𝖛𝖎. In Over Our Heads

𝖛𝖎. In Over Our Heads

Kathryn se sorprendió casi tanto como tú al saber que durmió en el Chareau esa noche. Primero, no quería que John B estuviera solo. Tenía algo de bondad en ella y él la sacaba a relucir, ¿qué quieres que diga? Segundo, necesitaba eliminar la adrenalina y conducir no la ayudaría.

Especialmente si, según JJ, ella era "la peor conductora que había visto en vida".

Sin embargo, no planeó que eso significaría quedarse atrapada en el 'Twinkie' (la máquina misteriosa de peor aspecto que había visto en su vida, te lo puedo asegurar) mientras la llevaban a su casa. Sería mucho más soportable si simplemente dejaran de hablar de Kie besándolo.

―John B, ¿nunca has sentido el toque de una mujer antes?―ironizó, mirándolo desde los asientos traseros.

Él le empujó la cabeza hacia atrás.―Cállate, yo si. Muchas mujeres. Tu madre incluida.

Kathryn hizo una mueca y hasta JJ se estremeció.―Vaya, entonces lo siento por el trauma.―murmuró.

―No entiendo por qué no lo intentas al menos con Kiara.―dijo JJ.―Está claro que le gustas.

Kathryn tarareó. Tenía la misma impresión.―¿Es por esa estúpida regla que teníamos de niños? 'No se permiten Pogues con Pogues?'

John B se burló.―Bueno, en primer lugar, no es estúpido.

―El 98% de los grupos de amigos terminan cuando empiezan a acostarse entre ellos.―añadió JJ.

Kathryn frunció el ceño.―¿De dónde sacas esas estadísticas?

―Mi trasero.

―Maravilloso.―tarareó como respuesta.―¿No crees que dejar que el resentimiento y los sentimientos se enfoquen en ti va a afectar al grupo de todos modos?

La miró fijamente.―John B, tenemos a Shakespeare en la parte de atrás.

―Voy a meter al rey Lear tan arriba en tus estadísticas――

―Niños.―dijo John B, mirándolos.―Sean amables.

Ambos apartaron la mirada después de que JJ le hizo un gesto obsceno. Tal vez sea su forma de comunicarse ahora. Obscenidades hasta que alguien cedía, o uno de los otros se hartan de sus payasadas. Podría ser peor, pensó ella. Al menos ya no es una pelea a gritos para saber quién de ellos la tiene más grande.

―De todos modos.―continuó JJ.―Kie dice: 'Oh, John B.'―la voz aguda realmente lo vendió.

―¿Es eso lo que hace?

―Ella está dibujando sobre ti buceando, luego te besó, hermano.

―Para ser justos, estaba arriesgando su vida.―le recordó Kathryn.

―Y ella me besó en la mejilla. No es como si nos estuviéramos besando.

―Es fácil de conseguir, hermano. No finjas que no te das cuenta. Lo veo en tus ojos. Dices: 'Me gusta un poco eso', y comienzas a sonrojarte y esas cosas.

―¿Me sonrojo?

―Si.

―¿En serio?

―Si.

John B se giró hacia él con una sonrisa burlona.―¿Quieres hablar sobre sonrojarte cuando algo te gusta?―JJ dejó de hablar y lucir engreído.―Lo veo en tus ojos.

Kathryn asomó la cabeza entre los dos asientos delanteros con una sonrisa maliciosa.―Si ya no quieres tener sed de alguien con un par de tetas, tal vez podríamos hablar sobre el elefante en la habitación.―JJ la miró fijamente.―La brújula, idiota.

Él tarareó y la tomó, John B casi se desvió para recuperarla.―Oye, no――

―Solo la estoy mirando.―la hizo girar entre sus dedos, pensativo.―Tengo que admitirlo, la brújula de tu padre en el bote de Scooter, eso es extraño.

Kathryn asintió, antes de suspirar, recostándose.―Pobre Lana. Debe estar devastada.

