13: Northern Downpour.
El día siguiente.
Si le preguntaban a Akaashi que pasaría al día siguiente en el momento que estaba por dormirse, diría que todo sería perfecto, aunque no descansaría correctamente ya que había dos pequeños bebés que seguro interrumpirían su sueño, por la mañana pasaría por tiendas comprando pequeños objetos color pastel y por la tarde presentaría a sus nuevos hijos a su mejor amigo y al de su novio, siguiendo el nuevo plan de reconciliarlos, a primera vista, sería un día maravilloso.
Si le preguntaban a Kenma, sería un día agotador, tendría que por fin salir de su cueva ya que tenía tres reuniones que necesitaban su presencia física y no terminaría ahí, ya que un extraño mensaje en la madrugada lo obligó a apuntar un viaje express a Osaka, ya que al parecer había algo demasiado importante que Keiji no podía explicar por mensajes.
Estuvo agradecido cuando la última reunión tuvo que ser cancelada, se desligó de la molesta corbata que casi lo dejaba sin aire y se dirigió a su hogar, había dicho que llegaría luego de las cinco, pero no le pareció mala idea adelantar los horarios y tomarte el tren Nozomi que para las tres de la tarde lo dejaría a dos pasos de la residencia de sus amigos.
Se tomó una ducha rápida y agradeció alcanzar el tren con tiempo de sobra, ya que la permitiría comprar un almuerzo de paso.
A mitad de camino y en un corto mensaje avisó que llegaría antes, la duda de que era esa asombrosa sorpresa le seguía carcomiendo y la razón más obvia era que tal vez por fin se habían comprometido, no había muchas otras que impidiera charlarlas por videollamada hasta el próximo fin de semana.
Sorpresa fue cuando a punto de golpear la puerta, la cual estaba muy seguro de ser la correcta, escucho un llanto infantil, casi como de un bebé, tal vez algún conocido de la pareja había tenido hijos y también estaban de visita, pensó, pero al golpear y ser atendido por Keiji con una bebé vestida de rosado y ver por su hombro a Bokuto luchando con un destornillador y una cuna creyó que los ansiolíticos tenían algún efecto adverso muy extraño, ya que este tipo de alucinaciones era demasiado realista.
- ¿Sorpresa? - soltó algo tímido el ojiazul.
- Keiji... Bokuto... Que mierda esta pasando aquí. - fue lo único que pudo decir, ya que el llanto cada vez era más fuerte y no era de la niña, si no del pequeño varón que estaba recostado al lado del mayor.
- Ella es Hika, - dijo elevando a la pequeña en sus brazos. - Y él es Yuki...
-¡Somos papás! - gritó Bokuto mientras saltaba del suelo con el bebé ahora en su pecho. - Tranquilo enano, es sólo el tío Kenma, saludalo. - dijo acercando al mocoso niño, haciendo que el rubio diera un paso hacía atras.
No odiaba a los cachorros, pero tampoco eran su cosa favorita en el mundo, menos cuando estaban cubiertos de fluidos en su nariz y baba chorreando.
- Bokuto-san te dije que aún no entiende lo que dices, además debe tener hambre Yuki, dámelo.
Intercambiaron de bebés y con una leve señal Kenma entendió de que lo siguiera a la cocina, donde aún sin explicarle la situacion comenzó a preparar un biberón de formula.
- Es una historia loca pero...
Y así comenzó la explicación de todo lo ocurrido desde que salieron del restaurante, obviando la planificación romántica, de como de la noche a la mañana dos niños habían comenzado a formar parte de la vida de sus amigos, y tambien la suya, porque luego de que Bokuto trajera a Hika para comer también, la segunda noticia llegó.
- Queremos que seas padrino de Yuki, solo si tu quieres. - soltó Akaashi con el pequeño en brazos durmiendo.
- ¿Yo? - preguntó atónito. - No sé nada de cachorros, en mi vida toque uno y... - fue interrumpido por el timbre, que hizo que Bokuto desapareciera rumbo a la sala.
- Eres mi mejor amigo Kenma, puedes considerarlo, ya sabes, a tu tiempo.
Se quedaron unos segundos en silencio hasta que la segunda voz que provenía de la sala ganó toda la atención del rubio.
- ¡Bro! Y que llegas, ven a la cocina, te tengo una sorpresa.
- Espera, ¡Yo también tengo una! He conocido a alguien y te juro, fue amor a primera vista, creo que por fin podré superar lo de Kenma.
Akaashi maldijo a sus adentros no haber permitido la llamada que su novio quería hacer el día anterior, ya que notó como de un segundo al otro su amigo se encogió en su lugar y su rostro se había desfigurado en una mueca demasiado triste para describir en palabras, ya no habría plan.
- Eso para después, ven aquí. - Y la puerta se abrió, haciendo que ambos alfas ingresaran y Kenma volviera a poner el rostro neutro. - ¡Conoce a Hikaru y Takayuki!
Al pelinegro le costó unos segundos despegar la mirada del rubio que no despegaba la suya del suelo, pero al ver a los dos pequeños en brazos de Akaashi borró de sus pensamientos el que Kenma hubiese escuchado su estúpido anuncio en la entrada.
No era cierto lo que dijo, pero realmente quería que su amigo dejará de preocuparse por él y su mal de amores adolescente ya que estaba pasando un mal momento por la noticia de no poder tener hijos, o eso pensaba, ya que ahora viendo como Bokuto cargaba a una niña dando giros por la cocina lo había dejado un tanto perdido en la situación.
Decidieron que era mejor volver al living, donde los cuatro se sentaron con una taza de té y Keiji volvió a contar toda la historia desde el principio, para al final permitir que Bokuto le pidiera ser el padrino de Hika a Kuroo, quien aceptó sin pensarlo dos veces.
