Capítulo 1: Integración a la aldea
Se encontraban frente al Sandaime. Él fumaba de su pipa impasible mientras que el equipo 7, custodiado por dos ANBU, se ponía nervioso a la espera de que él dijera algo. En el momento en el que el no tan anciano Tercer Hokage echaba el humo por la comisura de su boca, se levantó dejando el objeto a un lado. Con un solo gesto, consiguió que los ANBU abandonaran la sala, y en aquel momento parecía tan imponente que Naruto y sus compañeros se sorprendieron al no ver a aquel amable anciano que ellos habían conocido.
—Bien—habló el Hokage llamando la atención del grupo—. Díganme sus nombres, por favor.
Los tres tuvieron un intenso debate de miradas para saber si podían confiar en él o no. Sabían que Sarutobi podría sospechar, pero era la única ayuda que tenían, así que al contestar el Hokage mostró un poco de sorpresa al saber sus nombres. Sin embargo, no dijo nada respecto a eso y cogió de nuevo su pipa dirigiendo su mirada hacia la ventana, donde veía el reflejo de los tres adolescentes.
—¿Y qué los trae a Konoha?
—Es... un asunto complicado, Sandaime-sama—habló Sakura—. Nosotros somos de Konoha, pero no la de este tiempo, venimos del... futuro.
Los ojos del anciano hokage cambiaron de posición rápidamente hacia Sakura y sus compañeros. Quería descubrir si aquello era mentira o, quizás, existía aquella remota posibilidad de que fuera cierto pero ninguno de los tres dio indicios de querer mentir, es más, estaban completamente seguros de que era así.
—¿Y cuál es el motivo de que penséis eso? Me resulta un poco imposible que eso sea verdad.
—En el Monte Hokage faltan dos caras, Sandaime-sama. En nuestro tiempo, ya tenemos al Godaime Hokage.
—Además, usted es mucho más joven, 'ttebayo—comentó Naruto.
—Entiendo... Pero ahora creo que deberíais ir al hospital, que terminen de curaros. No os veo en óptimas condiciones. Seréis vigilados por ANBU's de élite por si acaso. En el momento en el que os recuperéis, volveremos a hablar. ¡ANBU!—los llamó.
Los tres se encontraban en la misma habitación del hospital. Naruto y Sasuke tenían vendados ambos muñones después de que los ninja médico curaran lo que quedaba para evitar infecciones innecesarias. En aquel momento, tanto Naruto como Sasuke deseaban que implantaran las células de Hashirama en sus cuerpos para poder regenerar sus brazos, pero ahora lo veían un objetivo imposible.
Sakura había sido la primera en recuperarse. Sólo estaba cansada por la falta de chakra, así que con un buen descanso y una buena comida, ya estaba completamente lista. Con el permiso de uno de los ANBU, fue a la Torre Hokage para hablar con Sarutobi. Naruto y Sasuke, en cambio, seguían tumbados en aquellas camillas pensando qué iban a hacer para volver a su tiempo.
—Oye, dobe...—habló Sasuke pensativo. Naruto lo miró, esperando que continuara—. Si la cabeza del Yondaime Hokage no está aún..., eso significa que tus padres... siguen vivos...
Nada más escuchar a su amigo, sintió que sus ojos se aguaban. El imaginar que podía conocer a sus padres, tenerlos a los dos juntos, vivos... No podía creerlo. Rió un poco, al sentirse como un tonto por llorar, pero luego, cerró sus ojos y sonrió, mirando a su amigo.
—Y la masacre de tu clan, tampoco ha sucedido, así que tu familia también sigue viva—dijo él.
—Sí, es cierto—susurró, pensando en sus padres y su hermano.
Ninguno de los dos habló de nuevo, quedándose en un hermoso silencio del que no querían salir pero minutos después Sakura llegó con el Hokage. Ambos compañeros miraron a la puerta y Naruto saludó al Hokage con una sonrisa, a pesar de que Sasuke había desviado la mirada algo molesto. Después le preguntaría. Mientras tanto, Sakura le daba una silla al Hokage para que pudiera sentarse, pero el mayor negó la oferta, quedándose de pie.
—Me gustaría que me contárais un poco que fue lo que pasó antes de llegar aquí. ¿Qué hicieron para perder los brazos?
Ambos chicos suspiraron.
—Nos peleamos entre nosotros—dijeron a la vez, lo que sorprendió al otro.
—Estábamos en guerra, 'ttebayo. Entre los tres y Kakashi-sensei conseguimos pararla, pero luego nosotros tuvimos una diferencia de opiniones. Nos peleamos como dos buenos hermanos y amigos, y desgraciadamente perdimos los brazos. Pero a mí me da igual con tal de que Sasuke se quede con nosotros.
El Uchiha bajó la mirada consternado, no quería sentirse así. Vale, era su culpa, su ciega venganza y dejarse llevar por la oscuridad... y sabía que no se merecía la atención que le profesaban Naruto y su equipo. Hiruzen miró de reojo al Uchiha y suspiró. Lo veía arrepentido, pero dentro de él sabía que no lo reconocería por su notable orgullo. Juntó sus manos tras la espalda y miró a los tres. Parecía que no, pero el nombre de Kakashi le había llamado bastante la atención.
—¿Kakashi Hatake es vuestro sensei?—preguntó curioso.
—Sí, así es...
—Interesante...—susurró el mayor.
—No diremos nada más. Supongo que ya sospecha bastantes cosas, ¿no es cierto?—habló Sasuke con notable molestia—. Ahora hay que investigar cómo podremos volver a nuestro tiempo.
