11. Soldados y flores amarillas
There's so much weighin' on my brain
And I tend to overcomplicate
Let's try to entertain a different point of view
I wanna get back to the simple things with you
Simple Things (feat. Christina Perri) - Alexander Cardinale
—Angus, ¿qué haces?
El niño está acostado sobre su estómago en el piso de la sala, con una mochila en la espalda y un viejo gorro de pesca sobre la cabeza. Tiene un ojo cerrado y la lengua entre los dientes en una expresión concentrada. Tres ponis y cuatro soldados de juguete se alinean para crear un triángulo al que apunta con una pelota de golf.
—Está practicando, papá nos llevará a jugar a los bolos hoy —explica Flint con una sonrisa ladeada.
Está sentado en el sofá que ubicamos junto a la ventana, con el teléfono entre los dedos. Sin embargo, su atención no está en la pantalla, sino en la calle. Antes y después de que Hugo Quach aparezca para sus visitas parentales son las pocas ocasiones donde mi hermano se relaja y nos trata como su familia en lugar de dirigirse a nosotros como un par de molestos mosquitos que no lo dejan dormir.
Me tiro cuerpo a tierra junto a Angus y cierro un ojo para evaluar cuáles son las probabilidades de que derribe a la congregación de la juguetería. Si Toy Story es real, estos juguetes necesitarán un quiropráctico más tarde.
—¿Cena? —cuestiono, aunque sé la respuesta.
Hugo siempre les compra...
—¡Hamburguesas! —informa el niño—. Quiero la mía con todo el queso del planeta. No me importa si me persigue un escuadrón internacional de ratones después. Valdrá la pena.
Flint echa la cabeza hacia atrás al reír.
—¿Recuerdan cuando fuimos a comer hamburguesas para el cumpleaños de mamá hace dos años? —Se acerca al borde del sofá y apoya los codos sobre sus rodillas—. En realidad, no recordábamos que cumplía años. Facebook nos avisó a mitad de la cena y Angustius le pidió que cerrara los ojos para darle un regalo que no teníamos.
Debo girar sobre mi costado para quedar boca arriba y no ahogarme con la risa. Le doy una palmada a Angus en la espalda para llamar su atención:
—Despegaste todos los aros de cebolla de las hojas de lechuga. —Arrugo la nariz con asco y gracia—. Le pusiste a mamá uno en cada oreja a modo de pendientes y el resto se los enganchaste a las muñecas. Cuando abrió los ojos y le cantamos el feliz cumpleaños, se comió las pulseras.
—¡Oigan, los regalos comestibles son los mejores, par de tontos! —objeta el niño con las mejillas sonrojadas por la vergüenza—. En mi defensa, ustedes...
—Hugo, ya hablamos de esto... —Se oye una voz desde la cocina, y los tres hacemos silencio—. El trato no es verlos cuando tienes la agenda libre. No puedes jugar así con sus sentimientos, tú... —Los zapatos de mamá repiquetean contra los cerámicos mientras escucha lo que dicen a través de la línea—. Por favor, ven. Quieren verte. ¿No puedes reprogramar tu cita? Ni siquiera conoces a esa mujer, y no me salgas con que las primeras impresio... —Mi padre debe decir algo que la enoja porque Charity gruñe—. Sí, bueno, lamento que creas que soy una amargada por no salir con ningún hombre. Tengo que estudiar y trabajar, ser madre y padre a la vez porque tú no asumes la responsabilidad. Nuestros hijos merecen a alguien que no los deje plantados por un ligue cada fin de semana...
—No vendrá, ¿verdad? —susurra Angus.
Su mirada se cristaliza bajo el sombrero de pescador. Suelta la pelota de golf con desgano y esta se rueda hasta perderse bajo el sofá, del cual Flint se incorpora con rabia. Su sonrisa ha desaparecido. Atraviesa la sala y pisa los soldaditos de juguete. Mamá se asoma con una expresión afligida y abre la boca, pero el adolescente se le adelanta:
—Sí, ya sabemos. Deberías dejar de gritar como una puta cada vez que estás al teléfono, de seguro hasta los vecinos se enteraron.
—¡Hey, ¿qué diablos fue ese comentario?! —Me pongo de pie, indignado.
Empiezo a ir tras él, pero nuestra progenitora se interpone. Me detiene al poner una mano sobre mi pecho mientras sigo con la mirada a mi hermano, quien sube las escaleras hasta desaparecer en el piso de arriba.
—Yo me encargo, ¿puedes quedarte con Angus? —suplica.
Me muerdo la lengua. Quiero ir por Flint y obligarlo a disculparse. Sin embargo, ver las ojeras de la mujer frente a mí y la falta de brillo en sus ojos me hace inhalar despacio y asentir. No necesita otro motivo para estresarse. Suficientes tiene con Hugo Quach y su segundo espermatozoide ganador.
Ella va tras él y, cuando me giro, encuentro al niño agachado junto al sofá en busca de la pelota. Me acerco y me pongo en cuclillas frente a él. Mi brazo es más largo, así que atrapo su bola de bolos improvisada. Sin embargo, algo llama mi atención: hay un «sí» escrito con marcador en ella.
Cuando lo miro confundido, explica cabizbajo:
—Max me la regaló esta mañana. Dijo que tú entenderías.
¿Esto quiere decir que su familia aceptó ser parte de mi cortometraje?
Me siento mal cuando sonrío en medio de una situación donde mis hermanos están dolidos, pero prefiero sentir un poco de alegría antes que amargarme por un padre que no merece ni una lágrima.
—Oye, ¿te gustaría llevarle algo a Max y de paso ver a doña Isabelle?
La idea de pasar tiempo con la abuela tal vez lo anima y distrae de la disfuncionalidad paterna a la que estamos sometidos.
—¿Y puedo quedarme a jugar con ella un rato? —pregunta esperanzado.
Asiento.
—Bueno, solo si ella quiere, pero sí.
Hay gritos desde la planta superior, así que ayudo a Angus a ponerse de pie y con las manos sobre sus hombros lo guío hacia la puerta. De camino, tomo papel y bolígrafo porque recuerdo un chiste buenísimo.
Ojalá a Maxine le gusten las flores porque estamos por robar una decena de ellas a los vecinos de la calle Arcoíris.
¡Hola, acosadores! Los saluda doña Lu (CreativeToTheCore). Espero que estén comiendo sus frutas y vegetales para crecer tanto como la Torre Eiffel que es el co-autor. ¿Cuánto miden? 🍆🥕🍉🍒
1. Hasta ahora, ¿cuáles son sus protegidos de la familia Quach y de la familia Durrell?
2. ¿Tienen buena relación con sus padres o las personas que los criaron? ¿Opiniones sobre Hugo y Charity?
Con todo el amor y la maldad del mundo, Sereniago les envía un abrazo. 🖤
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