Capítulo 19
Capítulo 19 - Cortina de Cierre
- ¡Ahí está!¡El hombre más rápido de todo Londres! ¡Es más rápido que una bala, que la velocidad de la luz!
Gideon se rió cuando Cameron levantó en el aire.
- Fue un gol, mamá.
- Fue el gol de la victoria - lo dejó y lo acercó a su lado - estoy orgullosa de tí. ¿Te divertiste?
- ¡Sí! - se limpió el barro y el sudor de la cara y le sonrió.
Había sido su primer partido de fútbol con los chicos en la escuela y finalmente estaba empezando a ganar algunos amigos más. Cameron sonrió cuando lo apartaron para celebrar. Él corrió hacia ella.
- La mamá de Archie nos va a llevar a comer pizza y luego dijo que puedo ir a dormir. ¿Puedo? ¿Por favor? ¡Mañana no hay escuela!
Ella se rió y lo saludó con la mano.
- Adelante. Te dejaré la ropa.
- ¡Sí! - corrió hacia su amigo y Cameron se deslizó en su auto.
Ella condujo a casa y corrió adentro para empacarle una bolsa. Cuando regresó a casa, estaba casi oscuro. Ella vaciló mientras abría la puerta. Música en la sala de estar.
Ella miró a su alrededor con cuidado mientras se dirigía a la radio. Un CD giró rápidamente cuando Nat King Cole llegó a través de los parlantes.
Nadaría en el océano ancho. Cruzaría esa gran división.
Con mucho gusto daría una fortuna solo por verte sonreír y
escucharte decir te amo de vez en cuando.
En mi corazón hay éxtasis.
Haría cualquier cosa por tí.
Su sonrisa se ensanchó lentamente y se rió. Una nota estaba escondida justo debajo del estéreo.
Sé buena, niña.
- ¿Helena? - llamó ella. Fue a la cocina y encontró la ventana abierta. Asomándose, busco una figura que se retiraba, pero no encontró a nadie. Cerrando y bloqueando la ventana, se sobresaltó cuando sonó el timbre. Corriendo para responder, le sonrió a Mycroft pero vaciló porque él no la devolvió - cuánto tiempo sin vernos, señor Holmes - él asintió y ella se hizo a un lado para dejarlo entrar - me has estado evitando - frunció el ceño con curiosidad.
Él suspiró y se movió ligeramente sobre sus pies, escondiendo algo detrás de su espalda.
- Yo...yo quería ir a ver cómo estás. Y preguntarte algo, pero me temo que te traigo malas noticias.
Ella ladeó la cabeza.
- Helena estaba en un avión a una celda de detención que tengo en Suiza. Su avión se estrelló ayer - él la miró - nadie sobrevivió. Lo siento, Cameron.
Ella negó con la cabeza y se encogió los hombros. Estaba demasiado feliz para fingir pena.
- Una criminal peligrosa que amenaza la estabilidad del gobierno...hermana o no, probablemente sea algo bueno que se haya ido.
Él frunció el ceño.
- No estás enojada.
Ella sonrió ampliamente.
- Hiciste lo que pudiste para mantenerla a salvo. Eso es más de lo que esperaba de tí. Así que no. ¿Qué viniste a preguntar? - trató de ver detrás de él.
Él sostuvo una botella de vino y le dedicó una sonrisa cohibida. Después de semanas de evitarla, las miradas mordaces de Anthea y las sutiles bromas de Sherlock, había decidido que también podía dejar de lado la precaución y darse una oportunidad más. No se estaba volviendo más joven después de todo.
- Te debo la cena, ¿no?
Ella lo miró el tiempo suficiente para hacerle pensar que había cometido un error, pero luego se rió y tomó la botella.
- ¿Para qué estás de humor? Estaba pensando en una nueva receta.
- ¿Puedo ayudar?
- ¡Seguro! Oh y...nunca me dijiste. ¿Cuál era? - ella inclinó la cabeza mientras sacaba el pollo del refrigerador.
- ¿Hm?
- ¿Tenías sentimientos por mí o no?
