21
||Cántico de las aves.|||
El primer rayo del sol se filtró suavemente a través de las cortinas rojas de seda que colgaban alrededor de la habitación de la ''nueva oiran''. La luz tenue iluminó apenas el espacio, dejando que el ambiente mantuviese su misterio y calor.
Tanjiro abrió los ojos lentamente y sintió el calor familiar y constante a su lado. La sensación del cuerpo de ella, tan cerca y cálido contra el suyo, lo hizo sentir a la vez vulnerable y fuerte. Estaban abrazados, piel con piel, el uno contra el otro, sin separación entre ellos.
El corazón del joven comenzó a latir más rápido. Su olor llegó hasta su nariz, como una ola, su calor y suavidad, estaban tan presentes que no podía evitar recordar la noche anterior, sus palabras, sus gestos, sus expresiones, lo había grabado en el interior de su cabeza.
Temiendo olvidarse de lo sucedido, de aquel ritual que esperaba repetir con ella de nuevo, juntos, como su prometido.
Ella se convertiría en su esposa, esa palabra, que parecía guardar tan gran significado ahora.
Vió como la leve luz rojiza, se reflejaba en su piel, su cabello blanco que siempre le recordó a una tormenta nevada, provocaba irremediablemente que la mirase embobado, sus pestañas negras parecían brillar suavemente, sus labios entreabiertos lo invitaban a sentirlos de nuevo, su pecho subía y bajaba con suavidad, incitándolo, a devorarla nuevamente.
Todo lo que ella representaba, toda su esencia, su personalidad, su fuerza, lo volvía loco, una locura que provocaba un enamoramiento eterno.
La joven que apenas pronunciaba una palabra ante su presencia, aquella que ocultaba su rostro tras una máscara de zorro y que llevaba consigo el olor a tristeza devastadora que había marcado el corazón de Tanjiro, no estaba ahí. La mujer que tenía entre sus brazos era alguien completamente diferente. Aun así, algo de su esencia permanecía en ella: su gentileza, su valentía, su fortaleza...
Entonces, Suzume abrió los ojos. Tanjiro evitó emitir cualquier sonido, deseando no perderse ni un instante más de aquel momento.
—¿Tanjiro...? —musitó entre un bostezo, y él sonrió con ternura, besando su frente.
—Buenos días, mi prometida. —Decir esas palabras sentía tan natural, tan verdadero. Ella se sorprendió ligeramente y sonrió, una expresión tan radiante que lo dejó sin aliento.
—Buenos días, mi prometido... —respondió, escondiendo su rostro en el pecho de él. Suspiró profundamente y añadió—: El sonido de tu corazón es lo que más me relaja...
—Suzu...
—Creo que nunca he sido tan feliz como ahora...
—Yo tampoco... —Pero de repente, un pensamiento lo golpeó como una ráfaga—. Maldición.
—¿Qué sucede? —preguntó, levantando el rostro para encontrarse con sus hermosos ojos.
—Tenía que ir a informar sobre la misión. —Suzume refunfuñó al escucharlo, por primera vez mostrando una pataleta inocente, algo inusual en ella, que siempre parecía tan serena.
—¿Suzu?
—¿Tienes que irte? —su voz era un susurro, tapada por el pecho de su amado. Tanjiro sonrió enternecido.
—Volveré pronto. Debo cambiarme; no pueden verme como hombre. —No obtuvo respuesta, así que suspiró y acarició su cabellera con una sonrisa melancólica, inhalando su aroma—. Es imposible no querer quedarme, pero te prometo que volveré pronto. ¿Sí?
Ella asintió lentamente.
—Lo siento...
—No digas eso. También quiero estar más tiempo contigo.
—Siempre que nos separamos, algo malo ocurre.
—No pasará nada, tranquila. —Se miraron a los ojos, y él se levantó, revelando su cuerpo desnudo. Tanjiro se sonrojó apenas, contemplando la vista ante él.
—¿Tanjiro, pasa algo? —preguntó inocentemente, todavía acostada, con su largo cabello extendido sobre las sábanas.
Él entrecerró los ojos y posó un brazo apenas unos centímetros de sus labios.
—Solo pensé en lo hermosa que eres, Suzume. —Ella evitó su mirada, avergonzada.
—Siempre has sido bueno con las palabras.
—¿Lo crees? —respondió con una risa suave—. Tal vez es porque siempre tengo algo hermoso que observar.
—¿Lo ves? —Comenzó a reír, y Suzume no pudo evitar reír con él.
—Debo irme, Suzu.
—Hm. —Asintió, satisfecha por ahora. Él se levantó y comenzó a vestirse. Suzume lo observó, la vista de su espalda fuerte y amplia, tan sólida y confiable, le recordaba lo lejos que él había llegado. No era solo un joven, era un hombre valiente, generoso y... todo lo que siempre había deseado, el compañero que su madre y padre siempre esperaron para ella.
Tanjiro se giró, se colocó en cuclillas con la camisa a medio abrochar y le susurró cerca del oído:
—Querida doncella, ¿podrías cerrar mis botones? —dijo mirándola de frente ahora, ella reaccionó como si estuviera hechizada, sus dedos rozando su pecho, ese calor regresando como una llamarada interna. Ver si cuerpo incluso con ropa de esa forma, si rostro se sonrojó levemente.
—Eres hermoso, Tanjiro. —Lo dijo sin pensar, sus ojos admirándolo.
—Que una mujer diga que un hombre es hermoso... —respondió él, avergonzado, riendo suavemente.
—Pero lo eres.
—Suzume —acarició su rostro con suavidad—. Nadie puede opacar tu belleza. Te amo. —La besó, y cuando se separaron, unieron sus frentes, sonriendo.
—Te veré más tarde, en la noche.
—Te estaré esperando. —Tomó su chaqueta, su haori y su espada, saltando con destreza por la ventana.
Suzume suspiró, el vacío de su partida dejando una sensación indescriptible. Pero en su corazón, el amor y la promesa de que volvería, la mantenían firme y esperanzada.
La albina había pasado el día entrenando en el arte de las oiran. Yuna iba y venía, usando su tapadera para intentar encontrar al demonio que acechaba en las sombras. Suzume, sin embargo, estaba inquieta. La ausencia de su espada la hacía sentirse vulnerable, y el retraso de Tanjiro solo intensificaba su nerviosismo, sobre todo ahora que la noche había caído. No podía abandonar la habitación; cada movimiento parecía estar bajo vigilancia, como si fuera un tesoro demasiado valioso para dejar sin custodiar.
Mientras sus ojos se posaban en la cama donde Tanjiro y ella habían pasado la noche anterior, una leve sonrisa se dibujó en su rostro. Pero esa fugaz felicidad pronto se desvaneció cuando una sensación gélida recorrió su sangre.
Una voz aguda y burlona rompió el silencio como un cristal roto.
—¿Acaso no son adorables? —se mofó una mujer, su tono melodioso, casi hipnótico. La intrusa continuó con una risa seca—. He sido muy paciente. Parece que te has divertido esta noche.
Suzume giró lentamente la cabeza, observándola de reojo.