Kenma casi no habló, ya habían pasado dos horas donde los dos alfas se dedicaron a pelear con los muebles que intentaban ensamblar y los omegas se habían encerrado en el cuarto con los dos niños recostados en la cama a doblar la montaña de ropa que habia Sido comprada por la mañana.
- ¿Qué piensas hacer con Kuroo?
- Nada, ¿Acaso debería?
- Kenma... No puedes guardarte lo que sientes, terminará matandote.
- No siento nada por él, fue el alcohol y su estúpido aroma sobre mí, además ya tiene a alguien, y demasiado ocupado para pensar en él.
- Sabes, nunca te digo nada porque te apreció y no me gusta la idea de que vuelvas a alejarte de mi Ken... Pero eres un completo idiota.
- ¿Qué mierda dices Keiji?
- Que eres un completo idiota, un error atroz que cometió hace casi 4 años, ya lo has perdonado, lo amas sin más no poder, seguramente no vivas más de dos años sin estar a su lado y por un estúpido orgullo tuyo no puedes ir frente a él y hablar como adultos decentes.
- Él tampoco puede hacerlo, y me da lo mismo si me muero por su estúpida marca, yo no fui quien se equivocó.
- ¡Te ha pedido perdón de todas las maneras posibles!
- ¿Acaso lo estas defendiendo?
Y no importó lo que intentará contestar Akaashi, Kenma ni quería escuchar nada de lo que le dijeran, por algo se había encerrado de esa manera las semanas anteriores y por eso mismo ahora estaba corriendo luego de un portazo a la estación de trenes, obviando el incesante vibrar de su teléfono.
Luego de media hora pudo abordar el tren, agradecido que ninguno de los tres que lo vieron escaparse lo hubiesen ido a buscar, ni quería escuchar ninguna palabra, no le importaba si le dijeran lo que el no podía en voz alta, dentro suyo seguía esa pizca de miedo que le predecía que todo saldría mal, como siempre.
En su casa, luego del viaje de vuelta, no había nada interesante, los juegos estaban bloqueando sus emociones y el teléfono apagado sobre su mesa de luz ya no lo podía molestar, nada podía hacerlo excepto la ansiedad que cruzaba sus pensamientos y se comenzaba a expresar en su cuerpo.
Sus dedos dejaban de cordinar con cada nudo que armaba su cabeza, ya tenía en claro que lo seguía amando y la legendaria pelea ya no era motivo para seguir evitandolo, pero que importaba todo eso ahora, Kuroo había encontrado quien lo hacía feliz, ¿Quien era el para evitarlo?
Él, el que dos semanas atrás se emborrachó y se quedó pegado a otro tipo para dar celos, él, el que le había cerrado la puerta hace muchos años atrás y se había negado a verle la cara durante más de dos años y él, el que cuando Kuroo pidió una oportunidad, lo dejó sin respuesta.
El no lo merecía de ninguna manera, aunque el otro se hubiese equivocado el que estaba mal era Kenma en su mente, estaba fallado desde el primer día, nunca había podido entregar la misma cantidad de cariño que su compañero, nunca había sido tan amoroso como se esperaba, ni atento ni nada.
El dolor en su pecho se intensificó cada vez más, y la corriente electrica que subía por su columna hasta su cabeza generando una incesante migraña no paraba, pero no podía comenzar a tener un ataque ahora, faltaba menos de una hora para comenzar un vivo y ya se había ausentado demasiado en el último tiempo.
Debía mantener la única pierna de su vida en pie porque si no lo perdería todo, o al menos eso fue lo que pensó cuando tomó el doble de sus medicamentos, evitando los hormonales, para calmar el venidero ataque, sin surtir mucho efecto la primer medía hora mientras configuraba los equipos para comenzar.
Nuevamente le comenzaba a faltar el aire y el momento se acercaba, abrió la botella y sacó dos pastillas más, parecería algo adormilado pero nada que no pudiese manejar, igualmente sería jugar una que otra partida, tampoco es que comentara mucho cuando no fueran de conversación.
Y así fue como comenzó el vivo, el cuál estaba siendo visualizado por su preocupado amigo a muchos kilometros de él, a la espera de poder verlo un poco más calmado que por la tarde.
La decisión correcta.
Kuroo tuvo que quedarse una hora más junto a sus amigos, y con una bebé ajeno en brazos, cual se estaba ganando todo su amor, explicar la realidad de lo que había dicho apenas llegado, ganándose la peor mirada de despreció por parte de Akaashi y un soplamocos por parte de Bokuto.
- Por más que no sepa como armar este librero te iras ahora mismo a Tokio y le explicarás todo, idiota.
- Bokuto-san, no quiero ser inapropiado pero que bonito te ves cuando hablas serio. - sonrió Akaashi a su pareja. - Ahora mismo dolordetraseroKuroo-san, desaparece de mi vista.
Y tuvo que obedecer, subiendo a su auto y tomando el camino más corto de regreso, directo a la dirección que Akaashi le había facilitado, no sin antes frenar por algo de comida, estaba seguro de que Kenma no comería por la pinta con la que salió.
Cuando se encontraba subiendo nuevamente al auto el nombre de su mejor amigo alumbró la pantalla y contesto lo más rápido posible.
"¿Bro?"
"¡KUROO, DIME QUE ESTAS LLEGANDO!"
"Estoy a unas cuadras, ¿Que ocurré?"
"¡Yo, nosotros estabamos viendo la trasmisión de Kenma y se ha desvanecido frente a la cámara! Estaba actuando extraño pero de la nada sus palabras se mezclaron y cayó sobre el teclado. A los pocos segundos se desconecto la trasmisión y su teléfono da apagado, debes ir ahora mismo."
Bokuto no terminó de hablar que Kuroo había arrancado el auto a toda velocidad, mientras seguía escuchandolo explicar la situación, no le importaba que marcarán los semaforos ni los bocinazos que recibía, debía llegar lo antes posible.
