Capítulo 37: Hijo

Había amanecido en un nuevo día, y Tsunade entró en la habitación de Naruto y Sasuke para revisar sus estados. Desde que habían llegado de la misión tres días atrás, Tsunade y Minato habían intentado crear un jutsu que pudiera llevar a Naruto y a Sasuke a su tiempo para evitar que murieran como Sakura. 

Ambos sabían que a Sasuke sólo le quedaba menos de un mes y a Naruto al menos 3 meses, y estaban preocupados. Les habían cogido tanto cariño a los tres que saber que iban a morir los ponían en una mala situación.

Al entrar en la habitación, pudo ver a Mikoto sentada junto a Sasuke, con semblante serio. Ella había tenido una mala época en aquel último mes. El pequeño Itachi no levantaba cabeza. Desde que Sasuke cayó en coma al día siguiente de que él se marchara corriendo, se sentía culpable por haber peleado con él. 

Le había gritado que si moría, lo odiaría, y ya no podía pedirle perdón por ser tan idiota. Lo único que hacía era entrenar todo el día y solo se presentaba en casa en las comidas. Aún recordaba aquel momento en el bosque, después del entierro de Sakura.

FlashBack

—Itachi, yo... soy del futuro. En mi tiempo, Satsuki, Makoto y yo fuimos los que terminamos con la guerra. Todos los demás estaban en metidos en un poderoso genjutsu que entre Makoto y yo teníamos que deshacer. Pero ocurrió algo y... llegamos a este tiempo. Era algo nuevo, vimos a personas que en nuestro tiempo están... muertas. Yo en mi tiempo... sufrí demasiado. Una persona que yo quería muchísimo, mató a mi familia. Luego descubrí que lo obligaron a hacerlo y yo lo maté por venganza.

—L-Lo siento mucho, Takeshi-san.

—No pasa nada... Ya es pasado. Un pasado que Satsuki y Makoto me ayudaron a superar... y sin pensarlo, me llegué a enamorar de Satsuki. Con toda mi alma. Ellos eran los únicos que podían entenderme si decía algo sobre el futuro... Y ahora... Satsuki ha muerto.

—Si echas de menos a tu familia... yo puedo hacer de hermano mayor. Para consolarte y darte consejos. Como por ejemplo... que seguro que Satsuki-san, donde quiera que esté ahora, te quiere con toda su alma... y no querría que te sintieras mal.

Sasuke se sorprendió por las palabras de Itachi y luego sonrió con los ojos llorosos. Desde luego, puede que aquella conexión entre hermanos era más fuerte de lo que esperaba. Sin esperar más, ambos se fundieron en un fuerte abrazo en el que Sasuke no pudo evitar llorar. Llorar por pérdidas actuales, pero también por pérdidas pasadas.

—Hay una cosa más...—le dijo el mayor—. Mi verdadero nombre... es Sasuke.

Fin del Flashback

Sasuke había confiado en él, para contarle sus penas. Y él, a la primera de cambio, sin pensar que de verdad estaba mal y no queriendo aceptar la realidad, lo había dejado de lado. Cada vez que lo recordaba, tenía remordimientos de conciencia. 

No había ido a verle en un mes... y lo echaba de menos. El día de su cumpleaños fue también a visitarlo, pero le dieron la noticia de su estado de coma. Él gritó y lloró pidiéndole al cuerpo inconsciente de su tutor que lo sentía, pero que despertara. Que él haría lo que le ordenara. Pero llegados a ese día, aún no había despertado.

Cuando tiró el último kunai a la diana, volvió a casa, encontrando con que su madre aún no había vuelto, por lo que decidió pasarse por el hospital. Al ver a su mentor en cama, tan pálido, no pudo evitar tragar con fuerza, asustado. No quería que él muriera. A su lado, una dormida Mikoto sujetaba su mano con fuerza. Se acercó a ella y la sacudió un poco, hasta que la despertó.

—Madre... Ya es tarde, hay que ir a casa...

—Itachi... C-Claro—habló restregando sus ojos del sueño y mirando por última vez al pelinegro.

Después de eso, Mikoto sintió que Itachi intentaba superar lo que había pasado. Y desde entonces se habían calmado un poco las cosas. Aun así, ambos Uchiha estaban preocupados por Sasuke y eso no se los iba a quitar nadie.

