Capítulo 12
Cuando llegó al aula de Fotografía, Angelina ya se encontraba allí y sesentaron juntas. Ambas tenían un aspecto horrible a consecuencia de las ojeras.Angelina las había intentado disimular con maquillaje, sin llegar a darresultado. En la clase, se sabía perfectamente quien había acudido a la fiestay quién no. Por lo tanto, Elisa tenía claro que Sophia describiría pronto quehabían ido a la fiesta.
Elisa intentó no llegar muy pronto a clase de Ciencias y buscar en alguna de las filas únicamente dos sitios, para evitar que Sophia se sentará cerca. Nada más entrar, localizó los sitios y tiró de Angelina para ocuparlos lo antes posible. Tanto delante como detrás de ellas, los sitios estaban ocupados. Solo tendría que escabullirse de Sophia lo que quedaba de día. Elisa vio a Sophia entrar junto a James y Ben en clase. Intentó evitar el contacto y se concentró en los apuntes de ciencias. El lunes tenían examen de ciencias y Elisa suspiró al pensar que le tocaba estudiar durante el fin de semana. Ni siquiera podría ir al festival de otoño aunque después de la fiesta de ayer, se le habían quitado las ganas.
Escuchó voces tras ella y el ruido de gente levantarse. Elisa se asustó al oír la voz de Sophia.
- Buenos días - dijo Sophia
Elisa le respondió sin girarse a mirarla pero Angelina no pudo evitarlo y Elisa bajó la cabeza.
- ¿Y esas ojeras? - exclamó Sophia – Espera, no me digáis qué... -Elisa notó como Sophia tiraba de ella para que girara su cuerpo y no opuso resistencia. Sophia abrió los ojos como platos y después su cara se transformó en una no muy amigable - ¿Y bien? - inquirió
- Parece que alguien salió de fiesta ayer – se burló James sentado al lado de Sophia. Elisa notó también la mirada de Ben pero decidió ignorarlo.
- No es asunto tuyo – le dijo a James
- Elisa... - Sophia iba a regañarla cuando el profesor entró en clase.
Elisa le pidió que cuando el profesor diera por terminada la clase, corriera lo más rápido posible. En cuanto el profesor finalizó la clase, las chicas cogieron sus cosas apresuradamente y salieron corriendo a pesar de los gritos de Sophia. No podían aguantar la risa mientras corrían hacia sus casilleros. Llegaron hasta ellos agotadas de correr mientras se reían. Guardaron sus cosas y fueron hasta la cafetería a buscar algo para comer.
El martes llegó y la felicidad de Elisa se esfumó rápidamente cuando la profesora les indicó que el próximo martes tendrían examen. Elisa se llevó las manos a la cabeza desesperada al pensar que no sería el único examen que les anunciaría ese día.
Angelina y Elisa se dirigieron a la clase de Educación Física. La profesora decidió que era un día estupendo para hacer carreras de relevos. Elisa se dijo a si misma que el día de hoy era una mierda. Después de la clase de mucho ejercicio físico, se dirigieron cada una a sus respectivos vestuarios. Las chicas, junto a la profesora Sara, entraron en el vestuario. Elisa se dirigió hacia su taquilla donde guardaba su neceser de aseo personal junto a dos toallas, una para el pelo y otra para su cuerpo. Además, también guardaba un repuesto de ropa limpia, nunca sabías cuando te haría falta usarla.
Elisa se quitó la ropa deportiva y la metió en una bolsa en el interior de su taquilla. Cogió la toalla y se envolvió en ella. Agarró el champú y su repuesto de ropa interior y cerró la taquilla.
- ¿Vienes? – le preguntó Elisa a Sophia, que había abierto su taquilla
- No, te alcanzo en un rato
- Está bien – dijo Elisa dirigiéndose a las duchas. Sophia aun seguía molesta por la fiesta de Brais.
