II

Esa mañana la cocina tenía olor a comida sazonada con amor, la persona que cocinaba lo hacía con suma gracia, batía los huevos en la sartén con velocidad sin que se derramara nada mientras se calentaban, se fijó que la carne que también estaba en el fuego estuviese en su punto jugoso, el arroz ya estaba listo hacía poco así que pudo agarrar un pan y empezar a cortar rodajas mientras estaba pendiente de lo demás.

No se había dado cuenta que había una persona admirando sus movimientos que a su vista lucían elegantes ya que se movía con familiaridad por la cocina y solo tenía usándola un año, y eso porque se decidió a hacer el curso de cocina. Yeonjun miraba a Soobin con su típica sonrisa inconsciente, era algo que no podía detener, siempre miraba con una sonrisa a su menor, habían pasado dos años desde que lo había encontrado, Soobin había conseguido un trabajo, al principio era de limpiar trastes pero su jefa le recomendó que hiciera un curso de cocina, lo había dicho en broma porque el menor le había pedido un aumento, sin embargo no contó con las ganas de Soobin de salir adelante por su cuenta, sorpresa que recibió al ver el título que certificaba que había completado el curso, tuvo que ponerlo a prueba para verificar sus dotes, pero Yeonjun no pondría en duda la destreza de su menor.

Otra cosa que Yeonjun encontraba resaltante con el paso del tiempo era la altura de Soobin, cuando tenía trece no llegaba bien a sus hombros, ahora con quince años estaba llegando a su propia altura y no había indicios de que dejara de crecer, le resultaba adorable como el menor se seguía haciendo chiquito cuando le acariciaba la cabeza. Su belleza también era algo resaltante, cuando era pequeño su rostro era siempre adorable, lo seguía siendo pero sus rasgos habían madurado un poco.

Seguian compartiendo habitación y después de aquella vez que durmieron en el piso Soobin convenció a Yeonjun de dormir en la misma cama para comodidad del mayor, intentó poner resistencia a la idea de su menor pero estaba adolorido de dormir en el frío piso a pesar de poner sábanas encima, sin querer se fue volviendo costumbre el despertar  abrazados, Soobin en su pecho y él apretándole contra si, se había acostumbrado a la dulzura de Soobin a su alrededor. No quería admitirlo en voz alta pero estaba experimentando sentimientos fuertes por su menor, era algo que no encontraba correcto por su edad, Soobin con quince y el veinte, no quería intentar nada por temor, pero tampoco podía evitar ser tan afectuoso con él, sin embargo, estaba seguro que su amor era unilateral, Soobin estaba concentrado en salir adelante por sí solo, pero si tuviera la oportunidad haría lo que fuera para enamorarlo.

Se fue acercando sin hacer ruido hasta Soobin que se encontraba ocupado con la carne y huevos, quiso posar sus manos en la cintura un poco pronunciada del menor, pero a último momento cambió de parecer y prefiero abrazarlo por las costillas sintiendo su salto por el susto y riéndose mientras apoyaba su cabeza en el hombro del menor.

—Hyung, me asusto —dijo con tono irritado Soobin sin dejar de mover la carne y apagando los huevos.

—Me di cuenta —no pudo evitar soltar otra risa —¿Qué haces, pequeño? —asomó su mirada a lo que preparaba el menor.

Si se hubiera fijado en los cachetes de Soobin los habría encontrado sonrosados, a Soobin todavía le afectaba de buena manera que su hyung le dijera 'pequeño', desde que había comenzado a decirle así le había encantado, su hyung era su primer amor, sentía cosquillas cuando lo abrazaba al despertar en las mañanas, cuando acariciaba su pelo y se preocupaba por él, parecían pequeños detalles pero para Soobin eran suficientes, sin embargo no tenía el valor para declarar sus sentimientos, al fin de cuentas su hyung solo miraba en él un pequeño que debía ser protegido.

—Su comida favorita, hyung —respondió emocionado Soobin —Anoche no ceno.

Yeonjun se apartó lentamente apenado para ponerse a un lado de Soobin.

—Perdona, sólo pensaba en dormir, no quise hacerle un desprecio a tu comida.

Era cierto, a pesar de que Soobin tenía un trabajo y ayudaba a la pequeña familia con los costes de la casa Yeonjun no había dejado de aceptar las horas extras que le pedían hacer, de paso había empezado a estudiar en la universidad, comía bien gracias a que su menor estaba pendiente de eso, él quería que Soobin agarrara un poco de su paga para si, porque el sabia de la pequeña caja de ahorros que tenía guardada en el closet, Soobin no compraba nada para si a menos que fuese estrictamente necesario y eso ponía triste a Yeonjun.

