Capítulo 2: Equipo Minato
Aquella bonita e intimidante casualidad había provocado el silencio en el equipo. Ninguno de ellos hablaba, bien porque estaban inmersos en sus pensamientos, o bien porque no querían molestar. Nada más llegar, los chicos eligieron sus habitaciones y se repartieron el dinero que les habían dejado hasta que encontraran un trabajo. Lo primero que tenían que hacer era comprar alimentos y algo de ropa.
Otras dos semanas pasaron. Sakura había conseguido un trabajo en el hospital como ninja médico. Sin embargo, Naruto y Sasuke no encontraban nada. Estar tullidos era un problema, ya que no había ningún trabajo en el que sólo pudieran utilizar una sola mano. Por ello, Sakura había estado investigando cómo conseguir crear unos brazos sin tener en sus manos las células de Hashirama que Madara había utilizado en Obito.
Aquella no había sido la ultima vez que veían a Minato. De nuevo, lo habían visto dirigiéndose a los campos de entrenamiento con su grupo. Habían visto de pequeños a Kakashi, a Obito y a una chica que supusieron era la tercera integrante. ¿Aquella chica era de la que se había enamorado Obito? Naruto decidió que iba a salvarla. Así, Obito no caería en las manos de Madara y todos felices.
—¿Qué te parece si vamos a entrenar, 'ttebayo? Aquí me aburro sin hacer nada...—bufó cansado, mientras apoyaba el mentón en su puño.
—Hmp... Tienes razón...—resopló.
Sin más que decir, los amigos se encaminaron al campo de entrenamiento 7. Querían averiguar si podían descubrir cómo hacer las técnicas con sellos de una mano. Recordaban que Haku lo hizo, así que seguro había una manera.
Antes que nada, fueron a la biblioteca, buscando cualquier libro que hablara sobre los sellos de mano y, encontrados algunos documentos interesantes, se encaminaron al campo de entrenamiento. Eran buenos recuerdos, aunque nostálgicos. Habían pasado tantas cosas que nunca imaginaron que estarían allí de nuevo.
Dejando los pensamientos a un lado, se sentaron bajo un árbol y extendieron algunos rollos para comenzar a leer. Ambos probaron algunos sellos para hacer los jutsus más sencillos. Naruto había intentando probar de nuevo un bunshin pero, de nuevo, un pachucho Naruto apareció antes de desaparecer.
—¿Todavía no sabes hacer ni un simple Bunshin, dobe?
—¡Sabes que tengo demasiado chakra, 'ttebayo!
—Hmp—sonrió de lado con burla.
Naruto decidió no alterarse y siguió leyendo pergaminos. Sabía que no necesitaba de sellos para hacer un Rasengan, así que no dejaría que su amigo se creyera el mejor durante un tiempo más.
—¿Qué hacéis aquí?—habló un chico desconcentrándolos—, este es nuestro campo de entrenamiento. Si os quedáis aquí, recibiréis daños.
Cuando los dos lo miraron, se sorprendieron un poco al ver a un mini Kakashi regañándolos. Los dos se miraron y comenzaron a reír, haciendo enfadar a Kakashi y provocándole un tic en el ojo. Ellos no se habían tomado enserio la advertencia de Kakashi, no porque no tuviera razón, es que no se veía para nada imponente como cuando hicieron la prueba de los cascabeles.
—¿De qué os reís?—preguntó molesto al ver que no paraban.
—No creo que nos hagas mucho daño, 'ttebayo. Podéis entrenar sin problemas—habló Naruto parando de reír.
Sasuke había dejado la risa hacía un rato, pero el rastro de ella se veía en una sonrisa ladina que daba sensación de burla.
—Soy Chunnin, ¿sabéis?
—Vaya, nosotros todavía somos genin...—dijo Naruto sobando su barbilla pensativo—, pero supongo que podemos ganar a un jonnin...
—O a un kage—secundó Sasuke.
—O incluso a la diosa Kaguya, 'ttebayo— Kakashi volvió a tener el tic en su ojo—. Al menos, eso era antes de perder nuestros brazos. Para eso estamos entrenando. No estamos aquí por nada.
—Par de locos...—susurró el peliblanco.
Poco después, llegaron los otros tres integrantes del Equipo Minato. Minato vio que Kakashi hablaba con los chicos que había conocido. Aunque más bien parecían estar discutiendo. Obito y Rin sintieron curiosidad y corrieron en dirección a los chicos con Minato siguiéndolos con paciencia.
Mientras tanto, Naruto y Sasuke miraban al joven Obito con sorpresa, ya que no era para nada igual al que conocían. Este Obito era alegre, simpático y muy parecido a Naruto. ¿Tanto le había costado la muerte de su compañera para llegar a esos extremos de maldad?
—¿Qué hacen, chicos?—preguntó Minato cuando llegó a ellos.
