𝖎𝖎𝖎. Something That Never Died

𝖎𝖎𝖎. Something That Never Died

Hay algunos defectos en el plan de Kathryn. Por supuesto, ella no le dijo eso a los demás. Tiene una reputación que mantener.

Entrar furtivamente en el Palacio (la casa de su tío, joder) no es tarea fácil. Él es... paranoico. Después de lo que le pasó a Kathryn y de lo grave que se volvió su ansiedad, él quería asegurarse de que se sintiera segura. Eso significaba cámaras, alarmas y detectores de movimiento en el jardín trasero.

Por suerte para ella, el huracán Agatha hizo estallar la electricidad. Los sensores de movimiento, sin embargo, estaban conectados a un generador dentro de la casa. Probablemente todavía estén encendidos, y si todavía estaban encendidos, Henry sabrá que algo anda mal.

En este momento, lo único que tiene que hacer es entrar, fingir que se va a dormir, desactivar los sensores y salir por la ventana. Debería estar bien. Sin embargo, su tío y ella tienen una regla: no cerrar las puertas. Él quería vigilarla por si algo salía mal, y ella lo dejó porque sabía que tiene razón en estar así.

Sin embargo, el problema es que el generador está opuesto a su habitación. Está en la planta baja, un poco más abajo de la habitación de Henry. Podría entrar por la puerta trasera y salir por el mismo camino. Pan comido.

El huracán cubrió todo el patio trasero con enormes ramas y árboles arrancados de raíz que tuvo que esquivar con cuidado para no caer de bruces al suelo, pero es más o menos manejable.

Se arrastró dentro del lugar, asegurándose de que la puerta no cruja demasiado. La cerró detrás de ella, con cuidado y resopló. Ahora no está segura de que haya sido la mejor idea.

Se dirigió a la habitación del otro extremo de la casa y usó la linterna de su teléfono para ver el interior. Se acercó al generador y lo apagó. Titubeó antes de detenerse, y su estómago se revolvió por un segundo. Eso fue demasiado ruido.

Kathryn esperó unos segundos para asegurarse de que su tío no se haya despertado antes de salir de la habitación. Todo salió mejor de lo esperado.

―¿Kat? ¿Eres tu?―Dios la odiaba.

Se dio la vuelta lentamente, tratando de no hacer contacto visual. Henry tiene esa especie de sexto sentido que le permite ver a través de sus mentiras. Ella inclinó la cabeza. Su tío estaba usando una bata de baño. Está bastante segura de que usa una chaqueta de jean para dormir; no, se la puso a toda prisa. Max todavía está aquí.

Eso hará que las cosas sean más rápidas.―¡Lo siento! No quise despertarte.―se disculpó rápidamente.

Él la miró con los ojos entrecerrados.―¿Qué estás haciendo?

Parpadeó un par de veces, tratando de pensar en algo.―Bueno, ya sabes. Yo... yo... no quería verte a ti y a Max teniendo... sexo.―esta era la peor noche de su vida.

No puede estar segura con la luz tenue, pero ella pensó que Henry se sonrojó tanto como ella. Bien, tal vez la vergüenza nuble su mente.―No vamos a tener... lo que sea. Cerraré la puerta de mi habitación. Confío en ti, ¿de acuerdo?

Ella asintió rápidamente y levantó el pulgar e incluso logró esbozar una sonrisa falsa.―Sí. Puedes confiar en mi. No hay nada raro. Gracias.

Henry, que sabe muy bien que ella utiliza eufemismos para desviar su preocupación, no puede evitar sentir una punzada de preocupación. ―Kathryn, lo decía en serio.

La forma en que él usa su nombre la toma por sorpresa. Ella asintió, esta vez sincera.―Lo sé. No va a pasar nada, lo juro.

Él pone una mano sobre su hombro.―Buenas noches, niña.

―Buenas noches.

