Capítulo 38: Mi hermano pequeño
El tiempo en el hospital se hizo largo y eterno para Naruto. Odiaba estar sin poder hacer nada tanto tiempo y, aunque estaba bien, Tsunade no le había permitido dejar el hospital por si las moscas. De vez en cuando, miraba a su compañero y amigo en la otra camilla con semblante serio y a la vez preocupado. Al Uchiha le quedaban dos semanas para nacer y quería estar allí para él.
Pero una semana antes del parto, Sasuke empeoró. Varios médicos tuvieron que atenderlo con urgencia en la habitación y Naruto se asustó, creyendo que ya lo perdería antes de tiempo. Pero no, Sasuke aguantó. Lo único diferente aquella vez, es que Sasuke fue trasladado al ala de observación dejándolo solo en la habitación.
Al enterarse, Kushina se pasaba por allí más a menudo. Más por el consuelo de Naruto que por otra cosa. El rubio cada día estaba más decaído y ella intentaba animarlo trayéndole ramen o jugando con él a las cartas. De vez en cuando, Kakashi también se pasaba a saludar. Él había estado presente en las sombras cuando se enteró de la situación del equipo 7, incluso de que era el sensei de Naruto en el futuro.
Por un lado le sorprendió la noticia, pero también le preocupó saber que su yo futuro seguramente estaría preocupado y se deprimiría si en alguna ocasión se llegara a enterar de que sus alumnos habían muerto.
Al entrar en la habitación junto a Kushina, la sonrisa de Naruto se amplió ya que se estaba aburriendo en aquel cuarto de colores blancos. Él sabía que Kakashi lo había escuchado todo, porque Kushina y el peliplata se lo habían comentado. Era muy importante que la información no se filtrara y por ello era necesario.
—Buenos días, Naruto—lo saludaron los dos visitantes.
—Buenos días. Ya estaba aburriéndome aquí solo, 'ttebayo. ¿Cómo va el embarazo? ¿Mini yo se porta bien?
—No deja de dar patadas, dattebane...—rió nerviosa—, pero me gusta que me haga saber que está bien. Es muy enérgico.
Naruto asintió de acuerdo con lo dicho. En el momento en el que Kushina sintió una patada, se emocionó y dejó que Naruto pusiera su mano en su vientre para que lo notara. En el mismo momento en el que el rubio posó su mano sobre su vientre, un fuerte latido en su pecho lo descolocó tanto que la retiró de inmediato, asustando a Kushina y a Kakashi.
El Uzumaki recordó aquel momento en el que su corazón dejó de latir cuando Madara le quitó a Kurama. Aquella sensación de ahogo que no pudo soportar. Se levantó como pudo tapando su boca y se dirigió al baño apunto de vomitar. Kushina no sabía cómo reaccionar a eso, al igual que Kakashi, pero el peliplata fue tras él por si necesitara ayuda.
Naruto tenía la cabeza metida en el váter, esperando que se le pasaran las náuseas. Se sentía completamente mareado y ni siquiera podía levantarse. Kakashi lo sostenía, ayudándole a no caerse. El Hatake no sabía cómo actuar, viendo lo mal que se encontraba el rubio, lo único que podía hacer era cogerlo en el caso de que se desmayara.
—¡Naruto! ¿Estás bien, dattebane?—preguntó Kushina preocupada.
—Y-yo... Sí, ya... ya me encuentro mejor. Es sólo que... en la guerra sacaron a Kurama de mí y por poco muero. Al tocar tu vientre, he sentido lo mismo que antes de caer inconsciente aquella vez, 'ttebayo. Lo siento si te he asustado, no quería...
—No pasa nada... Creo que lo entiendo. Tsunade-sama me explicó todo.
Naruto asintió respirando hondo y Kakashi lo ayudó a volver a la camilla. Segundos después, se abrió la puerta, dejando ver a Obito y a Rin. La pareja llevaba ya 5 meses saliendo y estaban muy contentos con aquello, por lo que siempre irradiaban una sonrisa por donde quiera que iban. Sólo que, en aquel momento, al ver al Uzumaki tan pálido, sus sonrisas se borraron, dando paso a la preocupación.
Rin corrió hasta Naruto y revisó sus constantes médicas, esperando que no fuera nada malo.
—¿Qué ha pasado?—preguntó.
—Un mal recuerdo, es todo 'ttebayo—respondió Naruto pasando su mano por la cara en un intento de despejarse—. Lo que daría ahora por un buen plato de ramen...
