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El "tic-tac" de un gran reloj en la sala de espera lo hacía sentir de los nervios. No podía concentrarse en nada; sus manos transpirando, uno de sus pies golpeando las blancas baldosas y su corazón bombeando rápidamente, sólo mostraban indicios de un miedo que se transformaba en angustia, una muy real que si no era tratada de una vez por todas, lo llevaría al punto del colapso.
—No soy… un asesino —se murmuró por sexta vez en ese momento y relamió sus labios al sentirlos muy resecos.
Mentiría si afirmaba que no quería llorar. Joder, era un chico de dieciséis años que hace unas horas tenía una vida completamente normal. Pero ahora había matado a alguien.
Asesino.
Jadeó al tener tal término en su cabeza y optó por cubrir sus oídos y apretar sus ojos.
No lo era, no, no era así.
Mordió fuertemente su labio inferior y pudo sentir cómo el dolor se agudizaba más, pero tal acción fue interrumpida al momento de que sus hombros fueron tomados y lo hicieron mirar hacia al frente. Ah, ese precioso rostro del omega se mostraba frente a él con suma preocupación, sus labios se movían pero Jungkook no lograba escuchar nada, asumía que se encontraba preocupado por el ceño fuertemente fruncido y sus ojos cristalizados.
¿Estaba… llorando?
Al pensarlo, pestañó dos veces y con inmediatez tomó las mejillas húmedas del castaño.
—Ta-Tae, ¿sucedió algo? —Preguntó con preocupación, mas la respuesta del contrario fue negar con su cabeza y abrazarlo muy fuerte.
—Por favor, por favor —hablaba, mientras mantenía sus ojos cerrados y respiraba profundo—, Jungkookie, todo está bien. No hay… na-nada qué temer. No… no quiero verte así. Habla conmigo, ¿sí? Dime… lo que te preocupa, dime qué puedo hacer, pero no me dejes de esta forma. ¿Sabes? Ya… hablé con tu papá, viene para acá y hablará con mi mamá. ¿Lo-lo ves? ¡Todo se va a solucionar! —Intentó convencer, pero al momento de apartarse, los ojos preocupados y temerosos seguían siendo los que primaban en rostro del menor.
¿Por qué no lo escuchaba?
Taehyung sintió su garganta pesada así que tragó fuerte y optó por sentarse a su lado. Se sentía impotente al verlo de esa forma y no lograr hacer nada para cambiarlo. Al concluir tal hecho, lo miró por el rabillo de uno de sus ojos y de forma inconsciente, se pudo reflejar en él; esos ojos perdidos, llenos de miedo y desesperación que sólo gritaban el hecho de querer salir de ese gran mar que lo mantenía por el cuello y que en algún momento podría ahogarlo.
¿Tan mal… se había visto?
Era su culpa, claramente, por ser un cobarde, por no hablar, por siempre decir que estaba bien cuando no era así. Muchas veces lo apartó, lo dejó con esa intranquilidad desastrosa que colmaba su paciencia y que seguro, lo llevó a reaccionar de esa forma. Taehyung no tenía idea y tampoco había experimentado lo que era ver mal a una persona importante para él, preocuparse y posterior a eso, no poder hacer nada.
Pasó a apoyar sus manos en las rodillas de sus piernas juntas y soltó un pequeño suspiro mientras cerraba sus ojos; era un intento de tomar calma. Él sabía la gran influencia que tenía sobre su menor y debía utilizar ese hecho de alguna forma.
Necesitaba hacerlo entrar en razón.
—Jungkookie —habló el castaño y dirigió su mirada al chico nervioso, tomó una de sus manos y la presionó medianamente fuerte para que éste le diera cierto grado de atención—, vamos al jardín —propuso—. Estoy seguro que ese ambiente es mucho mejor. —Se colocó de pie, aún tomando la mano contraria. —Me siento... algo cansado de este lugar, ¿tú no? Es muy frío.
—Quiero… esperar a mi padre —respondió y afianzó aún más el contacto que había entre sus manos—. No quiero ir a ningún lado.
Taehyung se quedó en silencio y observó cómo esos grandes ojos se mantenían muy profundos; era un niño temeroso que sólo quería ver a su familia para sentirse seguro. Como un cachorro desolado.