- Vamos, chicas. Más rápido o llegareis tarde a clase – dijo la profesora Sara caminando por los pasillos del vestuarios, apurando a las chicas más rezagadas
Elisa entró en una de las duchas individuales que quedaban libres. Dejó sus cosas en la pequeña estantería de la ducha, que se encontraba lo suficiente lejos para no ser mojada. Se dio prisa en ducharse y en enjabonarse el pelo y su cuerpo pues no quería ser víctima de alguna broma pesada y aunque, la profesora Sara se encontraba cerca, no se sentía del todo segura.
Cerró el grifo, cogió la toalla y se secó los ojos. Se secó lo mejor que pudo debido al pequeño espacio de la ducha y se colocó la ropa interior. Se dio cuenta de que se había olvidado el sostén, por lo que se envolvió bien con la toalla y salió de la ducha.
Nada más poner un pie fuera, una alarma muy fuerte comenzó a sonar en el vestuario. Se trataba de la alarma de incendios. Todas las chicas que se encontraban en las duchas, asomaron sus cabezas para ver de qué se trataba y la voz de la profesora Sara intentaba sonar por encima de la alarma.
- ¡Todo el mundo fuera! – gritó – No se os ocurra poneros a vestir. Coged una toalla y salid del vestuario en orden pero con rapidez
Una gran mayoría de las chicas que se encontraban allí comenzaron a protestar pues, muchas aún se estaban duchando. Elisa vio como Sophia salía de una de las duchas, mojada. Solo le había dado tiempo a colocarse la toalla.
Todas salieron del vestuario, unas envueltas en una toalla que apenas las cubría y otras a medio vestir. Kayla, que se había acercado a Sophia y Elisa, tuvo tiempo para ponerse el pantalón deportivo pero la profesora le obligó a salir con el sostén, sin poder cubrirse.
El panorama fuera no era muy agradable. Muchos chicos se habían colocado cerca del vestuario que, además de acceder al gimnasio, también daba acceso al pasillo principal del instituto. Muchos empezaron a silbar hacia las chicas que salían, la mayoría intentándose cubrir lo mejor que podían.
Los demás profesores, insistían al alumnado que salieran fuera del instituto pero, la mayoría, se rehusaban a salir fuera pues podían observar mejor a las chicas. Annya fue la última en salir y aun llevaba champú en el pelo.
- No me lo puedo creer – oyeron decir a Kayla
Elisa y Sophia dirigieron su mirada hacia donde Kayla tenía dirigida su atención. Allí, con los brazos cruzados, se encontraba Samantha que en lugar de salir con una toalla como el resto de chicas, había salido con su ropa interior de encaje, llamando la atención no solo de los chicos sino también de las chicas, que cuchicheaban entre ellas por su atrevimiento.
- Apuesto todo lo que queráis a que fue ella quien pulsó la alarma – dijo Kayla
- Vamos, ¡Todo el mundo fuera! – gritó la profesora Sara empujando a las chicas hacia fuera
El señor Clarkson empujaba a los chicos hacia fuera. Con dificultad e intentando que sus toallas no cayeran al suelo, Sophia y Elisa salieron junto a los demás estudiantes. Los chicos se empujaban para coger el mejor puesto mientras las chicas procuraban taparse lo mejor que podían. Sophia estornudó con fuerza y Elisa la miró con complicidad pues Sophia había salido del vestuario empapada y no había podido secarse.
La mayoría de los silbidos iban dirigidos a Samantha, que parecía estar encantada por la atención recibida pues tampoco mostraba ningún interés por ocultarse o taparse. Brais y compañía era unos de los muchos que contemplaban embelesados la escena.
Sophia y Elisa oyeron como alguien intentaba hacerse paso entre la multitud y Zachary consiguió atravesar la multitud de estudiantes. Detrás de él, lo seguía Ben, que no dudó en sacarse su cazadora mientras esquivaba a los estudiantes que babeaban ante el espectáculo.
