona que me alegraría los días, pero cuando él se iba, me encerraba en mi propia depresión. Sintiendo el dolor en mi ser, cada vez sin fuerzas ni ánimos.


Mi objetivo con esta historia es que sea triste, luego verán el porque 👀

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