Intento evitarte en mis pensamientos,
Pero de constante te encuentro,
Digo que no voy a buscarte, pero flaquea mi pensamiento.
Empapaste mi vida, te metiste por mis ojos y encontraste un camino directo a mi pecho.
Con fuerza azota tu nombre mis recuerdos,
Pero sé lo que soy; conozco mis pisadas, lo que he perdido y lo que he ganado.
Sé que el estrépito de nuestros mundos,
Nos conmovió cuando nos encontramos,
Quizá tú viste en mí la luz,
Yo aún me pregunto qué encontré en ti.
Eres hielo y yo soy fuego;
Han muerto mil letras en el trayecto inherente de mi cabeza a el papel o los bits de mi celular.
Nunca conocerás los cadáveres de miles de letras
Que murieron en tu honor;
Sé que lo más seguro es...
Que nuestros caminos estén separados.
Soy realista; un poco terco,
No sé si es la necesidad de tus besos y el calor de tu cuerpo,
No sé si es el vaivén de tus caderas,
No sé si es la música de tu voz,
O el capricho de ser la que menos he tenido en mis brazos,
O tener las curvas que más han encajado en mi rompecabezas,
Y sé que he esperado mucho más de ti,
Pero no me entiendo por qué.
Yo te acepté; eres hielo, no fuego.
Y, el hielo no combustiona, no arde, no quema.
Fría, oscura, firme, solitaria como la noche
Y me llenas de fascinación.
Pero me gustaba cuando mi calor te derretía
Y tus piernas temblaban,
Y tu cuerpo sucumbía,
Me apasionaba ver como caían tus manos;
La oscuridad se convierte en luz,
Y ya no eres fría y hierve tu corazón,
tras tus pechos perfectos que llevan mi nombre,
Pechos, que llevan tatuados mis besos y el placer de mi pasión.
Mis manos conocen tu sexo;
y el mar que brota cuando genero la tormenta;
Como Neptuno se muestra implacable y glorioso,
Al ver la fuerza de sus manos.
Y este es nuestro problema;
Nuestra galaxia es tan perfecta y sublime,
Nuestro universo, el que no sabemos controlar.
Aún sabiendo que nos necesitamos,
Preferirnos esperarnos,
Como el Lobo espera Luna,
para calmar su furia,
Y, como la luna que brilla,
para que el Lobo la busque entre las nubes.