Capítulo 12: Hora de cambiar la historia
Las cosas no se solucionaron. El entierro de Obito fue días después, colocando su nombre en el monumento a los caídos. Días después, Sasuke y Sakura se habían dado cuenta de que Naruto pedía misiones en solitario, ya que salía de la aldea frecuentemente sin avisarles. El rubio había empezado a recorrer todo el continente, en búsqueda de la cueva de Madara con su modo sennin y ya habían pasado cuatro meses entre que hacía los viajes de ida y vuelta, descansaba para reponer las energías de sus Kage Bunshin y organizaba sus apuntes y las nuevas misiones que iría a realizar. Por supuesto, con el permiso del Hokage. Llevaba encima un enorme mapa donde apuntaba los territorios en los que ya había mirado. Cuando iba de vuelta, se había encontrado en Amegakure con el grupo de Akatsuki, a pesar de haber sido él quien había provocado el encuentro. El rubio había pedido una audiencia con Yahiko, Nagato y Konan, esperando que los escuchara sin hacer muchas preguntas.
—¿A que viene la reunión, Naruto?—preguntó Yahiko.
—Quiero avisaros de algo y es muy serio—los tres amigos se miraron preocupados y dejaron que Naruto hablara tranquilo—. No confiéis nunca en Hanzo Salamandra, porque os traicionará. Si una persona extraña os ofrece una propuesta para alcanzar la paz... no la aceptéis. Posiblemente tenga una máscara de un solo ojo, pero si nos están escuchando ahora es seguro que lo cambien.
—¿Y por qué deberíamos hacerte caso? Tú también eres una persona extraña que nos está proponiendo no confiar en otra persona.
—Cierto. Sólo os diré que no quiero que nadie muera. Que confiéis o no en mí es cosa vuestra, pero sé que si Hanzo acaba por traicionaros, uno de vosotros morirá y se desatará una guerra. Nagato, tienes el Rinnegan. Jiraiya-sensei piensa que podrías ser el elegido para devolver la paz a esta Tierra, junto a Yahiko y a Konan. De hecho, escribió una novela en el que el protagonista está completamente inspirado en ti. No me gustaría que todo acabara mal...
—¿Eres alumno de Jiraiya-sensei?—preguntó Yahiko.
—Sí...—sonrió con nostalgia—. Podría decirse que somos compañeros, pero bueno... No quiero que eso influya en vuestra decisión. Todos me caéis bien y sois bellísimas personas, así que espero que, en algún momento, podamos luchar juntos. Un combate amistoso—sonrió.
Miró hacia el horizonte y se dio cuenta de que era demasiado tarde.
—Bueno, tengo que irme. Cualquier cosa, enviadme un mensaje.
Se despidió de los Akatsuki con una sonrisa y, posteriormente, se dirigió a Konoha. Cuando llegara, tendría que deshacer a los clones que había mandado a diferentes partes del territorio, por si la falta de chakra lo hacía desmayarse. Incluso Kurama le había advertido que se cuidara, pero él lo ignoraba. Tenía que seguir su camino ninja, nunca rendirse, y cuanto antes encontrara a Obito, mejor.
Nada más llegar al apartamento, se encontró con Sasuke y Sakura cenando. Ninguno de los dos le habló, y él no iba a obligarles a hacerlo. Llegó a su habitación y, cuando recibió la información de sus clones, cayó redondo al suelo alarmando a sus compañeros. Entre los dos, lo dejaron sobre su cama y Sakura le aplicó ninjutsu médico, preocupada. Tendrían que hacer algo, porque si no, Naruto enfermaría por el poco descanso.
—Si sigue así... enfermará—declaró Sakura preocupada.
—Si fuera por mí, lo encerraba en el calabozo hasta que sentara la cabeza—habló Sasuke sacando un montón de pergaminos de la mochila de Naruto, donde había apuntado un montón de hechos que quería evitar—. Se le ha metido demasiado en la cabeza y no me sorprendería si se volviera loco.
—No digas eso, Sasuke. Él se toma muy enserio esto, igual que cuando iba a buscarte en cada misión donde había información sobre ti. Sabes cómo es... sólo pienso que deberíamos ayudarlo. No puede hacerlo todo solo... Somos sus amigos y necesita de nuestra ayuda y comprensión.
El pelinegro pensó un poco en lo que dijo Sakura y respiró hondo mientras asentía. La pelirrosa tenía razón. Probablemente, sin Naruto, no se habría dado cuenta de lo equivocado que estaba en el otro tiempo. Ahora el rubio necesitaba de su ayuda, y él lo ayudaría.
—Está bien, pero habrá que vigilarlo para que no se escape antes de hablar con él. No volverá a salir hasta que se recupere.
Sakura sonrió y siguió curando a Naruto hasta que ya estuvo más o menos bien. Mientras tanto, Sasuke cogió todos los papeles que el rubio llevaba y comenzó a revisarlos, esperando entenderlos y pensar alguna solución a lo que él planteaba. Sin pensarlo dos veces, apuntó en un lado del papel: Eliminar a Danzo Shimura. Sakura llegó hasta el salón, donde Sasuke revisaba los papeles, cuando llamaron a la puerta. La pelirrosa fue a ver quién era, aprovechando que estaba de pie y, al abrir la puerta, se encontró con Kenta, un ninja médico que trabajaba con Sakura en el trabajo de las prótesis.
