Capítulo 10
Elisa no daba crédito. Ben cargaba con una carpeta y varios libros entre sus brazos. A su cabeza le vino la conversación que tuvieron el viernes después del descanso.
- Espero no haberte despertado
Elisa notó como se ponía roja como un tomate. Había abierto la puerta del todo dejando que Ben la viera, vestida con su viejo pijama y su pelo despeinado. Elisa quería que se la tragase la tierra.
- ¿Puedes esperar un minuto? – dijo Elisa y sin esperar respuesta le cerró la puerta en sus narices.
Corrió a toda prisa al piso superior y entró como una loca en su habitación. Abrió el armario mientras intentaba quitarse el pijama y buscaba ropa más decente. Encontró un pantalón de chándal gris y se puso una sudadera rosa larga por encima del sujetador. Bajó las escaleras a toda prisa mientras se deshacía el moño y se peinaba con los dedos su desastre de pelo. Finalmente lo dejó suelto y se disponía a abrir la puerta cuando pensó si seguiría tras la puerta pues de cerrársela tan bruscamente. Tendría que ser ingeniosa y inventarse una excusa por su cambio de look.
Abrió la puerta despacio y sintió alivio cuando vio a Ben tras ella mientras observaba con atención el contenido de la carpeta.
- Lo siento – dijo intentando calmar su respiración – pero no estaba demasiado presentable
- No te preocupes.
- ¿Qué haces aquí? – Elisa se sorprendió por la brusquedad de sus palabras e intentó remediarlo – Es decir, ¿por qué estás aquí?
- Te he traído los apuntes y los deberes de hoy – dijo moviendo los apuntes que llevaba en su mano. Después, le tendió los libros y la carpeta que Elisa cogió
- ¿Son los tuyos? – dijo Elisa con curiosidad
- ¿Qué? No, no – respondió Ben nervioso – Son los de Sophia. Me los dejó hace un rato y me pidió que te los llevará porque ella no podía acercarse por aquí
Elisa no entendía porque no había sido Sophia quien le trajese los libros cuando para llegar a casa de Ben, según le había contado, tenia que pasar por aquí además de que vive más lejos, con la excusa de dejarle sus apuntes y que él se los trajera.
Elisa asintió con la boca abierta al descubrir la artimaña de su amiga. Ya sabía de qué hablar con ella el próximo día además de contarle lo que Ben le había dicho el viernes para no tener que repetir la escena de hoy.
- ¿Ocurre algo?
- Nada, nada – Elisa sacudió su cabeza - ¿Quieres pasar?
Ben pareció dudar pero se encogió de hombros y Elisa se apartó para que pudiera entrar. Ben entró en su casa y Elisa se ruborizó no solo porque un chico había entrado sin que sus padres estuvieran en casa sino porque, por suerte, no se había quitado la ropa por las escaleras.
- Bonita casa – dijo y detuvo su mirada en un cuadro encima del recibidor principal.
En el cuadro, salía Elisa junto a sus padres cuando esta tenía 10 años. Ben soltó una risita.
- ¿Qué pasa? – dijo Elisa mirando primero al cuadro y después a Ben. Vio como Ben meditaba su respuesta
- Te imaginaba de otra manera – dijo al fin
- ¿Cómo? ¿Más gorda y con el pelo revuelto? Siento desilusionarte
- No me desilusionas – comentó mirándola por primera vez desde que había entrado en su casa – Me gusta
- Gracias – dijo ruborizándose y agradecía que la iluminación ese día en el hall no fuera muy buena - ¿Quieres beber algo? – dijo Elisa caminando hacia la cocina mientras él la seguía – No sé ni que hay en la nevera – dijo abriéndola
- Un vaso de agua está bien – dijo
Elisa sacó la jarra del agua y sirvió dos vasos de agua. Elisa bebió un buen trago pero Ben no tocó ni el vaso. Elisa observó cómo él miraba la estancia con curiosidad. Llevaba sus manos metidas en los pantalones vaqueros y vestía un jersey gris.
- Parece más pequeña por fuera – dijo mirando a Elisa a los ojos.
