Así es.

Este capítulo se complementa por tres elementos:

Cabellera castaña, Lágrimas cristalinas y Labios con sabor a miel.

Alguien extraño había ido a la casa de Lee Hyukjae.

Ese alguien estaba a punto de darle la cara a Lee Hyukjae.

Pero nadie más que el mismo Hyuk puede describir cómo se sintió.

Aquella cabellera castaña dejó de se solo cabello y se complementó a un rostro...

Sentí como mi corazón se aceleró al verlo entrar. Sí, era Donghae.

Rápidamente me puse en pie con los nervios a flor de piel, no lo veía hace mucho tiempo, cosa que realmente lamentaba, lo extrañaba demasiado y ver su hermoso rostro me llenaba por dentro aunque suene cursi. Él cerró la puerta de mi habitación apenas al entrar y me miró directamente, tragué como pude la espesa saliva que se acumuló en mi garganta y mordí mi labio inferior.

-Hae.. Hola -mi voz temblaba.

-Hyuk.. -Dios, necesitaba tanto oírlo pronunciar mi nombre...

-Tú... Tienes una respuesta?

No dijo nada, solo comenzó a acercarse a mí y continuó acercándose hasta llegar a mí, me abrazó, no entendía nada, pero no iba a rechazar algo que necesitaba con tantas ganas, menos de parte de él. Se apoyó en mi hombro derecho mientras sentía su respiración un poco acelerada, lo estreché entre mis brazos acariciando levemente su espalda. Con miedo. Sentí como de pronto el hombro en que se apoyó se comenzó a mojar, Lee Donghae está llorando, lo estrujé entre mis brazos con todas mis fuerzas y le susurré un "Por favor no llores". Nos quedamos en silencio un buen rato, solo hacía eco el débil sollozo del castaño.

-Hyukkie... -habló luego de un rato, ya más calmado, con la voz rasposa.

-mmh? -pronuncié a penas.

-Te quiero.. -se separó al acto dejándome a la vista un puchero formado en sus labios. Le acaricié una mejilla con delicadeza y junté nuestras frentes.

-Te quiero, Hae -respondí de vuelta uniendo nuestros labios y saboreando su dulce textura.

Por fin todo estaba bien. Todas las mariposas, larvas, moscas, peces y cualquier otro bicho u animal dentro de mi estomago revoloteaba con esmero mientras yo seguía moviendo los labios contra los suyos y viceversa.