"Estoy afuera, te llamó luego Bro."
Corrió hasta la puerta de entrada y como su primer golpe no recibió respuesta, la forzó sin pensarlo dos veces, mareandose al sentir el intenso aroma del rubio, desde hacía minutos su corazón no dejaba de latir a mil por hora y cada paso que daba dentro de la casa descontrolaba mas sus pensamientos.
Ya no era totalmente conciente de sus acciones, le ganaba su alfa interno que gritaba que protegiera a su omega a como diera lugar.
Reviso el living, el baño, la cocina y el primer cuarto que cruzó sin suerte alguna, tampoco conseguía respuesta a sus gritos que cargaban el nombre del joven rubio, le faltaban dos puertas.
A la primera que abrió lo encontró, seguía tumbado en el escritorio, como si estuviera dormido, pero algo no estaba bien.
Lo levantó en brazos mientras le gritaba pero estaba perdido, sus ojos seguían algo entre abiertos y parecía intentar modular sin suerte alguna. Corrió hasta el baño y sin pensarlo lo acomodó en la bañera con toda la ropa puesta y dejó correr el agua fría, ganándose un manotazo en el rostro, nunca pensó que se sentiría tan aliviado con qué el primer toque en mucho tiempo que recibiera de Kenma en tanto tiempo fuese una cachetada.
Y de la nada todo volvió a moverse en su tiempo normal, y no en una desesperante cámara rápida que le impedía entender lo que ocurría, Kenma se abalanzó contra sus rodillas y vómito todo el contenido de su estómago, demostrándole a Kuroo antes que el agua las arrastrará que lo único que había ahí eran 7 pastillas a medio disolver, desconcertado quedaba corto para lo que sentía en ese momento.
- Apaga esa mierda. - dijo el rubio con la voz quebrada.
Acató la orden y tomó una toalla del montón, desviando la mirada cuando Kenma a duras penas se quitaba de encima la sudadera y la remera en un tirón, intentando levantarse para seguir con sus pantalones, pero el equilibrio le fallo.
- Espera un segundo, no tienes fuerzas. - lo atrapó como pudo, ya que el rubio se negaba al contacto. - Por favor Kenma, dejame llevarte a tu cama.
- Te odio.
- Esta bien, - lo tomó por el pecho y lo levantó, como pudo el rubio se sacó los pantalones cortos, quedando solo en ropa interior. - vamos, debes descansar.
Lo cargó en sus brazos hasta el primer cuarto, dejándolo en la cama no sin antes taparlo con todas las mantas que encontró dispersadas por el lugar. Para luego tomar asiento a su lado.
- ¿Quieres que te traiga agua? Podemos ir al hospital si quieres.
- Vete. - se cubrió hasta la cabeza con las mantas, el dolor de cabeza que sentía junto al sueño eran demasiado para tener que seguir viéndole la cara.
- ¡¿Acabas de tener un intento de sobredosis y quieres que me vaya y te deje dormirte para que te mueras?! En tus sueños Kenma.
- Deja de gritar idiota, yo no intente nada, -se quejó nuevamente, descubriendo un poco su rostro. - me he desmayado por el cansancio.
- Y claro, yo soy ciego que he visto siete pastillas en la bañera, no pediré explicaciones si no quieres darlas, pero no te quedarás aquí solo, si quieres que me vaya puedo llamar a Udai o a Lev para que vengan a cuidarte, aún no han vuelto con Yakü.
- ¿A Tenma?
Kenma se acomodo un tanto sentado, estirando el brazo a la mesa de luz donde quedaba un resto en una botella de agua de la noche anterior. Sabía que le sería imposible pegar un ojo con Kuroo pensando que se moriría si dormía.
- Pues si, la otra vez pareció que estuvieran saliendo...
- ¡Fue la única vez que lo vi en mi vida! No soy como tu que se enamora a primera vista.
- ¿Qué tiene que ver eso con qué estés así ahora mismo? - Poco a poco la preocupación de Kuroo se fue convirtiéndo en enojo. - Quedate aqui, sentado, te haré un café mientras le digo a Bokuto y Akaashi que estas bien.
Pero fue imposible, en los cinco minutos que le tomó hervir agua y responder todas las preguntas desesperadas de sus amigos, Kenma había caído rendido en la cama, pero esta vez optó por no despertarlo ya que podía escuchar perfectamente como soltaba en cada exhalación pequeños ronquidos.
Se negó a irse de igual manera, tomó asiento en la cama y procuró mantenerse despierto toda la noche, atentó a nunca perder de su oído el sonido de la irregular respiración del rubio al dormir, aunque tampoco de su vista, nada podía ser más interesante que poder volver a verlo dormir a su lado.
Unas ocho horas después, cuando Kenma despertó sintiendo el aroma de comida casera proveniente de su cocina, quedó seco en la puerta de la misma al ver a Kuroo preparar el desayuno, cargaba oscuras ojeras y le regaló una sonrisa casi irreconocible.
- ¿No has dormido?
- Quería ver que no te ocurriera nada durante la noche, realmente quería llevarte a un médico pero terminarias pateando mi trasero.
-Ya puedes irte. Estoy bien.
- Me tomé la libertad de pedirme el día en el trabajo, y llamé a tu adorable secretaría para hacer lo mismo para tí, me pidió que te pasará el mensaje de que tú representante quiere hablar contigo.
Kenma cortó la conversación en ese mismo segundo, ya podría echar a Kuroo luego de realizar la llamada pertinente, sabía muy bien que desmayarse frente a más de 20.000 personas tendría sus repercusiones.
Y las había, su manager le gritó durante diez minutos intensos que como podía descuidarse de esa manera, que esa misma tarde publicará un video explicando que fue por el mero cansancio y que no aceptaría un no como respuesta a tomarse dos semanas de vacaciones, lo que no había hecho en toda su vida laboral, para descansar ya que era inaceptable lo ocurrido la noche anterior.
