Un hombre sospechoso
Con preocupación, Diana miró a Ryan.
— ¿Qué pasa? — preguntó Ryan.
— Hay un hombre sospechoso caminando hacia nuestra dirección... — dijo Diana.
Ryan cerró las cortinas.
— Ven, acompáñame. — dijo — Tengo un escondite.
Caminaron hasta una pequeña puerta. Ryan la abrió.
Entraron a una especie de sótano. Ryan cerró la puerta con llave.
Siguieron caminando y entraron a otra puerta que llevaba a unas escaleras. Ryan cerró con llave esta otra puerta y bajaron las escaleras.
Allí encontraron una cortina. Ryan la abrió, entraron y la cerró.
— Aquí está nuestro escondite. — dijo finalmente.
— Wow, es un magnífico escondite, pero, ¿qué haremos con Beatriz?
— No lo sé... De todos modos creo que ella no volverá...
— ¿Por qué?
— Suele volver antes, y ya ves, no ha vuelto todavía.
Diana comenzó a llorar.
— ¿Qué haremos? — sollozó.
— Aprovechar estos últimos momentos de vida. — dijo Ryan, y luego se sentó en el suelo. — ¿Quieres sentarte aquí conmigo?
Diana asintió.
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