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    Krista se mantenía en silencio, sentada en la banqueta frente a la isla de la cocina y miraba su café caliente con sumo desinterés. Para ella los días se habían vuelto muy extraños; su hijo era más silencioso y Minwoo tendía a llegar mucho más tarde a casa. Soltó un pequeño suspiro al analizar el tema y optó por tomar de su taza de café, después miró a la gran ventana de la casa y notó cómo Jungkook se quedaba a un lado para esperar a su hijo. Sonrió al recordar lo muy pequeño que era, incluso más pequeño que Taehyung.

—Mamá —hablaba el nombrado, mientras ingresaba al lugar para despedirse de ella—, nos vemos en la tarde —avisó y le dio un pequeño beso en su cabello.

—Tae —habló la mujer y lo miró.

—¿Sí? —contestó a su llamado y volteó antes de salir.

—¿Puedes invitar a Jungkook a cenar? —Preguntó y se dio cuenta cómo el rostro del chico se incomodaba ante la propuesta—. ¿Qué pasa, cariño? —Cuestionó.

—No es nada. Está bien —continuó—. Le plantearé la idea —fue lo último dicho, después de optar por salir y dejar a la mujer nuevamente sola.

Krista volvió a mirar hacia la ventana y esperó a que las dos personas tomaran el típico camino para irse a clases.

Realmente había una segunda intención por parte de la invitación que le estaba pasando a Jungkook, no era algo malo. Quizá algo lo suficientemente claro para despejar la cantidad de dudas que empezaban a surgir en su cabeza.

En el camino de los jóvenes, éstos se mantenían en silencio y miraban al frente, como si pasear la mirada al contrario les proporcionaría algo que no podrían ni querían tocar en su momento.

Eran dos chicos intentando mantener aquello que los unía como buenos amigos.

—¿Te sientes mejor? —Rompió el silencio el menor.

—Sí, bueno… Fue un pequeño descuido de mi parte —contestó el castaño y sonrió con algo de nerviosismo.

Un descuido por ti.

No supieron qué más decir y se mantuvieron en silencio el resto del camino. Antes sus conversaciones surgían de manera natural, ahora la incomodidad llenaba sus cuerpos y no sabían cómo continuar con ella. Era lo esperado, ya que el azabache le había dejado en claro cómo se sentía y el castaño evitaba —como siempre— pensar en temas tan problemáticos. 

Estaban chocando de una forma fastidiosa, tanto que Jungkook se estaba irritando.

—Hyung —habló nuevamente el azabache y detuvo su paso justo al llegar a la entrada de la preparatoria—, ¿nos vemos en el fin de la jornada? —Preguntó.

—Siempre lo hacemos, Kook —respondió con mucha tranquilidad, tanto que demostraba lo sobre actuado que se mantenía en su momento.

Jungkook empuñó muy fuerte sus manos en las correas de su mochila y respiró de forma profunda al percibirlo.

—Olvídalo.

—¿Hm? —Enarcó una de sus cejas Taehyung.

—Olvida lo que sucedió en mi casa —aclaró y sonrió, intentando mostrarse controlado ante el omega—. No estaba en mis sentidos y sólo logré joderlo todo. No me gustas, Hyung. Y tampoco quiero cortejarte. Fue… un impulso —terminó de hablar y decidió entrar, dejando al mayor totalmente sorprendido y casi que inmóvil.

Quizá eran las palabras que quería escuchar, pero muy en el fondo dolía hasta el punto de sentir cómo su estómago se revolvía y un nudo muy molesto se atoraba en su garganta. Sus labios empezaron a temblar y sólo supo bajar su mirada y mantenerse así, en un silencio que sólo lo encerraba mucho más en sus entrañas.

Se odiaba. Odiaba todo.

Pero odiaba más no saber qué hacer. 

[…]


—Entonces, la idea es hacer un pequeño Maid Café, ¿todos están de acuerdo? —Habló Yeri, quien se encontraba frente al pizarrón.

En el aula de primero las personas no alegaron y apoyaron la idea. El festival iba a presentarse a mitad del periodo y por ello debía gestionarse de manera correcta. Los profesores se tomaban demasiado en serio tal evento y premiaban a los mejores cursos.

—Man —musitó Yugyeom—, ¿sucede algo?