—¡Qué divertido! —rió la desconocida, con un eco de locura—. ¡Pensar que un humano desearía como esposa a una semi-demonio! ¡Es un completo loco!
Los ojos de Suzume, normalmente cálidos, se endurecieron como un glaciar.
—No me gustan las mujeres como tú.—dijo la demonio en un tono frío y molesto. Suzume analizó el aspecto de la intrusa: cabello negro como el carbón, ojos verdes como un prado en primavera, y un atuendo provocador, un yukata corto ajustado con un obi que parecía moverse como si tuviera vida propia—. Nadie puede ser más hermosa que yo.
—A mí tampoco me agradas.—respondió molesta la albina—Mujeres que compiten con su belleza como único mérito.
La mujer demonio sonrió con arrogancia.
—Así que ya lo sabes. Soy el demonio del Distrito Rojo. Aunque no necesitas confirmación, ¿verdad?
—Lo imaginaba —respondió Suzume, apretando los puños.
—Ha sido entretenido observar sus ridículos intentos de infiltrarse. ¡Incluso esos inútiles se disfrazaron de mujeres! —rio con desdén.
—¿Por qué apareces ante mí? —preguntó Suzume, sin dejar de analizar cada movimiento de la oiran.
La mujer ladeó la cabeza con un gesto de fastidio.
—Eres más estúpida de lo que creí —dijo con desdén, su sonrisa desapareciendo para dar lugar a una expresión fría—. El amo Muzan desea capturarte. Por alguna razón, cree que eres un valioso activo para su causa.
—¿Activo? —repitió Suzume, entrecerrando los ojos.
—Dice que tienes habilidades excepcionales —respondió con sorna, dejando escapar una risita—. Pero prefiero comprobarlo por mí misma... Ito Suzume.
Suzume se mantuvo firme, sin ceder ante la provocación.
—Eres un demonio con modales terribles para alguien que pretende ser una oiran.
La demonio soltó una carcajada burlona.
—Es irónico que me lo diga una niña de las montañas. ¿Acaso piensas que no sabemos todo sobre ti? —dijo con un tono malicioso, su mirada brillando con desprecio—. ¡Sabemos cada detalle! ¡Cuando duermes, cuando te bañas... incluso con quién compartes la cama!
Suzume no reaccionó, manteniéndose inexpresiva, aunque por dentro su sangre hervía.
—¿De verdad crees que ese niño tonto va a tomarte como esposa? —La demonio inclinó la cabeza hacia atrás, soltando una risa casi histérica—. ¡ÉL VA A MORIR, Y TÚ TE CONVERTIRÁS EN UN DEMONIO AL SERVICIO DE NUESTRO AMO!
—Incluso te hiciste miembro del cuerpo de cazadores —escupió la demonio, con una mezcla de burla y desprecio—. ¿Por qué eres tan estúpida?
Suzume, que se había acercado a la cama con movimientos calculados, tomó entre sus dedos una de las telas rojas que colgaban del techo, sus ojos azules fijos en la figura de la oiran.
—No necesito que un demonio me diga esas cosas —replicó con calma, aunque su tono cortante denotaba su creciente enojo.
—¿Huh? —gruñó la contraria, visiblemente molesta.
—Pensar que ese hombre cuida de vosotros o siquiera se preocupa por vuestra existencia... —murmuró Suzume, con un deje de desdén. Aunque su voz era baja, la demonio escuchó cada palabra—. Tú eres la estúpida.
El aire pareció congelarse al instante. Los ojos verdes de la demonio brillaron con una intensidad salvaje, como dos esmeraldas encendidas en medio de una tormenta. Fue un silencio breve, un instante tan efímero como un parpadeo, pero suficiente para que el caos se desatara.
La demonio atacó sin previo aviso, sus movimientos rápidos como un rayo. Suzume, anticipándose al ataque, soltó la cortina, usándola como distracción. Sin embargo, el impacto resultante fue devastador. Un estruendo ensordecedor sacudió el lugar cuando la fuerza del golpe destruyó la habitación. El techo cedió, dejando al descubierto el cielo nocturno, y los gritos alarmados de las demás oiran llenaron el aire.
—¡Maldita zorra! —siseó la demonio desde entre los escombros, su voz llena de furia—. No escapes, deja que destroce ese maldito rostro tuyo.
Suzume, ahora en el otro extremo de los restos de la habitación, mantuvo su postura serena. Se sacudió el polvo de las mangas mientras su mirada se fijaba en la demonio con una mezcla de desafío y serenidad.
—Lo lamento —dijo con un tono solemne, ignorando el insulto—. Pero eso no entra en mis planes esta noche. —Hizo una breve pausa antes de continuar—. Aún no me has dicho tu nombre.
La demonio sonrió de forma perversa, mostrando sus afilados dientes.
—Mi nombre es Daki. Grábalo bien en tu cabeza, desgraciada... porque será lo último que recuerdes en los segundos que me lleve matarte.
Suzume no tenía su espada, solo un quimono incomodo que resaltaba una belleza que no necesitaba portar en este momento. Ella no podía esquivar constantemente durante la pelea, necesitaba un plan.
—Tu no eres rival contra mí—setenció enfurecida—no tienes una de esas malditas espadas nichirin, tampoco sabes usar tu sangre demoniaca, deja que coma esos ojos azules tuyos—pronunció siseante, conteniendo levemente su ira.
Suzume la miró con seriedad, ella no pudo detenerse a pensar porque Daki lanzó un ataque usando su obi como si de una serpiente se tratase, sorprendiendo a la albina.
Daki flotaba con gracia, sus largas cintas obi ondeando en el aire como serpientes dispuestas a devorar a su presa. Suzume, sin su espada, no tenía más opción que esquivar. Se movía con agilidad, sus pasos ligeros como el viento, pero el filo de las cintas rozaba su piel, dejando cortes superficiales.
—¡Qué interesante! —se burló Daki, con una risa cruel—. Una cazadora sin su espada. Eres patética. ¿Crees que puedes detenerme con tus pequeñas acrobacias?
Daki se burlaba de su sangre, ella sabía cuanto le molestaba ser un demonio.
Suzume no respondió. Respiraba profundamente, intentando mantener la respiración total mientras que intentaba evitar el daño producido por la demonio. Pero el peso de las cintas de Daki, adornadas con fragmentos de su técnica de sangre demoníaca, se hacía cada vez más abrumador.
Una de las cintas la atrapó por el brazo, lanzándola contra el suelo con violencia. Suzume se levantó con dificultad, jadeando. Los ojos verdes de Daki brillaban con sadismo mientras su risa resonaba por el callejón.
—¿Dónde está tu valentía ahora, cazadora? —preguntó Daki, sus movimientos elegantes pero mortales, burlandose de nuevo—. Oh, espera, no eres más que un semi-demonio, ¿verdad? Puedo olerlo en tu sangre. Qué deliciosa ironía.
Suzume apretó los dientes. Sabía que enfrentarse a Daki sin armas era casi suicida, pero no podía permitir que sus palabras la quebraran. Aprovechó un momento de distracción de la demonio para lanzarse hacia un tejado cercano, buscando ganar altura.
