[Especial Navidad]

El traqueteo de la lluvia contra el cristal era el único sonido que se escuchaba dentro de aquella habitación hasta que la puerta principal fue abierta.

— ¡Hyungwonnie, ya estoy en casa! — tiró las llaves en algún sitio y se quitó el abrigo, pero en instantes notó algo extraño.

Frunció el ceño, cerró la puerta tras de él y miró el reloj de la sala marcando las 10pm.

— ¿Hyungwon? — avanzó lentamente hasta el interruptor de la luz — ¿Hyungwon? No me digas que ya te dormiste...

Puso el resto de sus cosas en la mesa del comedor y avanzó hacia la habitación, pero cuando ingresó allí, también estaba vacía y oscura.

Rápidamente sacó su celular y comenzó a marcar el número de Hyungwon mientras tomaba las llaves del auto nuevamente.

Quizá podía sentarse a esperar, pero optó por ir a buscar a Hyungwon al trabajo, no podía confiarse de nada.

Llegó al auto sosteniendo el celular en su oreja, solo para escuchar como la tercera llamada era mandada directamente al buzón de voz.

Su objetivo cambió entonces y mientras conducía comenzó a marcar el número del teléfono que Hyungwon usaba en el trabajo de Hyungwon, pero su temperatura corporal bajó estrepitosamente cuando al llegar al edificio, notó que estaba totalmente cerrado.

En ese momento, el teléfono dio la señal de que no había nadie para contestarlo.

Apagó el auto sintiéndose repentinamente nervioso, según lo acordado, Hyungwon llegaría a casa dos horas antes que él y tendrían una cena en casa, así que no era posible que Hyungwon hubiera salido.

Suspiró recordando que Hyungwon odiaba salir de noche, que no tenía auto y que era demasiado desconfiado con los taxistas.

Pero esa noche tendría que tomar un taxi obligadamente y puede que ese taxi...

Un pitido interrumpió sus pensamientos y tomó el celular entre sus temblorosas manos.

¿Era un mensaje de texto del celular de Hyungwon?

Lo abrió rápidamente para ver su contenido, pero muy contrario a lo que pensó encontrar, solamente había dos cosas.

Una dirección y una hora.

Sin esperar tanto tiempo devolvió la llamada, pero esta vez el número estaba fuera de servicio.

— ¡Puta madre! — golpeó el volante, frustrado.

Sin más remedio, buscó con el GPS de su celular, el lugar que le decía.

No sabía que esperar de eso, pero era lo único que tenía y no estaba dispuesto a pasar por un dolor tan grande por segunda vez.

El auto arrancó del lugar sin esperar nada más y comenzó a recorrer las calles con la impaciencia que lo abrumaba.

Pero a medida que el GPS le indicaba que estaba más cerca de su destino, menos casas habían a su alrededor, sin saberlo estaba siendo arrastrado a una solitaria zona, a causa de la desesperación por encontrar a Hyungwon.

Y entonces llegó al lugar indicado.

Una camioneta estaba estacionada a la orilla de la calle, con el motor apagado y los vidrios cerrados.

Su corazón golpeteaba con fuerza al imaginarse lo peor y su razonamiento le decía que no se acercase, que podría ser incluso una trampa y en vez de salvar a Hyungwon, ambos podrían terminar metidos en una peligrosa situación.

Pero el auto simplemente estaba allí, sin algún tipo de movimiento o reacción incluso aún cuando él tenía el motor de su auto encendido.

Entonces en un arranque de valentía, decidió salir.

Abrió la puerta y apenas notó que la fuerte lluvia había sido totalmente reemplazada por unas pequeñas gotitas que apenas podía sentir contra su cara.

Respiró profundamente y comenzó a caminar hacia el otro auto, sintiendo sus piernas pesadas por alguna razón.

Por su mente pasaba todo tipo de pensamientos, pero más malos que buenos.

Un herido o quizá muerto Hyungwon dentro de esa camioneta aparecía en su mente, o quizá su propia muerte.

En el mejor de los casos lo único que podía pensar era que estaba secuestrado y que solo querían dinero a cambio.

Cuando se encontró a dos pasos de la camioneta se detuvo y avanzó con mucha cautela, estirando primeramente su mano para tocar el otro automóvil o defenderse en caso de cualquier cosa extraña.