—¿Cómo hago que todo vuelva a la normalidad? —Preguntó, no esperando ninguna respuesta y miró sin ánimos a su amigo.

—¿Y ahora de qué hablas? Si es por tu problemita ese raro, habla con Milly. Yo no tengo idea. —Limpió sus manos de forma retórica y miró nuevamente al frente. —Además, no hagas que Yeri nos exponga en medio de toda la clase, presta atención.

—La chica es fastidiosa, ¿sabes? No es nuestro problema. Además, imbécil, tú me hablaste primero.

Yugyeom rió ante lo dicho y fue lo peor que pudo hacer, ya que Yeri golpeó lo suficientemente fuerte el escritorio para demostrar lo muy irritada que se encontraba por el palabrerío de los dos muchachos.

—Jungkook, Yugyeom, ¿qué les pareció la idea? Se me hace que también quieren utilizar lindos vestidos, ¿cierto?

Todos en el aula rieron, menos los dos muchachos, quienes sabían a la perfección cómo sacar provecho a esa clase de situaciones.

—¿Qué, Yeri?, ¿estás diciendo que quieres ver mis brazos ceñidos en una tela tan delgada? —Molestó Yugyeom, con una sonrisa llena de petulancia.

—¿Quieres ver a un hombre con vestido? Cielos, compañera, eres rara —continuó Jungkook, bastante más serio que su amigo.

La chica sintió sus mejillas muy rojas y respondió—: ¡Ha-hagan silencio y presten atención!

Todos volvieron a reír y después de unos minutos, volvieron a prestar atención a lo que decía la chica. Ella era la delegada, y por ello, mostraba sus ideas y las comparaba con las del resto del curso para llegar a un acuerdo.

Después de ello, el timbre que indicaba la hora del almuerzo se escuchó, el menor se colocaba de pie y avisaba a su compañero que iría por algo en la máquina expendedora. Mientras caminaba hacia ella, de su cabeza no salían las miles de situaciones que habían pasado, muchas escenas extrañas y también la conversación que llegó a tener con su padre. Eran tantas cosas… y simplemente no encajaban.

Había algo que no cuadraba y eso simplemente lo hacía enojarse cada vez más.

¿Por qué no entendía?, ¿por qué todo ahora era tan raro?

—¿Jungkook? —Habló una persona de un tono más agudo y éste lo ayudó a salir de su cabeza.

—Jiminie Hyung, hola —saludó y miró al de menor estatura.

—¿Ya… saben qué harán para el evento? —Preguntó el rubio, intentando buscar un tema de conversación con el menor.

—De manera general ya está planteada la idea, pero a los tipos 'como yo', nos dejaron el trabajo pesado; ya sabes, eso de cargar, mover y ubicar. Vah, que ya me aburrí de sólo pensarlo. ¿Por qué?, ¿ustedes aún no? —Cuestionó.

Jimin rió y asintió—: Será una obra… ¿interesante? Realmente estoy emocionado. Taehyung, Milly y yo estamos… trabajando en ello —al decirlo, se quedó en silencio al pensar en su amigo castaño. No supo en qué momento su rostro se modificó a uno lleno de preocupación.

—¿Hyung?

—Jungkook —volvió a hablar el omega—, ¿has… sentido raro a Taehyung?

—¿Raro? —Continuó el más alto—, ¿raro cómo?

—Diferente… —Frunció su ceño y negó con su cabeza. —No lo sé, sólo… estoy preocupado. ¿Sabes? Hoy se quedó mirando por fuera de la ventana en toda la primera jornada, después durmió y cuando sonó la campana… simplemente se colocó de pie y se fue. Yo-yo no sé… —La voz del rubio empezó a quebrarse, mientras decía lo que sus ojos alcanzaban a percibir de su amigo—. Yo-yo… intento preguntar y só-sólo explota y… —Negó instintivamente y detuvo sus palabras por la frustración de no comprender el tema ni saber expresarlo.

¿Entonces Jungkook no era el único que tenía esa sensación?, ¿no era sólo un capricho de 'eso' que se mantenía dentro de su persona?

¿Qué estaba pasando con Taehyung? ¿Y por qué cada que se adentraba más en el tema, su cuerpo se consumía en rabia injustificada?

“Ve por él”.

“Protégelo”.

“Me necesita”.

///

¡Nos leemos
mañana! ^^

-Gaby

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