Cruzaron unas calles más y descubrieron algo: el aeropuerto, nada más y nada menos.

― Comienza la aventura ― dijo Beatriz.

― Bea... Todos los países en el mundo son iguales que aquí: ya nadie es humano realmente. Además, esos pasajes son demasiado caros. No es una buena idea. ― dijo Diana.

― ¿Qué perdemos con intentar?

― Nuestras vidas, estimada.

― Fue arriesgado escapar del orfanato ¿qué diferencia hay?

― Beatriz, hay varios motivos por los que no podemos viajar en avión, y lo conoces muy bien, pero parece que lo olvidaste, así que te los enumero:

No tenemos dinero.

¿A dónde vamos?

Todo el mundo toma exactamente la misma medida.

Podemos terminar en un país aún peor y morir.

― Bueno, tienes razón, busquemos otra cosa.

― Se nos da bastante bien construir cosas ¿qué tal si construimos una canoa y nos vamos a la isla vecina?

― Me gusta la idea.