Él se dio la vuelta y regresó a su habitación. Max lo está esperando en la cama, con la cabeza inclinada por la curiosidad.―¿Qué está pasando?

Henry miró fijamente a la distancia.―Creo que Kat está metiendo a alguien a escondidas.

Su novio se incorporó inmediatamente con una sonrisa esperanzada.―¿Como una adolescente normal?

―Sí.

Su pequeña celebración parece fuera de lugar considerando todo, pero nunca habían estado más felices de que Kathryn rompiera una regla. Tal vez significaba que se estaba recuperando.

En lugar de, ya saben. Involucrarse en algo mucho más grande que ella.

Kathryn cerró la puerta trasera tan discretamente como pudo y suspiró. Esto todavía podría ir bien, si tenía cuidado.

―Hey.―qué carajo.

Saltó sorprendida, y se detuvo antes de gritar. Se dio la vuelta tan rápido que casi se mareó. Miró a JJ con los ojos muy abiertos.

―¿Qué diablos estás haciendo aquí?

Él se ve un poco demasiado engreído para su gusto, en realidad.―Ya sabes. Cuidando de ti.

Ella se burló, arqueando una ceja.―Sí, porque eso es creíble.

Él se rindió, extendiendo sus manos hacia ella.―Bien, no confío en ti. Quería asegurarme de que no le estuvieras contando a Max sobre el arma.

Ella lo consideró, sintiendo que la ira hierve a fuego lento, antes de exhalar un largo suspiro.―Eso es justo.―luego, le frunce el ceño.―Dime que no trajiste el arma al patio de mi tío.

Él parpadeó antes de resoplar.―¿Estás bromeando? Nunca le haría eso al señor H.

―¿Oh, nunca le harías eso a Henry?

―Sí, lo prometo.

―JJ, la puedo ver en tu cintura.

Él la escondió debajo de su polera.―¿Qué? No.

―Eres un idiota.

Ella lo rodeó y tropezó con una rama. Por una fracción de segundo, pensó que se iba a ensuciar su linda polera de flores y quiere gritar. Le encanta esta polera.

JJ la atrapó y tiró de ella hacia arriba. Ella parpadeó hacia él, sus ojos azules casi imperceptibles en la noche oscura. Su mano en su brazo está frío, casi enfriándola.

Y luego, ella se alejó.―Buenos reflejos.

JJ sacudió la cabeza.―¿Ese es el agradecimiento que recibo?

―¿Quieres que me arrodille también?

―Debería haberte dejado caer. Al menos habría sido divertido. Lo compensaría por los cuatro años.

Ella lo miró con enojo, sacándose el polvo.―Cállate. Desactivé las alarmas, ahora ve y traje a John B aquí.

―Jesús, está bien.―se quejó.―¿Por qué lo quieres allí?

Kathryn inhaló.―Lo primero que se me ocurre es que es más grande que el Château, tiene un botiquín de primeros auxilios, dos baños si necesitas ducharte, suficientes habitaciones para todos nosotros. Comida sin moho. Además, ¿estás seguro de que quieres llevar el auto con un tipo conmocionado? Porque no voy a limpiar el vómito si vomita en tu regazo.

No sabía por qué se esforzaba tanto en mantenerlos a salvo. Tal vez era más amable de lo que pensaba. Aunque lo dudaba.

Tal vez no tenía sentido intentar enterrar algo que nunca murió.

―Eso fue gráfico.―dijo JJ, devolviéndola a la realidad.―Ahórratelo la próxima vez.

Kathryn suspiró, agitando la mano hacia él.―Ve, JJ. Te abriré la puerta.

―¿No escuché un por favor?

―¡Vete a la mierda!

Kathryn volvió a entrar y se dirigió a la puerta principal, esperó a que volvieran. Decidió de que ya descubrió de qué se trata, de poner a John B de pie y ya está. No tenía sentido insistir en viejas cicatrices y temía que ayudar a los Pogues sea exactamente eso. Sonaba como un disco rayado, pero esto no acabará bien para ella.

