VII
✠𝑃𝑎𝑟𝑎 𝑅𝑖𝑣𝑎𝑖𝑙𝑙𝑒...𝑙𝑎 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑡𝑒𝑙𝑎𝑐𝑖ó𝑛 𝑑𝑒 𝑂𝑟𝑖ó𝑛 ℎ𝑜𝑦 𝑏𝑟𝑖𝑙𝑙𝑎 𝑚á𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑠𝑡𝑢𝑚𝑏𝑟𝑒. 𝑇𝑒 𝑎𝑚𝑜✠
- Sé que suena extraño.- añadió Astar en la sala de reuniones.- pero es a lo único que nos podemos aferrar, ya que no se han encontrado archivos o referencias al linaje de los Ackerman.
Pixis tenía las manos cruzadas y los ojos cerrados. Meditaba. Marcar el cinturón de Orión en la tierra que ellos conocen sonaba a locura, pero ellos vivían en una. Vivían luchando con seres gigantes y ahora con seres de otras características fisiológicas. Sonrió para él mismo. "Esto es de locos."
- ¡Podría poner a todo mi equipo de investigadores para que empiecen ya mismo con las coordenadas!! Será muy emocionante!!.- dijo Hanji excitada.
- Estaré encantado de aceptar las propuestas de Astar.- asintió finalmente Pixis.- ella tiene otros conocimientos y sé que nuevamente nos librará de todas estas cadenas. Ahora pueden retirarse menos usted, Capitán Levi.
Tanto Hanji como Astar y otros oficiales abandonaron la sala.
- ¿Cuánto de grande es este mundo, Astar? . - preguntó Hanji incrédula.
- Inmenso, pero nada que no podamos localizar. - Astar entendió al momento su pregunta.- sea lo que sea, debe estar cerca. Los titanes llevan existiendo milenios pero no más que en estas tierras, así que anima a tus investigadores.- le guiñó un ojo y se fue a su cuarto.
- Izquierda...Ar!.- el Comandante Pixis daba órdenes a las filas de soldados.- Al frente... Ar!.- los había convocado a todos en aquel patio de armas. Todo estaba en silencio ya que nadie sabía a qué se debía eso.
Los oficiales se encontraban al lado de Pixis en una formación perfecta y con la cabeza bien erguida, conocedores de lo que iba a suceder. Levi no estaba ahí y eso llamó la atención de Astar.
- El máximo ideal del ser humano, soldados, es la libertad. Libertad para poder expresarnos, libertad para ser quién queramos, libertad para querer. Con este ideal luchamos y con este ideal, venceremos. Han caído innumerables compañeros, hemos perdido amigos, familiares. Creemos que lo hemos perdido todo pero hemos sido capaces de recomponernos! ¡Creímos perder a la Legión con la muerte del Comandante Erwin! ¡La persona que mejor enalteció esos valores de libertad! Pero déjenme decirles, soldados, que seguimos aquí y seguiremos hasta conseguir el sueño del Comandante Erwin.
Con esto, me complace enormemente anunciar, que una de las figuras más veneradas por ustedes y por la población, ha sido nombrada Comandante de la Legión de Reconocimiento. ¡Él os guiará junto con los demás oficiales a la libertad! Soldados, saluden al Comandante Levi Ackerman!
Astar suspiró con cierto alivio, pero el rostro de Levi realmente no parecía contento. Al romper filas, todos quisieron acercarse a Levi para darle la enhorabuena, elogiarle o simplemente decirle que confiaban plenamente en él. Levi odiaba con profundidad eso y Astar lo sabía.
- Ahora que el enano es Comandante, te propondré como capitana, y esta vez, debes aceptar.- dijo Hanji mirándola.- podrás encargarte tú del escuadrón de Levi. Tendrás únicamente que reclutar una persona más para ocupar lo que sería tu lugar. Pixis estará de acuerdo.
No es que le gustase mandar demasiado, pero sabía que su figura imponía la suficiente autoridad como para poder llevar a esos soldados y sobre todo, intentar que Mikasa no dejase florecer tanto sus sentimientos. Y pensó en Hel, en reclutarla a ella.
Durante algunos meses, quizás 3, todo se mantuvo tranquilo para las tropas. La gente pudo ir saliendo, en pequeños grupos a dar paseos controlados para poder ver la luz del sol. Las investigaciones de Hanji sin embargo, eran bastante infructuosas y el viejo Abigor no volvió a aparecer. Para colmo, Levi se pasaba el día literalmente haciendo papeleo. Astar andaba realmente irritada, así que se limitaba a estar con Hanji y entrenar a las tropas en aquel tiempo. Sus disciplinas no regresaron y a ella le costaba digerir eso. Había sido el ser más fuerte de aquel planeta durante una inmensidad de años y se había quedado sin nada.
Hanji siempre se dio cuenta de que Astar estaba impotente, pero prefería no meterse más de la cuenta.
- Vamos a comer algo, es tarde. - le digo Hanji tocándole el hombro. Astar levantó la mirada de los folios y cogió un vaso que tenía delante.
- ¿Cómo puede ser que todos los cálculos den en sitios con agua? ¡Esto es imposible!.- el vaso fue apretado con tanta fuerza que lo partió, vertiendo el agua por encima de todos sus papeles. Lanzó todo al suelo y salió sin decir nada.
Miró a su mano ensangrentada y rio con amargura. "No se va a curar como antes". Se sentó en una de las torres y oteó el horizonte, hasta que sintió aquella presencia.
- ¿Sabes? Siempre me culpé y martiricé por ser quién era y ahora lo añoro. No puedo defender a la humanidad y eso me frustra.
- Quizás sea hora de que dejes que ellos te echen una mano.- añadió Abigor.
- Lo hago.
- Crees que lo haces, pero sigues sintiéndote responsable por individual. Te paraste a ver las investigaciones de los subordinados de Hanji?.- silencio.- y sabes porque no lo has hecho? Porque estás individualizando todo en ti.
- ¿Quién eres?
- Pronto lo sabrás. El vaso de agua debería darte una buena vista. Estás en el camino correcto. Nos vemos pronto Astar.
Ella suspiró. Hanji tenía razón, debía comer algo.
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