7. Sin esperanzas ni violetas
Send us to perfect places
All of our heroes fading
Now I can't stand to be alone
Let's go to perfect places
Lorde - Perfect Places
—Mi amor, ¿te encuentras bien? ¡Ya es hora de irnos! —dice Otto, mi meloso padre, cuando arremeto contra las escaleras sin siquiera decirle hola.
Imagino que habrá notado que mi cabeza gacha pretende pasar desapercibida y ocultar las lágrimas que se acumulan en mis ojos.
—Perfectamente —respondo, falsa e inexpresiva.
Igual que Charity. Inexpresiva, sin ser capaz de mantener contacto visual por la vergüenza; falsa, porque ambas sabemos que rechazar el pastel de manzana de mis padres y evitar que sus hijos estén cerca de mí va más allá de cualquier excusa estúpida que haya formulado en su cabeza.
Charity introdujo a su familia en la calle Arcoíris a sabiendas de que no estaba dispuesta a aceptar los colores.
—Tu abuela... —empieza Shubham cuando me topo con él a la salida de la habitación de mi abuela. Viene cargado con sostenes de distintos colores y materiales—. Max, ¿necesitas algo?
—No, gracias.
Entro en mi habitación y doy un portazo, dejándolo a media explicación de por qué Isabelle cree que los sostenes son un ataque contra la humanidad.
Arrastro mi espalda contra la puerta y me deslizo hacia abajo, tomándome la frente con desazón. ¿Por qué alguien habría de traer a sus hijos a una comunidad mayormente homosexual cuando no cabe duda de que tiene problemas con ello? ¿Qué mente retorcida y anticuada disfruta de vivir así a voluntad?
Pensé que ya me había salvado de encontrarme con las Charity del mundo, pero me equivoqué.
—¿Te traigo un vaso de agua? —consulta Shubham desde el otro lado con esa característica servicial de gran corazón que me hace quererlo tanto.
—Te agradezco la oferta, pero paso. Necesito estar a solas un rato —contesto con firmeza para lograr que se vaya.
—¿Quieres que le diga a tu padre que irás a entrenar más tarde? —pregunta, y agradezco para mis adentros que esté dándome mi espacio.
—Sí.
—A la orden. Estaré cerca si me necesitas, kanna —dice a medida que escucho como se aleja de la puerta.
Suspiro y me levanto del frío piso de mi habitación. Me acerco hasta mi escritorio y enciendo mi computadora. Mientras espero a que el dinosaurio se digne a funcionar, me quedo embobada observando las fotografías con mi familia que tengo pegadas en la pared. Cada una cargada con el cariño que ellos siempre me han dado.
Desearía que las palabras y las acciones ajenas no me afectaran tanto. Sin embargo, cuando se trata de ver a mis papás sufriendo por la discriminación de una sociedad que no razona, el alma se me parte en dos. Charity logrará ese efecto en cualquier momento, si no lo ha logrado ya. Sentir este dolor hace renacer la vulnerabilidad que quiero dejar tapada, porque el sentimiento siempre me encierra, me atropella y amenaza con llevarse todo lo bueno de mí.
Quiero sacar esos pensamientos de mi mente, pero ya no puedo. Ahora me repito egoístamente que desearía nunca haber sido adoptada, solo para no tener que seguir lidiando con los prejuicios de la gente y las miradas por encima del hombro. Desearía que mis papás no tuvieran que darle explicaciones a una mujer escéptica. Desearía que pudieran ser auténticos las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Pero no van a poder hacerlo, porque tendrán una vecina que se resistirá a aceptarlos. Y yo, que conozco de pies a cabeza a los dos padres excepcionales que tengo, estoy forzada a ser la testigo de cuánto deberán limitar su calidad humana por culpa de alguien que tiene la cabeza sellada.
No es justo que por tu manera de amar otro construya muros para ignorarte. Debería ser al revés, y que todos juntos, más allá de nuestras diferencias, podamos poner los ladrillos en su lugar. Sin embargo, tampoco es justo que, después de la vida que Otto y Spike me han dado, yo esté rogando por una realidad distinta.
Soy una persona ingrata.
No merezco tener los papás que tengo. Y, si debo ser completamente sincera, todo sería más fácil para ellos si yo no estuviera en su vida.
Si tan solo hubiera tenido una mamá que me eligiera, quizás nada de esto estaría pasando.
La computadora se enciende y las lágrimas van cayendo sobre el teclado. Me enfurece en partes iguales saber que hasta el más mínimo destello es capaz de desequilibrarme, pero no hay nada que pueda hacerse. Ya bastante mal le he causado a mis padres como para que tengan que lidiar con una hija depresiva, así que mejor callarlo y ocultarlo en las paredes de mi habitación, que sé que nunca acabarán por traicionarme.
Abro un par de pestañas y me dirijo al único lugar donde puedo sentirme confiada de compartir mis inseguridades: un chat para personas que han sido adoptadas y necesitan apoyo.
Tan pronto entro en línea, veo que tengo un mensaje de un destinatario desconocido. Su usuario, «despiertatemax123», me deja en completa confusión. Dubitativa, clickeo el contenido del texto.
«Tienes que alejarte de tu vecino. Hazlo antes de que sea demasiado tarde».
Si pudiera gritar, lo haría, pero mi cuerpo está demasiado aterrorizado como para efectuar cualquier tipo de sonido o movimiento. Leo las palabras una y otra vez. Miro el usuario. No lo entiendo. ¿Por qué tengo que alejarme? ¿Antes de que sea demasiado tarde para qué? ¿Quién me está escribiendo esto?
Tengo miedo, mucho miedo. Cierro la computadora de un tirón y me quedo mirando la pared, porque cualquier respuesta que se me ocurra a esas preguntas, significa que las cosas no acabarán bien.
¡Hola, mis vecinos multicolores! Al habla el co-capitán de este barco, Santucho. ¡Este es el último capítulo antes de Navidad! Esperamos con Lu que lo hayan disfrutado mucho. ¿Le pidieron algún regalo a Papá Noel?
1. ¿Alguna vez se sintieron sin salida, como Max? ¿Qué le recomendarían si fueran su amigo/a?
2. ¿Son adoptados? ¿Tienen un hermano/a adoptado? Si la respuesta es no, ¿les habría gustado tener uno?
Gracias por acompañarnos sin falta. Sus comentarios nos llenan de alegría y es hermoso saber que están disfrutando la novela. Seguiremos a todo motor.
Con todo el amor y la maldad del mundo, Sereniago les envía un abrazo. 🖤
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