—¡No importa cuan alto saltes, siempre te atraparé, niña maldita!—cuando uno de sus obis iba a sostenerla de nuevo para perforar su piel, el sonido sibilante de una espada resqurebajó su obi, sorprendiendo a ambas mujeres.
—¡Tanjiro!—la albina sonrió esperanzada.
—¡NO MOLESTES MALDITO!—chilló la de cabello negro, el de cabello rojizo saltó hacia ella produciendo una de sus técnicas de agua sin resultado, para caer al suelo al frente de ella. Mientras que Suzume se posaba en un tejado.
—¡Suzume! —gritó él—. ¿Estás bien?
—¡Cuidado! —le advirtió ella.
Tanjiro desató una serie de ataques utilizando la Respiración del Agua, sus movimientos precisos y llenos de determinación. Daki, aunque impresionada por la habilidad del joven, apenas retrocedió.
—¿Crees que eso es suficiente para derrotarme? —se burló, lanzando sus cintas hacia Tanjiro, entonces el demonio giró levemente su cabeza—Ese sonido...—luego miró al de cabellos burdeos—¡Responde! ¡¿Cuántos sois?!
—¡No te lo diré!
—Si me dices la verdad, podría dejarte vivir...—pronunció viendo de reojo a la albina—además, tu espada, ya está destrozada, quien sea que la haya forjado debe ser un completo inútil.
—¡Te equivocas, la persona que la forjó, es realmente habilidoso!—reclamó el joven, Suzume musitó su nombre.
—Si es así, ¿porqué ya está astillada?—se burló—Ya me estás cansando, os mataré a los dos.
—''Una espada solo puede romperse por culpa de la habilidad del espadachín''—pensó el muchacho—''Es culpa mía''.
Entonces, Tanjiro pensó en ese momento, el hecho de que su espada se dañe con cada ataque de fuego que realiza, se debe a que no es compatible con la respiración del agua, incluso si el fuego lo daña por su inmensa fuerza, su sangre se víncula a él, como el carbón desintengrandose con la llama.
Incluso así, él se sentía capaz de usar esos ataques.
A su mente llegaron los movimientos de Suzume, rescantando al pilar de las llamas, gráciles, rápidos, pero al instante el hielo se convirtió en una intensa llamarada, recordó los entrenamientos con el hashira.
—''Pon tu corazón en llamas''.
Él no pudo salvar la vida de un pilar al contrario que ella, pero si comprende sus palabras, cada vez que ve a Suzume pelea, siente que su corazón quiere estallar ante su belleza, valerosa, éterea, siente que su corazón comienza a desbordarse cada vez que ve esas llamas azules.
Pero él también nació con el fuego dentro de él, creció viendo la danza más hermosa de todas, y ahora que la mujer que amaba, su futura esposa lo veía, no podía ser derrotado, él decidió ser el mejor hombre de todos para ella, quiere demostrarle que haberlo escogido, que haberse enamorado de él, produce en su pecho un orgullo burbujeante, que sube como la espuma de mar, hacia el centro de su corazón.
No se dentendrá.
—''No me dentendré, la protegeré.''—el tomó aire—''Voy convertirla en mi esposa, voy convertirla en humana''.
Danza del dios del fuego: Espejo Carmesí.
Suzume y Daki se sorprendieron al ver sus movimientos.
—''Se ha vuelto más afilado''.—pensó el demonio, y al instante vió su espada cerca de su rostro.
Vals carmesí.
—''Una secuencia''.—pensó la albina al ver los movimientos del contrario—''Nunca había visto estos movimientos, ¿es similar a lo que me comentó hace un tiempo sobre la danza del fuego...?''
—''Esto es todo lo que tienes...''—se burló en su mente la morena.
Danza del dios del fuego: Parhelio arcoirís.
Esta danza se especializa en la evasión, usando giros y alta velocidad de rotación cuanto mejor sea tu visión, más fácil será que te quedes atrapada en su reflejo.
En cuanto ambas se dieron cuenta, Tanjiro estaba a espaldas de Daki, con el cuello al descubierto, sorprendiendo ligeramente a esta.
—''¡Una apertura, una leve, puedo hacerlo!''—exclamó dentro de sí.
Carruaje de fuego.
Pero la expresión de ella cambió, la apertura se cerró y Tanjiro fue bloqueado provocando que su cuerpo saliese disparado.
—¡Tanjiro!—Suzume notó al instante que el joven no podía moverse, sus musculos estaban ridigiso y una fatiga se había producido, pero él todavía tenía su respiración estable.
—''Respiración sanadora...''—debía regenerarse, Suzume saltó simultaneamente en cuanto vió al demonio acercarse al joven. La albina bloqueó el ataque y Tanjiro lo esquivó, Daki usaba su faja como si de una espada se tratase, era dura y rigida como una, Suzume recibía mayoritariamente los golpes, mientras que Tanjiro intentaba bloquearlos.—¡SUZUME ATRÁS!—no quería que ella saliese herida, sin una espada, solo podía esquivar y bloquear, cada vez que lo hacía su piel era dañada—''Incluso si hay aberturas, desaparecen rápidamente, mis ataques son muy lentos. Debo aumentar el calor''.
—''Ella es muy rápida, pero sin mi espada...''—Suzume usaba sus brazos para golpear los golpes, pero todo su cuerpo ya estaba dañado.
—''Ese niño, puedo comprender porque la niña semi-demonio lo quiere, es bastante persistente, es divertido...''—pensó Daki esperando su siguiente movimiento.
Tanjiro sudoroso se retiró hacia atrás, mientras que Suzume observaba a la mujer.
—''Puedo luchar contra un demonio de la luna superior, estoy usando la danza del dios del fuego...''—pensó retomando el aire—''No puedo parar de usarla''—miró a Suzume—''Tengo que ganar, usaré toda mi fuerza para portegerla, para proteger más vidas, no dejaré que nadie más muera''.
Una risa resonó en la noche.
—Pero, las cosas repulsivas siguen siendo repulsivas, aún si se esfuerzan...—pronunció la mujer, entonces, repentinamente se removió incomoda.
Suzume pudo sentir como su sangre estallaba.
—Tu—pronunció la albina, ambos la miraron—¿estás molesta ahora mismo, cierto?—la de ojos brillantes la observó con un aura asesina, que provocó que Tanjiro diese un paso en falso.
—Solo sois unos sucios insectos...—Tanjiro aprovechó el momento para continuar la batalla, Suzume se encargaba de distraer los otros extremos de su obi para que no todos los ataques fuesen hacia Tanjiro.
Entonces otros extremos de obi llegaron hasta el cuerpo de Daki introduciendose dentro de ella.
—Parece que se acabó el juego, hay un pilar...—musitó para si misma, entonces su cabello negro se convirtió en blanco.
—''Su cabello es como el de Suzume''.—pensó Tanjiro.
Algo cambió, entonces una persona emergió en la escena.
—¡OÍD, DEJAD DE HACER RUIDO EN FRENTE DE MI LOCAL!—exclamó un hombre, ambos jovenes se pusieron nerviosos.