- Está bien. Es... diferente a mi casa – dijo Elisa intentando no parecer una cría pero estaba segura de que lo había conseguido - ¿Seguro que no quieres nada más? – dijo caminando hacia la nevera
- No era necesario que te hubieses cambiado de ropa. Me gustaba ese pijama gris
Elisa no supo si lo decía en serio o se estaba burlando de ella pero evitó mirarlo y decidió abrir de nuevo la nevera y buscar algo en ella mientras le contestaba con un "ajá". A Elisa se le abrieron los ojos como platos al ver mousse de chocolate en la nevera. Llevaba varios días sin comer muy bien así que sacó un poco.
- Si no te importa, voy a comerme esto – dijo cogiendo una cuchara del cajón
Ben se rió mientras Elisa se comía la mousse de chocolate.
- ¿Cómo estás? – dijo Ben mirando hacia el vaso
- Tengo estado mejor – dijo. Ben asintió.
Elisa empezaba a mosquearle que intentara ser amable con ella cuando, en realidad, no la soportaba.
- Sabes, no tienes por qué ser amable conmigo – le espetó Elisa
Ben la miró confundido, arqueando una ceja
- Si – dijo Elisa impaciente golpeando repetidas veces con su pie el suelo – Intentar ser amable conmigo cuando en realidad no me soportas
- No estoy intentando ser amable contigo
- ¿Ah no? Pues no me das esa impresión. Si es por el hecho de que piensas que te voy a robar a Sophia – Ben soltó una carcajada - ¿Qué?
- Tu relación con Sophia me trae sin cuidado. Sé que os lleváis bien desde hace tiempo y yo no finjo cuando alguien me cae mal – dijo rodeando la mesa y colocándose a escasos centímetros de Elisa
- Pues no me trago eso de que desconfías de la gente que no conoces
- Pues deberías – me aconsejó. Ben cogió el vaso de agua que le había ofrecido y se lo bebió de golpe. Lo dejo en la mesa y miró a Elisa – Recupérate, no soporto tener a Sophia encima de mi todo el tiempo – Elisa sabía que estaba mintiendo
Ben dirigió su mirada al reloj que había colgado en la pared y abrió los ojos
– Tengo que irme – dijo y salió de la cocina
Elisa lo siguió a paso rápido e intentó disculparse rápidamente
- Te agradezco que me trajeras los deberes. – Ben asintió
- Supongo que mañana te veré – dijo Ben mirando primero la mousse y después sus pies descalzos con descaro
- Sí – dijo Elisa avergonzada
Ben hizo un gesto con la mano y salió de la casa. Esperó a que arrancara el coche y desapareciera por el camino para cerrar la puerta. Elisa soltó todo el aire que había acumulado y se relajó un poco pero un gran dolor de cabeza apareció de repente y decidió que, lo mejor sería meterse en la cama antes de que sus padres volviesen. Mañana habría una muerte en el instituto. Más le valía a Sophia esconderse.
Como el martes Elisa no se encontraba bien del todo, decidió solo asistir a las ultimas clases del día. Llegó al instituto casi al finalizar el descanso y, por el camino, se encontró a Angelina y Leonard.
- ¡Elisa! – la saludó Angelina acercándose a darle un abrazo – Veo que ya estás mejor a pesar de la gran bufanda que te rodea el cuello
- Es una bufanda manta y no sabes lo calentito que se está debajo de ella – Leonard abrió la puerta para que las chicas entraran y Elisa se lo agradeció con una sonrisa
- Pues menos mal que estamos en octubre – dijo riéndose - Por lo menos, estás recuperada para el festival de otoño
- ¿El festival de otoño? – dijo mientras se quitaba la gran bufanda
- Sí, has tenido que ver algún cartel o a estudiantes pidiendo donativos – Elisa recordó haberse encontrado con una estudiante poco agradable y Kayla salvándola de esa situación.
- Son las fiestas más importantes de Sebél- explicó Leonard – Empiezan el día cinco y terminan una semana después
- Sí – dijo Angelina emocionada – Hay puestos de comida, atracciones, casetas de juegos .. .¡Será genial! – dijo Angelina mientras daba saltitos y aplaudía
Elisa miró a Leonard que simplemente se encogió de hombros y sonrió. Parecía que no a todo el mundo le agradaba el festival de otoño aunque, por lo que Elisa había podido observar, Leonard era el chico más introvertido del grupo y chocaba bastante con la energía de Angelina . Elisa, por el contrario, se situaba en un termino medio.
