09

   La tarde había decorado el ambiente, las brisas levemente frías entraban por las ventanas semi-abiertas y eso provocaba un gusto inconsciente dentro del lugar.

—Vamos a mi habitación —mencionó el azabache a la misma vez que subía las escaleras—. Prefiero evitar dejar algún desorden por aquí. Papá lo odia.

—Nunca te he preguntado nada sobre tu padre, precisamente porque se me hace muy aterrador —admitió el castaño y subió detrás de él—. ¿Aún no regresa?

—Mañana estará aquí —respondió a la pregunta y abrió la puerta al final del pasillo—. Aunque me sentía más cómodo de esta forma.

—¿Solo? —Inquirió.

—Lo definiría como: tranquilo —corrigió y entró junto a su amigo.

Taehyung no hizo más preguntas, dejó su mochila en un pequeño sofá que la habitación mantenía y se sentó en el mencionado.

—Este lugar es tan silencioso que me genera ansiedad —bromeó el mayor y miró hacia Jungkook, el cual repentinamente se había quedado callado mientras sacaba su blazer—. ¿Jungkookie?

Al no escuchar respuesta por su parte, la incomodidad se presentó y cierta densidad apareció poco a poco en la habitación considerablemente grande, lo que logró mantenerlo técnicamente inmóvil; como si estuviese congelado hacia esa persona que, ahora admitía, no reconocía.

Había pasado lo mismo, lo mismo de la estación. Eran ojos diferentes, un semblante más serio. Ése no era Jungkookie.

—Hyung —habló por fin, talló su rostro con sus dos manos y respiró de forma profunda—, quiero… hacerte saber qué está sucediendo. Y a partir de allí, por favor, toma una decisión —pidió, aflojó su corbata para lograr sacarla y se sentó en el borde inferior de su cama.

—Puedes… decírmelo. —A Taehyung le sorprendió mucho el cómo fue difícil soltar esas simples palabras.

—Estoy inquieto —admitió—, cuando estoy contigo siempre lo estoy. Algo en mi cabeza me pide que esté para ti, que te proteja, que… te mantenga junto a mí. He tratado de mantenerme al margen con respecto a la situación pero… cada vez es más fuerte.

—Jungkook-

—Hyung, por favor —interrumpió el menor, bajó su mirada hasta las manos contrarias y decidió tomarlas para mantenerlas junto a las suyas. Después, plantó sus ojos en los contrarios y dijo—: permíteme… cortejarte. Permíteme hacerlo.

Taehyung se sorprendió ante sus palabras, sus ojos empezaron a cristalizarse y sus manos temblaban en sobremanera. Ahora mismo se encontraba mirando una versión de Jungkook más exigente y determinada, como si su condición estuviese formando lo que verdaderamente estaba destinado a ser. Por su cabeza pasaron los miles de momentos cuando eran niños, cuando jugaban, cuando… realmente no tenían que preocuparse por cosas como esas. ¿Realmente era lo que quería? El castaño admitía que algo revoloteó en su pecho y un sentimiento de dicha apareció consigo, pero… también alcanzó a admitir muchas cosas más agrias que, por más que lo intentase, no se iban a ir.

Porque ya hacían parte de él.

—¿Hyung? —Apresuró el azabache, mas pudo sorprenderse cuando las manos contrarias se deslizaron por fuera de las suyas, dando una clara respuesta a la petición de éste.

—Lo si-siento —musitó con una voz quebrada y bajó su cabeza al no ser capaz de observar a la persona frente a él.

—Si es… de esa forma… —Frunció su ceño Jungkook. —Hyung, yo no puedo seguir estando tan cerca de ti.

El castaño abrió sus ojos de manera sorpresiva y miró al menor, a la misma vez que empezaba a negar con su cabeza.

—¿Por-por qué estás diciendo algo así? —Preguntó, exponiendo un nivel de exaltación que empezaba a preocupar al contrario—. Tú, tú no puedes…

—No estoy siendo desconsiderado —aseguró el azabache—, me estoy preocupando por ti y por mí. ¿Crees que ha sido fácil hasta ahora?

—Yo-yo te necesito, Jungkookie… Yo-yo… Por favor —rogaba, mientras sus lágrimas empezaban a resbalarse por sus mejillas.

Jungkook se acercó hasta él, lo tomó por sus mejillas y apoyó su frente con la contraria. Le estaba doliendo verlo de esa forma, y es que tampoco entendía sus razones para negarse y después pedir que se mantenga junto a él de la manera en que siempre ha estado.

No podría.

—¿No… te gusto? —Preguntó directamente, mientras limpiaba los ojos del omega.

—No es… algo que deba importar en este momento —fue su respuesta y cubrió las manos del alfa con las suyas—, por favor, Jungkookie, no… te alejes de mí.

El nombrado respiró de forma profunda, cerró sus ojos y se mantuvo en esa posición por unos segundos.

—¿Sabes que en algún momento… me voy a frustrar y voy a tomar todo aquello que, considero, me pertenece?

Taehyung se quedó mirándolo, sonrió sin exponer sus dientes al ver aún el rostro del azabache con sus ojos cerrados, como si intentase concentrarse lo suficiente para no hacer cosas arriesgadas.

—Tu verde se está volviendo denso y está empezando a oscurecerse —musitó el castaño—. Y siento ser el culpable de ello.

—¿Puedo… abrazarte cuando yo quiera? —Pidió.

—Ahora, supongo… puedes hacerlo.

El menor empezó a rodear la cintura del contrario con sus brazos para mantenerlo junto a él y posterior a eso, acercar su rostro al cuello de Taehyung, para intentar sumirse en el aroma que desprendía de él; era tranquilizante, como un pequeño remedio para ahogar las penas y sanar todo dolor que estuviese surgiendo en su pecho. Porque había sido rechazado de una forma que no logró generar cambio alguno; nada bueno y nada malo. Seguían en el mismo lugar.

Aunque esta vez con emociones diferentes. Una mezcla extraña que sólo proporcionaba malestar para las dos personas implicadas.

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Pasen buena
tarde. ♡

-Gaby

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