—¡No...!—Suzume no tuvo tiempo, una refaga cortante cortó el suelo y paredes de la calle, sus ojos se desorbitaron al ver la escena, la sangre salpicó el aire—¡TANJIRO!
Y la mano del hombre se separó de su cuerpo, las paredes cayeron, los tatamis, incluso los cuerpos de varias personas en la zona, los gritos se hicieron presentes, y unas lágrimas salieron de los ojos de Suzume al ver la escena...
Ella no había podido proteger a los humanos, ella se lo había prometido a Oyakata-sama.
No tenía su espada, e incluso teniendo una resistencia y fuerza superior a la de un humano, ella seguía siendo incapaz de proteger a otros.
—Cálmate.—la voz enfurecida y firme de aquel joven se adentró en su mente, Tanjiro se mantenía en pie pese a su herida—E-estará bien, solo ata tu brazo con una cuerda.—Suzume lloró al escucharlo.
Pero él solo podía ver el rostro de esa mujer, sonriendo desde los tejados, invitándolo.
—Espera—pronunció siseante—imperdonable, ¿cómo te atreves a hacer esto?
Ella se giró nuevamente, molesta.
—¿Ahh?—pronunció enfadada, unas extrañas ráices parecían extenderse al rededor de su cuerpo—¿Todavía puedes hablar?—dijo esperando lo contrario—Ya tuve suficiente de tu pátetica aptitud, las vidas de los humanos grotescos no tienen ningún valor, todos pueden divertirse pudriéndose en el infierno.
Gritos, chillidos,gimoteos, el goteo incontrolado de la sangre cayendo, algo provocó que en Tanjiro despertarse un animal.
—¿Por qué haces esto?—musitó Suzume bajando su mirada, la albina la miró con ira.
—¡TU DEBERÍAS ENTENDERLO!—le gritó, sorprendiendo a esta—¡TU QUE TIENES SANGRE DE DEMONIO, UNA NIÑA RECHAZADA, UN MONSTRUO CRIADO EN UNAS MONTAÑAS!—le reclamó—¡¿CREES QUE SI ELLOS SUPIESEN TU NATURALEZA, O SI NO FUESES ASÍ DE BELLA, NO DUDARÍAN EN SACRIFICARTE?!
Suzume la miró, su entrecejo estaba fruncido entre lágrimas.
—Tu—dijo siseante—incluso si no fueses un demonio, si hubieses nacido en este lugar, ellos tomarían todo lo hermoso que hay en tí, y no dudarían en pisotearlo, toda tu pureza no sería sostenida entre unos brazos calidos como las de ese niño, sería quemada, destrozarían tu cuerpo y tu belleza y harían de ti un despojo...—pronunció fria—Todo lo que eres ahora, se lo debes a tu sangre demoníaca, la cual te mantuvo a salvo de este mundo lleno de insectos venenosos y sin valor.
Entonces algo se removió en su interior, Suzume pudo entender sus palabras.
Ella quería ser amada por los humanos, los demonios eran malos y los buenos eran los seres humanos.
Para ella que siempre estuvo en medio, nunca hubo un lugar.
Cerró sus ojos y cuando los abrió sus púpilas habían cambiado.
Ella no nació humana, ni nació demonio, ella siempre fue la mitad de las dos partes, pero siempre intentó vivir su vida sin dañar a sus seres queridos, esa canción de cuna resonó en su mente.
Ella escogió su camino hacía tiempo atrás, había decidido ser humana, incluso si moría en soledad, pero ahora tenía personas a los cuales quería proteger, ahora no estaba sola. Ella quería encontrar una cura, quería ser ella misma pero con una sangre completamente humana, pero acaso, ¿estaría mal vivir como una humana teniendo esta sangre?
Daki tenía razón, su padre tenía razón, existen humanos malvados.
Existe la malicia en este mundo, pero ella no quiere formar parte de ella.
—Tienes razón.—Daki la miró alzando una ceja.—Todo este tiempo he sido protegida en una burbuja, tus palabras demuestran que has vivido cosas tan horribles—dijo sin mirarla—que te han llevado a este lugar—Daki entrecerró sus ojos—para tí, yo solo soy un ser sin valor, para tí estas persona no tienen derecho a vivir, pero aún así...—ella alzó su mirada conectándola con la demonio—Yo hice una promesa, incluso si los humanos te parecen inservibles, todavía hay personas que merecen ser protegidas, de la misma forma que tu vida debía haber sido diferente y se llenó de infelicidad—algó tembló en los ojos de la mujer—¡quiero que los humanos tengan la elección de vivir con la frente en alto!—dijo recordando las palabras de la anciana del hospedaje—¡porqué quiero ser una persona que viva sin arrepentimientos!
Algo en el interior de Daki se removió por dentro, su ira creció y sus venas se inflaron al escucharla.
—''Estúpida ignorante...''
—''Suzume, ella... el padre de Rengoku-san me dijo que yo podría ser un portador, esta marca en mi frente, fue por salvar a mi hermano menor, por salvar a otra persona, sé que yo no soy un elegido...''—pensó para sí mismo observando a las dos mujeres, las cuales estaban situadas en tejados diferente una frente a la otra—''Hay momentos donde no puedes retirarte, sin importa nada.''—dijo viendo los ojos de su amada, ahora afilados como una bestia.—''Madre, yo me enamoré de un lirio blanco de montaña''—Tanjiro observó el cabello danzante de Suzume, plateado, que brillaba incluso con sangre esparcida en él—''Esta persona, una y otra vez, me demuestra con su figura, me impulsa con su presencia a ser más fuerte...''—él sostuvo su espada, olvidando el dolor de sus profundas heridas—''En este mundo, existen personas que no tienen temor de privar la vida a otros, que hacen daño sin fundamentos, no dejaré...''—él saltó impulsandose con sus últimas fuerzas—''que dañen lo puro de este mundo...''—sus ojos brillaron intensamente al ver de soslayo a la mujer que amaba—''esas son cosas que nunca permitiré''.—entonces Tanjiro cayó en el tejado donde Daki se encontraba, rompiendo las tejas por debajo de sus pies y sosteniendo con su mano contraria la pierna de la albina, la cual había estado distraída viendo a la semi-demonio.
Alzó su espada intentando cortarla, pero ella lo esquivó.
Daki se sorprendió ante la vista, Suzume miraba anonadada el aspecto del joven que había conocido en las montañas wisteria.
—Las vidas arrebatadas no volverán jamás—pronunció con una voz gruesa—ellos jamás regresarán.—sus ojos, ahora afilados, estaban ensangrentados, Suzume todavía podía ver sus heridas gotear levemente.—Las criaturas vivientes no van por el camino de los demonios.—añadió—¿porqué te las llevas? ¿porqué hieres la vida de las personas?
—''Esas palabras, siento que las he oído antes''.—pensó Daki.
—¿Qué tiene de diverto?—entonces vió la sombra de un hombre de cabello largo recogido, con unos pendientes similares a los del joven—¿Qué crees que son las vidas humanas?
—''¿Quién es esa persona?''—pensó, mientras miraba el rostro del joven, simultaneamente parecía ver a otro hombre.
