Escuche el viento interpretar una y mil melodias, miré los árboles bailar al sonido de la invisible orquesta apasionada, miré entre las nubes infinitos mensajes de amor y recuerdos, paisajes teñidos entre contrastes audaces e increíbles con trazós y pinceladas sublimes, miré cielos bañados de estrellas coquetas y sonrientes que sin querer volvían loco a cualquiera, miré un sol que era el poseedor de pasión y vida dueño de los más cálidos besos de los cuales era inevitable escapar, miré una luna orgullosa de si misma que invitaba a soñar, amar, pensar, que arropó con melancolía las noches de soledad de los más grandes filósofos y verdaderos poetas, conocía las más hermosas historias de amor y los más triste desamores, seguí y descubrí caminos, senderos con huellas marcadas de miles de historias, miré a los ojos al ave y escuche su canto de libertad, conoci el amor no finjido de un perro y su fidelidad, probé lo dulce lo amargo en mi boca, platique por kilómetros con la lluvia y jugué con la neblina acaricie el rocío de el amanecer sobre perfectas telarañas o las hierbas, me sorprendí con los cuentos del imponente y misterioso mar, quizás lloré en la despedida de algún atardecer, aunque me emocioné cuando llegó el amanecer, leí la vida en la mirada de los ancianos aunque contemple el pasado en sus labios descubrí tanto en tan poco tiempo y aún así nunca, nunca encontré un lugar mejor de tus brazos.