Zachary se acercó a Sophia y la cubrió con su cazadora, consiguiendo que esta cubriera gran parte del cuerpo de Sophia. Ben, por su parte, le ofreció su cazadora a Elisa. Esta, con una mano la cogió y le agradeció a Ben el gesto. Este parecía no importarle mucho el gesto pero se giró hacia los chicos y se dirigió hacia ellos.
- ¿Es que acaso no tenéis otra cosa que hacer que estar mirando con cara de depravados? – dijo con voz ronca y enfadada.
Mientras Elisa se colocaba la chaqueta, vio como las palabras de Ben surgían efecto. Muchos chicos comenzaron a alejarse del lugar y otros ofrecieron sus chaquetas a las chicas que tiritaban del frío mientras los bomberos se encargaban de extinguir el supuesto fuego.
Sophia temblaba de frío y Zachary intentaba darle calor pasando sus manos rápido y repetidamente por los brazos de Sophia, que ahora estaban cubiertos por las mangas de la cazadora de Zachary.
Elisa sintió como Ben se colocaba a su lado mientras los cuatro contemplaban el edificio en el cual entraban y salían bomberos cargados con las pesadas mangueras. Cinco minutos después, y como Elisa había predicho, los bomberos comunicaron que no había ningún foco de fuego y que había sido una falsa alarma.
Los profesores indicaron a los estudiantes que podían regresar a sus respectivas aulas y las chicas corrieron a refugiarse a los vestuarios.
- Ya iba siendo hora – dijo Kayla caminando con tranquilidad hacia el interior del edificio
- Como coja a quien pulsó la alarma – dijo Sophia siendo interrumpida por uno de sus estornudos - Juro que me las pagará
- Sabes que no darán con el culpable –dijo Ben intentando disuadir a Sophia de su futura venganza – Venga, es mejor que entréis. – dijo Ben caminando hacia el interior
- Tu chaqueta... - dijo Elisa siguiendo a Ben
- Ya me la devolverás – dijo Ben sin girarse a mirarla
- Os acompaño hasta los vestuarios – dijo Zachary mientras Elisa observaba como Ben se alejaba en sentido contrario
Para Elisa, Ben era de lo más extraño. Tan rápido podía ofrecerte su ayuda como ignorarte como si no fueras nadie. Elisa suspiró y siguió a Zachary y Sophia que la habían adelantado en su camino hacia el vestuario.
Tras pasar la tarde con los niños en el pabellón practicando varios deportes, Elisa llegó al rancho. Eran las últimas horas de la tarde cuando se acercó para acabar sus tareas diarias en el rancho. El cielo ya comenzaba a oscurecer así que decidió darse prisa. Tarareando suavemente, Elisa rastrilló el establo de Gaso.
Gaso colgó su cabeza y lamió el pelo de Elisa
— ¡Gaso! — sonrió y le dio una palmadita juguetona sobre labios al caballo, el cual relinchó y sacudió la cabeza.
Cuando regresaba a casa, recordó que había dejado la chaqueta de Ben en el coche, pues no se la había podido devolver antes de finalizar las clases porque no lo había visto desde el incidente de la alarma. La puso en la lavadora y ayudó a su madre a preparar la cena.
El viernes llegó rápidamente y Elisa comprobó que lo ocurrido en los vestuarios y la alarma ya se había olvidado, por lo menos por parte del profesorado. Los chicos aún seguían comentando lo sucedido y cuando alguna de las chicas pasaba cerca de ellos comenzaban a cuchichear y a lanzar piropos y silbidos. A Elisa le parecía repugnante.
- ¿Qué vas a hacer esta noche? – le preguntó Sophia.
Se encontraban las dos solas en el banco donde siempre se sentaban en el descanso. Los demás, habían tenido que acudir a hablar con la profesora de periodismo pues les habían puesto unas notas bastante bajas.
- Nada en especial
- Bien, porque pienso llevarte a un sitio
- Sorpréndeme
- Lo haré esta noche
- ¿No piensas decirme nada?