El Equipo Minato y Kushina no pudieron evitar reírse, y la pelirroja acarició el pelo del Uzumaki alegre. Aquel día, ella le llevaría un plato de ramen para comer juntos. Mientras ella veía al equipo hablar animadamente con su futuro hijo, ella dirigió su vista a su vientre con tristeza. Ella estaba ilusionada con su pequeño, quería y deseaba con fuerza tenerlo ya en sus brazos, pero eso desencadenaba en la muerte del que ahora se encontraba en la camilla de aquella habitación.
Era una situación complicada... muy complicada. No podía evitar sentirse abrumada al saber que perdería al que tanto cariño había cogido. Él era el tipo de hijo que ella deseaba. Un chico alegre, con energía, que fuera fiel a sus amigos... que no se rindiera. Y le satisfacía saber que él era su hijo. Sonrió con lágrimas en los ojos y acarició su vientre, intentando aceptar todo lo que estaba pasando. El día terminó más alegre de lo esperado al pasar por aquel agobiante momento y tanto Naruto como Kushina se aliviaron por ello.
Pero pasó poco tiempo cuando todo se complicó. Naruto se encontraba en su habitación algo agobiado. Había mirado el calendario y sabía que aquel era el día. Sin embargo, ya era medio día y no había ocurrido nada. Él se sentía mejor, gracias a los cuidados de Tsunade, así que se levantó para ir al comedor a ver qué comida podría gustarle más.
Sin embargo, a mitad de camino, unos gritos lo alertaron. Al girar la mirada para saber de quién se trataba, sus ojos se abrieron de par en par. Fugaku, junto a una enfermera e Itachi ayudaban a una dolorida Mikoto hacia el ala de maternidad. La angustia creció en su pecho y, sin esperar ni un segundo más, corrió en busca de la habitación de Sasuke.
Tsunade no dejaba que nadie entrara en la habitación si no era algo urgente y aunque Naruto lo había discutido seriamente con ella, la Senju no cedía. Pero en aquel momento, eso le daba igual. Entonces, al darse cuenta de que no sabía cual era la habitación de Sasuke, activó el poder de Kurama y de senjutsu lo suficiente para detectar su chakra sin espantar a nadie. Corría desesperado, quería llegar antes de que Sasuke dejara aquel mundo.
Sin darse cuenta, las lágrimas ya corrían por sus mejillas, esperando que no fuera demasiado tarde para despedirse, cuando abrió la puerta de par en par. Se notaba cansado de repente y el poder de Kurama se fue desvaneciendo hasta desaparecer de su cuerpo. Caminó hasta la camilla y lo miró con los ojos llorosos.
—Sasuke-teme... Ya vas a nacer y... y yo... no quiero quedarme solo. No quiero quedarme sin familia de nuevo... No quiero—sollozó colocando su mano en el hombro del pelinegro—. Pero sé que sin Sakura-chan tú nunca serías feliz, así que... espero que puedas... que puedas reencontrarte con ella. Si me dejáis que nuestro equipo se forme de nuevo, iré para allá en poco tiempo—sonrió con tristeza.
Sin más que decir, se sentó en una silla dispuesto a esperar, pero no pasó mucho cuando la puerta de la habitación se abrió, dejando pasar a Tsunade junto a Kushina y Kakashi preocupados. Una sola mirada del rubio les dio a entender que era el momento. Sin esperar un segundo más, Kushina abrazó a Naruto, intentando que su barriga no tocara, para evitar lo que había pasado días atrás.
—Estaré aquí, ¿vale? Desahógate si lo necesitas—habló Kushina y Naruto asintió agradecido, abrazado a ella.
Media hora después, las máquinas anunciaron la muerte del Uchiha. Naruto sintió un bajón nuevo que lo hizo desestabilizarse y Tsunade y Kakashi lo ayudaron a mantenerse de pie. Lo sacaron de la habitación para que la Sannin se ocupara de Sasuke y caminaron hasta la habitación del rubio, para que descansara.
—Me he quedado solo... me he quedado solo—se repetía encerrado en sí mismo.
—No... no, cariño. No estás solo. Nos tienes a nosotros para seguir adelante—intentaba convencerlo la pelirroja.
—Kushina-san. Debería descansar un poco, yo me quedo con él—habló Kakashi preocupado—. Si se estresa mucho puede afectar al bebé.
Kushina asintió haciendo caso del peliplateado y éste formó un clon para acompañarla. En cuanto Kakashi y Naruto se quedaron solos, el peliplata se sentó frente al rubio, que tenía la mirada perdida.
