Capítulo 34: Eres fuerte
Buenaaas. Como ya he hecho el primer examen y me he quitado la mayoría de los trabajos, tengo un poco más de tiempo para escribir. Aquí va el siguiente capítulo. Espero que les guste.
*********
En cuanto Sasuke abrió los ojos con esfuerzo, pudo notar que estaba en el hospital. No le gustaba estar allí, pero tampoco tenía fuerzas para moverse y salir por patas. Poco a poco se fue adaptando en todos sus sentidos, escuchando entonces a la enfermera que estaba con él.
—¿Takeshi-san?—preguntó varias veces.
—¿Dónde está Itachi? ¿Está bien?—fue lo primero que quería saber.
—Itachi Uchiha está bien. Sólo una leve quemadura, nada que no se quite con un poco de cuidado. ¿Y usted? ¿Se encuentra bien?
—Me duelen los ojos y veo algo borroso, pero por lo demás bien—contestó algo molesto. No quería sentirse débil.
Entonces, la puerta de la habitación se abrió dejando paso a alguien que Sasuke no pudo ver al taparla la enfermera.
—Kira-san, déjeme a solas con el paciente. Tengo que hacerle unas preguntas, por favor.
—Hai, Tsunade-sama—dijo la enfermera antes de salir de la habitación.
Sasuke tragó saliva nervioso y dirigió su mirada a la silueta borrosa de Tsunade. Ella se colocó a su lado y puso una mano en su frente aplicando ninjutsu médico. Ninguno dijo nada, sólo hacían su trabajo: la mayor revisar las constantes y el menor mantenerse lo más quieto posible para no entorpecerla.
—Bien. Dime tu versión de lo que pasó antes de desmayarte.
—No lo sé. Sólo que minutos antes me dolieron bastante los ojos y me senté para descansar. Pero entonces Itachi perdió el control y fui a ayudarlo. Sentí un pequeño cosquilleo por la explosión, pero luego fue un profundo dolor en mi cabeza y perdí el conocimiento. Fue todo demasiado rápido.
—Así que piensas que el desmayo no fue por el jutsu de Itachi, ¿cierto?—Sasuke asintió y Tsunade suspiró de acuerdo—. ¿Sigues viendo borroso?—él volvió a asentir—. Voy a tener que informarte que... ya no tienes el Rinnegan.
Sasuke se sorprendió y miró a Tsunade asustado.
—¿Y el Sharingan? ¿Lo sigo teniendo?—preguntó alterado, activando sus doujutsus.
—En el derecho sigues teniendo el Mangekyo Sharingan Eterno, pero en el izquierdo... ya no tienes nada.
Sasuke tragó con fuerza afectado y se incorporó, quedándose sentado. Su vista seguía borrosa, aunque no tanto como antes. Sin embargo, ese no era su principal problema ahora mismo. Lo era saber que las teorías de Sakura se estaban cumpliendo. Tsunade lo observó preocupada y le avisó que había gente esperando fuera para visitarlo.
—¿Cuanto tiempo llevo inconsciente?
—Dos días. Los demás están preocupados. ¿Les digo que entren?—preguntó, y él, muy a su pesar, asintió.
Segundos después de salir, la puerta volvió a abrirse dejando paso a la familia Uchiha y a Naruto junto a Kushina, Rin y Obito. Los siete se alegraron al saber que Sasuke estaba bien, aunque el pequeño Itachi estaba afectado pensando que había sido su culpa el que su maestro acabara allí.
—¿Cómo estás, 'ttebayo?—preguntó Naruto con una sonrisa triste—. No me des esos sustos...
—Estoy bien, dobe...
—Estábamos preocupados—comentó Mikoto afectada—. Cuando Shisui-kun me avisó que los dos estábais en el hospital, pensé lo peor.
—Gracias por la preocupación, pero de verdad que estoy bien. Sólo necesito descansar...
Los demás le hicieron caso y le desearon que se recuperara antes de irse. Aun así, quedaron en la habitación 3 personas: Mikoto, Itachi y Naruto. El rubio dejó que los otros dos hablaran con Sasuke porque el pequeño quería disculparse, así que alentó a Itachi a acercarse.
—Takeshi-san... Yo no quería...