- No – dijo Sophia con una sonrisa – Iremos solo las dos
- Vaya, cada vez me dejas más intrigada. Imagino que pasarás a buscarme
- En efecto
- Mierda – exclamó Elisa de repente
- ¿Qué ocurre? – pregunto Sophia
- No le he devuelto la cazadora a Ben. Voy a ir a buscarla al coche. ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?
- Tenemos clase de Lengua todos juntos – dijo Sophia riendo
- Es verdad. ¿Dónde tendré la cabeza? Vuelvo ahora
Elisa corrió hacia su coche donde la cazadora de Ben estaba guardada desde el miércoles. Cuando comprobó que había cerrado bien el coche, vio a Justin hablar con unos chicos en un coche, no muy lejos de donde ella se encontraba. Justin la vio y le sonrió y se despidió de los chicos que aceleraron el coche y desaparecieron de la calle en pocos segundos.
- Parece que tus amigos tenían prisa
- Sí – dijo Justin
El timbre sonó y Justin le preguntó si podía acompañarla hasta clase. Fueron juntos hasta los casilleros para coger sus cosas y caminaron hasta la clase de Lengua. Antes de entrar en clase, Elisa vio a Ben dirigirse hacia ellos y le indicó a Justin que entrara sin ella. Elisa esperó a que Ben llegara a su altura y le tendió la cazadora.
- Siento no habértela dado antes
- No tenía prisa – le dijo Ben cogiéndola. Elisa tuvo que reprimir una sonrisa al ver que Ben ya llevaba una puesta y ahora tendría dos con él.
- Gracias de nuevo
- Será mejor que entréis si no queréis una penalización por llegar tarde - La profesora Agatha estaba tras ellos
Ben y Elisa entraron juntos y Ben dijo en voz baja
- Parece que alguien está de mal humor.
Tomaron asiento, Elisa al lado de Angelina y Ben al lado de James. Antes de irse a casa Sophia le dijo que pasaría a buscarla a las 7.
Después de la cena, cambió sus vaqueros por un vestido sencillo con la espalda al aire y la falda que la cubría hasta por encima de las rodillas. Se soltó el cabello de la trenza que se había echo para trabajar en el rancho. Dio una pincelada de color rosa a los labios y se miró al espejo. No sabía a donde la llevaría Sophia porque quiso guardarse la información para ella pero esperaba haber elegido bien la ropa. Escuchó la voz de Sophia en la planta baja y apresuró a ponerse los zapatos. Bajó las escaleras y se encontró a Sophia hablando animadamente con su madre.
Sophia llevaba un precioso vestido de color azul oscuro y Elisa se alegró de haber acertado con su ropa. Al notar su presencia, se volvió hacia ella para saludarla efusivamente.
- Veo que ya estas lista
- Para ti siempre – le dijo Elisa
- Pasadlo bien – dijo su madre
- Por supuesto Clara. Haré que su hija se divierta
- No creo que en este país uno se pueda divertir mucho
- ¡Elisa! – la regañó su madre
- No se preocupe señora Montero. Si no conociera ya a Elisa, me sorprendería más que a usted.
- ¿Primero tuteas a mi madre y ahora la hablas de usted? – se burló Elisa
- Eres tu que me desconcentras – dijo Sophia con una sonrisa – Que tengan una buena noche
- Muchas gracias cielo – dijo Clara a Sophia – Pórtate bien - le dijo a su madre
- ¡Mamá! – protestó Elisa pero ya estaba siendo empujada por Sophia, que llevaba las dos chaquetas en sus brazos. - ¿Vas a decirme a donde me llevas?
- Ya lo sabrás – dijo Sophia encendiendo el coche. – Pero estoy segura de que te gustará
- Miedo me das
El resto del trayecto lo hicieron en silencio. Elisa observó, por la ventanilla del coche, el camino que, a pesar de la oscuridad que había en el exterior, podía apreciar perfectamente los cambios de grandes campos a frondosos bosques. El viaje fue más largo de lo que Elisa se esperaba y, cuando bajó del coche, se dio cuenta de que se encontraban cerca de la costa pues, el olor a mar inundo sus fosas nasales.
