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     Taehyung se encontraba sentado justo al lado de las rejillas de la azotea, miraba sus manos con sumo interés e intentaba pensar con cuidado. Su día había empezado totalmente mal, empezando por cómo los ojos de Jungkook se posaron en él con cierto atisbo de enojo y también el no saber cómo disculparse de manera correcta con Jimin.

Él estaba arruinando todo.

Soltó un suspiro al llegar a esa conclusión y negó con su cabeza.

—TaeTae Hyung —habló otra persona y el mayor optó por mirarlo muy sorprendido—, ¿qué haces aquí, hm? —Preguntó y se sentó a su lado—. ¿Ya comiste? —El castaño negó con su cabeza dando respuesta a lo último dicho. —Vaya, entonces esta situación es perfecta —dijo, para después abrir una bolsa que tenía entre sus manos y sacar unas bebidas más ciertas galletas rellenas con dulce de leche que le gustaban en demasía al castaño.

—¿De dónde las sacaste? —Habló sorprendido y tomó la que su menor le estaba entregando.

—Bueno, hice ciertas gestiones.

—¿Te escapaste? —Preguntó—. Jungkook, tú no-

—Ey, relájate —habló entre risas—. Ya estoy aquí, ¿no? Además, quería pasar tiempo contigo. Desde que te enfermaste no hemos pasado tiempo juntos.

—Lo siento —dijo el castaño y mordió una galleta.

—TaeTae —continuó el menor y abrió su bebida—, Jiminie Hyung está preocupado por ti.

—¿Qué? Umm… Está todo bien, Jungkookie. —Sonrió. —No debes preocuparte por esas cosas.

—Hyung —llamó nuevamente al castaño.

—¿Dime?

—Tú sabes… que puedes contar conmigo para cualquier cosa, ¿cierto? —Mencionó y optó por mirar el semblante de Taehyung fijamente.

El castaño mantuvo sus ojos sobre él, sonrió levemente y revolvió el oscuro cabello del chico, haciéndole entender que sí, sabía que podía contar con él para lo que sea.

—Claramente sé eso, Jungkookie —aseguró.

La campana que daba el inicio de la última jornada de clases se escuchó, las dos personas se percataron de ella y el mayor iba a colocarse de pie, mas su muñeca fue tomada por el contrario y éste lo miró con curiosidad.

—¿Podemos… quedarnos aquí un poco más?

—¿Qué? —Preguntó Taehyung—. Niño, ¿te escapas y tampoco quieres asistir a tus clases? ¿Con qué personas te estás juntando?

Jungkook empezó a reír por la reacción de Taehyung y lo hizo sentarse nuevamente.

—Con nadie —contestó—, en realidad todo ha sido mi iniciativa. —Sonrió de manera brillante al sentirse orgulloso por su respuesta, pero ésta no duró mucho, ya que sintió un pequeño golpe en su cabeza proporcionado por el castaño. —¡Hy-Hyung!

—Eso no es cool —aclaró y tomó otra galleta—. Me quedo por éstas —hizo mención al pequeño aperitivo traído por su menor.

—Hyung —habló nuevamente Jungkook y recostó su cuerpo en el piso para ver las nubes que pasaban de manera lenta sobre ellos—, ¿cómo te sientes?

—Ya te he respondido eso varias veces —mencionó y mordió la galleta.

—No hablo de eso —corrigió—. ¿Cómo te sientes?

Taehyung al entender la pregunta lo miró, se mantuvo un rato en total silencio y después optó por recostarse al lado del cuerpo contrario. Vaya que sí, Jungkook se había vuelto mucho más perceptivo y eso sólo complicaba las cuestiones del castaño.

Ya no creía nada tan fácilmente.

—¿No sientes… cómo si la brisa estuviese enojada? —Preguntó—. Está golpeando de manera feroz nuestros cuerpos y desordena nuestros cabellos sin cuidado alguno. No tiene ni compasión con las nubes que en este momento observamos. Y de igual forma… eso no es suficiente para hacer daño.

—¿Estás planteando una metáfora? —Preguntó y optó por observar el perfecto perfil que poseía su mayor.

—Me siento… como la brisa en este momento —respondió—: obligatoriamente ligera e imperceptible.

Quizá no había sido totalmente claro, pero nunca mintió en cuanto a la pregunta planteada por su amigo.