La clase de Matemáticas y Ciencias pasaron rápido para suerte de Elisa. Salió de clase seguida por Angelina y Leonard, con los cuales se sentó durante las dos clases. En cuanto puso los pies en el pasillo, alguien se abalanzó sobre ella lo cual hizo que perdiera un poco el equilibrio. Rápidamente, descubrió a quien pertenecía esa oscura cabellera.
- ¡Has venido! – dijo mientras la soltaba de su agarre y se alejaba para observarla mejor – No te he visto en las primeras clases
- Solo he venido a las dos ultimas – dijo Elisa
- ¿Podríais apartar? – una voz a sus espaldas hizo que las dos miraran y Elisa, dio un paso atrás para desbloquear la puerta
- ¿Qué pasa? ¿No coges? – le espetó Sophia sin reparo.
Se trataba de una de las amigas de Samantha. Al igual que su líder, va vestida como si tuviese que salir corriendo a alguna fiesta, con su vestido negro, corto y ceñido . Briana ni siquiera se dignó a responder a Sophia y echó a correr tras un chico que caminaba hacia la entrada principal. Elisa no tardó en descubrir que se trataba de Ben. Seguramente, había acompañado a Sophia hasta la clase de Ciencias para luego irse, sin siquiera saludarla. Elisa le molestó su actitud y dejó de prestar atención a lo que su amiga le decía mientras observaba como Briana se ponía a su lado y hablaba con él. No volvió a la realidad hasta que Sophia tiró de ella para salir del instituto.
Sophia decidió invitar a Elisa a comer fuera, a modo de disculpa por no haber asistido a la competición de Doma. Elisa se subió al coche de Sophia.
- ¿Y cuál es tu excusa para no haber venido? – dijo una vez que Sophia puso el coche en marcha
- Tenía que hacer algo – dijo sin apartar la vista de la carretera
- ¿Y ese al-go no podía esperar? – A Elisa le molestaba que su amiga no le contase las cosas
- Créeme que si pudiese, habría ido
El silencio se apoderó del coche durante unos minutos hasta que Sophia le indicó que ya habían llegado y aparcó el coche sin mucha dificultad. Las chicas no se encontraban lejos del instituto y Sophia había elegido un restaurante no muy lejos del centro. Cuando entraron, pudieron comprobar que aun quedaban mesas libres y la gente comía tranquilamente.
La variedad de la carta era impresionante y a Elisa le costó elegir que quería comer. Cuando el mesero anotó los pedidos y quedaron solas de nuevo, Sophia le dio un mordisco al trozo de pan que el camarero había depositado en la mesa y preguntó:
- ¿Has conseguido ponerte al día con las clases?
- ¿Qué pretendías hacer enviando a Ben a mi casa con los apuntes? – Sophia se encogió de hombros – Pues no lo has conseguido. – Sophia arqueó una ceja – Lo de los deberes, sí. Me refiero a Ben. No me cae bien – dijo Elisa apoyando su cabeza en la mano derecha
- ¿Por qué? – dijo Sophia sin poder contener una carcajada
- ¿Sabes que me dijo el otro día? Dijo: "Mi ley de vida es desconfiar de la gente que no conozco" ¿Quién dice eso? – Sophia se rió aún más fuerte y varios comensales miraron para su mesa haciendo que Elisa se sonrojara - ¿Qué es tan gracioso? – dijo malhumorada
- No le hagas caso – dijo quitándole importancia
- Pues lo decía muy enserio - el camarero llegó a la mesa y depositó la comida que habíamos pedido
- Gracias – le dijeron al unisono
- Además, se supone que tú y yo somos amigas. Eso ya dice mucho .- dijo Elisa mientras comenzaba a comer
- Repito, no le hagas caso – dijo
- No será... ¿uno de Los Trece? - dijo esto último en un susurro
Sophia comenzó a toser con fuerza y dio un largo trago a su vaso de agua
- ¿Ben? Más quisiera. Tú has visto a Samantha, ¿verdad? – Elisa asintió - ¿Crees que Ben se parece a Samantha? – Elisa negó - Los Trece son como Samantha. Unos engreídos y malas personas aunque su ideología diga lo contrario. ¿Piensas que Samantha le gusta ser amable y hacer cosas por nosotros? Pues claro que no – habló enfadada – Solo lo hacen por el poder que eso conlleva. – Sophia respiró hondo y miró a Elisa – Ben no es uno de ellos. Es mi mejor amigo, créeme, si lo fuese te lo habría dicho - Sophia observó el plato de Elisa – Oye, eso tiene muy buena pinta – dijo robándole un trozo de comida
- Oye – protestó Elisa pero no pudo ocultar una sonrisa – Cambiando de tema, la gente parece emocionada con el festival de otoño, ¿qué me dices tu?