—Tranquilo, hyung —dijo Soobin con tono comprensivo, apagó los fogones y se dispuso a despachar la comida.

Yeonjun acomodaba la pequeña mesa mientras Soobin traía la comida, se sentaron y pasaron sus palillos junto con los platillos para empezar a comer, Yeonjun al primer bocado soltó un ruido de satisfacción, de verdad su menor sabía cocinar.

—Esto sabe muy bien, Binnie —dijo el rubio aún con la boca llena, trago bien antes de volver hablar —Sin ti, en estos momentos, estuviera comiendo cereal o ramen.

—Ugh —Soobin amaba el cereal, simplemente que no le parecía correcto para el desayuno, de merienda si —Tranquilo,  hyung, bajo mi guardia eso no sucederá.

El corazón de Yeonjun se llenó de calidez por las palabras de su menor, volviendo a tener su sonrisa inconsciente siguió comiendo.

Soobin caminaba rumbo a su trabajo, disfruta del aire fresco que le otorgaba el otoño, había pasado por el hospital para dejarle comida a la mamá de Yeonjun, el rubio había ido a la universidad para ver la única materia que tenía ese día y después ir al trabajo.

El menor iba pensando en lo afortunado que había sido de haber sido encontrado por su hyung y no por otra persona, el amaba a esa familia que lo acogió sin importar nada, parte de su motivación para cocinar fue ayudar a la pequeña familia que vivía ocupada en sus trabajos.

Iba entrando al restaurante en el que trabaja notando que estaban varías mesas ocupadas, saludo a sus compañeros de trabajo y fue a firmar su hora de llegada, una vez hecho pasó por la cocina y saludo a los chefs para ir a su área de trabajo: el lavaplatos, en el perchero a un lado se encontraba el delantal para lavar con sus guantes, cuando se iba a poner el delantal fue interrumpido por uno de sus compañeros que le dijo que su jefa quería hablar con él.

Mentiría si dijera que no estaba nervioso, dejando el delantal donde estaba fue a la oficina de su jefa, dio unos toques hasta escuchar el 'pase' del otro lado, tímidamente entró encontrando a su jefa revisando papeles.

—Pasa, Soobin, toma asiento.

—Gracias, Jennie noona —se sentó frente al escritorio, su pierna empezó a moverse de arriba hacía abajo en un tic nervioso captando la atención de su jefa.

—¿por qué tan nervioso, Soobin-ssi? —pregunto de manera amable la encargada del restaurante.

—Bueno, noona, es que no sé para que me llamó y me pone nervioso —dijo Soobin intentado sonar seguro pero fallando, ganándose una sonrisa de su noona.

—Estás aquí porque te quería notificar personalmente que el ascenso que pediste te será otorgado —dijo su jefa con una sonrisa mientras Soobin tenía los ojos abiertos de la impresión —La comida que hiciste ayer no recibió casi ninguna queja, probaste que eres merecedor del ascenso, por los momentos serás ayudante de cocina.

—Y-yo, gracias, de verdad muchas, muchas gracias —dijo Soobin en medio de carcajadas fruto de su gran felicidad.

Su jefa ensanchó más su sonrisa y empezó a buscar algo en los compartimentos de su escritorio hasta pasarle un sobre rellenito a Soobin quien miró con intriga el objeto.

—Algunos clientes decidieron dejarte propina, te pertenece —termino de estirar el sobre a Soobin que no podía creer la situación.

—Noona, y-yo...

—No fui yo —interrumpió al menor —Fueron los clientes, agradéceles haciendo más platos deliciosos, mañana empiezas.

Con eso dio por terminada la reunión, Soobin salió después de agradecer unas cientos de veces más a su jefa y fue eufórico a empezar su día de trabajo por última vez en esa área, no podía creer su suerte, guardó el sobre con recelo en su morral y procedió a limpiar, ese día pasó súper rápido para el menor, inclusive dejó los platos relucientes y brillantes, era una felicidad que muy difícilmente podía ser arrancada, quería correr para contarle todo a su hyung, quería ver su cara de orgullo por él.

Una vez su turno acabo, era de medianoche, todavía seguía de buen humor y por ello optó por caminar a la que consideraba su hogar, el cielo estaba despejado así que pudo admirar cada estrella y su brillo, caminaba lentamente mientras pensaba cómo iba a darle la noticia a su mayor, de todas formas sabía que se iba a emocionar de igual manera que él y eso lo ponía más feliz de lo que ya estaba.