—¿Kenta? ¿Qué sucede?—preguntó Sakura, un poco confusa.
—Oh, me... me preguntaba si... bueno, si querías venir a cenar esta noche.
El sonrojo en las mejillas de Sakura se hizo notable. Carraspeó. No sabía qué decir. Ella venía de otro tiempo, seguramente, cuando pudieran volver, aquel chico tendría al menos 20 años más que ella. ¿Estaría bien aceptar? A lo mejor sólo era una cena de compañeros de trabajo. Justo en el momento en el que iba a responder, Sasuke apareció en la puerta con el ceño fruncido mirando al chico.
—No, no puede—habló Sasuke sorprendiendo a Sakura—. Tenemos muchas cosas que hacer, así que no molestes.
Kenta, un poco sorprendido, vio como el Uchiha le cerró la puerta en las narices. Lo había conocido en el hospital cuando le hicieron las pruebas de la prótesis, y tenía entendido que era amigo de Sakura, más bien, compañero de equipo. ¿Por qué era tan sobreprotector con ella? Aún conmocionado, se marchó dejando a los chicos en el apartamento. Estos dos, se encontraban en un momento incómodo.
—¿A qué ha venido eso? Sólo es un compañero de trabajo que me ha invitado a cenar, ¿qué problema hay?
—Eres muy inocente, Sakura—habló el pelinegro mientras la miraba de reojo—. Da igual, tenemos que hablar con Naruto cuando despierte. Y como no sabemos cuándo lo hará, no puedes irte hasta entonces. Tenemos que hablar de muchas de las cosas que tiene apuntadas aquí.
—Parecía una escena de celos, Sasuke—habló la pelirrosa ignorando los papeles de Naruto—. Y, sinceramente, quiero saber qué te pasa conmigo. Últimamente estás muy arisco y ni siquiera hablas en las comidas. Ahora que Naruto se las pasa de misiones, lo he notado mucho más. ¿Te he hecho algo? ¿He dicho alguna cosa que te haya molestado?
—No es eso, Sakura. Es muy complicado de explicar... Ni siquiera yo entiendo lo que me pasa, así que dudo mucho que pueda responderte a eso.
Sakura alzó una ceja sospechando lo que quería decir y decidió no decir nada, cogiendo por fin los papeles que el Uchiha le tendía. Tiempo después, vieron la puerta de la entrada abrirse, dejando ver a un Naruto hiperventilando, con la mochila a la espalda y con una mirada de rabia dirigida a sus compañeros.
—¿Por qué me habéis quitado los esquemas? ¿Sabéis el susto que me he dado al no encontrarlos? Devolvédmelos, tengo que salir—habló el rubio con molestia.
—No—habló Sasuke, levantándose y mirando a Naruto con el ceño fruncido. Naruto no entendía a qué venía aquello y se molestó aún más—. Te vas a quedar aquí y vamos a hablar de lo que vamos a hacer. No puedes hacerlo tú solo, así que te ayudaremos. Con la condición de que descanses y te tomes las cosas con calma. ¿De acuerdo?
Naruto no puedo evitar sorprenderse por las palabras de su compañero. ¿Tanto había cambiado? Miró a Sakura, que sonreía esperando que aceptara, y suspiró quitándose la mochila y dejándola a un lado. No tardó ni un par de segundos en tirarse en el sofá, sin dejarle sitio a Sasuke. El Uchiha sintió un tic en su ojo y se sentó encima de las piernas de Naruto, haciéndolo quejarse por el dolor.
—¡Teme! ¡Teme! ¡Temeee! ¡Quítate! ¡Quítate, 'ttebayo!—gritó haciendo reír a Sakura y provocar una sonrisa ladina en el pelinegro.
—Anda, sé educado una vez en tu vida y deja que me siente, dobe.
Naruto se sobó las rodillas dolorido, con pequeñas lágrimas en los ojos, y observó a Sasuke con molestia. Entonces, al final se pusieron serios. Sasuke y Sakura propusieron otras ideas para ayudar en los esquemas que tenía Naruto. Las nuevas ideas y las discusiones se hacían presentes y se hicieron nuevos esquemas para no perderse entre ellas.
—Creo que sé dónde encontrar a Obito...—habló Sasuke pensativo, llamando la atención de Naruto y Sakura.
—¿Dónde, 'ttebayo?—preguntó Naruto impaciente.
—Cuando Obito me puso los ojos de mi hermano... me llevó a un laboratorio, en una cueva al norte del continente. Creo que se llama la Montaña Cementerio. Posiblemente esa sea la guarida de Madara.
Naruto sacó entonces el mapa donde tenía apuntados los territorios por donde ya había buscado a Obito. Buscó la montaña por el norte del continente y la encontró. El rubio, con una sonrisa de oreja a oreja, rodeó el lugar y elevó el mapa decidido. Sasuke y Sakura se miraron de acuerdo y, sin decir nada, los tres marcharon a sus habitaciones dispuestos a hacer sus maletas.
Era hora... de cambiar la historia.
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FELIZ AÑO NUEVOOO!!!! Éste es el capítulo de esta semana y, como veis... Es hora de cambiar la historia. Así que lo que viene a continuación será muy diferente a la historia original de Masashi Kishimoto.
Espero que os guste y bueno, aquí se despide Luthien, Ciao!
3-01-2018
Editado: 16-Septiembre-2018
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