Aceptó desayunar junto al pelinegro, a modo de pedir gracias, ya que no pensaba hacerlo en voz alta, y tampoco contestar las múltiples preguntas que este no paraba de hacerle.
- Debo ponerme a trabajar, así que si no piensas irte puedes dormir en mi cuarto por un rato, a la noche te quiero fuera.
- me iré ahora, pero mañana volveré, no pienso dejarte solo.
- Como tú quieras, estoy bien.
Kuroo terminó de recoger los platos mientras Kenma comenzaba a acomodar todo en su estudio, esperando que el pelinegro aparecía para despedirse.
- ¿Qué mierda? -dijo al notar la madera saltada en la cerradura de su puerta.
- ¿No sabía como entrar? Prometo que ya mandó a alguien para que lo arregle, corre por mi cuenta.
- No importa, fue mi culpa, tu solo ve a descansar.
Kenma se sostenía de la puerta a la espera de que el contrario saliera, pero Kuroo seguía parado frente a él viéndolo con preocupación en su rostro, y cuando el menor abrió la boca para hablar no pudo hacerlo ya que se vió enredado en los largos brazos del pelinegro que lo pegaban a su cuerpo.
- Nunca vuelvas a hacer eso, no aceptaría terminar de perderte Kenma.
Quiso decir algo, pedir disculpas o al menos negar que lo había hecho adrede, pero el aroma contrario y el dolor punzante en su pecho lo impedía, lo hizo el minuto que duró el abrazo y el siguiente que le tomó al mayor caminar hasta su auto y desaparecer de su vista.
Vacaciones interminables.
Sus vacaciones habían comenzado desde el momento que subió a su canal de youtube el aviso de que se tomaría un tiempo fuera de las redes para descansar, su manager había terminado de arreglar todo los papeles y posponer entrevistas se los próximos quince días, diciéndole que lo llamará por cualquier cosa que necesitará pero que realmente debería pagarse un boleto a las Bahamas y respirar aire fresco.
Claro esta que no fue lo que hizo, tuvo que llamar a Keiji, quien como madre primeriza lloró a los gritos por el teléfono soltando todo su arsenal de insultos y amenazas, prometiendo que la próxima semana viajarían toda la familia a visitarlo luego de que "presentarán" a los niños en el partido del viernes de Bokuto y haciéndole prometer que le escribiría todos los días, como también tuvo que recibir a un casi infartado Lev quién vió las noticias por la tarde y estaba a dos segundos de colapsar en su entrada a ver a su amigo con pinta de muerto viviente.
Así continúo su tarde, contestando mensajes de cercanos preocupados y recibiendo algunos conocidos quiénes parecían más cercanos a la muerte por susto que el con su piel más palida de lo normal y sus ojeras más oscuras.
A la noche se dedicó a jugar ahora de manera más victoriosa al juego con él que ayer había tenido problemas y comer lo que había sobrado del desayuno/almuerzo que había preparado Kuroo.
"No entiendo en que momento aprendiste a cocinar cabeza de rata."
"Que bueno que lo disfrutes, avisame que quieres cenar mañana, iré luego del trabajo (◔‿◔)"
"No debes hacerlo."
"Quiero hacerlo, no vale tarta de manzana, eso será el postre (◠‿◕)"
"Ya tienes 26 años, podrías dejar de usar caritas como un adolescente."
"Escribirte a esta hora me lleva a mis 18 ಥ ‿ ಥ "
"Ugh."
" Descansa bonito Kenma (◕ᴗ◕✿)"
Y así ocurrió toda la semana, hasta el jueves Kuroo aparecía en la puerta con una bolsa de mandados a las siete en punto de la tarde, se dedicaba a cocinar y si el rubio lo permitía preguntarle que había hecho a lo largo del día, escuchando atentamente como relataba la dificultosa misión que le había tomado tres horas pasar o el desarrollo que llevaba el nuevo anime que viese ese día, acompañándolo a verlo lo que durará la cena, desapareciendo luego de lavar los platos.
El viernes fue diferente, a las dos de la tarde Kenma recibió una llamada del pelinegro, dudando algunos segundos sin contestar ya que no había sido más de medía hora que había contestado los mensajes donde pedía alguna señal de vida para su tranquilidad. Al final contestó, no perdía nada sumandole minutos a sus conversaciones diarias.
" ¿Kuroo? "
"¡Kenma! Me he liberado temprano, ¿Te parece si voy antes? Podríamos salir un rato fuera, el día esta perfecto para tí."
Dudó unos segundos, no había visto la luz del sol en todo el tiempo que iba encerrado y no tenía idea como estaba el clima, se inclinó en la cama descubriendo la ventana que mostraba un cielo nublado y al tocarla la temperatura no era ni muy fría ni calurosa, tenía razón, no sería desagradable caminar más que del cuarto al living y viceversa.
" Esta bien."
" Te prometo que no te arrepentirás, ponte ropa deportiva."
"¡Kuroo no!" Pero nadie lo escuchó, el teléfono ya había sido desconectado de la llamada y lo dejó con la negativa en la boca.
De ninguna manera saldría a correr o a hacer cualquier tipo de actividad física que el pelinegro tenía en mente, esa etapa de su vida había quedado enterrada en el pasado y no había manera de volver a sobre esforzar si cuerpo.
O eso quería pensar, pero no dudó un segundo en ponerse unos pantalones largos deportivos, las zapatillas de correr que usaba cuando iba a campeonatos de videojuegos para no cansar la pisada ansiosa y una camiseta manga larga un tanto grande para su cuerpo, esperando un tanto impaciente y expectante en el sofá a que el timbre sonará, claro está que no aceptaría frente a Kuroo que había guardado dos botellas de agua en la mochila por cualquier cosa.
