26
Taehyung miraba con poco interés hacia la ventana, se encontraba sentado en la cama de Jungkook y esperaba al nombrado, ya que éste había mencionado que iría hasta la planta de abajo por refrigerios. Habían llegado hace más o menos quince minutos, ninguna palabra pudieron cruzarse y prefirieron esperar. Y es que Taehyung sabía que el azabache iba a empezar a hacer varias preguntas.
La puerta se escuchó ser abierta y el castaño volteó con inmediatez hacia el sonido; vio a Jungkook sosteniendo una bandeja y cerrando la mencionada justo después de entrar.
—¿Cómo te sientes, Hyung? —Preguntó el menor y se sentó frente a él, muy atento al rostro casi inexpresivo de Taehyung.
—Sólo… quería irme —respondió y lo miró—. Muchas gracias por ayudarme.
Jungkook se quedó en silencio, dejó la bandeja a un lado de la cama y mostró una sonrisa que cumplía con la tarea de hacerlo ver relajado. Él no sabía si debía preguntar de más, tampoco veía en Taehyung el interés de hablar sobre el tema.
Y es que siempre había sido así.
“¡Mío!”
El menor sintió cómo aquella voz retumbó en su cabeza y lo hizo bajar su mirada hasta sus manos.
Sí, cuando Taehyung se encontraba intranquilo, era cuando su lobo también lo demostraba, aferrándose a la necesidad de verlo sin cesar. Era muy marcado el asunto y hasta ahora caía en cuenta, puesto que se ha visto involucrado en situaciones parecidas; Taehyung se encuentra mal, su lobo empieza a fastidiar y él no puede mantenerse concentrado en nada que no sea eso.
Y es que, ¿qué pasaría si éste acudía justo después de que ese ‘yo’ despertara estresado y demandante? Podían pasar dos cosas: una sería solucionar el problema de lleno, y contrario a ello, como la otra opción, empeorar el asunto.
—¿Alguien te hizo sentir incómodo? —Optó por preguntas indirectas, esperando que el castaño no se sintiese atacado o presionado por él.
Lo que sea que estuviese pasando, era la razón de ver a ese Taehyung que ahora salía de forma frecuente. Uno que nunca esperó ver, pues Taehyung siempre ha sabido demostrar lo “feliz” que es.
—Podría… decirlo de esa forma —respondió sin profundizar y lo miró de forma atenta—. Muchas gracias.
Jungkook sonrió y no dijo más nada, acercó la bandeja hasta el castaño con intención de que éste empezara a comer y fue lo que sucedió. Siempre en silencio, intercambiando pocas palabras y esperando a que la tensión ante lo sucedido desapareciera un poco. Lamentablemente, tal tensión estaba muy presente en Jungkook por la simple necesidad de esclarecer las razones del comportamiento de su mayor.
En ese momento, el celular del castaño empezó a escucharse en la habitación, éste lo tomó con mucha duda y el nombre de su madre se reflejó en la pantalla. Muchas cosas pasaron por su cabeza, pensando quizá en que le habían hecho saber su acto de desobediencia. Respiró de forma profunda y contestó.
—Tae —habló la mujer, mostrando un tono preocupado—, ¿en dónde te encuentras? ¿Por qué... decidiste no acudir?
El castaño se sorprendió al escucharla, empuñó muy fuerte sus manos y dio con la conclusión de que había sido ella quien llamó para pedir algún tipo de “ayuda” por parte de la institución.
Ya lo sabían. Todos iban a enterarse. Jungkook iba a enterarse.
Tal miedo apareció en su cabeza, en un impulso colgó la llamada y acercó una de sus manos hasta su nuca, mientras sentía cómo sus ojos empezaban a llenarse de desesperación. Iba a rasguñarse, iba a empezar a hacerlo, pero sus muñecas fueron tomadas y su vista viajó a la persona frente a él. Esa mirada preocupada lo hizo temblar.
En un acojo de vergüenza bajó su cabeza, resignándose a la idea de nuevas preguntas. Pero nunca llegaron, más bien, una pequeña caricia y un acuno en una de sus mejillas muy rojas, fue lo que recibió. Tales acciones sólo demostraban lo preocupado y atento que Jungkook se encontraba. Pero él nunca presionaba, nunca le insistía. Sólo estaba esperando.
Esperando quizá un momento de sinceridad por parte del castaño.
—Hyung —hablo nuevamente el azabache, mientras acariciaba aún una de esas mejillas y notaba cómo la otra persona se sumía en esa muestra de afecto—, quiero que sepas que… no voy a permitir que te sigas sintiendo así. Yo… haré lo que sea —aseguró—, lo que sea para eliminar esas lágrimas y reemplazarlas con sonrisas. Sonrisas sinceras.
Tal declaración tocó justamente su pecho y lo removió al instante.
¿Cómo es que sus palabras lo hacían viajar del infierno a un mismo cielo? ¿Cómo es que sus pequeñas caricias lo reconfortaban? ¿Cómo es que… sólo él podía sanarlo casi que por completo?
La mentira en su morado se asinceraba, buenas emociones eran sentidas plenamente y eso sólo lo hacía desear quedarse a su lado y nunca alejarse de él. Porque sí, era Jungkook una forma de sentirse él, una forma de ser ese Taehyung bueno y sincero que muestra a todo el mundo.
“Me pertenece”.
Tales palabras se grabaron en la cabeza del azabache y joder, en ese momento nunca pudo estar más de acuerdo con eso. Sin pensarlo de más porque sabía, iba a detenerse, optó por sostener la otra mejilla del castaño y hacer a éste mirarlo. Sus ojos brillantes por el llanto interrumpido se conectaban con los determinados y muy deseosos del menor. El silencio, nuevamente, estaba gobernando ese lugar, pero esta vez siendo un silencio muy cómodo para ambos. Eran miradas sinceras, miradas repletas de sentimientos fuertes y mutuos, miradas que… poco a poco, iban cerrándose gracias a la cercanía que se estaba provocando en ambos rostros. Porque lo querían así, porque querían sumirse en el otro, en busca de hacer explotar esos sentimientos genuinos e inocentes. Y así pasó, sus labios inexpertos, envueltos en vergüenza, se presionaron en los contrarios y dejaron que toda preocupación se perdiera en lo más profundo de cada cuerpo, permitiendo compartir cada aliento y cada caricia otorgada por el alfa.
Algo estallaba en el pecho de ambos, como una sensación de seguridad, de cariño mutuo, de amor. Simple y llanamente, un amor intenso, mas a su vez, muy calmado y paciente.
Porque entre tristeza y desespero, Taehyung siempre encontraba un lugar seguro entre los brazos de Jungkook. Independientemente de la situación, era como si él fuese medicina para todos los malestares que lo tenían enfermo y disgustado.
Un amor disfrazado de cariño que permaneció durante muchos años.
///
¡Nos leemos en
otro momento!
Pasen buena
mañana/tarde. ^^
-Gaby
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top