—Familia… —Musitó para él y una sonrisa que dolía más que esa simple mueca, apareció en el rostro del castaño— ¿Sabes? Tú… puedes hablarme, decirme tus incomodidades y juntos vamos a resolverlas. —Vaya que sí, era un hipócrita que nunca supo cómo poner en práctica esas palabras. —No es sólo tu culpa —aclaró—, también es mía. Por-por ser un cobarde. —Taehyung no supo en qué momento su voz empezó a quebrarse. Por ello, bajó su cabeza y relamió sus labios. —Si hubiese hecho algo, si hubiese ido con la-la profesora Park, no-no estaríamos en esta situación.
Sus manos empezaron a temblar e iba a apartarlas, pero sintió un leve tirón por parte del cuerpo contrario y también cómo su cuerpo era refugiado en el pecho de la persona que hace un rato intentaba consolar.
—¿Puedes… prometerme algo? —Habló Jungkook y al sentir cómo la cabeza del contrario asentía, continuó diciendo—: Prométeme que… dejarás de mostrarme esa falsa sonrisa cuando estás mal. Porque, Hyung, yo sé cuando mientes, yo sé cuando no estás bien. Ahora lo sé. Aprendí a interpretarlo y te juro, que me doy cuenta de cada una de las cosas. No soy el mismo niño de antes, yo-yo también puedo protegerte y darte respaldo. Pu-puedes apo-apoyarte en mí.
El castaño sintió cómo su pecho se sintió cálido y mostró una sonrisa pequeña, pero muy genuina ante las palabras del joven alfa que estaba a nada de quebrarse en llanto. Sí, seguía siendo el pequeño Jungkook de sentimientos puros.
Taehyung se atrevió a mirarlo y los ojos cristalinos no pasaron desapercibidos para él, optó por acercar una de sus manos a una de las blancas mejillas del contrario y acariciar con la idea de reconfortar.
Aquél verde que aprendió a distinguir en su persona se estaba consolidando como uno oscuro. Pero no malo, para nada, más bien uno que le demostraba mucha confianza y determinación. Aquél le transfería emociones de protección y suma calma. Se sentía seguro con él, en medio de sus brazos y apoyado en su pecho.
Había sido él y siempre será él; ese lugar seguro en donde Taehyung no tenía que forzar sonrisas y emociones, puesto que las que ya poseía salían sin reparos y repletas de dicha.
Estaban heridos, por supuesto. Y esos fuertes sentimientos que aprendieron a reconocer, serían los responsables de ayudarlos a reparar cada uno de sus daños. Juntos y sin dudas, sólo mirando adelante y confiando en que sus manos permanecerán unidas hasta el último suspiro presentado en sus vidas.
Una tos fingida los hizo percatarse de la presencia de dos personas, la autora de tal acción se mostraba seria, a su lado se mantenía un hombre alto que Jungkook a la perfección reconoció.
Su padre había llegado con una persona que aún no distinguía.
—Buenas tardes, chicos —saludó la mujer—. Soy la inspectora a cargo de este caso —informó y miró, primeramente, a Jungkook—. Necesito hacerles unas preguntas.
El azabache sintió cómo algo en su pecho empezó a sentirse pesado. Su respiración casi se detuvo y aquella angustia experimentada al principio empezaba a volver.
—Jungkookie —habló el castaño y tomó una de las manos del azabache para entrelazar sus dedos—, estoy seguro… que todo saldrá bien —mencionó y sonrió levemente—. No somos malos. Tú no eres malo. Pronto… nos estaremos riendo de esto, ¿bien?
El chico soltó un suspiro con mucha pesadez, mordió levemente su labio inferior y afianzó el contacto de su mano con la de Taehyung.
Todo fue para protegerlo. Todo estaba bien, todo saldrá bien.
Él no era un asesino.
Si pensaba con algo de objetividad, ¿de qué mejor forma podría haber reaccionado si no era esa?
Estaba lastimando a Taehyung, a su Taehyung.
Es que al final el azabache sabía que en esta vida y en la próxima, si es caso en la siguiente, era capaz de hacer cualquier cosa para protegerlo. Y es que a pesar de tener una cantidad de emociones y pensamientos chocando entre sí, entre lo moralmente correcto y lo que no, lo único que primaba era el hecho de que, por primera vez en ese "suelta y agarra", pudo sentir que había un tipo de concordancia en su persona, siendo no sólo Jungkook, un pequeño niño de sentimientos refrescantes e inocentes, sino también como Jeon Jungkook, un alfa capaz de proteger aquello que más ama.
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Posiblemente ya
estemos en una...
¿recta final?
Bueno, más o menos.
Espero que este cap
haya sido de su agrado. ^^
-Gaby
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