Por otra parte, simplemente podría ayudar y no decir nada. Podría, ¿verdad? Ella sabía cómo guardar silencio, de todos modos, ya casi no habla, ¿qué va a cambiar?

Hay una lucha dentro de ella. Ayudar a los Pogues o salvarse a sí misma. Le gustaría pensar que se salvaría a sí misma y no sería una completa idiota.

Sin embargo, Kathryn siempre tuvo un don para volver a abrir las heridas. Solo tenía que esperar no ahogarse en su propia sangre al hacerlo.

Kathyn se dio cuenta de que tardaban una eternidad. La preocupación empezó a crecer en su estómago. Primero, Henry pudo verlos. No estaba segura de que sea algo tan importante, en realidad, pero no podía arriesgarse.

Henry ama a los Pogue. Dijo que la cuidaron cuando era niña. No podía dejar de amar a alguien que cuidara de su niña.

Pero Kathryn no puede evitar sentirse inquieta ante la idea de que todos ellos vuelvan a estar bajo el mismo techo. Van a hacer preguntas. Solo tiene que prepararse y asegurarse de no responder a ninguna.

Kathryn no tuvo tiempo de preparar un dormitorio y cervezas antes de que los Pogues siquiera pusieran un pie en el patio.

Vio a John B de pie y moviéndose, y sintió que su preocupación se aliviaba. Está mejor de lo que pensaba. Todavía se apoyaba en Pope y JJ, pero es mejor que medio muerto en el agua.

―Llévenlo arriba, a la gran habitación de invitados. El tercer dormitorio a la izquierda.―susurró.

Kie la miró de forma extraña.―Si, sabemos dónde está.

Kathryn frunció el ceño, pero no dijo nada. Usaban mucho esa habitación cuando eran niños. Aunque técnicamente todos tenían un dormitorio, tenían la tendencia de dormir uno encima del otro. Pope solía decir que eran como suricatas. Ella sólo desearía no sentirse tan culpable por eso.

―¿Estás bien, John B?―le preguntó mientras él se dejó caer en la cama.

John B, recostado sobre demasiadas almohadas, apenas abrió un ojo.―Si... estoy bien. Gracias, Kat.―se dio la vuelta y se pone boca abajo.―Te extrañé.

Ella podía soportar la ira. Podía soportar todos los insultos que le lanzaran. Pero no podía aceptar el perdón y la aceptación, porque eso significaba que todavía se preocupaban. Si se preocupan, se lastiman.

Ella tomó una respiración profunda, le dio una sonrisa real y dio un paso atrás. Es la primera vez que sonríe y lo hacía de verdad en... ¿qué? ¿Un mes? Puede que más. Y ni siquiera exageraba. Se preguntó si Henry se despertaría espontáneamente con un sudor frío y dice en voz baja: "Algo acaba de pasar".

Cuando volvió a mirar a John B, él ya está dormido.―Es la falta de oxígeno.―dice Pope.―Algunas personas pueden caer en coma.

Hay silencio, todos miran a Pope. Él no parece darse cuenta de lo que acaba de decir, lo que si Kathryn recuerda, normalmente no lo hace.

―¿Estás diciendo que está en coma?―pregunta Kie, con los labios apretados.

Pope se gira hacia ellos y se da cuenta de lo preocupados que parecen.―¿Qué? ¡No! Pero podría haberlo estado, si Kat no hubiera estado aquí.

Ahora todos los ojos están puesto en Kathryn, que simplemente se encogió de hombros. Les hace un gesto con el pulgar hacia arriba.―No lo menciones.

―Si, no lo menciones.―intervino JJ, tomando una cerveza.

Ella lo miró con los ojos entrecerrados antes de sentarse al pie de la cama. Formaron un círculo incómodo.―Como sea.―dijo, antes de entregarles una cerveza a Kie y Pope.―Entonces, ¿qué te pasa?

