47. La decisión más difícil

Todo había pasado tan rápido, que Sophie sólo sintió como depositaban una canasta repleta de golosinas en sus brazos y Evan recibió el cheque.

Lentamente una sonrisa se dibujó en su rostro. Ese era el segundo mejor día de su vida. Había cantado, encima habían ganado. Después sintió que la elevaban del suelo. Ian la sujetaba por la cintura y ella apenas salía del aturdimiento. El festejo se apaciguó un poco cuando Zack vio a Sherry hablando con el jurado, estos miraron directamente hacia Sophie.

—Sophie, quieren hablar contigo. —Cristian se aproximó a ella.

Miró hacia el jurado, quienes le hicieron un gesto con la mano para que se acercara junto a su grupo. Al ir hacia ellos, Sherry pasó por su lado, sonriéndoles con malicia.

— ¿Eres Sophie Cohen verdad? —le preguntaron mientras revisaban sus papales—. ¿Qué edad tienes?

Sophie miró hacia sus compañeros antes de responder.

—Quince.

Los tres jurados comentaron.

— ¿Cuándo cumples dieciséis? —le preguntó una mujer.

—El treintaiuno de marzo... ¿Qué pasa? —Las preguntas la asustaban, algo no parecía estar bien.

— ¿No leyeron la convocatoria antes de inscribirse? —les preguntaron con cierta decepción —.Todos los participantes deben tener al menos dieciséis años, o cumplirlos este año —les explicaron mostrándoles la hoja de inscripción, la cual Ian había firmado—. Lo lamento, tendremos que descalificarlos.

Zack protestó exaltado, casi brincaba sobre el jurado con ansias de matarlos.

—Ya ganamos, ¿no pueden olvidarlo?, solo es por unos meses. —Cristian intentaba negociar razonablemente.

— ¿Qué no leíste antes de firmar? —Evan agarró a Ian del cuello.

El muchacho se soltó, manteniendo una expresión pasiva y despreocupada.

—Sí, por supuesto que lo leí.

— ¡Entonces cómo es que no sabías lo de la edad!

—Sí lo sabía. —Se encogió de hombros—. Esperaba que los jueces no se dieran cuenta o lo dejaran pasar.

— ¡Yo te mato! —Zack escuchó desde lejos y abandonó sus instintos asesinos con los jueces para dirigirlos hacia Ian.

— ¿Cuál es el problema? Si no hubiese sido por mí, no habrían tenido cantante, ni hubieran participado. Se presentaron ante el público y ganaron, qué importa que los descalifiquen a estas alturas, todos saben que fueron los mejores, Sherry quedó segunda, y lo sabrá siempre. Al año seguro ganan de nuevo.

Sophie escuchó todo, sin embargo, la melancolía la abrumaba. Había perdido, los habían descalificado. Volvían a nombrar a los grupos ganadores y los periodistas entrevistaban a Sherry.

Se sentó al borde del escenario durante el revuelo y apoyó los codos en las rodillas.

— ¿Sophie Cohen no? —Una voz masculina llamó su atención, un hombre vestido con un elegante traje y una corbata negra, la observaba con interés.

—Sí... ya me voy, lo siento. —Taciturna, se levantó pensando que no podía permanecer ahí.

—No, espera, siéntate. —La detuvo—. Te escuché cantar, diste un gran espectáculo y sin duda estuviste mejor que la señorita Ducane —habló con un deje de desprecio —. Dime algo ¿sabes actuar?—Sophie le dirigió una mueca, el hombre trató de explicarse —. Lo siento, soy productor de la KTV, nosotros organizamos el concurso. En un par de meses empezaremos a grabar un programa de televisión dirigido a jóvenes de tu edad. ¿Sabes? Me impresionaste bastante, puedo darte el protagónico.

Interiormente Sophie saltó. Seguro esta vez sí se había desmayado y lo soñaba todo. Ian la miraba de cerca y le hizo un gesto con la cabeza, incitándola a aceptar.

—Pues, sí, me encantaría —reaccionó apenas—. Claro, si tengo la oportunidad de cantar también.

—Por supuesto, la protagonista debe ser una magnífica cantante, de eso trata el programa. Sherry debía protagonizarlo, pero aún no firmamos contrato. Ven el miércoles en la mañana, te haremos una audición, si actúas tan bien como cantas, el papel es tuyo —explicó anotándole la hora en su tarjera personal —.Ven con uno de tus padres —añadió a punto de retirarse.