Cuando el timbre sonó de resistió unos segundos hasta abrir, para descubrir a Kuroo vestido casi idéntico a el, cambiando solo su camiseta por una de los black jackals con un 12 en ella, seguramente algún regalo de Bokuto, el también había recibido una a comienzos de año que usaba cuando hacía review de sus partidos, pero de ahora en adelante pensaba usar la de uno de sus mejores amigos con orgullo. Pero no era lo bien que se veía con ropa deportiva, ni la sonrisa ladeada que le estaba regalando lo que más llamaba su atención, si no la vieja Mikasa que cargaba bajo su brazo.
- ¿Listo para colocar unos pases?
- Solo caminaremos hasta el parque de ida y vuelta. No más.
- ¿Seguro? Realmente estoy emocionado por rematar tus pases antes de la reunión con el equipo, no podré jugar solo contigo.
De un momento a otro Kenma perdió por completo el hilo de la conversación, que el supiera no había ninguna reunión del equipo de momento.
- ¿Reunión? - dijo mientras daba pasó fuera de la casa, cerrandola a sus espaldas. - ¿De qué me perdí?
- ¿Acaso revisas tu correo? ¿O el grupo?
- Recibo cientos de cartas de fans, debo estar leyendo recién las de mi cumpleaños hace más de una semana, y no, contesto mensajes privados no más si me da el tiempo.
- ¿Me estas jodiendo? Debes llamar ya mismo a Tora, no puedo creer que no te haya llamado al no recibir tu confirmación.
- ¿Confirmación de que Kuroo? ¿Harán una reunión de estudiantes o qué?
- Oh no, eso es en marzo y estoy en el comité de organización, asi que puedo recibir tu confirmación en persona pero... Ya hace dos semanas envío las invitaciones a su boda, es el lunes idiota.
- ¿Qué me dices idiota? No es mi culpa que Tora se comprometiera y no dijera nada.
- ¡Se ha pasado toda la cena en Osaka hablando de ello! ¿Realmente no te acuerdas?
Golpe bajo, las medidas de alcohol que había ingerido esa noche no eran las acostumbradas y guardaba pocos recuerdos que no fuesen de las personas hablando directamente con él, o más bien lo único que recordaba en su totalidad era la escena fuera de su cuarto de hotel.
- Uhm, bebí mucho. Ahora le escribo. ¿Pero que tiene que ver todo eso con qué coloqué para tí?
- Harán una boda en un campo y será de lunes a martes, todos se han pedido los días y literal que ha puesto en el grupo del equipo que mantenemos que si no jugamos el martes por el mediodía estará muy ofendido.
- Mierda, por algo entrené durante año y medio a Tamahiko, que no jodan, además algún otro colocador irá, las bodas son para esconderse en un rincón Kuroo.
- Oh no, yo ya te he pedido para mi equipo y Tora esta demasiado ilusionado con que estés allí, debes practicar antes de ir a hacer el ridículo.
- Entrenaremos quince minutos hoy, y luego volveremos a casa así llevó a la lavandería mi traje, maldita seas necesito un nuevo asistente.
- ¿Algún problema con May? Sonaba adorable.
- Para que separé mi correo, May es una de mis tres asistentes idiota.
Kuroo no contestó, realmente tenía un arsenal de chistes que podía soltar en ese momento ante la vagancia y despilfarre de dinero que hacía Kenma con la intención de no mover ni un dedo pero le parecía mas ameno guardarse el comentario y poder disfrutar de los quince minutos, que terminaron siendo treinta de practica.
- Realmente no has perdido el toque.
- O tú te has oxidado tanto como yo.
Touché.
- Vamos yendo, parece que lloverá y no quiero resfriarme antes de que lleguen Yuki y Hika. - señaló Kuroo, a la espera que Kenma decidiera levantarse del suelo. - ¿Se quedarán contigo?
- Akaashi insistió que quería quedarse por lo menos hasta el lunes en casa, supongo que también estarán en la ceremonia, ¿no? Kaori fue su manager.
- Hasta la semana pasada si, no se como será ahora con los niños, Kou me ha dicho que ayer hablarían con sus cercanos y hoy no hemos hablado ya que estaban preparando todo para la entrevista antes del partido. También asistirá gran parte del Karasuno y Shinzen, será un pelotón de gente esa maldita fiesta.
- Muy Yamamoto... Que agonía. Espero que no haya permitido que lleven acompañantes.
- ¿Y eso?, para tu mala suerte lo ha hecho, no miento que serán unas 400 personas entre familia y más, se la ha montado.
- ¿Tu sabes lo insoportable que es Hinata cuando esta junto a Miya? Te juro que si ese cara de idiota se me vuelve a acercar terminaré quebrandole el cuello sin pensarlo dos veces.
La conversación sobre las mil y un personas que le disgustaba a Kenma que fuesen a estar en el mismo espacio físico duro más de lo necesario, tanto como para seguir cargándola hora y media mas tarde cuando Kuroo estaba comenzando a preparar la cena.
- ¡Y juro que si Taketora a invitado al idiota de Tobio y este se aparece con alguno de sus raros amigos me inmolaré ahí mismo! Sería un favor para el universo.
- Y una gran perdida para la V. League, media generación monstruo estará allí, creo seriamente que no te has quejado únicamente de Keiji, Lev y yo.
- ¿Tú y Lev? Espero estar a cinco mesas de cada uno, claramente tendrá a Yakü colgando del cuello y no pienso aguantar tus chistes ebrio, iré solamente porque Tora vendrá por mi hasta aquí.