―En realidad.―dijo JJ de nuevo.―¿Qué pasa contigo?

―Pregunta capciosa.―tarareó.―Estoy de vacaciones, se podría decir.

―¿Fui ahí donde estuviste durante cuatro años?―agregó Kie.―Unas largas vacaciones.

Kathrun cruzó los brazos sobre su pecho, apoyándose en la cama. Podía elegir qué decir. No dar demasiada información que la comprometiera. Seguramente, era lo suficientemente inteligente para esto.

―Mi adorable madre me llevó de regreso a Londres, no tuve tiempo de despedirme.―dijo brevemente.―Lo siento.

Pope frunció el ceño.―¿Esto es todo?

―Si.―se encogió de hombros.―Ya conoces a Caroline. Probablemente haya ganado algo con eso, pero yo no lo sabría.―tal vez su trauma era una nueva forma de moneda que ella no conocía. Caroline debía estar cargada.

―No me lo creo.―dijo JJ.

Ella lo miró fijamente.―Entonces no lo hagas, no me importa.―mintió fácilmente.―Lo que sí me importa es esa estúpida pistola que trajiste aquí. Dámela.

―¡Joder, no!

―¡Entonces dásela a alguien más! No confío en ti.

Él se burló.―¿Por qué no?

―Acabas de disparar dos balas al aire, no discutas.

Hay silencio, antes de que Kie tarareó:―Dame la pistola.

De mala gana y mirando a Kathryn, JJ le entregó el arma.

―¿No quieres saber cómo la obtuvimos?―preguntó Pope.

Ella se encogió de hombros nuevamente.―Es América, simplemente asumí que era algo que usan ahora.

Kie soltó un resoplido, incapaz de contener su diversión.―Bien observado, pero no.

Silencio nuevamente. Dios, esto es incómodo.―¿Y entonces? ¿La historia? ¿Tengo que recordarles que mi ayuda no es gratis?

Parecen tener dudas sobre sus motivos, antes de que Pope murmure.―Si ella hubiera querido advertir a la policía, Max ya estaría aquí.

JJ no discutió, y Kie incluso asintió.―Bueno, encontramos un bote en el pantano.

Kathryn arqueó una ceja.―Maldita sea, ¿un barco en la isla? Estoy muy sorprendida.

―Está bien, lo entendemos, eres graciosa.―exclamó JJ.―Este tenía una llave de motel.

Ella lo miró fijamente.―Avísame cuando se ponga emocionante.

―Si, bueno, en esta habitación de motel, había una caja fuerte. Con una pistola. Y un montón de dinero.

Bien, las tendencias ligeramente cleptómanas de JJ en una habitación de motel con una caja fuerte, una pistola y dinero. ¿Qué podría salir mal?

Kathryn lo miró con los ojos entrecerrados.―¿Qué robaste? ¿Estoy esperando a que la policía aparezca en mi puerta?

Pareció vagamente ofendido.―¿Qué te hace pensar que robé algo?

―Maldito sentido común.

JJ abrió la boca, pero Pope es más rápido.―Sólo se llevó el arma.

―Sólo se llevó el arma mi trasero.―se quejó Kathryn.

―Me rompes el corazón KD.

Ella le sonrió a JJ.―Espero que así sea.

Pope y Kie se miran, antes de suspirar.

La verdad debía ser dicha, siempre había sido así entre ellos. Las bromas eran la forma en que transmitían sus ideas. Y viendo que la mayoría de los sentidos de Kathryn se habían convertido en ira, es su idea de comunicarse. Ella entendió por qué Kie y Pope ponen cara larga.

―De todos modos.―dijo Kathryn.―No importa. ¿Sabes a quien pertenecía el bote?

JJ sacudió la cabeza y se mordió la lengua.―Nah.―Oh. Todavía tiene ese tic cuando miente. Se mordió la lengua, como si no quisiera mentir, pero lo hace.