—Impotente… —Concluyó el menor, Taehyung de inmediato volteó a mirarlo y se sorprendió al percatarse de lo cerca que se encontraban sus rostros. Sus mejillas se prendieron con un rojo muy fuerte, pero en ningún momento tuvo la necesidad de alejarse. —Quizá yo también me esté sintiendo de esa forma. —Sonrió sin dejar ver sus dientes y mantuvo su mirada sobre el semblante avergonzado del castaño.

—¿Por qué? —Indagó el mayor.

—Porque así te sientes tú, Hyung.

Taehyung simplemente se quedó en silencio, apretó sus labios en finas líneas y optó por por acurrucar su cuerpo cerca del brazo del azabache.

—Eres... un idiota —musitó.

—Me llevaré las galletas.

—Ah, sobre mi cadáver —amenazó Taehyung.

—Pero yo las compré.

—Para mí —aclaró.

Jungkook volvió a reír, se recostó a medio lado para observar mejor al castaño y comentó—: Estamos en un sucio piso de una azotea.

—No me interesa —respondió.

—Faltando a clases —continuó y con mucho cuidado acercó una de sus manos para acariciar suavemente las finas hebras castañas de su mayor.

—Por... tu culpa —dijo, empezando a sumirse en la pequeña caricia proporcionada por Jungkook. De forma más especifica, en la suave y rústica esencia de su cuerpo.

—No puedo objetar en contra de eso. —El menor se acercó un poco más al cuerpo contrario y se permitió sentir con mayor libertad el dulce aroma que éste destilaba.

Si llegaba a ser honesto, aún podía percibir aquellos hilos ácidos que intranquilizaban su cuerpo, pero era como si su propio aroma los estuviese neutralizando. Quizá, proporcionando una verdadera calma al omega que ahora y de manera inconsciente, sostenía entre sus brazos. Al percatarse, observó los ojos cerrados del castaño y no pudo evitar acercarse para plantar un casto y suave beso en su frente. Tenerlo muy cerca de él hacía que su necesidad de darle pequeños mimos creciera; para hacerle entender, de alguna u otra forma, que sólo a su lado podría sentirse bien.

“Porque es mío. Y yo debo cuidarlo como tal”.

[...]


    El fin de la jornada se había hecho presente, Jimin caminaba con sumo desánimo por el pasillo que conectaba con la salida y sólo pensaba en Taehyung, puesto que no había asistido a las clases en las últimas cuatro horas.

No lo entendía. ¿Por qué no podía confiar en él?

—Jiminie —habló Milly, a la misma vez que se acercaba y mostraba una gran sonrisa—, tengo unas ideas geniales para la obra.

—¿De verdad? —Preguntó interesado.

—¿En dónde está Taehyung? Lo explicaré rápidamente. —Al escuchar ese nombre, el semblante de Jimin se incomodó y miró hacia otro lado. —¿Dije... algo malo?

—No, no —aclaró.

—Hoy lo noté extraño, ¿sabes? Digo, no es como si lo conociera, pero es del cielo a la tierra su cambio. No sé si me estoy haciendo entender.

—Sí lo haces, en realidad.

—Él es omega, ¿cierto? Ustedes lo son.

—¿A qué viene eso? —Cuestionó el rubio, mientras caminaba junto a ella.

—¿Es el omega de Jeon Jungkook? El de primero —especificó.

—Realmente... no sabría qué responderte —admitió entre pequeñas risas agrias—. Tampoco me quedaron ganas de saberlo.

—Oh, pensaba que sí.

—No lo sé, Milly. ¿A qué viene tu interrogatorio? —Bromeó.

—¡Vaya!, ¿te sientes de esa forma? Lo siento, es que... ellos me causan mucha curiosidad. Sabes la razón.

Jimin volvió a reír y asintió con su cabeza.

—Vah, sólo te diré que el único que se niega a pensar de esa forma, es Taehyung. Y todo es hasta el punto de irritarse con quien se lo mencione. Aunque ese es un comportamiento reciente.

—¿Sabes si ya lo están cortejando? Porque si es así, entonces el omega-

—Eh, Jiminie, vámonos —interrumpió Hoseok y se acercó al nombrado.

—Milly, ¿me dices vía chat lo que se te ocurrió para la obra? —Propuso el rubio y ésta simplemente asintió.

Al quedarse sola, frunció su ceño y en su cabeza sólo quedó las últimas palabras dichas por el contrario.

¿Y si ya lo estaban cortejando?

///

¡Nos leemos
mañana! ^^

-Gaby

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