Él se pasó un dedo por la nariz y le dedicó una sonrisita avergonzada.
- Poco directa, ¿no?
Ella le dió una mirada expectante.
- ¿Es esta cena como amigos o qué?
- ¿Cuál es la respuesta correcta considerando su desdén por la idea de buscar una relación? Tengo la autoridad de su equipo de que no está interesada.
Ella se encogió de hombros mientras cortaba un limón y comenzaba a limpiar la carne.
- Han pasado años desde que tuve una cita. Estoy en un punto en el que ya no puedo admitir mi edad y bueno...me gustas. A Gid le gustas. Así que si no te importa tener citas con una madre soltera...no me importa darte una oportunidad.
- ¿Después de todo?
- Me gustas lo suficiente como para perdonarte. Así que sí, supongo que incluso después de todo.
Él sacudió la cabeza.
- Nunca escucharé el final de esto de Sherlock.
*
Dos años después
- ¡Buenos días, Mycroft! - Gideon bajó las escaleras y agarró una caja de jugo del refrigerador.
Mycroft gruñó un buen día mientras tomaba un sorbo de café. Cameron bajó un momento después y los besó a ambos en la parte superior de la cabeza. Gideon arrugó la cara y se la limpió antes de mirar el reloj.
- ¡Tonterías! ¡Voy a llegar tarde, adiós Mamá! - salió corriendo por la puerta.
Cameron se sirvió un poco de café. Mycroft la miró con lágrimas en los ojos antes de volver a mirar el papel.
- Los odio, gente de la mañana - gruñó él - y esa es mi camiseta - ella sonrió y se bajó un poco los pantalones cortos para que no pareciera que no llevaba nada más. Mycroft la sentó en su regazo y la besó en el cuello - ¿a qué hora te pido que estés en el trabajo? - murmuró en su piel.
- Ocho.
- Vas a llegar tarde.
- Y Jason se quejará de nuevo por favoritismo.
- Mmm...no es mi culpa.
- ¡Sí lo es!
- Estás distrayendo. No puedo evitar quedarte unos minutos extra.
Ella puso los ojos en blanco y se inclinó hacia atrás para besarlo.
- Buenos días a tí también.
Él tarareó contra sus labios y sonrió con cansancio.
- Buenos días.
La puerta se abrió y se oyó el golpeteo de los tacones cuando Anthea entró. Estaba de pie en la puerta, ya mirando fijamente su teléfono.
- Señor Holmes. Cameron - Asintió distraídamente hacia ellos.
- ¿Café? - Cameron señaló hacia la olla.
- Gracias - Anthea miró el atuendo de Cameron y luego le dió a Mycroft una mirada levemente burlona. Él fingió una mirada de perfecta inocencia - hay un niño en la casa - los regañó.
- Dudo mucho que supiera que estaba aquí hasta esta mañana.
Anthea suspiró y miró a Cameron.
- Deberías pedirle que se mude ya.
Cameron sonrió e inclinó la cabeza hacia atrás para encontrar los ojos de Mycroft.
- Esa es una gran idea. ¿Te gustaría mudarte?
Él pensó por un momento, sonrió y luego la besó.
- Me encantaría.
Anthea tomó un sorbo de café y dió un suspiro de satisfacción.
- Y ese es mi regalo de Navidad para los dos. Señor Holmes, tiene una reunión en veinte con el primer ministro.
- ¿Debo?
- Desafortunadamente.
Él suspiró y empujó a Cameron de su regazo. Ella le robó lo que le quedaba de café mientras él se ponía la chaqueta. Sonriendo alegremente, se inclinó para darle un beso de despedida.
- Sé bueno - murmuró ella.
Él la agarró por la cintura.
- Si logras encontrarme esos planos de misiles, te llevaré a ese viaje a Dubái.
Ella sonrió.
- Oh, está hecho.
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HA SIDO TODO UN PLACER ESCRIBIR ESTA HISTORIA.
GRACIAS A grayxpression POR DEJARME TRADUCIRLA!!!! 🥰🥰🥰
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