- Es lo mismo de todos los años – dijo Sophia mientras miraba su plato, casi vacío. – No es nada diferente a lo que ya hayas visto antes – le dijo
Elisa asintió y comieron en silencio. Cuando llegó la hora del postre, Sophia miró a Elisa arqueando una ceja
- Tienes un problema con la mousse de chocolate
- ¿Qué? Quiero probar si en este sitio lo hacen igual de bueno que el de mi madre – dijo y se llevó una cucharada a la boca - ¡Exquisito! - dijo al comprobar que sabía igual que el de su madre
- Será mejor que nos vayamos. ¿Segura que ya estás mejor?
- Sí – dijo mientras que se dirigían a la barra para pagar – A la mañana aún no estaba muy bien pero me daba rabia que tuviesen que suspender la clase de hoy con los niños por un estúpido catarro
Después de pagar, se dirigieron al coche. Una vez se puso en marcha, Elisa le dijo a Sophia.
- Me han dicho que antes la actividad de los niños era un desastre
- Sí, la dirigían los Riss, la familia de Samantha. Durante varios años fue un desastre y los Nicolson decidieron quitarles ese cargo. Samantha no está muy contenta así que... Lógicamente quiero que lo hagas bien en tu trabajo pero estoy segura de que a Samantha no le hará gracia que lo hagas bien
- No me da miedo – le contestó
- Me encantaría que todos pensasen como tú – dijo Sophia mirando a su amiga - de todos modos, ten cuidado con ella.
El miércoles, a Elisa se le hizo difícil levantarse después de varios días durmiendo hasta tarde y lo peor era que la primera clase era la de Matemáticas. Por ello, hizo el camino hasta el instituto sin prisa y aparcó, como siempre, enfrente de instituto. El aparcamiento a esas horas estaba lleno y los estudiantes charlaban cerca de los coches. Elisa vio a Sophia hablando con Ben y esta cuando la vio la saludó. Elisa simplemente sonrió y entró en el instituto. La primera clase pasó a un ritmo lento y Elisa agradeció que llegará la clase de Dibujo.
Cuando entró en el aula, las sillas estaban dispuestas en forma de circulo y cada una tenia un caballete con su respectivo lienzo. Justin, como siempre, le había guardado un sitio a su lado.
- Parece que hoy toca temperas – dijo dejando su bolso en el suelo y sentándose con pesadez en la silla
- Ya me dijeron que estuviste enferma – dijo con una sonrisa
- Sí – dijo sin mucho animo
- Espero que estés más animada para las fiestas – expresó Justin
La profesora entró en ese preciso momento y los estudiantes guardaron silencio mientras explicaba la actividad. Elisa se alegró que la primera actividad con temperas fuera libre. Cada uno experimentó sobre el lienzo lo que consideró aunque hubo momentos graciosos para unos y no tanto para otros como cuando Matthew derramó las temperas en el suelo y el lienzo cayó boca abajo sobre el suelo y el dibujo se emborronó. Justin y varios estudiantes se rieron a carcajadas. Elisa, miró de reojo a Justin, quien cesó la risa y se levantó a ayudar a Matthew junto a otras dos personas.
Elisa no le dirigió la palabra a Justin y aunque este intentaba mantener una conversación con la joven, esta solo le contestaba con monosílabos. Salió de clase contenta con su resultado pero un poco molesta con la reacción de los estudiantes ante lo ocurrido con las temperas. Si habían sido tan malas personas como para reírse de Matthew, no quería imaginarse ella, al ser la nueva, si cometía un error estúpido como el de clase de Dibujo. Elisa oyó como alguien se le acercaba corriendo por detrás y no le sorprendió ver a Justin colocarse a su lado.
- ¿Te quedas a comer hoy?
- No, la última clase es mi hora libre y me voy a casa
- Ah – dijo Justin y bajó la mirada mientras se dirigían al aula de Lengua y Literatura.