—¿Porqué no lo sabes?—pronunció Tanjiro, Suzume lo miró confundida.
—''Es como si fuese otra persona...''
—¿Cómo puedes olvidarlo?—pronunció ahora el hombre.
—''No son mis recuerdos, son las célular de los recuerdos de Muzan-sama''—pensó la albina.
—Probablemente, fuiste una humana, alguna vez, debiste haber combatido con el dolor y el sufrimiento e incluso derramar lágrimas.
Entonces, por un instante, Suzume también pudo verlo, la sombra de un hombre, completamente diferente a Tanjiro.
—''La fuerza de las personas, reside en sus vínculos''—escuchó una voz, que nunca había oído, una presencia que nunca había sentido, Suzume sacudió su cabeza y todo volvió a la normalidad.
—Blah, blah, blah, solo cállate.—le respondió el demonio—No recuerdo nada de mi pasado, ahora soy un demonio, así que el pasado no importa nada.—dijo golpeando las tejas.—Los demonios no envejecen, no necesitamos dinero para alimentarnos, no nos enfermamos, no fallecemos, no perdemos nada...—pronunció sonriente—Y los demonios, fuertes y hermosos, ¡pueden hacer lo que deseen!
—Suficiente...—musitó Tanjiro alzandose hacia ella, entonces Daki usó su ataque.
Técnica de sangre: Golpe múltiple.
Suzume sabía que debía ayudar a su compañero, pero algo en su cuerpo, la detuvo.
—''No puedes detenerme, este ataque de intervalos no tiene puntos ciegos''.—Daki creyó que este sería el final de Tanjiro, pero...
Danza del dios del fuego: Sol abrasante.
Entonces lo vió.
—Que hermoso...—pronunció admirando las llamas—Es como si estuviese bailando.
—''¿La danza del dios del fuego?''—preguntó Suzume sentada a su vera, todavía desacansando en la camilla.
—''Se ha trasmitido durante generaciones en mi familia''.—Tanjiro sonrió—''Algún día te la enseñaré''.
—Así que esto era...—musitó Suzume—él se ha vuelto más rapido.—Suzume vió como casí cortó la cabeza del demonio, gracias a sus sentidos desarrollados incluso pudo seguir el movimiento de sus estocadas, escuchaba los gritos de Daki intentando remeter contra él, notaba en su sangre la presencia del sol, como Tanjiro que parecía ser otra persona, combustionaba su sangre, tan solo de estar a metros de él, de su fuerte presencia, la danza del sol, el niño del sol...
Él era capaz de seguir los movimientos de las bandas de obi.
Unificó las bandas y las sostuvo para que no se dispersaran.
—''Es igual que aquella vez en el bosque, cuando habíamos acorrlado a las personas envolviendo los hilos con los árboles...''—sus ojos demoniacos brillaron con una leve sonrojo de admiración, algo en sus movimientos, en su habilidad con la espada, hacían retumbar el corazón de Suzume, como si inevitablemente succionara todo su afecto por el hombre espadachín, entonces, repentinamente, casi cuando su cabeza iba ser cortada, Tanjiro llevó una mano a su rostro.
Los humanos tienen dos límites, cuand los humanos se acercan a su límite de resistencia les duele moverse, incluso si son capaces de soportar el dolor y sus heridas, y moverse gracias a una poderosa ira, eso causa que sus ojos se inyecten en sangre.
El otro limite es su vitalidad, naturalmente, cuando las personas sobrepasan mueren, Tanjiro está a punto de pasar este límite ahora mismo.
Para extender este tiempo, aunque solo sea por unos segundos y pelear con los demonios. Las personas se esfuerzan por meses y meses hasta llegar al punto de que sangren sus ojos, si la gente fuera capaz de vencer a los demonios solo a través de la ira, ya no existirían.
—Lo shumanos son una existencia miserable, después de todo, no importa lo desesperado que estén, solo pueden llegar hasta este punto, que triste.—pronunció Daki con ira.
—¡TANJIRO!—Suzume gritó su nombre, al verlo toser, pero él solo podía escuchar su propio corazón—''¡Él morirá si sigue así!''
—Ni siquiera tus heridas se curan facilmente.—dijo burlona—Así es como funciona, para devolverte lo de antes voy a...cortarte la cabeza.
—''Vamos, muevete...''—Suzume comenzó a sudar al ver como la mujer quería dañar a su amado, su cuerpo tembló, ¿por qué?—''¿Por qué no puedo moverme?''
Entonces Nezuko estalló enfrentando a la demonio, sus recuerdos comenzaban a emerger como una vara en el agua, la sangre, los cuerpos de sus familiares. Suzume comenzó a resonar con la sangre de Nezuko, atrayendola, es como si la ira de la misma chica fuera introducida en ella, provocando una falta de control en su consciencia.
No podía escuchar la voz de Daki, solo veía la figura de Tanjiro tosiendo sangre, o como Daki había perdido su cabeza y comenzaba a regenerarla, es cierto, Tanjiro era humano, sus límites lo tiraban a lo más profundo de su frágilidad, pero Nezuko y Suzume, eran mitad demonio.
Ellas podía dejar su humanidad a un lado, para llegar más allá de sus límites.
Nezuko comenzó a danzar en el aire con el impulso de sus fuertes patadas, pero Daki solo cortaba sus miembros lanzandola hacia el abismo. Suzume, estalló.
—''Nii-chan, one-chan y tú son muy parecidos, los dos son muy dulces, pero los dos dan miedo cuando se enfadan...''—la voz de su hermano menor resonó en lo más profundo de la mente de Tanjiro—''Una vez, one-chan defendió a un niño que era golpeado por un adulto, yo estaba con ella, me asusté, pero ella no, las personas que se enfadan por otros no se preocupan por ellos mismos, algún día por esa clase de actos, ella perderá algo querido, eso es lo que me asusta.''
—No te alimentas de humanos, no se ni como puedes moverte.—se burló Daki, ahora el suelo, cercana al cuerpo atrapado de Nezuko—Pobrecita, tu torso está completamente cortado, no deberías poder moverte.—pronunció con sorna—Esa herida es demasiado para tí, no puedes regenerarte, las dos somos demonios, así que no abusaré de tí, te meteré en mi obi, y luego dejaré que el sol te mate cuando venga el día, también me aseguraré de llevar a esa maldita mujer a Muzan-sama—añadió—Los demonios no deben matarse entre sí, y sería una perdida de tiempo...—su voz se cortó al ver como Nezuko se levantaba sobre sus propios pies.
Entonces, el cuerpo de Nezuko cambió, se volvió más adulta.
Comenzó a golpear violentamente a Daki con una sonrisa, esta contratacó, cortandola en pedazos pero entonces un fuego fue emitido por la contraria quemándo a la demonio, provocando miseria.
Daki salió disparada hacia una casa, Nezuko la siguió y vió una mujer que tenía un brazo ensangrentado, rapidamente se abalanzó hacia ella. Pero entonces, unos brazos la detuvo.