Y realmente lo consideraba así, su mente no había cambiado frente a la idea de que la ansiedad de que le insistieran era mucho peor que la ansiedad a los lugares concurridos, pero había muchas cosas en contra, sus pocos amigos irían con sus parejas y a dos de estas no las soportaba, Kuroo seguro iría con su nuevo amor y su mejor opción sería jugar al buen tío junto a Keiji, quien seguramente asistiría con los dos pequeños, porque si no era así desaparecería siendo arrastrado por el tornado Bokuto, que era muy fanático de las fiestas y más de este calibre.
- Ya deja el tema, cuando llegué el lunes puedes dejar todas tus quejas en el cuaderno de recuerdos, ahora es hora de comer y ver a nuestros amigos en la televisión, será el primer partido de mi bro que no veré en persona.
El también había prometido que iría, o al menos lo había hecho por llamada a Hinata una semana atras, pero luego del incidente el colorado insistió que no gastará energías en el viaje y que se tomará el tiempo necesario para recuperarse, que a final de cuentas lo necesitaba, porque aunque hoy hubiese hecho su esfuerzo en hacer un mínimo de esfuerzo físico seguía agotado y con la cabeza inundada por pensamientos demasiado intrusivos para volver a sentarse entre tantos desconocidos gritándole a una cancha y pidiéndole fotos o autógrafos.
Ambos se acomodaron en el sofá con sus bandejas y prendieron el partido, agradeciendo que en el medio tiempo repitieran la entrevista que dieron sus dos amigos cargados en alegría mostrando a la cámara a los dos pequeños que llevaban cada uno una diminuta camiseta con el número 12 y orejeras, comentando como los habían oculto del foco público por seguridad, siguieron al hilo la mentira que bien habían armado en la última visita a Osaka y marchaba demasiado bien, la gente no paraba de felicitarlos y el desempeño de Bokuto en el partido fue inigualable, apuntando a su nueva familia por cualquier punto anotado, ganándose ser el foco de todas las cámaras durante la jornada.
Apenas terminaron los reportajes del after Match Kenma se levantó recogiendo las bandejas de sobre la mesa ratona, notando que Kuroo había caído rendido en el sofá y en su camino a la cocina consideró que debía hacer. Le parecía tentadora la idea de despertarlo con un vaso de agua por su cabeza, o tal vez arrojar en su rostro al felino en venganza de las muchas veces que en su adolescencia se despertó de la misma mañana, pero había algo que se lo impedía.
Era una agradable imagen que había eliminado de su memoria, lo notó cuando volviendo se frenó unos minutos a verlo, en ese tiempo sin observarlo detenidamente Kuroo había crecido, su cuerpo era igual de ancho, tal vez más, pero no tan tonificado, su cabello seguía igual a primeras vistas pero observando mejor lo llevaba un poco más corto que de costumbre y su rostro, sus facciones eran más marcadas y una que otra arruga aparecía al costado de sus ojos sin la necesidad de sonreír tanto, ya que igualmente dormido lo hacía, mientras mantenía una mano apretando su lado izquierdo y la otra reposaba sobre el adormilado gato en su regazo.
Había olvidado por completo como se veía Kuroo durmiendo y le caló demasiado hondo, toda idea de realizar una maldad se esfumó tan rápido como lo que tardó en buscar una manta en su cuarto y cubrirlo, apagar las luces y marchar a su propia cama, donde le fue casi imposible pegar un ojo hasta las cinco de la mañana, donde su mente por fin cesó de recordar la imagen reciente que había traído consigo recuerdos para comparar el cambio del pelinegro, o tal vez para añorar.
Familia feliz.
No supo bien en que momento cayó rendido ante el sueño, pero cuando abrió los ojos y recibió directo la luz del sol en la cara sabía que era tarde, había prometido que recibiría a Bokuto y Akaashi a las diez de la mañana y por seguro el mediodía ya había pasado.
Lo más rápido que pudo y sin prestar atención a su entorno se puso de pie y salió disparado al living.
No podía decir que no sentía vergüenza en ese momento, no había considerado ni un segundo que Kuroo había dormido en el sofá y que tal vez cuando el timbre sonó, había recibido a sus amigos.
Se maldecia por no haberlo considerado, porque ahora cinco pares de ojos lo observaban, dos algo confundidos y con sus pequeñas manitas en las bocas, pero los otros tres lo hacían con toda la gracia, ya que Kenma había olvidado el pequeño detalle de ponerse ropa decente, y no era muy fan de que la gente supiera que con veintitres años seguía usando piyamas con diseños de gatitos o anime, ya que llevaba los pantalones con pequeños dibujos felinos y una remera muy gastada con viñetas de sailor moon, era un secreto bien guardado ya que cuando sus amigos optaban por quedarse en su casa a pasar la noche usaba uno de los dos pares de conjuntos que eran totalmente negros y alguna remera vieja lisa.
- ¡Soy una sailor scout que lucha por el amor y la justicia!
Si Kuroo no hubiese estado con Hika en brazos, Kenma hubiese arrojado la lámpara de su izquierda a su cabeza, no lo dudó ni un instante.
- Callate idiota, tu me regalaste esta mugrosa remera. - gruñó mientras tomaba el asiento libre. - Traeme café.
- ¿No ves que tengo mis manos ocupadas?
- Pues ya no. - se burló mientras tomaba a la niña en sus brazos, cual rapidamente enredó sus pequeños dedos en los mechones de pelos que caían.
- Cuidado, es muy toquetona, comenzará a tirar de ellos. - intentó separarla Keiji con su mano libre, pero la niña se afianzó más al rubio gastado.
- Buenos días chicos, perdonen por no recibirlos.
- No hay problema Kenma, mi bro por suerte acababa de llegar con algunas cosas para desayunar y nos abrió, planeaba dejar que los niños te despertarán pero Akaashi casi me asesina.
- ¡Luego te observó dormir durante casi una hora! Si no fuese él lo hubiese echado a patadas de tu cuarto. - exclamó Kuroo volviendo con una taza y un plato con pastelerías dulces.