Volviendo al día, Tsunade llegó hasta la camilla de Sasuke y observó a la pelinegra.

—Buenos días, Mikoto-san. ¿Cómo sigue su embarazo?

—Perfectamente. El bebé crece sano y sin problemas—sonrió.

—Me alegro—contestó la rubia antes de acercarse a las máquinas y revisar las constantes. Su cara se puso seria al pensar que ese niño que ella tenía en su vientre cada día le quitaba vida al que ahora se hallaba en camilla.

Las dos notaron entonces que el rubio Uzumaki despertaba dolorido. Él había despertado el día anterior, pero nadie lo sabía. Cuando notó que estaba demasiado incómodo en la silla, volvió a acostarse en la camilla. Total, seguía en la misma habitación de su amigo y podría saber de inmediato si algo iba mal. Por lo que al despertar aquella mañana, Tsunade fue rápidamente a revisarlo.

—Makoto—lo llamó—. ¿Cómo te sientes?

—Como si me hubieran apaleado, 'ttebayo...

—¿Por qué crees que te desmayaste?—interrogó la Sannin, preocupada.

—Creo que gasté demasiado chakra... Algo le pasa a Kurama que no me quiere decir.

Tsunade sabía que Naruto llamaba así al Kyubi, así que se preguntó si el desmayo se debía a algo que tuviera que ver con el bijuu de las nueve colas. Recordó entonces, que Sasuke le había dicho que Naruto poseía el chakra de todos los bijuus desde el mismo tiempo que él el Rinnegan, por lo que pensó que había perdido el chakra de todos ellos. Entonces no lo entendía. ¿Acaso no morían si un Jinchuriki perdía a su bijuu?

—Mikoto-san. ¿Me puede dejar un momento a solas con Makoto?

—Claro, Tsunade-san.

En cuanto la Uchiha se marchó, Tsunade observó al rubio con seriedad, cruzando sus brazos.

—Sasuke me dijo que en la guerra conseguiste el chakra de los 9 bijuu, ¿verdad?—preguntó ella y Naruto asintió confirmándolo—. Bien. Teniendo en cuenta que, a los tres meses antes de nacer, Sakura y Sasuke perdieron su Byakugo y su Rinnegan respectivamente, y que ambos lo consiguieron en la guerra, he de pensar que tú, en los tres meses antes de nacer, también perderás algo y es ese chakra.

Naruto se quedó pensativo, desconcertando a la Sannin. Estaba haciendo cuentas con sus dedos y eso ponía de los nervios a la rubia.

—Si no recuerdo mal... el embarazo de una Jinchuriki es de 10 meses, ¿no?—preguntó Naruto y ella asintió—, pero son 9 bijuus. Desde hace unos meses me vengo sintiendo más cansado... como si me hubiera dado un bajón de repente.

—¿¡Y eso por qué no me lo dices antes, mocoso!?—le gritó asustando al rubio.

—Me dijo que le dijera si me dolía algo, y no lo hacía, 'ttebayo.

Tsunade pensaba que su cabeza explotaría por tan tremenda idiotez. Intentó relajarse y suspiró.

—Está bien. Según Sakura, es posible que fueras perdiendo el chakra gradualmente, y parece que así ha sido. Así que has perdido ya 7 bijuus, si contamos desde el primer mes, o 6 si empezamos a contar desde el final.

—No lo sé. Llevo intentando contactar con Kurama bastante tiempo... quizás algunos meses, pero no da señales de escucharme. Sólo cuando quedé inconsciente en esta última misión, pude escuchar algunas palabras sin terminar y otras sueltas que no pude descifrar.

—¿Puedes decirme lo que te dijo?

—No me acuerdo muy bien, 'ttebayo...

Tsunade apuntó todo aquello en el expediente del rubio y se despidió de él. Al salir, se encontró con Minato y Kushina, que hablaban con Mikoto. Les dio permiso para entrar y los tres asintieron agradecidos.

Mikoto se despidió de ellos para ir a casa. Tenía que hacer la comida y ver si Itachi necesitaba algo. Últimamente estaban muy separados. En cuanto Kushina y Minato entraron en la habitación, la pelirroja se acercó corriendo hasta la camilla del rubio y le dio un fuerte abrazo.