Entraron juntos en clase y Justin se despidió de ella apresuradamente para dirigirse hacia sus amigos.
Elisa subió hasta la fila donde se encontraban Sophia y Annya. Dejó sus cosas sobre la mesa y se sentó. Elisa comprobó que le habían quedado restos de pintura en sus manos e intentó limpiárselas con disimulo.
- Buenos días –dijo la voz de James
Elisa levantó la mirada y se encontró justo enfrente a James junto a Zachary, Leonard y Ben, que decidieron sentarse delante de ellas.
- ¡Estás de vuelta! – exclamó James – Pensé que te habías ido de Sebél para siempre – dijo bromeando pero, cuando la cara de Elisa reflejó disgusto, Leonard le dio un codazo a su amigo
- a veces eres un bruto – le dijo Annya
- Era una broma – dijo James rascándose la nuca – Oye, ¿no te lo habrás tomado en serio? – le preguntó James a Elisa
- Claro que no, pero la próxima vez que falte a clase ya sabrás porque ha sido
Elisa sabía que seis pares de ojos la estaban mirando pero le dio igual. Bajó la mirada y decidió leer lo que habían dado en la clase anterior. Cuando oyó la voz de la profesora se sintió aliviada pues ya no notaba sus miradas encima y, cuando la profesora se puso a escribir en el encerado, pudo alzar la mirada y comprobó que todos estaban concentrados en sus libretas. En varios momentos, sintió la mirada de Sophia pero no se dignó en mirarla ni intentar iniciar una conversación. Fue la primera del grupo en salir de clase y, cuando dejó sus cosas en el casillero, decidió ir hacia los baños hasta que se acabará el tiempo de descanso. Hoy había sido bastante para ella. No se sentía muy cómoda en Sebél y cuando parecía que podía adaptarse a su nueva vida, ocurría algo que la hacía saltar varios peldaños hacia atrás.
Odiaba cuando una simple broma le afectaba tanto sentimentalmente y tardó en darse cuenta que se había puesto a llorar en silencio. Se quitó las lágrimas con rabias y respiró hondo para calmarse. Miró su reloj y vio que tan solo habían pasado diez minutos. Se disponía a salir y buscar a Angelina cuando escuchó varias voces entrar en el baño.
Por instinto, subió sus piernas encima del retrete y decidió escuchar.
- Vaya, ya se me ha corrido el rímel – dijo una voz que, rápidamente, Elisa la identificó como la de Ángela. A Elisa no le hizo falta que le dijeran a quien correspondían las otras dos voces
- Eso es porque compras un maquillaje barato – dijo Samantha. Elisa oyó como el grifo del agua se abría y se volvía a cerrar.
- ¿Irás este viernes al inicio de las fiestas?
- Por supuesto – respondió Samantha – Os recuerdo que este año mis padres se encargan de la pirotecnia. ¡Va a ser increíble! - exclamó con emoción
- Seguro que sí – dijo Briana – Supongo que Brais organizará como siempre la fiesta en su casa
- ¿Pero no recuerdas que sus padres se enfadaron mucho con él cuando la policía los amonestó por haber puesto música?
- Chiss – le dijo Briana a Angela
- ¡Pero si no hay nadie! - protestó Angela
Elisa sintió pánico al pensar que podrían comprobar si había alguien en los baños pero, cuando siguieron con la conversación, Elisa supuso que no se iban a molestar en mirar.
- Eso era todo mentira – dijo Samantha – Por lo único por lo que se enfadaron fue porque había gente que no era de Los Trece o Cander
- Sí, es verdad – dijo Briana – Annye Gillan había ido a la fiesta
- Sí y también Karla – dijo Angela con asco - ¿Quién las invitó?
- ¿Es que acaso no es obvio? Pero tranquilas, este año no se atreverán a ir – dijo Samantha
- Sí – dijo Briana soltando una carcajada – Fue divertidísimo cuando Timothy las tiró a la piscina
- Porque yo se lo pedí – reveló Samantha – Ocareli no es tan listo como para que se le pasase por la cabeza hacerles eso
Las tres chicas comenzaron a reírse y sus risas desaparecieron cuando salieron del baño. Elisa se sintió mal por Annya y Karla y, tras esa conversación entre las tres harpías, se dio cuenta de que es habitual en Sebél y sobre todo en el instituto atormentar a la gente.
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