VIII
— ¿Qué pasa?— fue lo primero que pudo decir Luzu al subir al auto.
La mujer encendió el coche y comenzó a ver nerviosamente por los espejos para poder salir.
— Quackity está teniendo un ataque de pánico, o de ansiedad, o como quieras decirle— dijo, de forma rápida, mientras maneja intentando no acelerar tanto como quería—. De pequeño también solía tenerlos— añadió por lo bajo.
Luzu recordó en su cumpleaños, cuando Quackity se había puesto bastante raro y habían tenido que salir afuera para calmarlo un poco.
De alguna forma, creyó que su novio estaría así de nuevo, sin entender muy bien toda la preocupación.
Minutos después ya estaban de regreso frente al consultorio de la fonoaudióloga, la mujer estacionó de forma brusca, bajando del auto rápidamente, seguida de Luzu.
Tocaron la puerta hasta que está se abrió, dejando ver a la misma joven mujer pero con una expresión de gratitud en el rostro, comenzó a hablar aunque apenas la escucharon.
—... Se encerró en el baño y no logro que quiera salir— fue todo lo que Luzu pudo retener, a escuchar sollozos provenientes del baño.
Entró apresurado, esquivando a la chica.
Se agachó frente a la puerta, probó girar la perilla pero estaba cerrando desde adentro.
Escuchó a Quackity llorar y quiso tirar esa puerta a patadas.
La madre de Quackity llegó a su lado, se había quedado unos segundos calmando a la fonoaudióloga, quien se veía asustada por lo que había pasado.
La mujer tocó la puerta suavemente, hablando de forma calmada.
— Quackity, soy yo, todo está bien, querido— su tono cariñoso hizo que el llanto se calmara un poco—. Quackity, ¿Me abres, por favor?
Por un momento Quackity pareció pensarlo, ambos escucharon unos bajos intentos para hablar del otro lado, pero que no formaron ninguna palabra y sólo hicieron el llanto volver.
La mujer ahogó un sollozo, le destrozaba imaginar lo mal que podía estar si hijo, se mordió su labio inferior, que había comenzado a temblar.
Luzu tomó aire, antes de hablar lo suficientemente alto para que Quackity pudiera escucharlo claramente.
— Bebé, soy Luzu, ¿Estás bien?
Pasó un segundo antes de escuchar que Quackity se había acercado a la puerta, aunque no dijo nada, escuchó la agitada respiración de su novio que intentaba calmar el llanto.
— Quackity, quiero verte, ¿Me abres, bebé?
Escuchó el chasquido de la traba al ser quitada, el picaporte se movió un poco, aunque apenas tembló, escuchando el llanto de Quackity crecer un poco.
— Está bien, Quackity— se apresuró a hablar Luzu—, abre, por favor.
Con el corazón acelerado, Luzu esperó con miedo hasta que la puerta se abrió.
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