Pero antes de que pudiera siquiera llegar a tocar el metal, el auto encendió de repente y salió del lugar a toda prisa, provocando que Wonho tuviera tremendo susto y cayera sentado sobre la carretera.

Más que sentirse asustado, se sintió molesto porque no estaban llegando a ningún punto y si dentro de esa camioneta se encontraba su pareja, dejaría su puto miedo de lado y lo sacaría de allí.

Entonces corrió a su auto y comenzó a seguir aquella camioneta, no le importaba si era una equivocación, según la dirección que había recibido de parte de Hyungwon, ese era el único hilo que tenía para tirar de él.

Agradecía al cielo que esa era una calle solitaria, porque a la velocidad que iba, era ilegal y cualquier obstáculo podría resultar en algo fatal.

Pero enorme fue su confusión al ver la camioneta que iba siguiendo, entrar en el garaje de una lujosa casa que parecía estar en medio de la nada.

Frenó estrepitosamente, pero el auto ya había terminado de ingresar al enorme garaje y la puerta se había cerrado.

Siguiendo el hilo de su valentía, se bajó del auto y corrió hacia la puerta a tocar con fuerza sobre la madera.

— ¡Hey! — dio tres golpes en la puerta — ¿Donde está Hyungwon? ¿Qué le hicieron? — volvió a golpear la puerta — ¡no me hagan entrar por la fuerza!

Iba a volver a golpear la puerta, pero esta fue abierta suavemente dejando ver al padre de Hyungwon con una expresión indescifrable.

— Wonho... — él lo miró estupefacto y no supo que decir, entonces el señor le hizo una señal invitándolo a pasar adentro — ¿Quieres entrar? Pareces un poco agitado... — el hombre le sonrió tranquilamente y él solo quería golpear a alguien.

Pero no iba a golpear a su suegro, claramente.

Ingresó a la casa en silencio sin entender un carajo lo que estaba pasando y para colmo de sus males, la primera cara que vio al ingresar fue la de su amado y molesto Hyungwon bebiendo tranquilamente una taza de café.

Wonho se rió, no sabía si de enojo, de alivio o de frustración al verlo, en cambio él simplemente sonrió y avanzó hacia él con una sonrisa inocente.

— ¿Estas molesto? — intentó abrazarlo pero Wonho se molestó.

— La puta madre contigo Hyungwon — resopló molesto — ¿Es necesario casi provocarme un infarto para avisarme que visitarías esta casa de tu padre de la cual no tenía idea de su existencia? — lo miró con enojo — ¿Y eso de citarme en ese lugar? — le importó muy poco que estuvieran todos reunidos allí, él quería irse a casa.

Estaba lo suficientemente molesto con Hyungwon como para quedarse a ser aguafiestas.

Pero entonces sintió sobre su hombro izquierdo el conocido tacto de la persona que más amaba.

— Wonho... — susurró tranquilo, podría decir que casi sonriente, entonces Wonho se giró extrañado de ver que no estaba molesto o herido por lo que le había dicho — sé que pasaste un mal rato, pero era la única manera de darte mi regalo de navidad sin que te rehusaras... — tomó las manos de Wonho mientras él se quedaba expectante — Feliz navidad mi amor...

Entonces lo llevó a otra sala de la casa donde para su sorpresa estaban sus padres, los mismos que no veía hacía dos navidades.

— ¡Cariño! — gritó la mujer, quien corrió a abrazarlo sin esperar tanto, siendo acompañada por el hombre, provocando que aquel abrazo de tres se sintiera muy cálido.

Hyungwon miraba con una sonrisa.

— Sé que odias que use el dinero de mi familia o de mi herencia y prefieres que vivamos una vida normal... Pero me tomé el atrevimiento de traer a tus padres del extranjero para que la familia estuviera completa — acarició el cabello de Wonho — espero que no te moleste.

Wonho, en medio del abrazo y las lágrimas, lo agarró del brazo y lo atrajo hacia él, provocando que se formara un abrazo grupal.

Así se sentía un verdadero abrazo familiar después de dos navidades solitarias.

La familia estaba completa en la fecha correcta y su enojo se esfumó, porque si hay algo que pudo enseñarle ese día, es que el amor  y la familia siempre son los caminos para dejar de estar perdido.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top