39 | Final
Por todas las veces en donde me culpé
En este momento, en realidad no sé lo que estoy escribiendo, sólo tengo en claro que si me detengo, nunca seré capaz de retomar esta cosa o, en lo posible, sentir un poco de valentía para considerar terminarlo. Por esa razón, no pienso en estructuras y mucho menos en un jodido orden.
Mi mano está temblando y mi cabeza nuevamente empieza a llenarse de dudas. Si pensar en pequeñas metas me ayudará a continuar, simplemente partiré desde ahí.
Hubo una primera vez… Una cierta incomodidad surgió en mí, ̶c̶u̶a̶n̶d̶o̶ ̶m̶i̶ ̶m̶a̶d̶r̶e̶ ̶y̶ ̶é̶l̶ cuando ellos me avisaron que no podía continuar con mis actividades favoritas, porque al parecer mi segundo género era una razón contundente para no seguir. Claramente, nunca lo entendí, simplemente no busqué las formas para intentar quedarme y asumí que si pasaba algo a altas horas de la noche, iba a ser mi responsabilidad.
¿Por qué mi maldita responsabilidad?
Recuerdo… yo recuerdo cuando mi celo se hizo presente, mi madre no estaba y de igual forma, me sentí seguro. Estaba… seguro de que m̶i̶ ̶p̶a̶d̶r̶e̶ ̶é̶l̶ ̶ esa persona me ayudaría a saber cómo afrontarlo y no sentir miedo. Nunca… nunca terminaré de entenderlo. Mi cuerpo fue expuesto a una absoluta desnudez, en donde mis piernas, mis caderas, mis brazos, mi pecho, mi rostro y todas esas partes que desde pequeño me enseñaron a proteger, se vieron tocadas y manchadas totalmente de negro. Fue esa vez en donde mi confusión creó un nido para quedarse en mi cabeza, en donde no sabía qué hacer o cómo comportarme. En donde simplemente callé por miedo y por agria comprensión; esa persona me decía que era por mí, que se comportaba de esa forma por mí. Se supone… que sus actos fueron una respuesta a lo que yo era.
Mi segundo género era el responsable… Nuevamente.
Empecé a odiarme, a detestar y a temer.
Mi caparazón se volvía más grueso y mi encierro dentro de él más agobiante. Sentía una soledad extraña que incrementaba en angustias por no saber qué hacer.
Simplemente era yo, con ideas contradictorias y una situación que se supone, debía entender y… ¿aceptar?
Decidí vivir de esa maldita forma, esa en donde todo lo que sucedía o no sucedía era mi culpa, en donde si la puerta de mi habitación no tenía el pestillo sólo podía lamentar ese hecho, porque… mierda, lo había normalizado y era mi responsabilidad, porque era omega, porque yo debía cuidarme. Porque por serlo, ya era normal para mí temer.
Ya era un cargo de consciencia muy grande como para intentar ser honesto conmigo y aceptar que había un problema. Muchas veces sonreí sin querer hacerlo, muchas veces dije que estaba bien mientras mi interior se ahogaba en un poso repleto de lamentos y angustias. Muchas veces permití que las mentiras se volvieran esa mejor amiga que te ayudaba a seguir adelante.
Mentiras, mentiras y más mentiras.
Sí, en ese instante había aprendido algo nuevo; aprendí lo que era el asco y el odio. Siempre, siempre en mi cabeza se repetían insultos que no sólo ayudaban a despreciarme, más bien a sentirme mejor porque era la única forma de castigar mis malas acciones.
¿De verdad era mi maldita responsabilidad?
Para ese momento, mi mayor temor no se basada en ser consciente de mi propio desprecio, éste estaba dirigido al hecho de ser descubierto, descubierto como un jodido criminal que cometió muchos delitos. Porque, de nueva cuenta, yo tenía la culpa, yo daba asco, yo no merecía a nadie. Debido a eso, terminé por lastimar a personas cercanas a mí, de esas que de verdad se preocupaban y aunque fuese muy obvio, simplemente no lo veía. Pensaba que si se enteraban iban a detestarme, iban a confirmar que no valía nada, iban a sentir vergüenza y se alejarían. Y en el peor de los casos, yo tendría las razones suficientes para apoyar mi propia propuesta de querer morir y acabar con todo.
Sabía a la perfección que no estaba bien, pero hasta este punto nada lo estaba. Así que… sí, era algo normal. Simplemente dejé de confiar tanto en mí, como en las otras personas.
Para mí, era sencillo de interpretar; asumí que ya no merecía nada, que no valía, que simplemente debía permanecer en la mierda porque era lo más cómodo y claro que podía obtener en mi corta vida. Todo eso me llevó a malestares que chocaban con ese pensamiento; no quería ser valorado, no quería ser cuidado, no quería absolutamente nada.
El sólo pensarlo e intentar compartir todo ésto me estremece.
He llegado a un punto en donde no me reconozco, no conozco a la persona que todos los días miro a través del espejo, a la persona que sale con sus cercanos y sonríe.
No soy yo. Y aunque me cueste asumirlo, realmente no sé cómo soy.
Simplemente me perdí.
He llegado a un punto en donde no sé qué esperar, en donde no sé qué creer, sólo soy alguien que respira porque asume que está vivo, que come y bebe porque su cuerpo lo pide.
Mi lado racional ha sido completamente estropeado y de nueva cuenta, me sorprende creer que sigue siendo mi culpa.
Claramente, no estoy bien. Y si el aceptarlo puede generar una mejora en mí, sí, lo aceptaré, porque toda esta mierda no me define, porque toda esta mierda no soy yo. Joder que quiero saber cómo soy.
Nadie, independientemente de quien sea, tiene la jodida razón de asumir que algún tipo de hora implica actos permisivos hacia mi persona. Nadie tiene que utilizar mi jodido segundo género como argumento para intentar atacarme. ¡No soy un puto objeto!
Y aunque en este momento no crea en muchas cosas, escribiré algo que sé, pasará, porque cuando de verdad me encuentre bien, tomaré estas jodidas hojas y las leeré, una a una, estando feliz, haciendo lo que me gusta y con las personas que quiero:
"Eres jodidamente fuerte y capaz. Lo lograste".
—De una persona extraña,
para Kim Taehyung.
Fin
///
La verdad no sé si fue suficiente o si logré expresar lo que quería con este final. Mejor dicho, con la historia en general.
Nos leemos en el Epílogo. Muchas gracias por todo su apoyo y amor a esta obra. ♡
-Gaby
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top