Sin darse cuenta había llegado al hogar de Yeonjun, Soobin tenía la costumbre de no ser ruidoso al entrar por ello las personas hablando no se habían percatado de su presencia y Soobin pudo escuchar como la mamá hablaba con su hijo.

—... Pero es una gran oportunidad, hijo, ¿por qué lo piensas tanto?  —Soobin pudo escuchar el suspiro cansado de Yeonjun mientras se iba aproximando para escuchar mejor —Es Estados Unidos, te ofrecen un gran trabajo y la posibilidad de seguir tus estudios allá.

—Se que es una gran oportunidad, pero...

—Te preocupa dejar a Soobin.

—Claro que me preocupa, algo puede pasarle mientras no estoy.

Aquella afirmación deja congelado al susodicho que se encontraba escondido, llegó a su corazón que fue resquebrajándose, él no quería ser el motivo por el cual su hyung desaprovechará buenas oportunidades, también aclaro sus dudas respecto a su enamoramiento por el mayor, su hyung sólo veía en él al menor que necesitaba ser cuidado, no como un igual.

Con sumo cuidado de no ser descubierto, agarro sus zapatos que se había quitado y salió de la casa, se calzó afuera y caminó rápidamente lejos del lugar, no quiso alejarse mucho así que solo merodeó los alrededores de la calle perdido en sus pensamientos y corazón dolido.

No quería llorar pero el dolor en su corazón se hacía se hacía fuerte  con cada pensamiento pesimista sobre su amor no correspondido, se sentía tan estupido por creer que el mayor se fijaría en él, que con el paso del tiempo se daría cuenta de su amor, pero ahora que había confirmado indirectamente sus sospechas se sentía tan dolido por sus ilusiones. Una lagrima dio paso a otra y sin darse cuenta estaba intentando aguantar sus sollozos mordiendo su mano, vio con su vista borrosa un banquillo y se sentó rápidamente, ahí dejó fluir su llanto, abrazándose a mismo y moviendo su cuerpo de atrás para adelante.

Mientras en la cocina donde se llevaba a cabo la conversación, seguía por donde había quedado, con la mamá de Yeonjun mirándolo suspicazmente y a él a punto de darle un dolor de cabeza, sabía que sus notas eran buenas y era fiel en su trabajo y no decía que no a las horas extras que consumían su vida en el laboratorio de computación, pero no pudo evitar impresionarse con el ofrecimiento de gran oportunidad, sus bases fueron: "estás tan familiarizado con los equipos que queremos ampliar tus conocimientos, ¿qué mejor que Estados Unidos?", sus superiores notaron su abrumación otorgándole una semana para pensarlo.

Su primera opción para hablar del tema era, por supuesto, su mamá, pero ahora ahora deseaba mil veces haber ido a conversar con Soobin, y es que su mamá estaba asfixiándolo para que dijera que si, pero por un motivo no quería irse: Soobin, él quería estar ahí el día que fuese mayor de edad para conquistarlo, si estuviera fuera del país cualquiera podría robárselo.

—Hijo, a Soobin no le va pasar nada...

—Lo sé, mamá, lo sé —respondió irritado Yeonjun.

—¿Entonces? —habló la mamá de Yeonjun como si la respuesta de su hijo tuviera que ser obvia.

—Debo pensarlo, mamá —dijo en un suspiro cansado Yeonjun.

Su mamá seguía mirándole insistentemente intentando adivinar porque su hijo no iba de frente con la oportunidad.

—Tú lo amas —dijo después de un rato su mamá intuyendo la situación del anterior silencio.

—¿A quién? —Yeonjun intentó hacerse el desinteresado aunque sabía que había sido descubierto.

—A Soobin...

—Claro que lo amo, mamá, han sido...

—Pero no de amor fraternal, hijo —interrumpió al rubio de  lo que fuera que iba a decir ganándose silencio y los cachetes rojos de Yeonjun.

Ante inminente descubrimiento Yeonjun no pudo decir nada, ¿qué podría? Había sido descubierto y no quería negar sus sentimientos por el menor.

—Así que si es eso...

—Mamá...

—¿Por qué no se lo dices?

Yeonjun casi se atora con su saliva por semejante idea.

—Mamá, todavía es muy joven...

—¿Y por ello no sabrá el del amor?

