¡! Capítulo 3⋆ 🎧
Sus amigos lo habían acompañado hasta la puerta de la oficina de Hye-kyo, dándole ánimos y consejos antes de entrar, con la promesa de que lo esperarían afuera. Tocó la puerta esperando una aprobación para entrar, y cuando escuchó que le permitían pasar, miró a sus amigos por última vez antes de entrar.
Observó que Hye-kyo no estaba sola; su hija estaba ahí, pintándose las uñas.
— Buenos días, señoritas —se inclinó. Ninguna de las dos le devolvió el saludo, estaban en sus asuntos—. ¿Qué se le ofrece?
Hye-kyo le señaló el asiento para que se sentara, mientras seguía escribiendo en su computadora.
— Tienes que ir hoy a las ocho de la noche al hotel "Lindavista". Una de las amigas de mi hija consiguió una cita con el innombrable —le mostró la foto de la chica y cómo iría vestida para la ocasión.
— Tienes que hacerlo a la perfección, Jimin —se acercó So-hee—. Quiero que tengas pruebas de todo, absolutamente todo —estaba enojada.
— En esta ocasión, las cámaras fotográficas no son una opción; necesitamos ser discretos. Toma fotografías desde tu celular —Hye-kyo sacó unos papeles de su escritorio—. También te aparté una reservación en el mismo hotel, solo que no pude reservar la habitación de al lado.
— Si es necesario, métete hasta su habitación, pero lo quiero jodido —rompió uno de los lápices del escritorio, que Jimin no sabía en qué momento había tomado.
— ¿Se podría saber por qué me está pidiendo que sea tan cruel? —preguntó con cuidado.
— No es algo que te incumba, haz tu trabajo al pie de la letra —contestó So-hee.
— Una disculpa... —susurró.
— Puedes largarte, mañana vienes con más información al respecto. Estaremos planeando nuestros siguientes movimientos —le señaló la puerta para que se fuera.
Jimin se despidió con una reverencia antes de salir; la tensión en esa oficina era demasiada.
— ¿Y bien? —preguntó Jin.
— Tengo mucho trabajo por hoy. Esto es realmente un caos y nada profesional —suspiró, sobándose las sienes.
— ¿Entonces, Mimi? —se acercó Ho-seok a sobarle los hombros.
— Es una venganza, una cruel venganza —suspiró.
Jimin ya había pasado a la recepción por su tarjeta de habitación y ahora estaba escondido cerca del elevador en el pasillo lateral. Estaba nervioso, mirando a todos lados para asegurarse de que nadie lo viera. Un policía se acercó a él y le pidió que se fuera, ya que iban a traer equipo importante por ese pasillo.
— Lo siento, oficial. Ya me voy —dijo Jimin, tratando de sonar calmado.
Sin más opciones, Jimin terminó subiendo al ascensor y presionó el botón del piso donde sabía que se encontraba la habitación de Jungkook. Mientras subía, el nerviosismo aumentaba. No podía dejar de pensar en lo que So-hee y Hye-kyo le habían pedido.
Al llegar al piso, salió del ascensor y se escondió en un rincón oscuro, observando atentamente. Después de unos minutos, vio que el policía estaba nuevamente en el pasillo, revisando a todos. Le dio luz verde a unos guardaespaldas y, detrás de ellos, al cantante Jungkook. Jimin lo observó dirigirse hacia el pasillo donde él estaba escondido.
Jungkook se veía increíblemente guapo, vestido con un traje negro perfectamente ajustado que resaltaba su esbelta figura. Su cabello estaba peinado hacia atrás, mostrando sus facciones marcadas y sus ojos intensos. Caminaba con un porte seguro y elegante, y Jimin no pudo evitar admirar lo impresionante que se veía.
De repente, Jimin se dio cuenta de que no había equipo importante; el policía le había pedido que se fuera porque Jungkook quería ser discreto. Desesperado, Jimin entró rápidamente a una habitación con la puerta abierta. Apenas entró, un señor salió de uno de los cuartos, reclamándole.