—La única que puede detener a un demonio, es otro, ¿no es así, Nezuko?—Suzume sostuvo con todas sus fuerzas a la joven—Recuerda, hicimos una promesa, nosotras tendremos una cura para recuperarla—pronunció en su oído—¡recuerda, tu no hieres humanos, tu los proteges!—dijo Suzume entre lágrimas, viendo como la joven perforaba su brazos con sus colmillos—¡Tu hermano, Zenitsu, Inosuke, las chicas de la finca...!—exclamó recordandolas—¡los pilares, Oyaktama-sama!—chilló—¡todos confían en tí, Nezuko!—ella apretó más sus colmillos—¡todos están de tu lado, yo estoy de tu lado!—ella lloró—¡somos una familia, somos iguales!
Entonces, Tanjiro las abrazo a ambas y sostuvo a Nezuko, mientras Suzume era cubierta por los brazos de él.
—¡Tienes que resistir Nezuko!—gritó su hermano—¡PERDÓN POR HACERTE PELEAR!—pero ella se impulso con ambos sobre su espalda.
—Tanjiro—Suzume habló—pelearé contra Daki—el joven se removió incomodo—¿podrás detener a tu hermana?—él asintió
—Por favor, no mueras.
—¡No pienso hacer eso!—en un segundo ella soltó su brazo, golpeando la espalda de Nezuko para que abriese su boca, entonces se colocó al frente de unas mujeres que miraban temblorosas la escena.
—Ahora vas a pelear contra mí, ¿no estás echa una mierda?—dijo la demonio, la cual no pudo regenerarse y le faltaba parte del rostro.
—No quiero que precisamente tu me digas eso.—pronunció la albina—¿cierto, señor secuestrador?
—Oe, no soy un secuestrador—pronunció Tengen, a la vera de Kamado—¿tu hermana se va convertir en un extravagante demonio Kamado Tanjiro?—él muchacho se sorprendió.
Entonces la cabeza de Daki cayó sobre sus brazos.
—Estos mocosos...—pronunció él cansado—Cantale alguna canción de cuna.
—''¿Canción de cuna?''—pensó Suzume, entonces lo recordó, Tengen cambió su posición por la suya y a través del agujero gritó cantando.
—¡Pequeño conejo!—Tanjiro abrió los ojos, intentando contener a Nezuko—¡¿Por qué tus orejas son tan largas?!—el de cabellos granate continuó la estrofa.
—¡Cuando era pequeña, mi madre comió las hojas de un árbol alto y eso es!—Tanjiro fué golpeado.
—¡Porque mi orejas son muy largas!—gritó desesperada Suzume, ahora llorando.
Entonces, después de mucho tiempo Nezuko pudo verla, pudo ver a su madre, acunandola.
—''Cuando era pequeña, mi madre, comió el fruto de un árbol rojo, y es por eso que mis ojos están rojos''.
—''¿Mami, los ojos de onii-chan son rojos porqué comió frutos rojos cuando estaba en tu estómago?''—preguntó la pequeña Nezuko, esta tomaba la mano de su madre mientras llevaba unas flores.
Entonces, Chie, sonrió dulcemente, y Nezuko comenzó a llorar desconsolada, Suzume, cesó el canto y lloró con ella desde su posición.
—Nezuko...—musitó su hermano al ver sus lágrimas, fue entonces, cuando se hizo pequeña.—Ellá está dormida, madre ella se durmió, se durmió...—fue entonces cuando la pareja lloró con una tranquilidad en su pecho al ver su estado.
Suzume entonces escuchó el llanto de alguien más, el suyo cesó y pudo ver como las lágrimas caían del rostro de Daki.
—¡YO ME HARÉ MÁS FUERTE, SOY UNA LUNA SUPERIOR SEIS!—reclamó al pilar, el cual la miraba consternado.
—¿Q-qué, ella está llorando?—musitó Suzume sorprendida, para después levantarse.
—''Su cabeza fue cortada, pero ella no desaparece''.—pensó Tengen tomando sus espada.
—Secuestrador—Suzume lo llamó—Yuna-onechan tiene mi espada, ¿cierto?—él asintió.
—No puedo pelear como humana sin ella.
—Entonces, usa esa fuerza demoniaca siendo humana.
—¿Eh?—musitó sorprendida al escucharlo.
—¡ONII-CHAN, MI CABEZA FUE CORTADA, SE CORTÓ!
—¿Onii-chan?—musiaron ambos, entonces de su cuerpo, emergió otro demonio. Cuando Uzui quiso cortarlo, ellos ya no estaban ahí, si no a sus espaldas, a la vera de Suzume.
—Llorar no te va ayudar—pronunció el demonio, su cabello era algo largo, tenía manchas en su piel y se podía ver su esqueleto por su delgadez—Al menos ponte tu propia cabeza, nunca fuiste muy lista...
—''¿Qué es esa cosa? Él es realmente rápido.''—pensó el pilar, alzando su espadas contra él.
—Hombre, tu cara se quemó, ten cuidado.—dijo acariciando su rostro—Naciste con una cara tan linda, después de todo.
Cuando cruzaron miradas, el demonio estaba al lado contrario.
—Nada mal, destuviste mi ataque.—Tengen parecía haber sido herido en su cabeza—Y golpeé con la intención de matar también, que buen tipo.
—''Él es peligroso.''—Suzume se pusó en guardia.
—Tu eres un buen hombre, tienes un rostro decente, sin manchas, o marcas de nacimiento o heridas, buena carne y eres realmente alto hombre...—dijo rascando su nariz, su hermana todavía lloraba en el suelo—Estoy seguro de que has de ser popular con las chicas.—miró a la joven albina, mientras ella se removía intranquila—Que envidia, ¿podrías morír? Tendrás una muerte dolorosa, te voy despellejar y desgarrar tus órganos justo después...
—¡Onii-chan, esa chica es la semi-demonio que busca el amo!—dijo la albina señalando a su contraria—¡La niña que cayó quemó mi cara, Muzan-sama la buscaba, y ese niño es realmente molesto también...todos abusaron de mí!
—''Ella parece una niña pequeña ahora...''—pensó Suzume confusa.
—Que imperdonable, mi linda y tonta hermana trabaja tan duro, mataré a cualquiera que abuse de ella, tiempo de recolectar deudas, una a una...—pronunció emitiendo un ataque.
Ambos comenzaron una charla extraña, mientras que Suzume sentía la presencia de alguien cercana.
—Ara, ara...—todos se giraron ante la voz.
—¡One-chan!—Suzume estaba realmente sorprendida.
—Siento llegar tarde, traje a tus dos amigos.
—¿Por qué diablos tardaste tanto, mujer?—preguntó Uzui.
—Oh, querido no gruñas tanto, esa sangre ya te hace ver menos apuesto.
—Cierra el pico, ¿vas a pelear?—Suzume los miró confundidos, ella solo traía su laúd.
—¿Por quién me tomas?—ella se acercó elegantemente a Suzume y le entregó su espada—Soy el pilar de la tierra.—sentenció mientras se sentaba en el suelo.
—¿Esa hermosa mujer va a pelear mientras está en el suelo?—preguntó Gyuutaro.
