¡! Capítulo 8⋆ 🎧
Jimin se encontraba en el restaurante terminando de arreglar las cosas para la cita con Jungkook. Con ayuda de unos familiares de confianza, había conseguido el restaurante por unas horas, prometiéndoles recompensar con propaganda. Su familia aceptó ayudarlo sin aprovecharse, pues querían mucho a Jimin. Así que sus tíos estaban terminando de cocinar mientras Jimin arreglaba la terraza con la hermosa vista de la ciudad.
Vestía un traje que se acoplaba a la perfección a su silueta; no quería usar nada que proviniera de su jefa. Lo había elegido con ayuda de sus amigos, quienes sabían que estaría en el restaurante pero evitaban hablar de sus siguientes movimientos.
Sentía que el elevador avanzaba más rápido de lo normal. Estaba muy nervioso y empezaba a dolerle el estómago ante lo que estaba por pasar. Se arrepentía de no haber bebido algo antes, ya que la diferencia con la vez pasada era que el alcohol le había dado el valor para enfrentarlo. Ahora sentía que iba a vomitar en cualquier momento.
Las puertas se abrieron, dándole paso a la bella vista de Jungkook. Vestía pantalones de vestir negros, una camiseta blanca y un saco beige; se veía elegante con ese vestuario. Jimin se quedó sorprendido, parecía un actor de k-dramas, uno demasiado lindo para su bien.
— Jiho, se van a cerrar las puertas del elevador —Jungkook se apresuró a poner la mano antes de que se cerraran las puertas—. Cuidado, casi te aplasta.
— Hola, Jungkook. Sube —lo sostuvo de la mano para que entrara al elevador con él—. ¿Cómo estás?
— Bien, gracias, lindo —se recargó en el elevador observando a Jimin de pies a cabeza—. Te ves muy bien.
Jimin trató de no sonrojarse y seguir el juego, así que imitó sus mismas acciones, lo primero que se le ocurrió.
— ¿Lo crees? Me vestí lindo para la ocasión —comentó, recordando una de las líneas que había aprendido en internet.
— ¿Soy tan importante para que te vistas tan lindo para esta ocasión? —preguntó Jungkook, levantando una ceja.
— O tal vez solo me vista bien para las ocasiones que vengo a lugares tan lindos —respondió de inmediato, dejando a Jungkook intrigado.
El elevador llegó a la terraza y Jungkook quedó asombrado con la hermosa vista de la ciudad. Al parecer, el coqueteo iba a la perfección, lo que era un gran logro para Jimin.
— Me gusta, qué buena vista de la ciudad y el río Han —estaba cautivado.
— Lo sé, por eso sugerí este lugar —se acercó a la mesa donde todo estaba ya preparado—. Adelante, toma asiento.
— Gracias, se ve delicioso —dijo Jungkook mientras se sentaba al mismo tiempo que Jimin—. Me disculpo, seguramente perdiste una gran cantidad de dinero por cenar conmigo.
— Descuida, el dinero va y viene —dijo Jimin, aunque en realidad sentía mal por sus tíos. Por eso estaba decidido a escribir un artículo sobre el restaurante para ayudar a aumentar las ventas por la gran ayuda recibida.
Estaban platicando de temas variados, y Jungkook le lanzaba uno que otro comentario coqueto. En ocasiones, Jimin no sabía cómo reaccionar o contestar, así que discretamente abrió las notas de su celular, donde había escrito algunos de los tips que había visto en un video, y les dio un repaso rápido antes de apagar el celular.
Repasando el orden de los pasos y recordando cada uno de ellos, Jimin ya tenía la clave; solo tenía que pensar meticulosamente cómo iba a llevar a cabo cada uno de ellos.
El cantante solía inclinarse un poco para poder comer, así que Jimin pensó que era buen momento para acercarse a su oído, mostrando al acercarse el movimiento inquieto de su piel y el dedo meñique de una de sus manos delataba lo nervioso que estaba.
—¿Sabías que la vista desde aquí es aún mejor si te inclinas un poco más? —murmuró, su aliento cálido rozando la piel de Jungkook.
Jungkook levantó la vista cuando sintió la cercanía de Jimin, observando que lo tenía a unos centímetros de su rostro, expectante a lo que diría. Notó cómo uno de sus dedos de la mano que tenía en la mesa temblaba. Jungkook se separó riéndose, el rubio tratando de descifrar a qué se debía esa reacción.
—¿De verdad? —tomó un poco de vino—. ¿Y qué vista estás disfrutando más? ¿La de la ciudad o la mía?
Jimin suspiró aliviado, las cosas iban bien. Le lanzó una mirada coqueta.
—Ambas son igualmente impresionantes —aprovechó la oportunidad para acercar un poco su mano, tocando sutilmente la de Jungkook mientras lo seguía mirando.
Jungkook sonrió y, para sorpresa de Jimin, entrelazó sus dedos con los de él.
—Eres todo un charlatán, ¿sabes? —dijo Jungkook, inclinándose ligeramente hacia Jimin.
Jimin se puso nervioso de inmediato, sintiendo que su plan podía estar en peligro. —¿Charlatán? —preguntó, intentando mantener la calma—. ¿Por qué dices eso?
