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      El día del evento había llegado, cada uno de los grupos se encontraban enfocados en su propuesta y personas de todo tipo se acercaban con mucha curiosidad a cada una de ellas.
En la zona de segundo, ya pasando la tarde y cayendo la noche, los actores escogidos estaban en medio del final de la segunda función.

—¡Pero heme aquí, en medio de mi dolor y aún implorando por perdón! ¡Porque sé que soy un pecador cegado por tu belleza! —Declaró el rey sombra, mientras caía de rodillas frente a la luz—. Tú misma… Oh, brillante luz, fuiste la que provocó mi más grande desgracia.

Los espectadores se encontraban anonadados, muy pendientes de cada guión y no queriendo aceptar el final de tal propuesta tan interesante que el cerebro principal, Milly, estaba ofreciendo.

—Porque te conozco y me conozco —empezó a hablar la luz, mirando con arrogancia a algo tan pequeño como lo que era ese tal rey—, sé que nuestro momento no termina aquí. Porque donde yo esté, tú te encontrarás pisando mis pies y anhelando hundirme. Hundirme en esa oscuridad tan mezquina que todos odian, pero tú insistes en que es la mejor vida. No eres la realidad, mucho menos la verdad. Sólo eres esa pequeña parte de sufrimiento que todos en esta vida necesitamos tener. Te reconozco —declaro—, pero no te acepto.

El rey sombra no hizo más que bajar su cabeza, mostrando una derrota clara.

Las personas en el lugar empezaron a aplaudir, los actores de la función se acercaron y dieron una reverencia, mientras que los grandes telones se cerraban frente a ellos.

Taehyung resopló tras bambalinas y se asomó por milésima vez al no encontrar a su madre en el público. Ella dijo que estaría en el lugar para la primera función y después iría a ver primero, en donde se encontraba Jungkook. Pero eso no estaba pasando.

—¿Por qué no tomas un descanso? —Preguntó Milly y se acercó al castaño—. Has colaborado mucho. Afuera hay un montón de comidas y cosas interesantes.

—¿Segura? —Habló Taehyung, mientras miraba de forma seria a Milly.

La rubia simplemente asintió.

El castaño se apresuró a tomar su mochila, avisar que volvería antes del cierre y salió, a la misma vez que agarraba su celular con la intención de llamar a su madre. Mas no lo hizo, ya que pudo apreciar un mensaje de su parte, en donde decía que lo sentía y que no iba a poder llegar. En Taehyung surgió cierta decepción y caminó mucho menos motivado a cualquier lugar. Éste se detuvo justo al momento de ver aquél café que el menor había mencionado, el cual era el evento de los chicos de primero.

Al frente se podía ver a Yugyeom con un gran cartel y vestido como un mesero. El menor reía y atraía a muchos chicos para que ingresaran al lugar. Ah, sí, un gran naranja; llamativo y vivaz.

—¿Cómo les está yendo? —Preguntó interesado el castaño, mientras apreciaba la linda decoración del lugar.

—Ah, Taehyung Hyung —saludó y mostró una linda sonrisa—, bastante bien. En realidad muy bien.

—¿Aún tienen espacio para alguien más?

—¡Por supuesto! —Alegó con gran atención y una voz fingida—. Sea usted bienvenido al café de la ternura.

Taehyung rió al escucharlo, negó con su cabeza y entró, barrió la zona con sus ojos y pudo notar que sí, todo era muy lindo y aniñado. Como una estación para las personas amantes de lo suave y delicado.

—¡Hyung! —Habló con emoción otra persona, mientras sonreía y movía una de sus manos en sentido de saludo.

El castaño volteó y pudo apreciar a Jungkook con un traje de mesero igual al de Yugyeom, su cabello peinado hacia atrás y una bandeja vacía. A diferencia del otro chico, éste le provocó un sonrojo muy evidente.

—Jungkookie —saludó y mostró una pequeña sonrisa—, mesa para uno, por favor —pidió.

—Lástima que sea para uno. —Rió, mientras acompañaba al castaño a la mencionada. —¿Ya terminaron? —Preguntó con interés.

El castaño negó y se sentó. —Falta una función —respondió—. A ustedes les ha ido excelente, según veo. 

Jungkook asintió.

—No he tenido oportunidad de escaparme. Además, Yeri consiguió una banqueta enorme para mirar desde arriba. Técnicamente tiene el control de todo. Aunque me la he pasado metido aquí toda la mañana, creo que pronto descansaré —avisó, miró su reloj de muñeca y reiteró la información—. Sí, en unos minutos y después al cierre.

—¿Entonces te espero?

—¿Mientras pides la especialidad de la casa? —Ofreció.

—¿Y qué es?

—Un delicioso vaso con agua —respondió con seriedad y eso hizo reír mucho a Taehyung—. Miento, es café americano más un regalo de la casa al ser un cliente especial.

—Gracias, entonces —dijo, mientras sonreía y miraba el lindo rostro del menor.

—Su pedido estará listo en unos minutos —comentó con la misma seriedad de Yugyeom y se fue.