—Espere. —Sintió cierto malestar —. No sé si me sienta capaz de quitarle el papel a otra.

—Esa niña caprichosa.... —dijo, al parecer no le tenía mucho aprecio a Sherry—. Como productor debo ver qué es lo mejor, dejando de lado sentimentalismos, a veces destruyendo sueños. Tú cantas mejor que ella y eres mucho más bonita, me es más fácil imaginarte a ti con el fabuloso vestuario que se está diseñando. —Hizo un gesto con las manos, imaginariamente enseñándole a Sophie su visión—. Además Sherry te quitó el primer puesto, ahora, tú le quitas el papel, así es como funciona este mundo, acostúmbrate. —Finalizó yendo a reunirse con otros ejecutivos.

La muchacha temblaba de emoción mientras contemplaba la tarjeta entre sus manos, era demasiado irreal.

— ¿Ian lo escucharse?, ¿puedes creerlo?—Agarró a su novio por el cuello y comenzó a zarandearlo con torpeza.

—Sí, lo escuché, no me mates —dijo intentando tomar aire.

— ¡Debo contárselo a Thaly! ¡Y a mi papá! ¡Y a todos!, Missy, Juliana y Patricia van a querer morirse... y Sherry... Sherry explotará en mil colores. ¡Eso es Karma! —mencionó todas las cosas que se le cruzaban por la mente. No era exactamente como lo había soñado; de querer ser solista, pasaba a formar parte de una banda, y ahora, tenía la oportunidad de protagonizar su propio programa de televisión.

Las palabras de Thaly se le vinieron a la mente de inmediato, sus sueños se realizaban de una manera distinta a la que esperaba, pero se realizaban. El Gammy pasó a segundo plano, un Emmy era su objetivo, luego un Oscar, y a la par varios Grammys y premios MTV... eran demasiados los sueños e ilusiones que se le venían a la mente y le era difícil priorizarlos.

Se mentalizó antes de entrar. La puerta a la gran casona estaba abierta, y tal como Sophie le había comentado, se veía espeluznante.

Una luz tenue iluminaba la sala y la chimenea estaba encendida. Como flashes le llegaron recuerdos. Durante las noches, su padre se sentaba frente al fuego a revisar papeles. Parecía trabajar todo el tiempo y ella nunca se explicaba de dónde sacaba el tiempo para sus negocios ilícitos y las numerosas amantes que había tenido.

—Siéntate.

Del fuego pasó la vista a un sillón cuando escuchó la imperiosa voz de su padre.

Insegura tomó asiento frente a él.

— ¿Qué quieres? —preguntó sin más, quería acabar con eso pronto.

El hombre apoyó mejor la espalda en el asiento y mantuvo el contacto visual con ella todo el tiempo, haciéndola encogerse, como cuando era una niña. Aún le causaba el mismo efecto.

—Pasaron muchos años, ¿ni siquiera vas a saludarme? Soy tu padre después de todo.

—Padre...— bufó —. Sólo eres un criminal. Deberías estar preso, y yo no debería ni dirigirte la mirada —dijo secamente.

—Pensé que habías madurado, sigues tan prepotente y altanera como cuando eras una adolecente. Intenté disciplinarte, pero fue tan infructuoso como con tu hermano.

—Maduré cuando dejé de ser una estúpida cobarde que permitía que me maltrataras. Te arriesgas demasiado ¿Qué te hace pensar que no llamé a la policía?

—No lo hiciste, te conozco demasiado bien, siempre lo hice. Aunque tú pensaras lo contrario. Siempre creías que lograbas burlarme, que no sabía nada sobre ti; no es así, con mi familia soy igual que con mis inversiones, nunca la dejo descuidada. Todos estos años estuve muy al tanto de lo que sucedía contigo.

—Claro... ¿cuántos espías además de Ian nos enviaste?

—No necesito espías, Ian estuvo ahí por otros motivos, vigilando principalmente los intereses de Bruno. Lo que yo necesito sólo me lo puedes dar tú. —Cruzó los dedos a la altura de su barbilla y se reclinó hacia adelante.

— ¿Quieres dinero? —comenzó por lo más obvio.

—No necesito dinero, tengo mucho, y créeme que serías la última persona a la cual recurriría por eso. Quiero a Tiago —hablo directamente, y si Thaly hubiese estado bebiendo algo, de seguro lo habría escupido al escuchar tal petición.

