IV.
Caía lentamente
hacia un futuro
perdido.
Era fría
o eso
aparentaba.
Era más delicada
de lo que
parecía.
Por poco se
rompía.
Se derretía
en tus
manos.
En busca
de una
cercanía
que no le
pertenecía.
Le gustaba
ahogarse
en tus
ojos de
estaño,
obsesión
tenía.
Eras su
barco
hundido
que a flote
la mantenía.
Cuando te
fuiste
la derribaste
y allí se
quedó,
agazapada
en un
rincón,
sumida en una,
depresión.
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