✧ Ochenta ✧
El día en el que a Felix le dieron el alta del hospital fue la última visita que tuvieron de sus amigos en Incheon, ya que ellos regresarían a Seúl ese mismo día.
Por su parte, los Lee, con Chan incluído, partirían el día después.
Como había dicho la enfermera, el vendaje de Felix había cambiado a uno más simple y que sólo sostenía el apósito con unas cuántas vueltas, nada muy complicado y que Chan había aprendido con facilidad.
El vendaje ocupaba apenas parte de su línea de cabello y gran parte de su frente, rodeando su cabeza hasta la parte trasera; solía disimularlo con una bandana que le había regalado MinHo cuando estaban en el hospital y parte de su cabello, haciéndolo ver bastante diferente a su adorable imagen de siempre.
Sólo era cuestión de un par de días más para que las vendas no sean necesarias, se suponía que común poco más de una semana de recuperación, estaba lo suficientemente cicatrizado para llevarla al aire.
La última noche en Incheon, ambos jóvenes volvieron a hacer el amor en un forzado silencio, que fue difícil de mantener en varios momentos, y que Felix había terminado por morder la almohada en un intento por controlar los sonidos que salían de su garganta sin su consentimiento.
Después de todo, ni su tía YoungMi, ni sus padres, tenían que escuchar sus gemidos, morirían de vergüenza de ser así.
Al terminar luego de darse una ducha rápida juntos, ambos se quedaron abrazados, piel con piel y dejando de lado cualquier idea de una pijama, en la oscuridad, sintiéndose a gusto con la compañía del otro, de sus cuerpos acoplados y de la tibia temperatura corpolar de los dos al unirse.
—Chan.
—Mjm...
—Cu-ando vuelvas a tu tra-bajo no podremos hacer es-to.
—Oh, bebé, me despidieron— Chan negó, con una leve risa—. Podremos hacerlo cuando queramos, cariño.
Felix alzó el rostro de golpe hacia él.
—¿En serio?— Chan asintió—. Oh, lo si-ento.
—No es algo para disculparse, Felix— dijo el rubio, sus ojos se enfocaron vagamente en el rostro de Felix, no podía verlo correctamente en la oscuridad—. Fue en parte una renuncia. Mi jefe me llamó y le dije que estaba en Incheon con mi novio y... Claro que no le conté con detalles, pero le dije que era algo delicado y que estaba en el hospital contigo y que no sabría cuando iba a regresar...
»Para ese día ya tenía como cuatro faltas seguidas, que obviamente no justifiqué. Él me dijo que me comprendía pero que no podía mantener mi puesto de trabajo si faltaba más, así que nos pusimos de acuerdo en que ya no trabajaría.
»De todas formas, tiene un buen concepto de mí y que si quisiera volver a trabajar con él, lo llamara.
Notó un puchero en los labios de Felix.
—Nop, no es tú culpa, bebé— Chan apretó una de sus mejillas—. Está bien así, cariño, puedo pasar más tiempo contigo y cuando estés completamente recuperado buscaré trabajo nuevo. Ya encontré una vez, no puede ser difícil encontrar de nuevo.
—Chan... ¿Por qué tra-bajas?
Chan tardó unos momentos en responder.
—Porque no quiero ser una carga para tus padres, ellos hicieron mi no por mí y quiero valerme por mí mismo... Por más que siga viviendo bajo su techo.
Felix negó.
—Yo soy la car-ga— dijo—. Tú no.
Chris frunció el ceño.
—¿Qué dices? Bebé, no eres ninguna carga.
Felix negó, Chris entendió que su novio prefería dejar el tema allí.
El rubio suspiró.
—¿Quieres dormir?— propuso, Felix asintió, acurrucándose contra su cuerpo. Chris lo abrazó un firmeza, dejó un beso en su coronilla—. Descansa, lindo.
¿cuántos fueron? ¿diez capítulos en un día? vaya, yo no me canso de complacerles...
eso suena mal, pero ustedes entendieron
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