Si Kathryn no conocía tanto a Scooter, conocía a su esposa. Ella solía hornear galletas en navidad y repartirlas. Kathryn cambiaba sus chocolates por uno, incluso si no lo pedía.

―Sí, no lo olvides, lo vas a necesitar.―dijo John B.

Ella frunció el ceño.―¿Qué quieres decir?

―Ella está de camino al Palacio, podríamos detenernos allí y hacer un par de preguntas.

―No acosaré a una viuda para que busques un tesoro, JB.

―¿Por qué no?―preguntó JJ con una sonrisa burlona.―Ella te ama, probablemente era la única con la quien querrá hablar.

Kathryn puso los ojos en blanco.―Teníamos un negocio en marcha, eso es todo. Chocolate por galletas... el chocolate no es una prueba de amor.

Los chicos se miraron entre sí.―Si me traes tu chocolate.―comenzó John B.―Te amaré por siempre.

―Sí, eso es porque piensas primero con el estómago y después con la cabeza.

―El chocolate es lo mejor que hay.―continuó JJ.―Proponme matrimonio con una de esas monedad de oro falsas. Daría mi vida por chocolate.

―Darías tu vida por media cerveza caliente y marihuana.―ella suspiró.―Y una brújula, al parecer.

John B entra en el patio trasero de la casa de los Grubbs. Salieron del Twinkie y Kathryn hizo una mueca. El jardín está, por decirlo de una forma amable, hecho un desastre. Parecía que nadie lo había cuidado desde hace mucho, mucho, mucho tiempo.

―¿Sabes cómo esta casa luce? Como quienquiera que vive aquí fuma demasiada hierba.

―Ten un poco de compasión.―Kathryn dijo, caminando entre John B y JJ hacia la casa.―Acaba de perder a su marido...

Se escuchó un ruido, cristales rotos y un estruendo.

Todos se quedaron paralizados, mirándose. Podían oír a los hombres gritando y la voz de Lana, un sonido débil y de pánico. Se hizo evidente que había una pelea.

Una sombra pasó por el rostro de JJ y Kathryn casi diría que tenía miedo.―Tal vez deberíamos volver, es demasiado pronto.―dijo, caminando de regreso a la camioneta.

―No, no, cállate. Cállate JJ.

Se escucharon gritos nuevamente.―Deberíamos llamar a la policía.―les dijo, susurrando.

Pero John B siguió avanzando y ellos lo siguieron, tratando de detenerlo.

Se escuchó un estruendo particularmente fuerte y todos saltaron. Ella se acercó a JJ, los dos querían irse,

―Está bien, John B――

―La policía...

―Cállate, no vamos a llamar a la policía. Vamos. Vamos.

Los gritos y los estruendos se hicieron más fuerte a medida que se acercaban, Kathryn siguió a John B de cerca mientras se acercaban a una ventana. JJ vio pasar a un hombre y se lanzó hacia adelante, empujándolos contra la pared de la casa.

Kathryn está apretada contra los dos chicos, con los ojos muy abiertos y el corazón en la garganta. Demasiado cerca. Peligro. Va a morir de nuevo. Podía sentirlo. Estaba en todas partes, acercándose sigilosamente a ella.

―Agáchate.―dijo con los dientes apretados.

JJ lo hizo, y se quedaron pegados a la madera de la casa. John B los miró y se puso un dedo en la boca, diciéndoles que se callen.

Algo golpeó la pared, desde adentro. A juzgar por los gemidos de dolor, debía ser una persona.

―¡La brújula no estaba en el barco! ¿Dónde está, Lana?

JJ y Kathryn miraron a John B con los ojos muy abiertos.―No escuches.―murmuró JJ.

Hubo otro golpe contra la pared, y la pintura cayó sobre ellos, sobre su cabello.

―¿Eso es pintura?

―Sí, es pintura.―le susurró Kathryn a JJ.―Cállate.―¿A quién carajo le importaba la pintura si iban a morir?