—Naruto—lo llamó haciendo que lo mirara—. Sé que ahora es un mal momento... pero quiero que te desahogues. Me gustaría ayudarte en lo que pueda, como espero que mi futuro yo lo haya hecho...
El Uzumaki secó sus lágrimas y sonrió nostálgico a la vez que triste.
—Me ayudaste mucho, Kakashi-sensei. Tuviste mucha paciencia conmigo cuando estaba empeñado en traer de vuelta a Sasuke. Me ayudaste a avanzar en mi entrenamiento y me diste una de las mejores lecciones del mundo. Aquel que rompe las reglas es llamado escoria, pero aquel que abandona a un amigo, es peor que escoria.
Kakashi se sorprendió por aquellas palabras y luego sonrió, satisfecho consigo mismo. Estaba triste al saber que sus futuros alumnos morirían en aquellas circunstancias, así que escuchar eso lo alivió de cierta manera. Los tres eran... o habían sido unos buenos chicos al final a pesar de los altibajos.
Al día siguiente, se celebró el funeral de Sasuke. También fueron pocas personas, entre ellas las familias Namikaze-Uzumaki y la familia Uchiha, al igual que el Equipo Minato y Tsunade. Todos estaban afectados por la muerte del Uchiha, sobre todo Naruto e Itachi.
Despedirse del Uchiha había sido difícil para ambos, y entre los dos se consolaban. Así, los dos se despidieron de los demás y caminaron hasta el puesto de dangos antes de volver al hospital. Allí se encontraron con Shisui, que comía de su platillo con ganas, hasta que los vio aparecer con semblante serio.
—¡Itachi!—lo llamó y el pequeño Uchiha lo buscó con la mirada hasta encontrarlo. Cuando Naruto y él pidieron sus platillos, se dirigieron a la mesa donde se sentaba Shisui—. ¿Qué ha ocurrido?
—Hace unos minutos terminó el funeral de Takeshi-san.
—¿Qué? ¿Y por qué no me has dicho nada? Sé cuanto lo querías, podría haberte acompañado...
—Gracias... pero no quería ver a nadie. He venido porque Makoto-san me ha invitado a unos dangos... para que me sintiera mejor.
Shisui asintió entendiéndolo y los tres se sentaron. Entonces, Itachi los presentó a los dos, y los dos mayores se saludaron encantados. Aunque la velada fue silenciosa, sólo disfrutaron los dangos en honor de Sasuke Uchiha, aunque Itachi seguía metido en sus pensamientos, con la mirada perdida.
FlashBack
—Mira Itachi... Él es tu nuevo hermano. Al final, Takeshi-san y tú teníais razón y es un varón.
"Vida... Una nueva vida", pensó él con una sonrisa mientras le picaba con el dedo en la mejilla al pequeño. Entonces, su padre cogió al bebé en brazos y Mikoto preguntó alegre si tenían ya un nombre para él.
—Sí, Sasuke. Sasuke Uchiha.
Aquel nombre lo descolocó, mirando rápidamente a su padre. Mientras sus padres hablaban, él recordó la conversación que tuvo con Takeshi-san. "Mi verdadero nombre... es Sasuke". Entonces lo entendió todo. Vivir... Morir...
Con un mal presentimiento, corrió saliendo de la habitación de su madre para ir a la de su sensei. Pero no había llegado aún cuando vio salir a Kushina-san y a Kakashi-san llevando un derrumbado Makoto, que no dejaba de llorar. Sus sospechas se habían cumplido y se negó a ello, sintiendo sus ojos aguarse.
—Era... Era mi hermano pequeño...—murmuró abatido.
Fin del FlashBack
Así, sin darse cuenta del tiempo que había pasado y notar que ya habían terminado de comer, los tres salieron del puesto en dirección a sus respectivas casas y a su habitación de hospital en el caso de Naruto. El rubio miró la aldea por la ventana con los ojos llorosos. Sabía que la aldea había cambiado mucho hasta su futuro. Tanto por el ataque del Kyubi, como por el ataque de Orochimaru en los exámenes Chunnin, como el de Pain de Akatsuki.
—Será un buen recuerdo... Ver Konoha tan bonita antes de morir...
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Bueno, chicos y chicas. Sólo quedan 3 capítulos más y en este caso, nada más termine el cap y lo repase dos o tres veces, lo publicaré. Da igual el día, así que puede ser en cualquier momento, teniendo en cuenta que esta es mi semana de vacaciones xD
Así que, espero que os guste.
Eso es todo. Aquí se despide Luthien, ciao!
3-07-2018
Editado: 18-09-2018
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