De cuantos le extraño voy a fabricar mis mañanas?

De cuántos le extraño voy a escribir el comienzo de nuestra historia?

De cuántos suspiros se llena el pecho dónde tendría que estar recostada su cabeza?

De cuánta ausencia se satisfacen mis manos?

Tiene usted qué saber que  incansablemente le buscan mis dedos, pues el enredarse entre sus cabellos es una aventura, me vuelve loco la escasez de su sonrisa cuando su ausencia se hace presente, la privación de su aroma, su presencia es un delirio en el que no soy capaz de razonar.
La extraño sabiendole mía.
La extraño en la constante e infinita guerra de la vida donde sus ojos al mirarme firman la paz y la guerra se disipa y se viste de poesía, y si alguna vez encontré poesía en otra piel que no fue la suya fueron solo fragmentos aislados, de la perfección en la que se forman los párrafos en cada línea en cada sonido que nace, cuando el viento baila con su pelo, como cuando el sol besa sus ojo y nace el infinito, como no extrañarle si la guerra ya me cansó y la paz solo nace en el instante donde su mirada consuma el infinito con los rayos del sol y todo lo que extraño lleva su nombre.