—No te confundas.—dijo ella mirándolo furtivamente—No existe alguien con un estilo de batalla tan harmonioso como el mío.—indicó—Alguien tan grosero como tu, nunca podría entenderlo.
—¡¿Grosero?!—pronunció molesto.
—¿One-chan?—Suzume vió su expresión de ira contenida, pero entonces ella le sonrió dulcemente.
—No te preocupes por mí, soy una hashira.—entonces miró su espada—Usa tu espada, si en algún momento esta se rompe, usa tus técnicas de sangre.
—¡¿Qué?!
—No te preocupes.—setenció aligerando el ambiente—Tu eres una semi-demonio que ama a los humanos, ninguna célula sanguínea podrá combatir ese sentimiento.
Suzume asintió convencida, entonces se giró contra Daki, mientras Tengen y Yuna combatirían contra su hermano.
Suzume desenvainó su espada con la mano derecha, retiró el agarre de su obi ligeramente para poder movilizar sus piernas, y se colocó en postura.
—Ahora tienes una espada...—musitó la demonio, Suzume tomó aire.
Séptima postura: Llama de la danza del fénix.
Unataque circular que genera una columna de fuego en forma de fénix, envolviendoal enemigo en calor.
La demonio saltó del lugar, intentando unirse a su hermano.
—No te dejaré.—Yuna tocó su laúd.
Tercer postura:"Cascada de Rocas".
Yuna utiliza ellaúd como un instrumento de destrucción controlada. Con una serie de golpesrápidos y fuertes sobre las cuerdas, se desata una serie de ondas de sonidorápidas que se manifiestan como vibraciones expansivas hacia los enemigos.
Pero esta vez, la mujer se había logrado encontrar con su hermano.
—Vosotros sois diferentes a los pilares que he conocido—pronunció Gyuutaro—Tú eres especial desde el momento en que naciste, fuiste elegido para tener ese talento, que envidia, simplemente voy acabar contigo—después miró a ambas mujeres—la mujer del laúd, ella es sumamente hermosa, y su estilo de batalla es igual, es una persona que ha nacido para que otros la admiren—suspiró con molestia—al igual que esa niña, solo por su aspecto, incluso si no tuviese sangre de demonio, ya es especial.
Él apretó sus musculos.
—Personas como vosotros tres, me dan asco.
—¿Talento?—se burló Uzui.—¿Luzco como si tuviese alguna clase de talento?—dijo con molestia—Si es así como ves a alguien como yo, has debido tener una vida maravillosa.
—''Ara, ara, se enfadó''.—Yuna sonrió cerrando sus ojos.
—Has vivido cientos de años, y aún sigues encerrándote en este sitio, no me sorprende que no sepas como funciona el mundo.—explicó el albino—Este país es enorme, hay una gran multitud de personas increíbles.—dijo recordando a los hashira—Hay mucha gente extraña, hay personas que se convierten en pilares, tras solo unos meses de coger una espada—dijo irritado—¿yo he sido elegido? No digas tonterías.
—''Él siempre ha sido ese tipo de hombre''.—dijo Yuna admirándolo con serenidad.
—¿Cuántas vidas crees que se me han escapado entre los dedos?—Tengen recordó a su compañero—''Nunca podré ser como Rengoku, tampoco como la maestra, ese tipo de persona, son gente que nace con un don''
—¿Entonces, como explicas esto?—preguntó Gyuutaro.—Esa hoz contenía veneno, tu todavías sigues en pie.
—Provengo de una familia de ninjas, he desarrolado resistencia al veneno, por lo qué no funciona en mí.
—¿Ninjas?—repitió Suzume interesada.
—Luego podremos hablar de ello.—añadió Yuna, Suzume asintió más calmada ante su curiosidad.
—¡Mentiroso, los nijas se han extinguido!
—''Al igual que ese muchacho Kamado y su hermana, o esta niña semi-demonio, yo estaré en deuda con nuestro señor''.—pensó sonriendo, entonces Suzume pudo notarlo, la voluntad del hombre, él en el fondo, no es un presuntuoso, precisamente porque sabe sus debilidades es por eso que itenta explotar aquellos aspectos que lo hacen ver poderoso.
Él pelea por las personas, incluso si su vida está en riesgo.
—Dices que el veneno no hace mella en tí...—dijo riendo el demonio, Yuna miró con seriedad a Tengen.
—Un veneno como el tuyo no va frenar la voluntad de este hombre.—pronunció siseante Yuna, sorprendiendo al resto, Tengen comenzó a reír.
—Me conoces bien, Yuna.
—Te conozco tan bien como tus esposas.
—Entonces, deberías convertirte de una vez en la mía.—todos se quedaron en silencio durante un minuto, Suzume se sonrojó sorprendida.
—¡E-espera!—Suzume miró a ambos—¡E-eso fue...!
—¡MALDITOS, DEJAR DE PRESUMIR!—Gyuutaro gruño molesto—Gente como vosotros que nace con belleza, dinero, estatus...—sus dientes rechinaron—¡DEBERÍAN SOLO MORÍR!
Entonces Tengen sonrió recordando su pasado, las personas que depositaron su fe en él como hombre, como ninja e incluso como pilar.
Gyuutaro sonrió de vuelta.
—Dices que el veneno no hace efecto, pero mírate.—Suzume y Yuna observaron al pilar del sonido, la albina frunció el ceño preocupada.
—Y es así, bailaré para tí para demostrartelo.—dijo y entonces comenzó a usar sus técnicas, como una peonza sibilina, centelleó bailando hacia el enemigo—¡Yuna toca para mí!—ella sonrió sádica y obedeció, ambos al unísono produjeron un espectáculo extravagante sorprendiendo a la joven.
—''Esto es la habilidad de un hashira...''—los observó anodada, viendo el hermoso espectáculo.
—Un sucio demonio como tú...—dijo la doncella sonriente—¡No puede frenar mi música!
Nuevamente Yuna usó sus técnicas de respiración, produciendo fuertes temblores en la casa, provocando que el edificio comenzase a derruirse.
—¡Yuna-oneechan, debemos movernos!—gritó Suzume, la mujer de cabellos rojizos siguió tocando desenfrenada mientras que el albino seguía intentando cortar la cabeza de ambos demonios que lo contrarrestaban con fuerza—¡Un artista nunca abandona su escenario hasta que acaba la función!
Suzume tragó en seco al sentir su aura, su sangre, podía sentir la adrenalina emerger de la despanpanante mujer, viendo sus ojos afilados como los de un felino.
—¡De nuevo ha vuelto a cortar mi cabeza!—exclamó irritada Daki.
—¿Ya te has dado cuenta?—preguntó Gyuutaro ignorando el sufrimiento de su hermana.
—¿De qué?—musitó Tengen.
—Tu te estás muriendo lentamente...
—Yuna siguió tocando amenazando a Daki y Gyuutaro estos esquivavan los temblores con gracilidad, fue entonces, cuando Zenitsu e Inosuke emergieron del bajo fondo.
—¡Suzuka!—Suzume se giró hacia Inosuke, sonriendo los saludó.
—¡Zenitsu e Inosuke, están bien!—ambos se acercaron, uno de ellos parecía estar dormido, mientras que el otro se removía intranquilo.