Sus compañeros lo miraron mal y él la desvió, apretando su puño, irritado. Hiruzen decidió no tomar en cuenta el comportamiento de los chicos, pero lo dejó estar. Como había dicho el joven Uchiha, ya había preguntado suficiente. Finalmente, carraspeó llamando la atención de los chicos.
Con la condición de que cambiaran sus nombres, a excepción de Sasuke, que ya había mencionado que era un Uchiha, Hiruzen permitió que se quedaran en la aldea, al menos hasta que encontraran una forma de devolverlos a su tiempo. Los tres estuvieron de acuerdo, por lo que comenzaron su vida en la Konoha de 20 años antes.
Sakura le había pedido al Hokage que les proporcionara un apartamento para ellos tres, en el que había organizado todo para que los dos pudieran vivir con normalidad. Hiruzen había declarado que Naruto y Sasuke no podrían ejercer su carrera ninja debida a la carencia de sus brazos, y que esperaría hasta tener una solución para ellos.
Pasadas las dos semanas, ya habían salido del hospital y se dirigían a su nuevo apartamento junto a Sakura. Mientras caminaban, pudieron ver a los aldeanos con alegría. A pesar de estar en guerra, ellos parecían estar perfectamente, haciendo las compras y saliendo con los niños. Cuando menos se lo esperaron, un grito de una mujer alertó a los dos chicos.
—¡Mikoto-chan! ¡Qué alegría verte, dattebane!—escucharon.
El rubio y el pelinegro, nada más escucharlo, no dudaron en mirarse entre ellos, con el mismo pensamiento en sus cabezas. Sin esperar mucho, los dos corrieron para asomarse en la esquina perteneciente a un cruce. Sakura los siguió con curiosidad y puedo ver lo que ellos observaban. Dos parejas de adultos jóvenes. Una de ellas eran un hombre rubio de ojos azules y una mujer pelirroja de ojos violetas, mientras que la otra, ambos tenían el pelo y los ojos negros. La mujer pelinegra llevaba en sus brazos a un pequeño niño de 2 años, que abrazaba el cuello de su madre con notable timidez.
—¿Cómo está Itachi-kun? Parece muy tímido—sonrió.
—Es algo pequeño todavía, pero no confía mucho en nadie que no sea su padre, sus tíos o yo.
—Vaya, con la de veces que he ido a visitarte, 'ttebane...—le dijo al pequeño.
Sasuke sintió que sus ojos comenzaban a aguarse, vio a sus padres, vivos... Había pasado tanto tiempo de la masacre que ya había olvidado sus rostros, los de sus tíos... ya había olvidado al clan. Pero verlos allí tan felices, con su hermano en brazos... había conseguido emocionarlo.
Mientras tanto, Naruto observaba a sus padres. Sólo había visto a su madre una vez y la recordaba igual de bella y sonriente. A su padre lo había visto dos veces, la última vez horas antes de viajar en el tiempo. Aquella despedida había sido muy emotiva y deseaba con fuerza volverlos a ver. Su deseo se había cumplido, a pesar de que no podría hablar con ellos y además, ellos no los conocían.
Por otro lado, Sakura miraba a sus compañeros con algo de lástima. Ambos habían perdido a sus familias cuando eran muy pequeños y ella había gozado de una infancia normal. Suspiró, cuando sintió que alguien se encontraba detrás de ella. Al mirar hacia atrás, vio al Yondaime Hokage con los brazos cruzados y una mirada fría que la hizo gritar del susto. Los chicos, alarmados, también miraron hacia atrás descubriendo a un imponente Minato que los miraba.
—¿Qué hacían espiando?—preguntó.
—Eh, etto...—dijo Sakura algo intimidada.
—¡No hacíamos nada, 'ttebayo!
—¡No digas la coletilla, dobe!
—¿Qué quieres qué haga? ¡Me sale solo, teme!
Minato no pudo evitar alzar una ceja, sorprendido. ¿Tenía la misma coletilla que Kushina? Suspiró algo cansado y miró a los tres jóvenes. Se notaba que no tenían malas intenciones, por lo menos, no del rubio y la pelirrosa. Además, ambos chicos tenían un sólo brazo, cosa que le sorprendió, pero intentó que no se notara. Probablemente se debía a la guerra...
—¿Entonces? ¿Por qué mirábais?
Ninguno supo qué contestar. Pero los dos chicos miraron a Sakura, esperando que se le ocurriera alguna escusa decente. La pelirrosa se vio en un aprieto y pensó rápidamente en algo. Cuando se le ocurrió, se enorgulleció de tener una escusa perfecta.
—Queríamos... queríamos ver al Relámpago Amarillo de Konoha—habló, sorprendiendo a Minato—. Nos dijeron que era el más rápido del mundo... y bueno... Cuando lo vimos, nos escondimos...
—Ya veo...—dijo no muy convencido—. ¿Qué os ha pasado en los brazos?
—Nos pilló un ataque enemigo... Acabamos de salir del Hospital, 'ttebayo—dijo Naruto, llamando la atención de Minato—. Ahora ya no podemos ser ninjas...
—Lo lamento, parecéis buenos chicos... ¿Y vuestro sensei?
—Murió—dijo ahora Sasuke sorprendiendo a sus compañeros—. Si nos permite... Tenemos que irnos, hay que volver a casa.
—Está bien. Siento mucho vuestra pérdida, espero volver a verlos.
Los tres asintieron y vieron cómo Minato volvía con los demás, mientras ellos suspiraban y caminaban hasta el apartamento que les había cedido el Hokage.
*****
Buenas, este es mi segundo fanfiction de Naruto. Espero que os guste.
Aquí se despide Luthien, ciao!
Editado: 16 de Septiembre.
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