05
La puerta principal de la casa Kim se escuchó ser abierta, Taehyung junto a Jungkook ingresaban envueltos en risas y comentarios que pertenecían a su conversación. Krista se asomó por la cocina y notó el buen ambiente que esos menores mantenían.
—Mamá, hola —saludó el castaño, mientras sacaba su abrigo y dejaba su mochila a un lado.
—Señora Kim, es un gusto volver a verla —comentó Jungkook, haciendo lo mismo que Taehyung.
—Jungkookie, ¿qué le pasó a tu brazo derecho? —Preguntó la mujer, puesto que estaba totalmente empapado con agua de lluvia.
El menor se miró, se encogió de hombros y sólo se excusó diciendo que el paraguas era muy pequeño para él. Taehyung lo observó por unos segundos y prefirió ignorar ese hecho para después observar a su mamá.
—Kook se quedará hasta que el mal tiempo pase, mamá —avisó el castaño.
—Está bien —dijo—. ¿Quieren alguna merienda mientras pasa?
—¿Aún hay galletas de chocolate? —Preguntó y se acercó junto al menor a la cocina.
Krista asintió.
—También leche de banana. —El menor sólo se sonrojó y miró hacia otro lado. —Jungkookie, ¿por qué no me das tu camisa mientras estás aquí? Taehyung puede prestarte alguna suya. No quiero que te enfermes.
—No, realmente está bien. Gracias.
—Deja de ser tímido, antes venías aquí y comías lo primero que veías en el refrigerador —mencionó el castaño, lo tomó por sus hombros y lo guió hasta las escaleras—. Te la entrego en unos minutos, mamá.
Después de subir, entraron a la habitación del castaño y éste le pidió que esperara sentado en su cama.
—Debiste decirme que te estabas mojando —habló el castaño, a la misma vez que buscaba en sus cosas.
—Después ibas a mojarte tú —dijo el menor, mientras sacaba su corbata y desabotonaba un poco su camisa.
—¿Y eso debía importar? —Preguntó enojado.
—Si hablamos de manera particular, tú eres más propenso a enfermarte que yo —aclaró, mientras observaba un poco a su alrededor.
Algo le extrañó a Jungkook. Era la misma habitación. Además, siempre pensó que debía tener el mismo aroma, quizá un poco más fuerte, que destilaba Taehyung. Pero… era un poco diferente.
¿Más agrio o ácido?
Frunció su ceño y ladeó su cabeza.
—Jungkook —habló el castaño y le extendió una camisa blanca cualquiera—, ¿sigues teniendo la misma talla?
—¿Si te digo que no, te enojarás más?
—¿Qué?, ¿estás más ancho? —Preguntó sorprendido—. ¡Déjame ver!
—¡¿Qué-qué?! ¡No! —Habló avergonzado.
—Vamos, Jungkookie, siempre me ha interesado el cómo la condición influye en tu cuerpo. Verás, yo ahora soy más delgado y… —Frunció su ceño. —El caso es que antes era más rellenito y ahora puedo comer lo que sea, y no pasa nada. Supongo que eso es una ventaja.
—Si me muestras, yo te muestro.
—¡¿Eh?! ¡¿Desde cuándo eres así?!
—Sólo es el torso, Hyung.
—Para mí no sólo es eso, ¿lo sabes? —Jungkook frunció su ceño y ladeó su cabeza. —Ah, claro, cabe la posibilidad de que aún no hayas estado con nadie; llevas sólo semanitas.
—¿Cómo esta conversación terminó así?
—Bebu —continuó hablando el mayor y se sentó al lado de él—, para mí es mucho más complicado porque… mi cuerpo tiende a ser un poco más lascivo que el tuyo. En pocas palabras, si me miras, tú siendo un alfa, adivina qué me pasa. —Sonrió de manera inocente.
—Ah, mierda. —La cara de Jungkook empezó a tornarse más roja y se colocó de pie. —Yo iré a cambiarme, sí, necesito o… me voy a enfermar. Sí.
Taehyung empezó a reír y a negar con su cabeza.
—¡No te burles!
—¡Eres adorable!
—¡Y tú demasiado franco! —Alegó y entró al baño.
El castaño sonrió, miró a su alrededor y tomó una almohada para abrazarla.
—En realidad es lo que dicen —murmuró.
Después de unos segundos, el menor salió con su camisa húmeda en sus manos.
—De verdad, tu mamá no tiene porqué lavarla.
—Eres como su bebé también. Lo hará con gusto —mencionó y miró en dirección al azabache—. Joder, Jungkookie, ¿en dónde te habías guardado esos brazos?
—Siempre he sido así, Hyung —dijo—. Aunque es normal que ahora lo notes, ¿no?
Taehyung se encogió de hombros en sentido de respuesta.
—¿Vamos abajo? Recuerda la prueba de vocación.