—¡¿Quién te crees que soy?!—dijo riendo, ella sonrió.
—¡El gran Inosuke-sama!—sonrió ella dulcemente, a lo que él emitió aire por su nariz contento.
—¿Quienes son esos?—habló el demonio, mientras Suzume pudo sentir como el aire se removía con gentileza a su vera, Suzume sonrió y corrió a abrazar a Tanjiro el cual estaba en cuclillas en el suelo.
—¡Tanjiro!—él sonrió al sentir su aroma, se separaron y sonrieron el uno al otro.—¿Tus heridas...?
Él asintió.
—Todo está bien, debemos centrarnos en ellos.—Suzume tardó en asentir preocupada por su estado y lo ayudó a levantarse.
—¿Puedes mantenerte en pie?—preguntó ella, a lo que Tanjiro asintió tembloroso pero con una expresión decidida.
—Estamos juntos, podemos hacerlo.—ella asintió soltando su agarre.
—Han venido más de tu subordinados, pero eso no afectará el resultado...—dijo el mayor de los hermanos demonios.—¡El pilar morirá por veneno, en cuanto él caiga haré lo mismo con la hashira del laúd, todos vais a morir!
—''¿Veneno?''—Tanjiro se giró hacia Uzui.
—Ja.—la mujer rió, todos miraron a Yuna—Pensaba daros una hermosa melodía para acompañar vuestros sueños, pero ahora, desataré una pesadilla...—dijo Yuna, sorprendiendo a los presentes, ella parecía otra persona.
—¡VAMOS A GANAR SUBORDINADOS, INCLUSO CON VENENO EN MI CUERPO NO DEBEN SUBESTIMAR A LOS HUMANOS!—exclamó el albino con entusiasmo, produciendo que Yuna sonriese con diversión.—¡ESTOS CUATRO SON MIS SUCESORES, TIENEN AGALLAS, ELLOS NO HUIRÁN!
—¡ESO ES!—añadió Inosuke, Tanjiro y Suzume lo observaban conmovidos.
—¡INCLUSO SIN EXTREMIDADES, SIEMPRE PODRÉ MORDERTE!—dijo con resolución—¡SÉ COMO VENCEROS, INCLUSO CORTARÉ SIMULTANEAMENTE SUS CABEZAS, ME LLEVARÉ A TU ESTÚPIDA HERMANITA POR DELANTE!
—¡ASÍ DE FÁCIL, CLARO!—exclamó el cabeza jabalí.
—Tomaré ese fácil, porqué vosotros estais muertos, hemos matado muchos cazadores, incluso pilares, deboré 15 y mi hermana 7...—indicó Gyuutaro.
—¡NOSOTROS SIEMPRE TENDREMOS LA NOCHE COMO ALIADA!—añadió su hermana, Suzume tomó su espada, al notar como la mujer saltaba hacia ella.—¡TE LLEVARÉ MÁLDITA SANGRE MIXTA!
—Los humanos siempre tendremos el día como aliado...—indicó protegiendose con su espada—y si todavía no pueden llegar a él...—ella la miró con sus ojos afilados—¡Usaré esta sangre para mataros!
—JA.—se burló Daki, entonces saltaron simultaneamente como conejos por el edificio, Suzume los siguió con la mirada, contrarrestando sus ataques velozmente, en ese momento, ambos hermanos se dividieron.
—¡ELLA ES PARA MÍ!—exclamó la albina invitandola a seguirla, Suzume saltó.
—¡Iré a por ella!
—¡Espera Suzuka!—Inosuke la siguió junto a Zenitsu, los tres la acorralaron entre las tejas del tejado.
—Debes disculparte.—Indicó Zenitsu, Suzume comenzó a tomar aire, colocandose en postura.
—¿Huh?
—Por arrancarle la oreja a esa niña, incluso si le diste ropa, tu debes pedir disculpas.
—¿Disculpas?—repitió con sorna—¡Nosotros solo tomamos las deudas, ellas son seres inservibles que solo deben bajar sus cabezas por un bien mayor, tomaremos todo lo que nos robaron, devolvernos la deuda es lo minimo que pueden hacer!
—No debes hacerle a otros lo que no quieres que te hagan.—indicó el rubio.
—Zenitsu...—musitó Suzume, ella blandió su espada con su mano derecha, sintió su sangre arder.
Séptima postura: Danza del fénix.
El ataque envolvió a Daki como un torbellino, un fénix parecía emerger de las llamas, Suzume hizo un aacrobacia tras ese movimiento por encima de la cabeza del demonio.
—¡FUEGO!—ella tembló ligeramente al sentir el calor.
—¡Cortaré tu cabeza!—exclamó la albina, Zenitsu tomó postura junto a Inosuke y saltaron los tres hacia ella, pero cuando sus espadas intentaron cortar su cuello, no pudieron llegar a ella por culpa de los brazos de su obi, ella había generado heridas superficiales en los muchachos, pero que algunas habían logrado ser internas. Suzume lo esquivó con gracilidad y tomó impulso para emerger otro ataque.
Novenapostura: Cenizas del Amanecer.
Suzume cayó del cielo intentando perforar la cabeza de la contraria, como un aguijón descendió velozmente, una persona normal, apenas podría ver su figura, Zenitsu e Inosuke saltaron esquivando e intentando cortar los brazos del obi, Daki reía extasiada.
Cuando el estruendo frenó comenzó a reír.
La novena postura del incendio: Es uncorte descendente que deja una estela de cenizas ardientes y consume la energíadel usuario rápidamente, provocando desmayos si se usa repetidamente.
La energía de Suzume estaba casi drenada.
—Incluso si te regeneras, es como aquella niñita, es lenta y dolorosa, usar esas ténicas tuyas, te debilita todavía más y esos niños, he escuchado sus costillas romperse.
Suzume respiró pesadamente, tomó su respiración una vez más y emergió con fuerza, esquivando los ataques del obi, Inosuke intentó atacarla pero sus movimientos fueron repelidos mandandolo lejos, Zenitsu velozmente rasgo muchos de sus brazos que regresaban con mas fuerza, la albina en el aire, con sus ojos ardiendo en furia por su sangre llena de adrenalina, comenzó a danzar con sus manos la espada para repetir su último ataque.
Descendió dejando una estela que parecía que ya no molestaban tanto a la demonio, o por lo menos intentaba concentrarse en matarlos, porque el fuego de Suzume cada vez era más débil.
Fue entonces cuando al descender, pensando en cortar su cabeza, su ataque falló y uno de los obi se acercó velozmente hacia ella, para entonces cortar su cuerpo, la sangre brotó como una lluvia fría, Daki rió satisfecha y Suzume emitió un gémido de dolor, tan estridente que provocó que el resto del grupo pudiese escucharlo desconcentrandolos de la pelea.
—¡BUENAS NOCHES, SANGRE MIXTA!
¡Nuevo capítulo, cazadores!
La batalla es intensa y los corazon palpitan.
¿Qué os ha parecido?
Me gustaría leer vuestras opiniones.
¡Se despide, Kana-sensei!
Saluditos.
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