✧ Setenta y tres ✧
Mañana por la mañana sería cirugía.
Felix, lejos de estar asustado, parecía totalmente apaciguado, como si su miedo se hubiera agitado completamente.
Horas antes se había considerado aterrado por todo eso, pero lejos de aumentar conforme disminuía su tiempo, parecía que ya lo había aceptado.
Además, escribir lo que quería decir le había ayudado, se sentía más relajado, totalmente librado.
Estaba con Chris a su lado, ambos solos en la habitación, ya era bastante tarde y la hora de visita había terminado, pero el rubio pasaría la noche a su lado —como siempre—, Felix no pudo evitar sonreír.
Sólo esperaba que su novio entendiera sus palabras.
Él estaba acostado cómodamente en la camilla del hospital, y la habitación estaban en un enorme silencio, acompasado por la tranquilidad de la noche.
Felix sintió más paz en ese momento que nunca antes en su vida, una leve risa surgió de sus labios.
El rubio lo miró sin entender, sin comprender esa actitud tan tranquila, esa sonrisa pacífica, y un extraño pensamiento de que Felix estaba aceptando cualquier futuro posible lo inquietó.
—Gracias— murmuró el peligris, mirándolo con tanta honestidad.
Chris frunció el ceño.
—¿Gracias?— repitió, su corazón se sentía inquieto.
Tenía un mal presentimiento en su pecho.
—Chan, ten-go algo para decir-te— dijo Felix, pareció ignorar completamente la preocupación de su novio.
Felix se giró para buscar la mochila que reposaba sobre la mesa de luz a su camilla.
Christopher se sorprendió cuando lo vió sacar el cuaderno que hacía tiempo que no usaba y que él le había regalado tiempo atrás, junto a un sobre.
Felix abrió el cuaderno y ojeó hasta la página que quería encontrar, sonrió un poco y se lo extendió a Chan, quien vió que era un texto bastante largo y comprendió porque su novio no lo decía.
“Chan:
Estuve conforme con mi vida, y con lo que va a ocurrir también, pase lo que pase, si no lo logro, quiero que sepas que estoy feliz.
Si me voy, te pido que seas feliz, porque sabrás que yo fuí feliz, que sigo siendo feliz”.
Chris negó a sus ojos se llenaron de lágrimas, dejó de leer.
Miró a Felix, casi suplicando, el peligris le dedicó una pequeña sonrisa.
—Sigue— dijo Felix—. Leélo.
Chan se mordió el labio con fuerza, apartó unas lágrimas de sus ojos y continuó.
“Quiero que veas lo lindo que está nuestro mundo, Chan.
HyunJin finalmente está con el chico que tanto ama, es feliz con JeongIn, y el amor es mutuo. Ambos están en una relación hermosa.
Chany y SeungMin también son felices juntos, y ahora están cargando con nuestro sobrino, o sobrina... Quizá no lo sepa nunca, pero pero será un bebé hermoso (o hermosa, tú me entiendes).
Y Min y JiSunggie, pensar en ellos me duele un poco, pero sé que son felices también, que son el uno para el otro.
Ya les dije que los quiero, espero que lo recuerden siempre.
Y por su parte, JiSunggie caminará, correrá y ganará maratones, eso es hermoso, estoy muy orgulloso de él.
Amo este mundo, y si lo dejo, amo cómo lo dejé.
Todos son felices, Chan, todo el mundo es hermoso.
¿Puedes ver lo hermoso del mundo ahora, Christopher?
¿Podrías verlo por mí?”
Chris negó, quiso llorar con más ganas, sentía su corazón frágil y roto.
—No, Felix, no lo veo— respondió—. El mundo no es hermoso y no lo serás si te vas... Y yo no estoy feliz ahora, Lix.
»Y n-no me gusta que digas que no lo lograrás, Felix, porque lo harás, ¿bien?— buscó la respuesta en el peligris, quién bajó la vista—. Sólo queda la cirugía, Felix, lo lograrás, no vas a morir.
Felix frunció sus labios un momento.
—S-Siempre hay una po-si-bilidad— dijo con lentitud, alzó su vista de nuevo hacia Chan—. Por si a-caso.
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