—No fue tu culpa, Itachi. Así que no llores—lo interrumpió sorprendiéndolo—. Además, a mí también me pasaba cuando entrenaba, todo es cuestión de práctica. Sólo no debes tener miedo al fracaso, sino intentarlo una y otra vez hasta que por fin lo consigas.
Mikoto sonrió feliz al ver que Itachi se daba cuenta de que Sasuke tenía razón. El pequeño se acercó a la cama de su maestro y Sasuke le revolvió el pelo con una sonrisa antes de juntar sus dedos y darle un toque en la frente haciendo sonreír al pequeño.
—Anda, ve a descansar tú también—le dijo Sasuke a Itachi—. Y cómprate una ración de dangos de mi parte, ¿sí? Compártelos con Shisui si quiere.
—¡Arigatô, Takeshi-san! Eres el mejor—dijo alegre antes de acercarse a su madre. Ambos caminaron hacia la puerta para irse, pero Mikoto le dio las gracias moviendo los labios y Sasuke sonrió antes de que se fueran.
Sin embargo, el ambiente se volvió frío y melancólico en cuanto la puerta se cerró. Tanto Naruto como Sasuke estaban serios, aunque podían notarse pequeñas lágrimas cayendo por el rostro del rubio. Sasuke no podía verlas, pero el solo simple hecho de que Naruto no dijera nada estando allí solos, lo sospechaba.
—Naruto...
—No, Sasuke. No puedo—habló intentando que su voz no se quebrase—. Ni si quiera ha pasado un mes de la muerte de Sakura-chan y tú ya estás así. ¿Cómo crees que me siento? A veces me pregunto por qué tengo que ser el último en nacer, porque no quiero ver morir a mis mejores amigos, a mi familia... Pero luego no quiero que vosotros paséis por lo que yo y...
—Dobe, tú me enseñaste que nunca estaría solo. Ahora te lo digo yo a ti. Tienes a tus padres y al equipo Minato. No estás...
—¡Sí lo estoy, Sasuke!—gritó sin evitar el llanto—. Sakura-chan y tú han sido mi única familia desde mi infancia, además de Kakashi-sensei. Aquí podré tener a mis padres, pero no he vivido con ellos lo que he vivido con vosotros, 'ttebayo. En cualquier momento, yo me iré también y por mucho que quiera yo...
—Sé que eres fuerte y podrás con esto. Sé que quieres destruir a Zetsu y evitar la Cuarta Guerra Mundial Shinobi, así que no te rindas a pesar de dificultades como esta. Sabes que Sakura te apoya donde quiera que esté. Y yo también...
—No puedo hacerlo sin vosotros...
—Sí puedes, Naruto—le aseguró el Uchiha.
Pasaron unos días, en los que Naruto iba a visitar a Sasuke casi todo el día. Ambos planearon una misión en la que Naruto iría a por Zetsu. Habían quedado en que Naruto iría con el Equipo Minato, que habían avanzado bastante desde que los conocieron, a buscar a Akatsuki. Esperaban que el plan que habían hecho resultara y acabaran por fin con todo aquel peligro.
También se habían puesto de acuerdo en escribir algunos informes sobre los miembros de Akatsuki del futuro, para que no estuvieran en peligro si ninjas renegados como Hidan o Sasori llegaran a atacarlos. Todo por el bien de la aldea.
Así, Naruto marchó a la Torre Hokage para pedir un nuevo permiso, pero se encontró con que estaba reunido con los dos ancianos consejeros. Pidió perdón y decidió esperar fuera con rostro serio. Aún le fastidiaba que aquellos dos siguieran en el poder después de todo lo que habían hecho. Al salir, ambos le lanzaron una mirada desaprobatoria y se marcharon dejándolo con Minato.
El Hokage se encontraba bastante agobiado con respecto a las exigencias que los ancianos le pedían, así que esperaba no estresarlo más con sus pedidos. Minato le dejó pasar y el rubio menor asintió cerrando la puerta tras él.
—Buenos días. Perdón por interrumpir antes...
—No pasa nada. ¿Qué ocurre?
—Yo... quería pedirte una nueva misión. Sasuke y yo hemos estado planeando los siguientes movimientos y...
—Naruto. Me gustaría hablar contigo sobre eso—lo interrumpió con seriedad, a lo que Naruto se preocupó—. Siéntate, por favor.