―Vámonos de aquí, hombre.

Al oír que los hombres se iban, John B caminó lentamente hacia la esquina de la casa.

―Deberíamos irnos.―razonó JJ.―Tiene la palabra contrabandista...

―Cállate.

―... contrabandista escrito por todas partes.

Kathryn detuvo a John B.―Si JJ es la voz de la razón, tal vez deberíamos escuchar.

Él los consideró, antes de decidir no usar la lógica y sacar la cabeza. Rápidamente se tambaleó hacia atrás, enviando a Kathryn hacia JJ mientras los hombres escapaban de la casa.

Los observaron, permaneciendo cuidadosamente escondidos mientras subían a un bote. Parecía demasiado familiar.

Los ojos de Kathryn se abrieron de par en par, el corazón le martilleaba en el pecho.―Esos fueron los tipos que nos dispararon ayer. Eso es――

Uno de ellos giró la cabeza hacia ellos, y John B empujó a Kathryn hacia atrás, presionándolos contra la pared. Durante unos segundos, sintió el hielo extendiéndose por sus venas. John B la soltó cuando se van, pero es demasiado tarde. Su cuerpo estaba seguro de que la muerte se acercaba y lo ha aceptado. No se movería.

Cerró los ojos con fuerza, los sonidos se amortiguaron a su alrededor mientras permanecía allí de pie, con los músculos adoloridos por lo tensa que está, todavía. Su corazón martilleando es lo único que se puede escuchar, y se preguntó si detendrá todos los demás latidos. Su respiración se acorta. Esperaba la muerte.

―... ¿De acuerdo?―escuchó débilmente.―¿Hey, Kat?

―Me está asustando.

―Solo... cállate. ¿Kat? ¿Estás bien?

Abrió los ojos de golpe. Inspiró profundamente y exhaló profundamente. El hielo retrocedió y el fuego regresó. Pasó a empujones junto a los chicos con un gruñido, la vergüenza se convirtió en ira.―¿Qué están mirando? Vámonos.

Los dejó atrás y siguió adelante, con las piernas aún temblorosas. Odiaba esto. Odiaba tener ataques de pánico, odiaba que la gente la vea. Si se enojaba, eso es todo lo que recordarían: que ella era una idiota que gritaba a todo pulmón porque eran amables. No la debilidad, solo la rabia.

El interior de la casa estaba patas arriba. Las sillas estaban volcadas, las cortinas estaban rasgadas y las cosas tiradas por el suelo. Habían algunos fragmentos de vidrio aquí y allá, pero ni rastro de la dueña.

―¿Señorita Lana?―llamó Kathryn suavemente.

Se escuchó un pequeño sollozo y la vio, recostada contra la pared del baño, al lado del lavado roto. Kathryn se acercó, se agachó a su lado y lentamente puso una mano en su hombro. Lana saltó, saliendo de su estado de pánico.

Ella reconoció esa mirada.―Está bien.―le aseguró.―Se han ido.

Los chicos llegaron tras ella y evaluaron la escena. John B se arrodilló inmediatamente junto a Kathryn, pero JJ dio un paso atrás.

También reconocía esa mirada.

Puso una mano en sus hombros.―KD, está sufriendo.

Ella se quitó la mano de encima.―Lo sé, tengo ojos.―se volvió hacia Lana.―¿Necesita un médico? ¿Quiere ver uno?

Ella sollozó, incapaz de responder. Kathryn intentó calmarla, frotándole la espalda, con pequeños <<shush>>, pero nada parece ayudar.

―Llamaremos al departamento del sheriff.―dijo John B, caminando hacia la línea telefónica.

Lana entró en pánico aún más, jadeando.―No, no, no, no, policías, por favor no.

Kathryn se detuvo por un segundo. Tenía ese primer instinto, sabía de primera mano que los policías lo empeoraban, pueden confiar en ella en eso, pero, ¿en este caso? nada debía haber hecho algo no del todo legal.