Jungkook se inclinó un poco más, acercando su rostro al de Jimin. —Porque siempre sabes qué decir para mantenerme interesado —dijo con una sonrisa juguetona.
Jimin soltó una risita nerviosa, intentando encontrar el siguiente paso en su mente. —Bueno, solo trato de ser honesto. Además, la vista realmente es increíble, ¿no crees?
Jungkook asintió, aún sosteniendo su mano. —Sí, lo es. Pero tengo que admitir que tú eres la mejor vista de todas.
Jimin se sonrojó intensamente ante el cumplido y, en su nerviosismo, tomó un sorbo de vino, solo para ahogarse casi de inmediato. Tosió y trató de recuperar la compostura, pero el vino le había entrado por la nariz.
—¡Oh Dios! —exclamó Jungkook, riendo mientras se inclinaba para darle unas palmaditas en la espalda—. ¿Estás bien, Jiho?
—Sí, sí... solo que... —Jimin trató de hablar entre tosidos—. Solo me ahogué un poco... ¡Qué vergüenza!
Jungkook sonrió y le ofreció un vaso de agua. —Aquí, bebe esto. No te preocupes, estas cosas pasan.
—Gracias... realmente no esperaba eso —dijo, tomando el vaso y bebiendo lentamente—. Iré al baño, no tardo— decidió para recomponerse.
Cuando regresó, sus tíos estaban llevando el flan napolitano que había preparado la noche anterior después de llegar del trabajo. Jimin se acercó agradecido a la mesa.
—¿Puedo contarte algo? —preguntó, inclinándose aún más cerca.
—Claro, adelante —dijo Jungkook, intrigado.
—El postre aquí es tan bueno que te hará querer besar al chef —comio un poco de flan mientras guiñaba el ojo.
—¿De verdad? Pues espero que me guste tanto como dices —dijo, mirándolo fijamente y siguiéndole el juego.
Jungkook tomó un bocado del flan y cerró los ojos, disfrutando del sabor.
—Esto está increíble. ¿Sabes qué, Jiho? —dijo abriendo los ojos y mirándolo intensamente—. Este flan es tan bueno que... ¿te molestaría si te beso en agradecimiento?
Jimin se quedó sin palabras, completamente sonrojado. No había esperado que sus palabras las tomará tan directo.
—¿Eh? —balbuceó, sus ojos abriéndose como platos.
—Vamos, solo un pequeño beso para agradecer al chef —insistió Jungkook, sonriendo de manera encantadora.
Jimin, aún sintiendo la vergüenza ardiente en su rostro, asintió lentamente. —Bueno... si es para agradecer al chef... —murmuró.
Jungkook se inclinó hacia adelante y, con una suavidad que hizo que el corazón de Jimin latiera aún más rápido, plantó un suave beso en sus labios. Fue breve, pero lleno de una promesa tentadora de más.
—Gracias, chef —dijo Jungkook con una sonrisa traviesa—. Ahora, ¿qué sigue en el menú?.
Jungkook se estaba divirtiendo con la situación, observaba con gracia como se ponía cada vez nervioso.
—¿Te gustaría ver la vista desde el otro lado de la terraza? —preguntó Jimin, intentando sonar natural.
—Claro, me encantaría —respondió Jungkook, levantándose con entusiasmo y siguiendo a Jimin hacia el otro lado de la terraza.
Una vez allí, el panorama era aún más impresionante: las luces de la ciudad brillaban como un mar de estrellas, y el río Han se extendía majestuosamente en la distancia. Jimin estaba a punto de continuar con su plan cuando de repente notó a Ho-seok acercándose. El corazón de Jimin se aceleró.
Sin pensarlo dos veces, Jimin se acercó a Jungkook, lo abrazó de manera casual y lo rodeó con un brazo.
—¿Sabías que el río Han tiene una leyenda? —dijo Jimin en tono bajo—. Se dice que si pides un deseo mientras miras las aguas, ese deseo puede hacerse realidad.
Jungkook, intrigado y aún abrazado a Jimin, miró hacia el río con una mezcla de curiosidad y escepticismo. —¿De verdad? Eso suena mágico.
Jimin sonrió, aprovechando el momento para hacer señas discretas hacia Ho-seok para que se mantuviera en silencio. Cuando Jungkook comenzó a voltear para ver de qué se trataba, Jimin se acercó más a él y lo besó con urgencia. Fue un beso lleno de pasión, como si tratara de sellar el momento en el que sus corazones se estaban conectando.
Mientras lo besaba, Jimin no perdió la oportunidad de hacerle señas a Ho-seok para que se fuera a la cocina. Ho-seok, visiblemente triste pero entendiendo la situación, asintió y se retiró lentamente hacia la cocina. Su tristeza pasó desapercibida por Jimin, quien estaba completamente absorto en el beso.
Jungkook, sorprendido pero encantado, finalmente se apartó un poco, con una expresión de sorpresa y deseo en su rostro. —Wow, eso fue inesperado... pero increíble.
—No pude resistirme —dijo Jimin con una sonrisa traviesa, volviendo a besarlo.
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