Ella lo dejó pasar. No tiene sentido echar más leña al fuego.―¿Y tienen pensado volver?―miró sus caras y puso los ojos en blanco.―Por supuesto que van a volver.―si es una estupidez, eso es exactamente lo que van a hacer.

Suspiró para sí misma. Están todos tan acostumbrados a correr de cabeza hacia lo que sea que esté pasando, que ni siquiera piensan que esto va a ser tan, tan malo. El pantano está cerrado, creía haber oído algo sobre eso también.

¿Es que piensa demasiado bien de sí misma si está segura de que la necesitan? Tal vez. ¿Tiene razón? Lo más probable.

―Vamos a necesitar un equipo de buceo.―soltó Pope, pensando en voz alta más que nada.

Ese era un buen ejemplo. Kathryn asintió lentamente.―Sé dónde encontrar equipos de buceo.

―¿Si?

―Sí. Pero si les digo, iré.

No está segura de por qué dijo eso; puede que hable más rápido de lo que piensa, porque se regañó a sí misma por involucrarse, ¿y ahora? Lo hizo de nuevo. No hay un solo mundo en el que esto termine bien para ninguno de ellos. Pero de alguna manera, prefiere eso a la altísima probabilidad de que todos vayan a la cárcel.

JJ no pensaba lo mismo.― ¿Qué? No, no lo harás.

Ella sonrió.―Sí, lo haré.

Él se enderezó.―Está bien, gracias por salvar a John B y todo, pero ya terminaste. No vendrás.

Honestamente, Kathryn no estaba segura de si quería ir o no. Pero ahora que JJ claramente se oponía, realmente quería unirse, le gustó verlo ponerse nervioso, era gracioso.

―Oh, voy a ir.

―No vas a venir.

―Si.

―No.

―Mhm, si.

―¡Oh, Dios mío, chicos!―casi gritó Kie.―Cállense, John B está durmiendo y el señor H y Max podrían escucharnos.

Se miran con rabia una última vez, antes de que Kathryn se vuelva hacia Kie.―Tienes razón.―admitió.

―Lo sé.―dice antes de volverse hacia JJ.―Y lo siento, pero ella va a venir.

―¿En serio? ¿Qué de...?

―¡JJ!―gritó Pope.―No tenemos que confiar en ella, solo necesitamos ayuda.―miró de reojo a Kathryn, con curiosidad escrita en su rostro.―¿Por qué quieres ayudar?

Kathryn estaba un poco desconcertada por la pregunta, pero es justa.―Tengo curiosidad, quiero ver a dónde va esto.―le dice.―Además, todos ustedes son idiotas que ruegan que los arresten, necesitan que alguien impida que la policía los detenga.―él asintió, aceptando su respuesta.

JJ parecía estar a punto de decir algo, pero decidió lo contrario y bebió su cerveza en silencio. Suspiró.―Supongo que puedes venir.

Kathryn le dedicó una sonrisa falsa.―Es un placer tener tu autorización. ¿Viene con un permiso?

Se burló, antes de beber de nuevo.―Que te jodan.

―Oh, apuesto a que te gustaría eso...

―¡Oh, Dios mío!―exclamó Pope.

―¡Por favor, cállense!―añadió Kie.

Conteniendo su risa, Kathryn bebió tranquilamente de su cerveza.

Se oyó un crujido en la cama.―Ustedes...―refunfuñó John B, despertándose.―Son tan jodidamente ruidosos.

Kathryn esbozó una sonrisa mientras todos reían, mirando a John B en la cama. Sus ojos se posaron en JJ, y dejó de sonreír cuando se dio cuenta de que la está mirando. Consideró las posibilidades de que la mate mientras duerme y aceptó el riesgo

Ella siempre fue demasiado curiosa para su propio bien.

+5 COMENTARIOS PARA PRÓXIMO CAPÍTULO :)

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