— ¿A Tiago? ¿A mi hijo? ¿Qué quieres con él?

—Es mi primer nieto varón, quiero tenerlo bajo mi tutela —explicó con simpleza, dejando a su hija incrédula ante su cinismo.

— ¿Estás loco? Eres un criminal prófugo, ¿Qué te hace pensar que te daré a uno de mis hijos?, es más, ¿para qué lo quieres? Ya tienes a tu pequeño lacayo. ¿Con Ian no es suficiente?

—Ian es hijo de Bruno, yo solo lo tuve como un préstamo. No me hago más joven y sabes que me gusta mantener ciertos negocios sólo en familia. Tu hermano Santiago me resultó una gran decepción, por eso lo desheredé. Mantuve mis esperanzas en ti. Quería que te casaras con Bruno, él sí fue como el hijo que nunca tuve.

—Eres un viejo demente ¿Qué pensabas? ¿Qué te daría así como así a mi hijo? —Thaly intentaba entender. Su padre siempre había tenido una arcaica mentalidad sobre su primogénito, por eso metía demasiada presión a su hermano mayor, por eso tampoco había querido tener más hijos. Un varón para él era más que suficiente.

—Natalia, quiero llegar a un arreglo. Tiago y tus otros hijos pasarán a mi tutela de una forma u otra, si lo arreglamos tranquilamente te dejaré quedarte con el resto.

Thaly se calmó, ya había pasado antes, su padre creía que podía manejar todo a su voluntad. Simplemente quería asustarla.

—Lo que me pides es tan absurdo como cuando me arreglaste un matrimonio. ¿Qué harás? ¿Secuestrar a Tiago? Sabes... de verdad pensé que seguías lúcido. Hasta pensé en hablar con la policía, pero solo estás enfermo. Y me das lástima.

—Estoy más lúcido de lo que crees, y puedes llamar a quien quieras, tú misma sabes que es inútil. Tengo una nueva identidad, una nueva vida. La policía me estuvo investigando este último tiempo, no llegaron a nada. Aunque logren probar quien era en el pasado, tardarán mucho, y aún conozco gente, sabes que estaré muy lejos de aquí cuando eso pase. Te estoy dando la oportunidad de que hagas una vida nueva. Bruno aún tiene esa enfermiza fijación contigo, dale el gusto, quédate con él, con tus otros hijos, y yo me encargaré de Tiago.

Thaly permaneció pasmada. Las retorcidas ideas de su padre no tenían sentido. Hasta cierto punto le causaban gracia, pero, por otro lado, cierto temor. Él había sido un General militar, nunca descuidaba los detalles. Sólo un plan le había salido mal por culpa de un descuido de Bruno y la intervención de su esposa.

Había algo más, entre líneas le daba a entender que algo malo sucedería. La mencionaba a ella, a sus hijos, a Bruno, pero no consideraba a Nicolás.

—No voy a escuchar más esto. —Se levantó—. Te equivocas si piensas que no puedo hacer nada. Mantente alejado, tú y ese maldito chiquillo, que no vuelva a acercarse a Sophie. —Le dio la espalda dirigiéndose a la puerta.

—Cuando estés más calmada vendré a buscarte. —Se levantó del sofá, fijando la atención en la fogata que bajaba su intensidad por la falta de combustible —. Antes de tomar cualquier acción piensa bien. Sólo vas a perjudicarte.

Thaly pensó que ya era demasiado. Rápidamente salió de ahí y el aire la golpeó aturdiéndola.

— ¿Puedes creerlo? ¿Te imaginaste alguna vez que sería famosa como actriz? —Tras haber llegado a su casa, le había explicado todo a su padre, quien cavilaba la situación algo inseguro—. Ten, empieza a firmar —Sophie le extendió un papel y una micro punta mientras le quitaba de los brazos a uno de sus hermanos bebés.

— ¿Firmar para qué?

— ¡Para que practiques tu firma! Debe verse linda en mi contrato; voy a enmarcarlo.

—Sophie, no sabes si van a darte el papel, además no estoy seguro sobre esto. Trabajar en televisión... no sé, generalmente explotan a los niños en ese negocio, además descuidarás tus estudios. Con tus notas tienes asegurada la entrada a cualquier Universidad.

—No voy a descuidarlos, lo sabes —le reclamó—, y te prometí que aun siendo famosa iría a la universidad.