—Estos chicos estaban aquí, Minato-sensei—habló Obito curioso.
—Sí, y estorbarán en nuestro entrenamiento—siguió Kakashi, algo molesto por las burlas de los chicos.
—Nosotros también estamos entrenando. Ahora que sólo tenemos un brazo, tenemos que empezar de nuevo—dijo Naruto con una sonrisa tímida.
—Bueno, aquí donde están no entorpecen. Pueden quedarse. Nosotros tenemos que hacer la prueba.
Los dos asintieron y el Equipo Minato se adentró en el bosque. Anteriormente Minato había explicado algo alejados en qué consistía la prueba de los cascabeles, y Naruto y Sasuke no habían podido evitar escucharlo. Recordaron el momento en el que Kakashi les hizo aquella misma prueba. Cuando empezaron la prueba, los dos siguieron leyendo pergaminos.
La sucesión de explosiones, nombres de jutsus y algunos gritos los desconcentraron un poco, sobre todo a Naruto. Pero aun así era importante seguir investigando. Cuando terminaron, pudieron ver a los jóvenes salir del bosque con un sonriente Minato. Los tres estaban un poco entristecidos.
—Venga, no os desaniméis. Seguro que la próxima lo conseguís—habló el rubio mayor con una sonrisa tímida.
Los cuatro se acercaron a los chicos y vieron cómo leían y intentaban saberse de memoria los sellos de una mano. Obito, olvidando la prueba de los cascabeles, se acercó a Naruto y se sentó a su lado viendo lo que leía. Observó en el pergamino un dibujo de los dedos índice y corazón en posición perpendicular.
—¿Qué sello es ese?
—Para hacer Kage Bunshin—respondió Naruto con una sonrisa.
El rubio se levantó rápidamente, bajo la atenta mirada de los demás y formó el sello antes de gritar: ¡Tajü Kage Bunshin no Jutsu! Cientos de Narutos aparecieron por todos lados sorprendiendo al Equipo Minato, pero sobre todo al Namikaze. Mientras Naruto celebraba que ya podía hacer dos jutsus, Sasuke bufó molesto mientras seguía leyendo los pergaminos.
—Siéntate ya, dobe. Y deshaz el jutsu, ya es suficiente con uno de vosotros—se quejó Sasuke.
Antes de que Minato dijera nada, Sakura llegó al campo de entrenamiento algo acalorada por correr por la aldea buscando a sus compañeros. Cuando vio que estaban acompañados por el Equipo Minato, recordó no llamarlos por sus nombres.
—¡Chicos! ¡No me hagáis esto! Llevo buscándoos por toda la aldea...
—Lo sentimos, Sa... Satsuki-chan. Dattebayo...—se corrigió cuando recordó que se habían cambiado los nombres, algo apurado.
—Por lo que veo ya pudiste hacer el Kage Bunshin—sonrió la pelirrosada alegre.
—¡Sí, 'ttebayo!
Sin embargo, Minato no estaba tan contento. Su sorpresa no se había desvanecido todavía y estaba buscando alguna explicación para que el chico pudiera hacer una técnica que requería de tanto chakra y que estuviera más fresco que una rosa. Al ver a Sasuke, pudo notar que lo observaba de reojo. ¿Sabía que yo sospechaba de ellos?
—Vaya...—decidió hablar—. Eres bastante bueno, ese jutsu gasta mucho chakra...
—¿Eh?—dijo Naruto, hasta que se dio cuenta, cuando se rió nervioso—. Ah, si... Es que tengo unas reservas de chakra muy grandes. No se preocupe, Minato-san—habló, sintiéndose extraño al llamar a su padre así.
—Es muy interesante...
De repente, dos clones hicieron la liberación juntos, ya que todos ellos también estaban tullidos, y desaparecieron. Obito miraba con brillo en sus ojos a Naruto, al igual que Rin. Kakashi, a pesar de estar un poco asombrado, no lo demostró. Minutos después, llegó Kushina con una enorme cesta de comida. Cuando vio allí al equipo de su marido y a tres chicos más, se sorprendió. Llego hasta ellos, pero cuanto más se acercaba, peor se sentía. Tenía la sensación de que algo quería salir de su cuerpo.
Naruto sintió lo mismo, aunque no sabía porqué. De pronto, una voz surgió en su mente. Era Kurama, avisándole que no se acercara mucho a Kushina. Seguramente, el Kyubi de ella lo sentiría y se alteraría. Aun así, él mismo se sentía atraído. Al ver a su madre, intentó alejarse, pero no pudo dar dos pasos antes de caer hacia atrás. Rápidamente, Sasuke se levantó y entre él y Sakura evitaron que se diera contra el suelo, al igual que Minato había evitado que Kushina lo hiciera. Ninguno sabía qué había pasado, pero Sasuke y Sakura lo sospechaban.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top