- ¿Y quien eres tu para echar a alguien de mi cuarto? - tomó la primera que venía bañada en chocolate y la trago de un bocado, sin bajar la mirada del pelinegro.
- Mejor ni contestes bro, cuando hablan así es porqué están enojados, me costó tiempo aprenderlo con Akaashi.
- Bro... Ya lo sabía hace mucho tiempo, por eso solo lo ignoraré hasta que pasé.
Kenma miraba toda la charla de "bros" como si hablarán de dos novias insoportables y celosas con un ojo palpitando y el puño libre cerrado, ¿En que momento Kuroo había tomado el derecho de hablar tan a la ligera de como actuaba ahora Kenma?
Keiji lo notó antes de que algún comentario mal direccionado que podría acabar en una discusión de ex pareja bastante incómoda para el momento y prefirió intervenir.
- Perdón por interrumpir tu desayuno Ken-chan, pero, ¿Podrías indicarme el cuarto que nos quedaremos? Yuki ya esta medio dormido y prefiero recostarlo.
El rubio asintió despegando su mirada de los alfas, luego se la cobraría acomodando en su lugar a Kuroo cuando estuviesen solos, siguió por el pasillo hasta el fondo dando con el cuarto de visita más grande que tenía, no es que fuesen muchos, en realidad eran dos pero en el más pequeño seguía habiendo algunas cajas que pertenecían a Hinata.
- Pensaba que podríamos ir hoy a la tarde y comprar una de esas camas con jaulilla, ya sabes, para cuando vengan aquí con los niños puedan dormir más cómodos.
Kenma no sería la persona más afectiva, ni la más cálida o acostumbrada a los niños, pero los días que se había tomado desde el accidente se había dado la idea de que no sería tan desagradable cuando su amigo viniese con su nueva familia a su casa, tampoco le molestaba la idea de alguna vez cuidar a los niños y tal vez apadrinar al pequeño, y está era su mínima manera de demostrarlo.
- No tenemos problema de dormir con ellos, la mayoría de las noches Bokuto termina durmiendo en el suelo de su cuarto y yo traigo a los tres a la cama...
- Pero... Tal vez alguna vez quieras dejarlos conmigo mientras salen a recorrer la ciudad y ya sabes... Podrían tener algunas cosas aquí. Sabes que en mi armario hay aún ropa tuya para cuando vienes de visita.
- ¿Acaso Kozume Kenma esta aceptando mi propuesta? Me gusta esta nueva faceta tuya. - dijo mientras acomodaba a ambos niños en la cama para dos, bajando tambien el bolso con sus cosas. - Ya venía listo para esto, he traído copias de sus muñecos de noche para que ya los tengas aquí y también algunas mudas de ropa que hemos comprado más grandes, ¡En esta semana ya han cambiado un talle!
Si le preguntaban dos semanas atras Kenma nunca se imaginó que pasaría dos horas con el reservado Akaashi hablando de talles de ropa de bebé, diferentes biberones y marcas de formula, pero eso habían hecho entre susurros para no molestar a los dos mocosos que dormían agarrados por sus manitas.
Cuando la charla fue llegando a su fin y la mejor idea era ya partir a el centro a comprar el mueble deseado, cada omega tomó a un niño en brazos, quienes se despertaron por cortos segundos ya que los aromas de cada uno los volvieron a adormilar, y se dirigieron a la sala.
-Bokuto-san, iremos al centro a comprar, ¿Podrás llevarnos?
- No tengo problema de conducir Kei. - se atajó Kenma, pero sabía bien que su amigo se negaría, seguía preocupado por la salud del rubio y lo había hecho notar en su charla privada.
- Cambiar las sillas de auto es un tedio, Kou terminó llorando al no poder poner la primera, y hoy antes de volver quiso mover una para dormir en la parte trasera del auto y no descubrimos como desmontarlas.
- ¡Eso es secreto Agaaashe! No me dejes como mal padre frente a mis amigos. - lloriqueo Bokuto, ganándose una mala mirada de su pareja ya que la niña en sus brazos se removió. - Perdón Hika mi princesa, - susurró. - No creo que Kenma entre en la parte trasera, ¿Bro puedes llevarlo?
- De verdad puedo conducir por mi cuenta. - Pero parecía que nadie lo oía.
- Si, por favor Kuroo-san, tú también deberías acompañarnos, Bokuto-san se dispersa mucho en la tienda y yo ya no puedo controlar que no rompa nada.
- Que puedo manejar por mi propia cuenta.
- En mi defensa no se porque había una decoración de vidrio en una tienda para bebés, ¡Debería ser ilegal!
- ¡Dije que puedo conducir mi maldito auto al centro! - elevó la voz, ya le estaba desesperando que sus amigos no notarán su hablar, y más todavía que pensarán que estaba invalido.
- Entonces, ¿Puedes llevarme contigo? Sería inútil que llevemos tres autos, y el maletero del tuyo es más amplio.
Su no fuese Kuroo el que le contestó hubiese agradecido la atención, pero en su mente seguía rondando una que otra vez la imagen mental que se había guardado la noche anterior y quería evitar su estúpido y bonito rostro ya que consideraba que tal vez se quedaría más de un segundo admirandolo y podía terminar todo muy mal.
Entre idas y vueltas Kenma terminó cambiando su ridículo pijama por ropa más de calle, y en la puerta de la casa como ritual religioso, que al parecer Koutaro y Akaashi también realizaban, se colocaron cubre bocas y lentes de sol, y los dos primeros también gorras ya que sus cabellos no pasaban tan desapercibidos.
- ¿Por qué soy el único que no se oculta? - Preguntó Kuroo haciéndose el ofendido ya en el auto.