―Mhm.―murmuró JJ.―Eso no está bien. Vamos, chicos. Vámonos.

Intentó hacer que Kathryn se pusiera de pie, pero ella lo empujó.―No me toques.―no soportaba que nadie la tocara, no ahora.

―No deberían estar aquí.―sollozó Lana.

JJ asintió.―Es suficiente para mí. Vamos.

Kathryn se giró bruscamente hacia él.―Si quieres irte, JJ, vete. No te vamos a retener.

Él la miró fijamente, como si estuviera loca.―No voy a dejarte aquí. A ninguno de los dos.

Ella le devolvió el ceño fruncido, antes de volverse hacia Lana. Reanudó su gesto tranquilizador, sin éxito.

John B, agachado junto a ella, avanzó unos centímetros.―¿Qué sabes de estos tipos?―Kathryn le lanzó una mirada. Claramente, Lana no estaba en condiciones de responder.

―Estaban buscando algo.―sollozó Lana.

Él buscó algo en su bolsillo.―¿Tiene algo que ver con esto?―le mostró la brújula y ella inmediatamente dejó de sollozar, aturdida.―¿Sabes algo sobre esto? Esto es de mi padre, y Scooter la tenía. ¿Por qué?

Ella sacudió la cabeza frenéticamente. Esto ya no era un ataque de pánico, estaba completamente asustada, balanceándose hacia adelante y hacia atrás. Sea lo que sea que representara la brújula, estaba muerta de miedo.―Scooter no la tenía, ¿de acuerdo? No le digas a nadie que la tienes.

―¿Por qué?―preguntó Kathryn suavemente.

JJ la agarró del brazo, listo para sacarla de allí, pero ella no se movió.

―¡No pueden saber que tienen eso! ¡Tienen que salir de aquí!

Kathryn finalmente se puso de pie, JJ mantuvo su brazo en sus manos. Ella no se encogió de hombros. En medio de las cosas, es casi... refrescante. La ponía de pies en la tierra.

―¿Qué sabes de la brújula?―John B intentó gritar más fuerte que ella. Ella les gritó que salieran.

Al darse cuenta de que no podría sacarle nada más, John B se levantó lentamente y JJ él están a medio camino de salir de la casa, cuando Kathryn se da la vuelta.

Ella le envió a Lana una tímida sonrisa.―Ten cuidado, Lana.

La mujer no respondió durante unos segundos.―Si sabes lo que te conviene, no metas las narices en esto. La última vez que un Darcy hizo eso...―JJ y John B intercambiaron una mirada.

No terminó la frase, pero eso es suficiente para Kathryn. Salió pisando fuerte de la casa antes de gritar hasta quedarse ronca. Su padre murió en un naufragio estúpido y completamente evitable. Se volvió arrogante. Siguió diciendo que encontraría lo inencontrable y se volvió loca con eso.

Regresó a la camioneta y esperó a que los chicos entraran. Se quedaron sentados en silencio por un rato, sin encender el motor.

Su padre murió, el fin. Eso es todo. Lana solo está diciendo eso para convencerla de que se retracte, tuvo el efecto opuesto. Kathryn nunca quiso saber más sobre la brújula de lo que quería ahora.

Ella dejó escapar un suspiro.―Ustedes idiotas, están muy metidos en esto ahora.

John B la miró por el espejo retrovisor.―¿Qué te hace pensar que tú también no estás metida en esto?

―Sentido común, estoy bastante segura de que lo tenía.

―Ya no.―admitió JJ, ligeramente sin aliento y completamente asustado.

Ella inclinó la cabeza hacia un lado.―¿Estás diciendo que estoy dentro? Me alegra saber que no arriesgué mi vida dos veces por nada.

Todavía no había llegado a su cerebro. Se deleitó con la dicha; sabía que lo que vendría sería una perra. Pero aún así...

Estaba emocionada de saber que oficialmente está en una lista negra.

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