II




Desde hace algunas horas estaba soportando las palabras de mi suegra hacía mí, ella solo quería hacerme de menos. Me hablaba sobre ropa de última moda y ese tipo de cosas que yo no estaba empeñada en saber.

No porque no me gustaran si no que simplemente no me interesaba para nada saber si hace dos días salió un bolso Dior.

—Deberías pedirle más ropa y ese tipo de cosas a Yoongi ¿sabes? Todos nosotros somos una familia que nunca se encuentra mal vestida cariño, no es que te vistas mal—Hizo una pausa observándome de pies a cabeza—Solo que hay que dar más empeño en eso, eres una chica preciosa Sora.

Por supuesto que ella escupía todo eso con la hipocresía que nunca en mi vida había escuchado, era impresionante como llegaba a hacer esto.

—No tengo necesidad de hacerlo, suelo estar demasiado ocupada como para irme de compras—Youngmi volteó a verme mientras terminaba de arreglar su gorra para evitar que los rayos del sol cayeran en su rostro.

—¿Ocupada en que cariño? Si no tienen hijos, no quiero pensar como estarás cuando llegue uno. En estos momentos deberías de salir, disfrutar y comprar todo lo que tú quieras, ya que anteriormente no tenías esos privilegios—Me regalo una sonrisa la cual no respondí. Escuche los bullicios de las chicas venir hacia nosotras, cada una de ellas lucia demasiado bien para solo hacer un poco de deporte.

—¡Sora! ¡Que gusto!—Sunni, la esposa de Park Jimin me dio un corto abrazo. Sonreí un poco, verlas me hacían sentirme mal. Yo entre ellas era nada, ¿como fue que Yoongi se fijó en mi?

Ni siquiera me daba el lujo de maquillarme un poco o arreglar mi cabello, hice una mueca sin que alguna de ellas me vieran. Decidí concentrarme por el momento en solo el deporte, que era volleyball.

Al cabo de una hora, terminamos de jugar. Todas empezaban a irse a los vestidores, yo iba detrás de ellas con mi bolso colgando en mi hombro. Me duché ahí mismo y solo me coloqué un pantalón pegado con una blusa blanca algo holgada, no tenía en mente ir a algún otro lado.

—¿No te colocaras el maquillaje?—La otra chica, Hye, la mire y ella estaba concentrada colocándose el labial rojizo que resaltaba muy bien su piel.

—No suelo usarlo muy seguido—Comente algo tímida, las cuatro mujeres «incluso Soyeon que no me había dirigido la palabra desde que había llegado» me voltearon a ver sorprendidas.

—¿En serio? Vamos Sora, el maquillaje es muy importante en la vida de una chica. Siempre tenemos que mantenernos con una buena imagen, no somos cualquier persona querida.—Negó lentamente, y volví a sentirme inferior a ellas. Quienes vestían unos preciosos vestidos o ropa demasiado elegante que resaltaba—Mira Sora, no lo tomes a mal pero cualquiera que te vea con esa ropa podría deducir fácilmente que solamente eres una chica cualquiera o la ama de llaves de una de nosotras y no es así, eres esposa de uno de los hombres más importantes de Corea del Sur.

—Totalmente cierto, mi hijo tiene muchas chicas detrás de él. Debes tener cuidado, esperemos no sea un hombre tonto y caiga en la lujuria por otra—Se colocó sus lentes de alta gama y salió de los vestidores.

Cada palabra que ellas habían dicho me había lastimado, desde que hacía llegado a este lugar lo único que hacían era tratarme inferior o solían ignorarme. Solté algunas lágrimas al mismo tiempo que me miraba en el gran espejo que de encontraba situado frente a mí. Era cierto, no había nada en mi que llamara atención, ni siquiera mi cuerpo porque no solía presumirlo.

¿Yoongi se atrevería a engañarme? Probablemente si y no me sorprendería para nada.

Sin mirar atrás, me dirigí hacia el auto con rapidez. Deseaba encerrarme en la habitación hasta que llegara la hora de cocinar para Yoongi, era nuestra rutina de día a día. La zona en donde vivíamos era residencial y la casa se encontraba en una colina. Era demasiado grande para sólo habitar dos personas donde una solo se dedicaba a trabajar y otra limpiaba, no disfrutábamos. Para mi mala suerte, a lo lejos alcancé a mirar el auto de mi madre que hace un tiempo Yoongi le había obsequiado.

Antes de bajar del auto, suspiré pesadamente y me dediqué a observar mi rostro para que no hubiera pruebas donde había llorado. Observe a mi madre sonreír grandemente pero no solo eso, una chica la acompañaba y no tenía idea de quién se trataba.

—¡Sora! ¡Por fin llegas!—Mi madre se lanzó contra mí, la abracé un poco y retrocedí para tener un mejor ángulo de las dos mujeres frente a mi.—Oh ella es Soojin, la hija de mi hermana que te conté.

Mi madre contaba con cuatro hermanos pero de ellos solo una, no la conocía, solo por medio de fotos y algunos videos. Ella había escapado a America.

—Mucho gusto, soy Sora y bienvenidas a mi casa—Ingrese el código de la puerta y entramos, la chica abrió sus ojos como platos al ver el interior. La casa era hermosa y gigantesca.

—Es preciosa, nunca antes había visto algo así. ¿Quien es tu esposo?—La observe acercarse al ventanal donde podía admirarse el jardín.

—Min Yoongi—Conteste sin ningún expresión en mi rostro, estaba segura que no había necesidad de preguntar. Mi madre se la pasaba "presumiéndome" con la demás gente, odiaba eso.

—Wow, eso es impresionante. Espero conocerlo—Y como si ella lo hubiera invocado, la camioneta negra blindada entró por el gran portón.

Suspiré dirigiéndoles una mirada, ellas dos sonrieron con emoción. Presenciaba algo no muy bueno desde ese día.

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