Capítulo 15.
—¡Que me sueltes! —Grité con furia, lo cual hizo que Hucck me soltara al instante.
—Vaya... Ya va volviendo mi querida Daphne, tan rebelde como a mi me gusta. —Sonrió con picardía para luego observar cada parte de mi cuerpo. Repugnante. — Estas tan... Magnífica. No sabes lo que extraño un beso tuyo, pero uno honesto.
Fruncí el ceño un tanto confundida y él se sentó en uno de los bancos del jardín, mirando hacia el suelo.
—He hecho todo para que me ames. Absolutamente todo. Incluso pensé que cuando perdiste la memoria, íbamos a poder empezar otra vez. —Expulsó Hucck. Alzó la mirada y soltó un leve suspiro al aire. — Vivo en un mundo de mierda, Daphne. Tú eras la que me salvaba de todo el desastre que era mi vida, cometí muchos errores pero, ¿no ves lo loco que estoy por ti?
Lágrimas caían por sus mejillas y yo estaba completamente sorprendida. ¿Acaso todo esto era un juego psicológico o estaba diciéndome la verdad? Me acerqué lentamente hacia el y me senté a su lado, intentando descifrar qué es lo que ocurría.
—Sé que me tienes miedo y que el policía inútil logró que me tengas más odio por mis errores pero, ¡No todo es mi culpa! ¡Tu madre me acorraló! —Hucck gritó desesperado y me tomó de los brazos fuertemente. Mi respiración comenzaba a agitarse mientras él se acercaba más a mí. — Ámame, te lo suplico. Por favor... ¡Ámame, maldita sea!
Luego de aquel grito cayó al suelo, levanté mi mirada aterrorizada y era Joe, lo había golpeado con la culata de su arma. — ¿Te encuentras bien? ¿Te ha hecho algo?
—¿Cómo sabías que estaba aquí? — Pregunté con seriedad. Aunque me había salvado de vaya a saber qué podía hacer Hucck, seguía enfadada por lo que había ocurrido horas anteriores.
—No te encontré cerca de casa, ni en la comisaría y tu único contacto estrecho es Ruth, hablé con ella. — Suspiró aliviado para luego mirarme seriamente. — ¿En qué pensabas? ¿Te parece divertido irte en medio de la noche sin avisarme o dejarme una puta nota? ¿Te has vuelto loca?
Lo empujé al escuchar su última palabra. Era un maldito. —¿Cómo te atreves? — Lo empujé, otra vez pero ahora con más fuerza. —¿Acaso crees que soy de tu propiedad, eh? ¿Te piensas que no sé cuidarme sola? ¡No eres nadie para dejarte una maldita nota!
Joe me tomó de la muñecas antes de que volviera a empujarlo, odiaba sus reflejos.
—¡Te estoy cuidando, carajo! Mientras tu vienes a divertirte, yo soy un idiota que te busca por toda la ciudad pensando que este hijo de puta te secuestró o incluso peor, ¡O te mató! — Escupió con furia. Quedé paralizada. Apreté mis labios y le pisé uno de sus pies con mis tacones. Joe gruñó y tomó su pie, apretándolo con fuerza. — Loca. ¡Loca!
Reí irónicamente y continué con mi camino, no iba a preocuparme por alguien a quien no le importaba. Sentí como me tomaban de la cintura bruscamente y por pura inercia, tuve que dar media vuelta. Unos labios se estamparon contra los míos y me alejé rápidamente, dándole una fuerte cachetada a Joe pero eso no hizo que me soltara, aún peor. Tomó mi rostro entre sus manos y plasmó nuevamente sus labios contra los míos, dejándome completamente sin aire y sin habla. Sus besos tan repentinos me irritaban pero a la vez me enloquecían. Coloqué ambas manos sobre su cuello y lo acerqué más hacia mí, estaba completamente desquiciado pero de alguna manera u otra lograba cautivarme.
— Wow... Sólo wow.
Ambos abrimos los ojos y nos separamos rápidamente al ver una silueta cerca nuestro.
—Antes eras tan difícil de besar, Daph. Y este policía guapo lo hace sin que te quejes. — Aquella voz femenina... Ruth. Sentí como mis mejillas ardían y tan solo pude mirar mis zapatos, no podía concentrarme en otra cosa si no quería ponerme aún más roja. — ¡Oh por Dios! ¿A quién mataron?
Joe corrió hacia Ruth y tapó la boca de ella con una de sus manos para luego hacerme señas para irnos. No dije nada, solamente lo seguí. Al llegar a la entrada de la discoteca, mire a Ruth la cual estaba sorprendida y confundida a la vez.
— Así que ése era Hucck y tú la salvaste... ¿Para cuando mi salvador?
—Dijo con desesperación.
Me acerqué hacia ella y coloqué ambas manos en sus hombros. — ¿Volverás sola? —Dije con cierta preocupación luego de lo que me había ocurrido, el mundo estaba lleno de locos psicópatas.
—Claro, no te preocupes. Tengo a algunos amigos todavía aquí, nada me pasará. — Esbozó una pequeña sonrisa y nos dimos un fuerte abrazo. — Cuídala, no dejes que ese loco se le acerque jamás.
En el camino a casa sólo se escuchaba el sonido de la radio, Joe estaba callado y totalmente concentrado en la carretera, yo tan solo quería llegar a casa para poder bañarme y reflexionar de lo que había ocurrido. En cierto punto, Joe tenía razón, me había ido por enojo y por esto mismo, me había cruzado a Hucck pero de todas formas, él me había dicho cosas que me generaban cierta curiosidad y miedo, el que haya dicho que mi madre lo obligaba a hacer cosas me parecía real, por algún motivo. Quizá era hora de averiguar sobre ella.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top