—Es gracioso, porque la había olvidado por completo —admitió el menor.
—Sí, sí. Yo también —habló el castaño, al mismo tiempo que salía junto a Jungkook y cerraba la puerta de su habitación.
Después de bajar, le hicieron saber a Krista el verdadero motivo de la visita del azabache, mas ésta les dijo que lo mejor era esperar y no sumirse ante una prueba que, ella consideraba, era opcional y ante personas que ya no tenían tiempo para pensar. A partir de allí, Krista invitó a Jungkook a cenar y éste no tuvo más remedio que aceptar, ya que el mal tiempo no daba indicios de terminar y eso que ya habían pasado algunas horas.
Ahora mismo los dos menores se encontraban en la sala de estar.
—Por cierto, Hyung.
—¿Sí?
—Estuve pensando en lo que me habías comentado del club de arte. ¿Estás pensando en retirarte? —Preguntó y miró al castaño.
—Siempre terminamos tarde y… a mis padres no les gusta que camine solo por la noche. Es posible que lo haga. ¿Por qué?
Jungkook se mantuvo observándolo por unos segundos, soltó un suspiro calmado y después dijo—: ¿Puedo unirme?
—¿Eh?
—Vamos, yo aún no sé qué hacer con mi vida y ésto también te beneficiaría a ti. Sé que no quieres dejarlo.
—No lo haces por ti, Jungkook —aseguró Taehyung—. Estás intentando facilitarme las cosas.
—¿Y eso es algo malo?
—Deja de hacerlo.
—¿Por qué?
—Es raro. —Jungkook negó con su cabeza e hizo hacia atrás el cabello que tenía en su frente con una de sus manos. —No sólo soy un tonto y frágil omega, niño. Soy tu amigo y odio que me trates como a una damisela en peligro.
—Hyung-
—Así que no, no quiero que te unas al club de arte —interrumpió al azabache, mostrando un ceño fruncido debido a su enojo.
En ese momento, la puerta principal se abrió y dejó ver a otro hombre que ingresaba. Éste mantenía su semblante serio y sacaba su abrigo con suma calma.
—¿Estamos? —Volvió a hablar Taehyung.
—Cada que dices: "¿Estamos?", es una advertencia. Aunque sería interesante ver qué pasaría si no cumplo lo que me pides.
Minwoo al escuchar esa voz frunció su ceño y con inmediatez dirigió su mirada hacia la sala. Pudo ver a Taehyung, el cual se mantenía sentado en la alfombra y… a Jungkook a su lado. Quizá demasiado cerca. Tanto que logró irritarlo.
—¿Tú quieres verme aún más enojado, Jungkookie?
—Buenas noches —saludó el mayor y los dos lo miraron.
—Buenas noches, señor. —Jungkook se colocó de pie e hizo una pequeña reverencia en sentido de saludo.
—¿Cómo te fue, papá? —Preguntó Taehyung.
—Bien. Normal —respondió y miró fijamente al azabache.
El menor al darse cuenta frunció su ceño.
—Cariño, me alegra que hayas llegado bien —entró a la conversación Krista, mientras se acercaba y plantaba un abrazo en el hombre.
Éste se mantuvo en silencio y simplemente caminó hasta la cocina junto a su mujer. Jungkook lo siguió con la mirada, aún extrañado por la reacción de ese hombre hacia él.
—Oye, te van a decir maleducado como mires a tus mayores así —dijo Taehyung.
—¿Cómo? —Preguntó el azabache y se volvió a sentar.
—¿Como si quisieras asesinarlo? —Rió el castaño.
—Lo siento. Simplemente… no sé qué me pasa.
—Yo tampoco. Estás muy raro —aseguró Taehyung y tomó un cojín entre sus manos—. ¿Ya tu padre sabe que te quedarás un rato más?
—Él está por fuera de la ciudad. Quizá junto a su novia —respondió.
—¿Y desde cuándo? —Enarcó una de sus cejas.
—Hace una semana. Pero relájate, tengo suficiente comida en el refrigerador.
—A veces se me olvida que eres un niño mimado.
—No soy un niño mimado —declaró y lo miró fijamente.
—Ya, ya. —Rió el castaño y revolvió el cabello de su menor.
—La cena ya está lista —dijo Minwoo, mientras se acercaba—. Taehyung, tu mamá te necesita.
—Voy~ —canturrió el nombrado y se colocó de pie para salir del lugar.
Jungkook prefirió mantenerse en silencio e igual se levantó. Al momento de mirar al hombre, supo de inmediato que él no era el único que se sentía inquieto, puesto que la persona frente a él tenía sus mismos ojos.
¿Pero por qué? No lo entendía.
Y es que tampoco encontraba sentido en lo que su cabeza empezaba a aclararse.
///
¡Nos leemos
mañana!
-Gaby
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