- Porque eres el único irrelevante en el grupo, Bokuto es famoso, lo que lleva que a Keiji también lo persigan a veces en la calle por alguna nota rápida, más ahora con lo de los niños, idiota.
- Yo también quiero ser famoso. - Siguió lloriqueando.
Y contra toda adversidad, pudieron compartir una amena charla en los veinte minutos que les tomó llegar a la tienda, hablando de como manejaba Kenma la vida con su inminente fama y como Kuroo remataba todo con uno que otro chiste para irritar, o mejor dicho poder admirar, los asqueados gestos del rubio.
La tienda era algo así como un gran patio de juegos para una madre primeriza como Akaashi, Kenma si no imaginaba compartir una charla sobre cachorros, menos lo hacía con la escena que pasaba frente a sus ojos.
Kuroo con un carro y Bokuto con el otro dispararon a la zona que vendían ropa "deportiva" para bebés, atentando contra sus financias ya que al parecer querían comprar uno y cada uno de los conjuntos deportivos de moda que ofrecía la tienda, pero eso no era lo peor, si no que era Keiji, quien en toda su libertad tomaba cada objeto medianamente "tierno" y se sobaba de lo hermoso que le quedaría a su pequeño, o de lo bonita que se vería su niña con un gorrito de búho que encontró en la sección de invierno.
Nunca, ni en sus más bizarros sueños luego de horas infinitas de trabajo y muchos animes slide of life extraños había permitido a su mente imaginar a esos tres tan emocionados por objetos dininutos, y mucho menos a él, agradecía tener todo su rostro tapado porque cuando su omega maternal se calmará se arrepentiría de como actuó cuando vió unos mamelucos de gatitos, comprando dos de cada color para cada uno, también así chupetes de pac man y coronando el despilfarre, una cama cuna para ambos con decoración de naruto, siendo avalado por Bokuto.
Se había dejado llevar por la emoción del peligris al ver la gran pared de peluches con temáticas de dibujos animados de su época y la actual como también de los animes más vistos de la historia que la charla que se debatía a pocos metros a su espalda era nula en su mente.
- Guarda Kuroo que se te caerán los ojos. - rió Keiji a su lado, lo había observado durante los cinco minutos que no podía despegar su vista del rubio con una sonrisa demasiado cariñosa en sus labios. - Aunque no soy quien, me es imposible no sonreírle así a Koutaro.
- ¿Que dices? - se escudó, desviando su mirada a los ojos azules que se reían de sus sentimientos. - Estaba observando a mi bro, es mucho para procesar.
- Oh si, y yo observaba a Kenma porque se ve hermoso decidiendo si es mejor un peluche de Luffy o uno de ese bicho raro.
- Para tu información esta eligiendo entre Trafalgar y Chopper, y son sus personajes favoritos. Deberías ver One piece, sabes que Bokuto lo ama.
- No puedo creer que aún no le digas nada.
- ¿Y tú que sabes?
- Por como lo miras, y por como él lo hace contigo. - Tenía un punto a favor, Akaashi realmente ya estaba harto de la situación de sus dos amigos. - Si no piensas aclarar las cosas deberías alejarte Kuroo, a Kenma no le hace ningún bien que estes a su lado si piensa que tienes a otra persona.
- Cuando se lo diga me odiara por el hecho de haber mentido con algo así. Y si no lo hago me odiara igual, como es hace tiempo ya.
Akaashi guardo unos segundos el silencio, le gustaría decirle en el rostro lo estúpido que era, pero eso debería hacerlo su novio y sabía bien que no lo haría, pero no expondría asi a su mejor amigo, no era su tarea.
Le regaló una última sonrisa a la espera que tal vez le hiciera picar la curiosidad de que podría pasar si se sinceraba, para caminar al par de hombres que no paraban de discutir cuál de nos dos muñecos comprar, y con su imparcialidad, metió ambos dos al carro ganándose uno que otro gruñido de ambos y se dirigieron a la caja.
Los cuatro iban cargados, no hubiese sido mala idea los dos autos, pero para suerte la paciencia de Keiji y Tersurō todo entro milimétricamente en su lugar permitiéndoles volver al hogar del rubio, donde ambos alfas armaron la cama mientras los omegas doblaban las prendas de ropa, decidiendo que los talles más grandes quedarían ahí para las vacaciones y los actuales se los llevarían como regalo para los pequeños, eso sí, todos los peluches fueron depositados con las mantas en la cuna donde rapidamente los dos bebés cayeron rendidos luego del primer biberón.
Y los dos padres primerizos no tardaron en caer también, no aguantaron más que la cena para despedirse de sus dos amigos desapareciendo en el cuarto, sin queja alguna Kuroo y Kozume se dicharon a limpiar el desastre de envoltorios, etiquetas y platos que habían quedado regadas por el living del condominio.
- ¿Ya te irás? - Preguntó el rubio al ver si contrario colocando su abrigo.
No fue una pregunta conciente, fue más instintiva ante el impulso de qué durante una semana se habían encontrado a solas compartiendo películas o series y hoy había sido un día demasiado alocado, no le molestaba la idea de ver algo en la televisión en compañía del otro, pero no lo pediría en voz alta, ni muerto.
- Pues quería que charlaramos, ¿Te parece si salimos un segundo?
Northern Downpour - Panic! At The Disco
Iba a hacer de este capítulo algo demasiado triste, terminé escuchando este tema en loop y de la nada fue como que me dió por pintar todo de rosa.
Gracias por los comentarios lindos como siempre y nada, haganlo todo lo que quieran, me llena el alma y me re motiva a seguir escribiendo (◕ᴗ◕✿)
Y dejó la tal vez charla, porqué vaya a saber si Kenma le da un gaypanic y corre a la pieza, picando porqué ya volví a escribir un cap de +7000 y quería mantener la medía de capitulos entre 4000 a 6000, así que tal vez extienda unos caps más antes del final.
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