- Ven – le indicó Sophia.
Elisa caminó tras ella pues la acera era demasiado estrecha para caminar a la par. Elisa escuchó el ruido de voces. A su derecha, varios edificios se alzaban frente el inmenso mar. Desde allí podía ver las olas que se formaban y el horizonte del cielo con el mar. Al final de la calle, y tras subir unos escalones llegaron a la entrada de un local.
- Bienvenida a "La Buena Vida" – le dijo Sophia con una sonrisa
- Vaya – exclamó Elisa. Recordaba que le habían hablado de este local pero no se lo imaginaba así
Sophia se dirigió hacia la entrada y un portero que era el doble de grande que ella, vigilaba la puerta. Al ver a Sophia le dedicó una sonrisa y le abrió la puerta para que entrara. Elisa la imitó pero el portero grandullón le interfirió el paso.
- Nombre – gruñó
Elisa escuchó a Sophia desde dentro gritar que era su prima. Elisa puso cara de inocente y el portero la dejó pasar. Sophia la esperaba en mitad de un largo pasillo iluminado con una luz tenue. Varias personas hablaban apoyadas en la pared y ambas tuvieron que sortearlas para poder llegar al final. Sophia abrió la puerta y el pasillo se inundó de luces de diferentes colores y de música. Elisa no pudo evitar abrir la boca asombrada. En el local había una gran barra desde donde los camareros atendían a los clientes. Habia una gran variedad de bebidas depositadas en estanterías de cristal. Al rededor de la barra, había mesas ocupadas por personas que charlaban animadamente. Más lejos de la barra, una enorme pista de baile iluminada por focos de diferentes colores.
- Es mejor que cierres la boca – se burló Sophia – Hola Tyler – saludó
Elisa miraba la pista de baile que no estaba completamente llena pues, en ese momento, la gente aún se encontraba en las mesas charlando. La joven buscó a Sophia y la encontró al lado de la barra, hablando con un chico vestido con una camiseta blanca de manga corta. El chico tiene ojos cafés y cabello oscuro. Su complexión es fuerte y a Elisa le pareció que era agradable.
- No me presentas a tu amiga – dijo con una sonrisa de oreja a oreja
- Es mi prima – dijo de nuevo Sophia.
- Ya veo. Mi nombre es Tyler – dijo extendiendo la mano
- Encantada – dijo aceptándola
- ¿Queréis algo?
- Prepáranos lo mejor que sepas hacer
- Eso está hecho – dijo Tyler y se fue en busca de la misteriosa bebida
- ¿Qué te parece esto?
- Es increíble – dijo Elisa sin salir de su asombro – Pero, ¿por qué no paras de decir que soy tu prima?
- Porque si no lo dijera, no poderias entrar.
- Espera... ¿me estás diciendo que eres uno de ellos?
- No exactamente. Mis padres son cander.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes?
- Porque no siempre me siento orgullosa de ello .- dijo – Además, estaba segura de que te gustaría esto y conseguir un motivo para que no te vayas.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque sé que no te gusta esto, la manera de vivir aquí ni sus absurdas reglas. – Sophia puso cara de asustada - No le digas a nadie que he dicho eso
- No te preocupes – la tranquilizó
- Gracias – suspiró aliviada – Pensé que si te llevaba aquí y podías disfrutar un poco de lo que se prohíbe fuera, que tendrías otro motivo para quedarte, aunque haya gente que no lo ponga muy fácil
- Ya – dijo Elisa desviando la mirada. En realidad, Sophia le había descrito todo lo que ella llevaba pensando desde que puso un pie aquí.
- Y por eso estamos aquí – dijo más animada – Es hora de divertirse – dijo cuando vio llegar a Tyler con las dos bebidas.
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Haciendo caso de los consejos de una lectora, he retirado de la historia palabras, frases, párrafos que he considerado irrelevantes. A partir de ahora, intentaré que la historia sea más entretenida. Agradecería consejos sobre la historia y como mejorarla. Gracias por leer
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