El Uzumaki cogió la silla y la colocó frente a su padre mirándolo con angustia. No sabía qué quería decirle, pero por la seriedad que mostraba, sabía o entendía que era importante. Minato no había dejado de pensar en aquel tema desde a muerte de Sakura. Saber que ellos tres eran del futuro era un arma de doble filo. Era emocionante conocer a los hijos de un futuro, pero en aquel caso, saber que los ibas a ver morir no era para nada agradable.
—¿Qué ocurre?
—Tsunade-sama me contó lo que Satsuki... o Sakura escribió en el diario. Te confieso que me aterrorizó, ¿sabes?—comentó haciendo entender a Naruto el por qué de su seriedad—. Como Hokage, quiero lo mejor para esta aldea. Me encantaría que todas esas misiones que estáis haciendo sirvan para que el mundo shinobi quede en paz. Pero, sabiendo lo que sé... Que soy tu padre, no puedo sino pensar en el miedo que tengo si te llegara a ocurrir algo. No quiero verte morir y sólo con pensar en lo que Tsunade-sama me contó, se me eriza la piel al punto en que tengo que dejar de trabajar para no deprimirme.
La oficina del rubio mayor quedó en completo silencio. ¿Tan afectado estaba el Namikaze por la noticia? El Uzumaki no se lo esperaba para nada y lo había dejado bastante descolocado. Minato había escondido el rostro entre sus manos en un intento de que su futuro hijo no viera sus ojos llorosos.
—Yo... No sé qué decir, 'ttebayo—habló Naruto completamente paralizado, sorprendido por lo que Minato le decía.
—No hace falta que digas nada... No quiero que vayas de misión porque me arriesgo a que te pase algo allá afuera, pero no puedo prohibirte nada. Sólo quiero decirte... que tengas cuidado allá afuera. Si te duele algo o si hay algo mal en ti, házmelo saber. Sólo eso...
—Minato-san... E-Está bien. Yo... me siento un poco raro desde hace un tiempo, pero no me duele nada. Quizás es el estrés de todo esto. Más ahora que sé... que sé que me voy a ir de la peor forma que podría haber imaginado. De verdad esperaba volver a mi tiempo con algún jutsu o que... o que nuestros amigos y Kakashi-sensei vinieran a por nosotros. Pero esto es lo que hay, supongo que ya no podemos hacer nada, 'ttebayo—sonrió con tristeza—. ¡Pero dejemos de hablar de esto! No quiero llorar...
Minato vio a Naruto con preocupación. Sabía que él probablemente estaría obligándose a ser fuerte por todos y eso no lo hacía ningún bien. Era una bomba de sentimientos que podría explotar en cualquier momento y no quería añadirle aún más carga.
—Sí, claro...
—Había venido porque Sasuke y yo habíamos pensado en la siguiente misión. La idea era llevarme a tu equipo de nuevo. Creo que así, Obito y Rin pueden tener más experiencia en el combate... por si al final hubiera una guerra, que espero que no. Y Kakashi... supongo que no podrá venir, ¿cierto?
—Él está cuidando ahora de Kushina. Es... su misión especial.
Naruto sonrió al recordar cuando su madre le contó cómo había sido su embarazo y cómo Kakashi la cuidaba en las sombras mientras Minato trabajaba como Hokage.
—Ya veo. Bueno, creo que con ellos dos es suficiente. De todas maneras, nos pasaremos por Amegakure y pediré ayuda de Akatsuki. Necesitaré de Nagato para esta misión.
—¿Y de qué trata?
—Pues... Capturar a Zetsu y... bueno, matarlo. Es complicado de entender... y tiene una historia muy liosa detrás. Pero él es el mal en persona.
—¿No será muy arriesgado para todos? Para enfrentaros a alguien tan peligroso... necesitaríais Jounin o ANBU, ¿no?
—Lo que menos quiero es provocar el pánico en Konoha, 'ttebayo. De este tema solo sabemos nosotros. Es decir, por lo que me he enterado, Rin-chan ya conoce nuestra situación y Obito... bueno, creo que él sospecha algo... porque cuando fuimos a rescatarlos oyó nuestros verdaderos nombres. Mientras que Akatsuki... ya ha luchado a nuestro lado contra Zetsu, dattebayo.
—Está bien... Avisadme cuando os vayáis—dijo firmando una autorización y dándosela en mano—. Y por lo que más queráis, tener cuidado.
—Lo tendremos, descuida—sonrió.
****
6-06-2018
Editado: 18-09-2018
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top