19. Multiversos amarillos

If you're gonna let me down, let me down gently

Don't pretend that you don't want me

Our love ain't water under the bridge

If you're gonna let me down, let me down gently

Water Under the Bridge - Adele

A veces me pregunto si hay un multiverso. Si en la otra punta de esta galaxia, en un planeta muy lejano, a miles de millones de kilómetros de distancia, hay otra Maxine. Si esta Maxine está viviendo las mismas cosas que yo estoy viviendo, sufriendo las mismas luchas y aferrándose a las mismas alegrías. Si está pasando por las mismas dudas, si se replantea cada mañana cuando se levanta de su cama si su vida está tomando el camino correcto.

Si es, a fin de cuentas, una Maxine interdimensional que entiende de pies a cabeza lo difícil que es estar a solas con este cerebro humano que me ha sido dado.

Cuando fantaseo con ella, a veces me pregunto qué haría esta Maxine si estuviera aquí.

¿Cómo me ayudaría a distraerme? ¿Me diría en quién confiar? ¿Se daría cuenta de cuál es el rumbo que tengo que tomar? En esencia, ¿tiene todas las respuestas que a mí me faltan y que hoy me vuelven tan loca? ¿Podría ella hacer que mi vida sea más fácil?

Hay días en los que deseo que sí, que esta Maxine un día se aparezca en mi cuarto y me entregue la varita mágica que resuelva mis problemas. ¿Y quién no desea que algo así le suceda? Nadie quiere vivir entre grietas. Nadie quiere vivir con un torbellino en su cabeza.

Si hay un propósito que la vida debería tener, es que intentemos ser felices a pesar de todo.

Y yo lo intento. Vaya que lo intento. Pero parece que a algunos les sale más fácil que a otros.

Envidio a aquellos que son capaces de tomarse las cosas con calma, yendo paso a paso y teniendo una postura mucho más desinteresada y superficial hacia la vida. No quiere decir que no les importe, solo que están hechos para disfrutar el momento, a las personas que están en el aquí y ahora, y si no están, pues ya está, se acabó.

Del presente hacia el futuro, nunca hacia atrás.

Las envidio, porque yo soy incapaz de hacer cosa semejante. Las envidio porque yo vivo más en el pasado que en el presente, ni hablemos siquiera de un futuro. Las envidio porque no están pensando las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, sobre la infinidad de posibilidades en las que uno puede estar lastimándose o lastimando a otras personas. No están revolviendo las angustiantes escenas que los marcaron a través de los años, arrepintiéndose, deseando que las cosas fueran distintas.

Ellos viven, porque le dieron play a la película de sus vidas mientras yo continúo en una reversa ininterrumpida.

Creía que Raven era una de esas personas hasta que ayer se metió a través de mi ventana. En ese momento entendí que me había equivocado. Fue estúpido pensar que detrás de esas sonrisas solo había perfección, no porque todos necesariamente debemos estar quebrados, sino porque cada uno está en su propio ring, preparándose para enfrentar en un nuevo round a este oponente que se llama "la vida".

Si bien odié verlo sufrir como lo hizo ayer, haciéndome notar todo ese dolor que tenía contenido, me alegra mucho haber sido la persona con la que pudo exteriorizarlo. No solo porque es sano hacerlo y porque sin duda lo necesitaba, sino porque al menos me ratifica que no estoy cayendo por un chico perfecto que luego me sorprenderá como lo hizo Wilder.

Aquel que ya se mostró vulnerable y lloró sobre tu hombro como un niño perdido no es un chico perfecto. Es un chico que sabe que falla, que sabe que se equivoca, que sabe que no siempre hace las cosas bien... y que no tiene miedo a reconocerlo.

Esos chicos, los que no aparentan pero demuestran, son los que valen la pena.

—¿Maxine? ¿Me estás escuchando?

Salgo de mi ensimismamiento y me sorprendo al darme cuenta de que tengo a Otto, mi padre, mirándome de forma inquisitiva mientras maniobra el volante del auto. Un par de veces a las semanas es el encargado de llevarme a mi entrenamiento diario en el campo de golf. Le he dicho miles de veces que prefiero la bicicleta, pero no hay nadie que lo pare cuando se trata de hacer algo por su hija y su deporte...

No escuché una palabra de lo que dijo. Por un lado, Raven y sus sonrisas, nuestra noche de ayer mientras le acariciaba el cabello para tranquilizarlo. Por el otro, mis preocupaciones usuales, el miedo de abrirme, el molesto bichito de negatividad que me dice que las cosas no van a funcionar, que debería echarme atrás.

Sí, definitivamente no escuché ni una sola palabra, pero puedo imaginarme de qué se trata el tema de conversación.

—Hija, no sé qué es lo que sucede contigo. Me preocupas.

Compartimos un instante en el que siento que estamos en el mismo canal y que quizás llegó el momento en el que pueda abrirme con él.

—No puedes perder el foco ahora. El torneo que tienes en dos semanas es crucial para tu futuro. Necesitas estar al tope de tu rendimiento, ¿me entiendes?

Desvío la mirada hacia la ventana, decepcionada y con los ojos llenos de lágrimas. Por supuesto que a mi padre le interesa más verme triunfar como golfista profesional que asegurarse que la salud mental de su hija esté en el lugar correcto.

Por supuesto. Siempre fue así. Qué ingenua, pensando que esta vez sería diferente.

—Tranquilo, papi. No te preocupes. Estaré preparada —respondo con la sonrisa más falsa que encuentro para dejarlo complacido.

Amo jugar al golf. Amo lo que me hace sentir cuando estoy en "la zona" y me permito olvidar de lo que me pasa. Cuando agarro mis palos y recorro el campo... es una sensación indescriptible.

Sin embargo, me encantaría poder tener mi propio espacio para decidir por mí misma. Y a veces Otto, con todas sus buenas intenciones... no me permite hacerlo.

Algún día dejaré de temer a decepcionarlo.

—Muy bien, Max. Solo quiero verte feliz —dice con la sonrisa auténtica de un padre que cree que está haciendo lo mejor para su hija.

Miro mi teléfono en un intento por distraerme. El aparato acaba por traicionarme cuando me encuentro con un email del remitente que jamás habría querido volverme a encontrar.

Es «despiertatemax123», esta vez atacando mi cuenta de correo y no el chat en línea.

El contenido de su mensaje me deja tan impactada que siento que voy a desvanecerme:

"Te estoy hablando en serio, por favor. Necesitas alejarte. Raven te llevará a un pasado al que, te aseguro, no querrás regresar".

¡Buenas, buenas, queridos lectores! Los saluda Santichulo. CreativeToTheCore debe estar tomándose un tereré mientras espera el próximo tornado argentino. ¿Ustedes bien? ¿La familia? ¿Los amigos? ¿Tomaron agua?

1. ¿Qué corno estará sucediendo con los mensajes que le llegan a Maxine? Si tienen teorías, queremos leerlas.

2. ¿Tienen a un Otto que los presiona en sus vidas sin mala intención?

Bonus: ¿Chocolate o helado? 

Gracias por acompañarnos otra semanita en este loco camino. Y si no nos volvemos a encontrar, que sepas que disfrutamos tu presencia :D

Con todo el amor y la maldad del mundo, Sereniago les envía un abrazo. 🖤




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