14. Azul son mis lágrimas

I think that you are the one for me

'Cause it gets so hard to breathe

When you're looking at me

I've never felt so alive and free

Ruth B - Dandelions (slowed + reverbs)

La naturalidad y simpleza con la que Raven puede deshacer las capas humanas, cual cebolla a punto de ser cortada, ratifica los deseos inexplorados de mi corazón. Le da sentido a mis teorías y coherencia a mis intenciones, porque me demuestra que quizás no estoy tan loca como pensaba.

Con la magia de su personalidad carismática y su esencia de por sí empática y sincera, mi vecino está logrando que me replantee la posibilidad de que alguien vuelva a amarme. Bueno, si es que alguien lo hizo alguna vez...

Cuando lo veo no puedo dejar de pensar en Wilder y en cómo me lastimó, pero hay algo en los ojos de cachorro curioso de Raven que, de alguna forma milagrosa, logran vencer la oscuridad de mi exnovio abusivo.

Agradezco que la ternura de su mirada haya ganado esta batalla.

Le sonrío y me mira, expectante. Hace semanas que espera que esta historia salga de mi boca, pero aún así, respetó mis tiempos y me dio mi espacio como el caballero que es.

Merece que le agradezca muchas cosas que hoy por hoy todavía no sé cómo exteriorizar. Lo haré algún día, cuando me sienta preparada.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —digo.

Raven se arregla el cabello como si se estuviera preparando para la premiere de una película.

—Las que quieras.

—Me recomendaste que no me obsesione con mi pasado, ¿no es así?

Asiente. Se retuerce en el cordón, intrigado. Le importa. Que le importe me da el empujón necesario.

—Me recomendaste que no deje de vivir, ¿verdad? Que esté en el presente.

Vuelve a asentir. Observo el arcoíris de nuestra calle para utilizarlo como escapatoria de esa mirada que Raven tiene, que siento que me estruja el alma. Quiero llamarlo «acosador» y fingir que sus coqueteos me dan igual o que su sonrisa me importa tres bledos, pero ninguna de esas cosas son realistas.

Realista es el nudo que tengo en la garganta cuando me propongo revelarle lo que por tanto tiempo me ha tenido ahogada.

—¿Qué haces cuando es... demasiado tarde? —Me repito que no quiero llorar, que no quiero quebrarme, pero no sé cómo—. ¿Qué haces cuando el pasado se convirtió también en el presente y el futuro? ¿Qué haces cuando todo se convierte en... demasiado?

—Nunca es tarde cuando te propones seguir intentándolo —responde tan a la altura de las circunstancias que me da la tranquilidad inequívoca de que estoy exteriorizando esta lucha con la persona correcta.

Me doy cuenta de que interpretar sus intenciones tampoco es tan difícil. Sus expresiones me indican que este ritual de transparencia es un trabajo en el que no estoy sola. Su sonrisa ladeada me dice que está aquí, presente conmigo, listo para escuchar mi historia, sin prejuicios ni segundas intenciones.

Raven y yo. Nada más. Nadie más. Puedo hacerlo. Tengo que hacerlo. Debo largarlo. Debo soltarlo. Lo necesito. Lo anhelo. No quiero mentir más. No quiero fingir más. Necesito volver a tomar el control. Wilder no puede seguir llevándose esta victoria.

Respiro agitada. Contengo las lágrimas en un esfuerzo sobrehumano por demostrarme que, como me dice Raven, sigo intentando ver hacia delante y no hacia atrás. Mi vecino pone una mano en mi hombro a modo de contención, pero el contacto de su piel contra mi piel genera un torrente de sensaciones que no sé si han acabado por agitarme más de lo que han logrado calmarme.

—Tuve un novio una vez.

«Respira, Maxine, respira».

—Se llamaba Wilder.

«Puedes hacerlo. Raven no es tu psicólogo, pero no te juzgará. Está aquí para ti. Quiere conocerte, quiere ver tus capas. No teme de lo que puedas contarle. Confía, sal del agujero».