—No, no es por eso, no quiero que se confunda y piense que estando conmigo haría menos incómoda la convivencia o piense que me lo debe por haberlo encontrado, quiero que sea bajo sus términos y si debo esperar, lo haré.

Su madre  asintió entendiéndolo mejor, cuando iba a empezar a hablar el sonido de la puerta anunciaron al otro integrante de la casa, Yeonjun la miró con ojos grandes suplicando su silencio, ella afirmó con su cabeza dejando tranquilo a su hijo.

Tranquilidad que se fue a penas vio los ojos hinchados de su menor, su mamá reaccionó primero acercándose a Soobin.

—Oh cariño, ¿qué te pasó? —posó sus manos en los cachetes ajenos mientras limpiaba sus rastros de llanto.

—Eomanim —a pesar de la tristeza Soobin intentó dar su mejor sonrisa —¡Me ascendieron!

La mamá de Yeonjun le abrazó emocionada mientras lo felicitaba, Soobin sonreía mientras era abrazado pero Yeonjun notó que no estaba tan feliz de lo que debería estar, él sabía lo entusiasmado que tenía a su menor la posibilidad del ascenso, sin embargo lo dejo a estar y se acercó para felicitar al pelinegro.

—Felicidades, pequeño —agarro en un abrazo desprevenido a Soobin pero que recibió con gusto, Yeonjun aprovechó para elevarlo un poco del piso —Sabía que podrías —susurro en su oído.

Después de apartarse de Soobin esté fue esquivando la mirada de Yeonjun, soltó un 'gracias, hyung' nervioso por el acercamiento de su mayor y se excusó con que iba a  hacer la cena, con ayuda de la mamá de Yeonjun logró hacerla en tiempo récord, también fue esquivó mientras comían y mientras lavaban los trastes sucios, en el cuarto no mejoró la situación y cuando el rubio no aguanto más e iba a preguntar por su actitud su menor rápidamente se acostó después de decir 'buenas noches, hyung' dejando patidifuso al rubio.

Analizó la actitud de su menor una vez acostado mientras observaba la nuca ajena, no encontraba una explicación coherente para su comportamiento. En su mente atravesó un pensamiento que fue cobrando fuerza a medida que pasaban los minutos, en vez de esperar que su menor se acercará a abrazarlo de madrugada, él podría ir acercándose para abrazarlo, espero a que la respiración de Soobin se acompasara y se volviese lenta,  después de verificar que así fuese se fue acercando a paso suave para no despertar al menor con algún movimiento brusco, una vez estuvo cerca, casi pegando su nariz a la nuca del otro, fue pasando su brazo alrededor de la cintura y finalmente ahí descanso, con el pasar de los minutos fue agarrando confianza y se pego más, pudo sentir el olor que irradiaba el cuello de Soobin, canela y manzana verde, su perfume favorito, el de ambos.

Sin darse cuenta se quedó dormido en medio del olor de su menor.

—¿Y qué te parece? —le preguntó un sonriente Soobin.

Yeonjun admiraba el pequeño departamento sin entender nada, ese día su menor estuvo intenso con que lo acompañará a un lugar, lo guió a una especie de residencia de apartamentos muy humildes, entró a uno y empezó a hacerle un mini tour por el apartamento, era pequeño, tenía dos cuartos, el principal y uno más pequeño suponía que el de invitados, el baño, un armario, sala y cocina, estaba parcialmente amueblado.

—Está... Bien —dijo el rubio después de procesarlo un poco, no sabía lo que el pelinegro traía entre manos.

—¿Sólo bien? —preguntó estupefacto Soobin —Pensé que dirías algo más.

Estaban parados en medio de la sala vacía contemplando el apartamento.

—¿Y qué quieres que te diga? —pregunto derrotado Yeonjun —Primero dime qué planeas —miró con ojos entrecerrados a Soobin el cual contemplaba el apartamento.

—Es obvio, hyung, vivir aquí.

Aquello paralizó el corazón del rubio, sentía que subía un frío por su columna y quería zarandear a Soobin para que no fuera estupido con irse a vivir a otra parte, sin embargo, con todas sus fuerzas, se mantuvo impasible.

—¿Ya no quieres vivir con nosotros? —pregunto sin poder evitar usar un tono triste.

—No es eso, hyung —suspiro pesadamente Soobin —Es querer valerme por mí cuenta, no ser más una molestia para ustedes...

—No eres una molestia—interrumpio a su menor con cara afligida.

—Hyung —dijo con una sonrisa conciliadora— Necesito ésto.