— ¡¿Qué haces aquí?! —gritó el hombre—. ¡¿Eres el amante de mi esposa?!
Jimin, asustado, comenzó a correr por toda la habitación con la cara tapada, tratando de evitar al hombre furioso. El señor lo seguía de cerca, intentando atraparlo. Jimin tropezó con una silla y cayó al suelo, pero rápidamente se levantó y continuó corriendo. Vio una sábana en la cama y la agarró, cubriéndose con ella. Esquivó al hombre con un giro rápido y salió corriendo de la habitación, cubierto con la sábana.
Corría por el pasillo hasta que chocó con alguien. Al quitarse la sábana de la cabeza, se encontró cara a cara con Jungkook.
— ¡¿Qué demonios?! —exclamó Jungkook, sorprendido.
Justo en ese momento, los gritos del señor y la señora se hicieron más fuertes, acercándose rápidamente. Jimin, en un intento desesperado por escapar, le lanzó la sábana a Jungkook, creando una confusión. El señor, cegado por la ira, golpeó a Jungkook, noqueándolo al instante.
— ¡Oh, no! —exclamó Jimin, horrorizado al ver a Jungkook en el suelo.
Aprovechando la confusión, Jimin salió corriendo de nuevo, buscando un lugar donde esconderse. Finalmente, encontró una pequeña sala de limpieza y se metió adentro, cerrando la puerta tras de sí. Se quedó ahí, intentando calmar su respiración y pensar en su siguiente movimiento.
Mientras tanto, en el pasillo, el señor se dio cuenta de su error.
— ¡Oh, no! ¡He golpeado a Jungkook! —gritó, mientras la señora intentaba calmarlo.
Los guardaespaldas de Jungkook llegaron corriendo y comenzaron a atender al cantante. Entre la confusión y el caos, Jimin se dio cuenta de que su misión se había complicado aún más. Tenía que pensar rápido si quería salir de esta situación con alguna prueba.
Decidió esperar un poco más en la sala de limpieza. Después de unos minutos, escuchó a los guardaespaldas y al policía llevar a Jungkook a su habitación. Jimin salió con cautela y se dirigió nuevamente hacia el pasillo.
Ya no podía retroceder. Recordó la insistencia de So-hee: "Quiero que tengas pruebas de todo, absolutamente todo". Con el corazón latiendo a mil por hora, se acercó a la habitación de Jungkook y, con mucho cuidado, pegó su oreja a la puerta, intentando escuchar algo que pudiera serle útil.
Después de unos momentos, escuchó a Jungkook quejarse y hablar con sus guardaespaldas sobre el incidente. Jimin sacó su celular y comenzó a grabar. Cada palabra, cada queja de Jungkook podía ser valiosa.
De repente, la puerta se abrió de golpe y uno de los guardaespaldas salió. Jimin apenas tuvo tiempo de esconderse detrás de una planta decorativa. Mientras el guardaespaldas se alejaba, Jimin aprovechó la oportunidad y deslizó su celular por la puerta entreabierta, tratando de capturar alguna imagen. Sabía que era arriesgado, pero necesitaba algo concreto.
Finalmente, cuando sintió que había capturado suficiente información, Jimin retrocedió lentamente y se dirigió al ascensor. El camino de regreso fue un poco más tranquilo, aunque no podía relajarse del todo.
Al llegar a su habitación, se dejó caer en la cama, exhausto. Revisó las grabaciones y las fotos en su celular, asegurándose de que tenía algo útil. Sabía que no había terminado, pero al menos tenía algo con lo que trabajar.
— Esto fue una locura —murmuró para sí mismo, cerrando los ojos por un momento.
En ese instante, su celular vibró. Era un mensaje de Hye-kyo: "Espero resultados pronto".
Jimin suspiró, sabiendo que el verdadero trabajo apenas comenzaba.
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