—¡K-Kushina-san! ¡Tienes que tener cuidado! Ahora también tienes que pensar por el bebé, 'ttebayo.

—Es cierto, pero... ¡Estaba muy preocupada. 'ttebane!

Naruto sonrió agradecido y la abrazó fuertemente antes de mirar a su padre, que los veía alegre. Minato se acercó a ellos y revolvió el pelo del menor con rapidez, haciéndolo quejar. Kushina sin embargo no rió. Le había estado dando vueltas a todo lo sucedido y tenía que preguntar.

—Makoto... ¿Qué tienes? Estoy muy preocupada de que os pase algo a ti y a Takeshi-kun.

—No te preocupes, Kushina-san. Seguro es una enfermedad de esas que pillas en algún sitio. 

—Qué casualidad que la hayáis pillado los tres, ¿no?

—Kushina, no hay de qué...—empezó a decir Minato, pero un golpe al hierro de la camilla lo interrumpió sorprendiendo tanto a él como a Naruto.

—¿Os creéis que soy tonta, dattebane?—gritó la pelirroja furiosa. Miró a Naruto enfadada y comenzó a hablar. Aquello era algo que esperaba le contasen ellos, pero no podía aguantar más sus mentiras y que no le contaran—. ¡Sé que eres mi hijo desde hace mucho tiempo y esperaba que me lo contárais vosotros, pero no!

Ambos rubios se habían quedado absortos con la confesión que Kushina les había brindado. Lo sabía, lo había sabido todo este tiempo y no había dicho nada.

—¿Cómo...?

—Até cabos cuando os escuché hablar en la fiesta que le hice a Minato para celebrar su puesto a Hokage. Y además, dices la misma coletilla que yo... eres idéntico a Minato y... y... ¡tienes a Kurama! ¡Mikoto también está embarazada y Takeshi está en coma! Y descubrí hace poco que una niña de cabellos rosas había nacido en Marzo, el mismo día que Satsuki murió... Decidme la verdad... por favor—terminó con voz más floja y con ojos llorosos.

Naruto bajó la mirada con los ojos aguados y los tapó rápidamente para que no lo vieran.

—Kushina...—empezó a decir Minato, pero Naruto cogió su brazo, parándolo.

—Es cierto. Soy tu hijo...—confesó él—. En verdad me llamo Naruto y... soy el pequeño que está creciendo ahora en tu barriga, dattebayo.

Kushina tapó su boca, emocionada, y tocó su vientre con parsimonia.

—Al principio no quería deciros nada de que érais mis padres, porque bueno... los dos murieron cuando yo era un bebé. No quería que sintiérais pena de mí, pero se dio la ocasión en la que Minato supo la verdad y... al menos me desahogé. No quería tampoco que te preocuparas por mi, así que lo mantuve en secreto. Sasuke o Takeshi es hijo de Mikoto-san. Nacerá a finales de Julio y el Sasuke de mi tiempo morirá. Yo... se supone que también me estoy muriendo, así que... el día de mi nacimiento, también será el día de mi muerte, 'ttebayo.

—No puede ser...—quedó afligida—. No puedes morir... ¡No ahora! ¡Se supone que los hijos son los que tienen que ver morir a sus padres, no al revés!

—Bueno, tampoco es que sea muy agradable lo primero...—susurró Naruto recordando el momento de su despedida junto a su padre, al final de la guerra.

Kushina rodeó con sus brazos a Naruto y lloró en su hombro, dejando que ambos rubios la consolaran. No era fácil, y menos cuando las hormonas de su cuerpo se descontrolaban.

—Pase lo que pase, quiero que sepas que ambos te queremos... muchísimo. ¿De acuerdo? 

Naruto asintió agradecido y los tres formaron una piña.

—Yo también os quiero... muchísimo, dattebayo.

****

Buenaaas, ya sólo quedan 4 capítulos. Me está dando pena acabar este fic, lo bueno es que sigue en una siguiente temporada. Si queréis una segunda, claro. En el Epílogo os daré más información sobre ella y ya me diréis si queréis que la haga o no. Tengo el esquema hecho, pero no he comenzado a escribirla aún.

Y eso es todo. Aquí se despide Luthien, ciao!

27-06-2018

Editado: 18-09-2018

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top