Para Soobin decir eso era un puñal en su corazón, no quería apartarse de Yeonjun pero sabía que tenía que darle la seguridad al rubio para que aceptara la oportunidad que le habían ofrecido. Yeonjun vio que no tenía más opción que aceptar las decisiones de Soobin, así que se acercó para pasar su brazo por el hombro ajeno y acercarlo a su lado en un apretado abrazo.

—Si es lo que quieres, te apoyo —dijo con una sonrisa que aparentaba ser real, pero le dolía mantenerla —Te compraré un buen sofá, está sala está vacía.

—Hyung, no es necesario —Soobin apoyo su cabeza en el hombro del rubio.

—Para mi si —susurro entendible Yeonjun mientras acariciaba la cabeza del menor.

Esa misma noche Yeonjun llegó con la noticia de que se iría de Corea para ir a Estados Unidos en una oportunidad de trabajo, Yeonjun se iría en dos semanas y sería la última noche de Soobin en la casa, a pesar de que los ánimos de los chicos eran bajos decidieron celebrar por el otro y mantener las apariencias, entre los tres hicieron una cena deliciosa con risas, bromas y familiaridad.

Así transcurrió una semana, Yeonjun como prometió compro un sofá para el apartamento que había alquilado Soobin, era de tres plazas y ancho, Soobin le dijo que era una exageración pero Yeonjun le refutó con que él iba a seguir creciendo y la cama le iba a quedar pequeña, el rubio ayudó con la mudanza de las pocas que tenía Soobin, paso una noche con él y el resto lo compartió con su mamá.

El día de la despedida Soobin los acompañó hasta el aeropuerto, la mamá de Yeonjun no podía aguantar sus lágrimas, estaba orgullosa de su hijo pero no podía evitar preocuparse por su hijo que iría a otro continente, este se mantenía abrazado a ella mientras esperaba la llamada de abordamiento, Soobin evitaba sus lágrimas, quería ser fuerte por su hyung, después de un rato el llamado para el vuelo de Yeonjun fue escuchado, todos se pararon para acompañarlo lo más posible hasta la puerta, una vez ahí la mamá de Yeonjun lo abrazo lo más fuerte que pudo y viceversa, después fue el turno de Soobin, Yeonjun lo jaló hacia si en un abrazo apretado mientras acariciaba su nuca, ambos conteniendo sus lágrimas.

—Promete que te cuidarás —pidio Yeonjun en un susurro que ocultaba su tristeza.

—Lo haré, hyung.

El segundo llamado se escucho y Soobin apretó más fuerte a Yeonjun antes de soltarlo, se fue despidiendo agitando la mano hasta desaparecer por la puerta, Soobin se quebró ahí, lágrimas salían sin permiso de sus ojos mientras la mamá de Yeonjun le acariciaba la espalda. Después de un rato decidieron irse, Soobin acompañó a la que consideraba su segunda mamá hasta el que fue su hogar, ahí se dieron un afectuoso abrazo y partió a su apartamento.

Una vez ahí fue más conciente de que ya no tendría a Yeonjun para cuidarlo, que estaba por su cuenta, se sentó en el sofá que antes parecía una exageración pero que ahora miraba como su tesoro más preciado, se recostó y empezó a sollozar, por su corazón que estaba roto por su mayor, porque a pesar de que estaba feliz quería que el rubio se hubiera quedado con él.

Los días, meses y años que siguieron tampoco fueron mucho mejores, las cuentas del alquiler, servicios y comida recayeron en él solo, a pesar de que le iba bien como asistente su sueldo no alcanzaba para casi todo, muchas veces teniendo la necesidad de dejar de comer para pagar la electricidad o el mes de alquiler, muchas veces pensó en Yeonjun y lo mucho que de esforzó por el, a pesar de que seguía en comunicación con su mamá hacia lo posible por no escuchar mucho de cómo estaba el rubio por temor a escuchar de que había encontrado pareja, no creía que su corazón pudiera soportar eso, a pesar de que recibía muchas invitaciones para citas y a la mayoría decía que si, no podía sacar de su corazón al rubio.

"Ojalá estuvieses conmigo, hyung" pensaba a veces Soobin.


Holis, ¿qué tal?
¿Qué les pareció? ¿Muy largo?
Sip, se nos fue Yeonnie :c ahora quién podrá defender a nuestro bebé Soobin TnT

Este capítulo va para smileyvhope por su fantástica corrección y para Min_Yibuti por tus lindas palabras ❤️
Espero les guste un poquito de lo que me gustó a mi❤️
Cuidense muchito.

Ate:Hyejoon

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