—Y Wilder, Wilder...

«Sí, está bien nombrarlo. Ya no puedes cargar con esta herida tú sola. No importa que los doctores hayan creído que esa herida cicatrizó, tú sabes que sigues sufriendo por dentro. No los dejaste ver todo lo que tenían que ver. Pero eso ahora no importa, no eres la culpable. Lo hiciste lo mejor que pudiste. Ahora vamos, dile a tu vecino lo que te pasó, porque todo estará bien».

—Wilder abusó de mí y luego me dejó.

Lloro. Lloro por las veces en las que no lo hice y me guardé las lágrimas para no asustar a mi familia. Lloro por las veces en las que me sentí culpable de lo que sucedió, como si yo no fuera la víctima en esta historia. Lloro, pero por primera vez se siente bien. Logré dar un minúsculo pasito hacia delante y no hacia atrás.

Hoy Wilder no gana, porque yo sigo en batalla.

Hoy Wilder no gana, porque yo sigo de pie.

—Ya lo soltaste. Respira conmigo. —Raven me envuelve en sus brazos sin previo aviso con un susurro suave.

Acaricia mi cabello con parsimonia, como si pudiera quedarse toda la noche ahí, tranquilizándome. Para cuando me doy cuenta que estoy sollozando sobre su pecho, ya no puedo negarme a su afecto. Y, siendo sincera, tampoco quiero ir a ningún lado.

—¿Quieres que hablemos de lo que pasó? —pregunta con la voz que tienen esas meditaciones guiadas online.

—No.

—¿Quieres que insultemos a Wilder? Si no fuera un pedazo de estiércol me sentiría mal por él, tiene nombre de árbol.

Sonrío. Sí, con él siempre sonrío.

—No.

—Entonces quieres que te cuente un chiste —redobla la apuesta, ilusionado.

—No. Solo... no te vayas.

Me estruja contra su pecho. Siento una seguridad que por años había desaparecido de mi sistema.

—No me voy a ninguna parte.

Por un largo minuto, nos quedamos en el silencio más placentero que experimenté en mi vida. No tuvo que hacer ninguna broma ni mencionar la más mínima cosa para que, a cada segundo, mi respiración entrecortada volviera a encontrar su rumbo. Luego, su voz vuelve a tomar coraje:

—Veo que llegué demasiado tarde —dice con ese tono de voz jovial que me es muy fácil de reconocer en él.

—¿Tarde para qué? —Me alejo para observarlo a los ojos, todavía vulnerable, con el rostro hecho un desastre.

—Para que te enamores de mí. —Lo menciona como algo al pasar, algo que él creía fervientemente que sucedería—. Imagino que ya perdiste toda fe en los hombres.

Nos miramos en el cordón de la vereda con una tensión que arremete con llevarse cada partícula de raciocinio que tengo en mi cuerpo y mente. Quiero... quiero besarlo, pero no puedo cometer ese error.

No puedo entregarme tan pronto, no con tantas cosas que descifrar de mí, de él y de nosotros antes de avanzar hacia esa peligrosa zona de sentimientos.

—No la perdí toda.

Elijo sonreírle y hacerle saber que no toda esperanza se fue por la borda.

¡Buenas buenas, mis querid@s! Aquí Santi, reportándose. Esta semana dejamos a doña CreativeToTheCore descansar. Ojalá febrero les esté trayendo muchos litros de agua y polvo de hadas. ¿Cuál es su mes favorito del año?

1. ¿Qué pasará con nuestros vecinos? ¿Lograrán encontrar el camino para estra juntos?

2. ¿Son de los que prefieren hablar o de los que prefieren escuchar?

Gracias por acompañarnos otra semana. No saben lo mucho que significa para nosotros ver sus comentarios y lindos mensajes.

Con todo el amor y la maldad del mundo, Sereniago les envía un abrazo. 🖤

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top