Taehyung sonrió y se dio a la tarea de observar en completo silencio. Las personas aprovechaban la zona para estar con los que querían; entre amigos, parejas e incluso, familiares. Eran muchas risas que combinaban con la decoración.
El castaño hizo un puchero al recordar que su madre no podría llegar y empezó a jugar con sus manos. Le extrañó mucho eso, puesto que Krista se mostraba muy emocionada por la obra y los fondos que Taehyung había creado con mucha dedicación. El chico podría afirmar que la mayor admiradora de sus creaciones era su propia madre. Seriamente, sus ojos brillaban cada que veía uno de sus cuadros y le sorprendía, mucho en realidad, la forma en que Krista podía capturar la esencia de cada uno.

Era como si lo estuviese leyendo. Después de todo, sí eran muy parecidos.

[…]


     Después de un rato, el castaño se encontraba por fuera de los vestidores, apoyaba su espalda en la pared de un pasillo y miraba por una de las ventanas hacia uno de los patios.

Ya la noche se había hecho presente, los estudiantes al dar por terminado el evento, se reunían en uno de los patios más grandes del instituto frente a una gran fogata que proporcionaba mucha luz y un ambiente repleto de calma. Taehyung logró ubicar a Mily, Jimin y Hoseok, los cuales se mantenían sentados a un lado y hablaban de quizá, algo muy divertido, puesto que sus risas no faltaban. Sonrió levemente al sentirse contagiado y respiró de forma profunda.

—Hyung —habló Jungkook, a la misma vez que salía de los vestidores y terminaba de colocarse un abrigo cualquiera.

El mayor al ser llamado volteó y se dio cuenta que el azabache había optado por quitarse el uniforme de mesero 'cute'.

—¿Tanto lo odiabas? —Preguntó en broma, mientras empezaba a caminar junto a él—. Yugyeom aún lo tiene puesto.

—¿Te gustaba? —Rió.

—Te veías lindo —admitió.

—Bien, déjame volver a vestirme. —Iba a devolverse, pero Taehyung lo tomó por uno de sus brazos.

—Siempre te ves lindo, bubu —le recordó, lo miró por unos segundos y noto cómo las níveas mejillas del menor se coloraron.

Ese tipo de comentarios siempre habían sido lanzados por parte del castaño, pero ahora los efectos en el contrario eran más evidentes.

—Por cierto —cambió el tema de inmediato—, conseguí los mejores lugares para presenciar el cierre —avisó y eso extrañó al castaño.

—¿Cuáles?

—Sólo sígueme y lo sabrás —comentó, se acercó a unas escaleras y empezó a subirlas.

Taehyung se mantuvo en silencio e hizo lo pedido, caminó tras el azabache y llegaron hasta la azotea, la cual se creía que se encontraba cerrada, mas se dio cuenta que no era así, ya que Jungkook simplemente le dio vuelta al pomo y ésta abrió, dejando ver el cielo que empezaba a estrellarse por la gran noche.

—Es… —dijo entre murmullos, mientras sonreía al percatarse de lo amplio y cautivador que podría ser el ambiente—. Nunca… se me había ocurrido venir aquí de noche. En realidad, no es como que esté permitido —le recordó al azabache y éste sólo se encogió de hombros.

—Dicen por ahí que si no se enteran es porque nunca pasó —mencionó y cerró la puerta.

El castaño sólo rió ante el comentario y miró hacia abajo. Se veía considerablemente más lejos la gran fogata.

—¿Y la fogata? —Preguntó, pero sintió una pequeña luz tras él. De inmediato volteó y apreció la imagen de su menor cargando dos de esas chispas mariposas.

Jungkook las movió levemente y sonrió en grande, haciendo al castaño estar mucho más cautivado por esa escena, que por su entorno. Era como si sus ojos se perdiesen en ese alfa, entrando a un estado en donde no había nadie más que él.

Sumamente acogedor y muy, pero muy cálido.

—¿Hyung? —Preguntó—. ¿No te gustan? —Se refería a las pequeños palillos con chispas que empezaban a apagarse. El castaño asintió de inmediato, acercó su cuerpo al contrario y lo abrazó fuertemente, como si esa necesidad estuviese en su interior desde hace mucho tiempo.

Taehyung se estaba sintiendo mal porque su mamá nunca apareció, se preocupó fuertemente por ello y no había forma de cambiarlo, mas Jungkook llegó, sonrió naturalmente y derrumbó todas esas feas sensaciones que amenazaban con encerrarlo. Siempre ha estado ahí, siempre lo ha ayudado, siempre, de alguna u otra forma, lo ha estado salvando de sí mismo.

El castaño sintió cómo su cuerpo era aún más atraído hacia el otro, cómo esos brazos afianzaban su muestra de afecto y cómo la persona que los estaba proporcionando, se perdía junto a él en 'eso' que pasaba cada que se encontraban juntos.

No, en definitiva ya no eran amigos. Y por primera vez en mucho tiempo, estaba sintiendo que era la mejor conclusión a la que podría haber llegado.

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¡Nos leemos el próximo
fin de semana!

Pasen una excelente
mañana/tarde. ♡

-Gaby

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