Tomó todas las micro puntas y bolígrafos que encontró y lo hizo firmar una y otra vez, eligiendo el tono de tinta azul que se vería mejor en su contrato.

El azote de la puerta llamó su atención. Thaly entraba con un rostro de enfado.

— ¡Thaly no sabes lo que me pasó! —Sophie corrió hacia ella, pero su madre ignoró sus palabras.

—No vuelvas a acercarte a Ian —dijo tajante—. Y dile lo mismo a Tiago. No los quiero ni a cien metros de él. —Furiosa subió las escaleras. Tanto su hija mayor como su esposo la miraron consternados.

— ¿Qué le pasa? —Sophie preguntó preocupada.

—No sé, voy a ver, cuida a tus hermanos. —Nicolás corrió escaleras arriba.

Nerviosa, Thaly apretaba los dedos frente al espejo del tocador. Nicolás entró preguntándole qué le pasaba.

—No pasa nada. Solo que ese chico Ian no es buena influencia, no lo quiero cerca de mis hijos.

— ¿Por qué? ¿Vas a decirme qué pasa? Daniel entró corriendo y se encerró en su habitación, no quiere decirme nada y ahora tú entras de la misma forma.

— ¡No pasa nada! —le gritó—. Es la primera vez que les doy una orden a mis hijos. Sólo no me desautorices. Ian no se acercará ni a Sophie, ni a Tiago, ni a esta casa, hablaré con Sara para que no se acerque a Alan tampoco.

Nicolás jamás la había visto tan exaltada. Lo peor era que le guardaba secretos, odiaba cuando lo hacía. Thaly no se enfadaba con facilidad y pocas cosas le afectaban. Algo serio debía estar pasando.

Interrogarla en ese momento, sólo ocasionaría una pelea. Le daría hasta la mañana, sino, le sacaría información a la fuerza si era necesario.

Sophie no podía creer lo que pasaba. Un día tan perfecto se arruinaba. De un momento a otro, su madre le había prohibido acercarse a Ian, sin darle ningún tipo de explicación. Incluso le había quitado el celular, para evitar que lo llamase.

Su madre se debía haber vuelto loca. Al igual que Nicolás, la dejaría calmarse durante la noche, al día siguiente lo hablarían con calma, pero algo era seguro: jamás iban a separarla de Ian, no importaba cuantos motivos pudiesen darle.

Apagó la luz y se metió a la cama, se sentía triste por Thaly, algo le pasaba. Empezó a dormirse cuando de improviso su ventana se abrió e Ian entró por ella.

— ¡Ian!— gritó corriendo a abrazarlo—. ¿Qué pasa? ¿Peleaste con Thaly? No entiendo, me prohibió verte.

—Lo sé— le dijo agarrándola del rostro y besándola con delirio—. Sophie ¿quieres estar conmigo siempre? —le preguntó con seriedad después del beso.

—Por supuesto que sí, lo sabes.

— ¿Recuerdas que te pedí que confiaras en mí? —Sophie asintió como respuesta a la pregunta —. Necesito que lo hagas ahora. Si queremos estar juntos debemos irnos.

— ¿Irnos donde? —preguntó algo asustada.

—No lo sé Sophie, no puedo explicarte ahora. Sólo guarda algo de ropa, dinero y objetos que valor que podamos vender, como joyas y aparatos pequeños.

—Ian no te entiendo, ¿qué está pasando? ¿Cuánto tiempo debemos irnos? —demandó saber.

—No sé cuánto tiempo, pude que semanas o meses. De verdad en este momento debes confiar en mí, debemos irnos lo más lejos posible. Si no vienes conmigo ahora, no nos veremos nunca. ¿Vienes o no? —Volvió a tomarla del rostro y la contempló con cierta súplica.

Sophie debía darle una respuesta pronto. Jamás se había encontrado en una encrucijada tan seria. Ian no parecía bromear. Algo muy malo pasaba y un fuerte escalofrío la recorrió cuando escuchó las palabras: "No nos veremos nunca".

Quería a Ian más que a nada ¿pero estaba dispuesta a sacrificarlo todo por él? ¿Abandonar a su familia? ¿A sus amigos?, incluso la audición. Si se iban esa oportunidad se perdía para siempre.

Todos esos pensamientos surcaron su mente a una velocidad extrema y rápidamente tomó una decisión.

Bueno, bueno, cada vez más cerca del final. Si quieren saber que desicion toma Sophie hoy, ya saben que deben dejar muchos comentarios. Nos vemos!!!

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