Entre sabanas
Para mayores de 18 años
La velada en el barco, similar a la de un cuento de hadas, hace que mi corazón quiera explotar de alegría pura. Durante el camino de vuelta al departamento, nos cogemos de las manos, platicando de lo deliciosa que estaba a la comida, lo lindo que se ve Londres de noche, nuestro romántico baile. Pero cuando llegamos a la puerta de su departamento, la atmosfera cambia, de pronto, Tom, que estaba girando las llaves en el cerrojo, me mira, de una forma que pocas veces había visto que hiciese. Mi corazón comienza a latir más rápido, y mi piel se eriza. Con una mano abre la puerta y luego, antes de que pudiese siquiera gritar, me toma en brazos, como si fuese una princesa en apuros. Me afirmo de su cuello, un poco mareada por el brusco cambio de posición, y sus labios se posan sobre los míos sin previo aviso. Cierro los ojos de manera automática mientras nuestras lenguas se juntan en un apasionado baile.
Sé que entramos al departamento cuando escucho que la puerta se cierra. No me había dado cuenta de que Tom estaba caminando hasta ese momento, y es que solo puedo sentir su piel sobre la mía, su boca besándome, su lengua rozando mi labio, entrecortando mi respiración. Sus brazos, sosteniendo mi cintura y mis piernas, dejan un calor que se expande por todos mis huesos hasta la medula. La sedosa tela de mi enterito es tan fina que me deja sentir perfectamente sus dedos.
Separa su boca de la mía, y yo abro los ojos repentinamente para ver porque no ha seguido besándome. Me doy cuenta de que hemos llegado a su habitación. Me deja de pie en el suelo para luego, en un abrir y cerrar de ojos, volver a atacar mi boca. Sus manos suben por mi espalda, buscando los botones de mi prenda, que esta misma tarde él había abrochado, mientras mis dedos viajan a una velocidad sobrehumana desabotonando su camisa y desabrochando su cinturón. No sé donde ha quedado su chaqueta ni mi abrigo, ya que él los llevaba en su brazo derecho, pero poco me importa en este momento toda cosa que no sea Tom. Escucho como va soltando cada uno de los botones en mi espalda, con delicadeza y agilidad. Con un poco de su ayuda, logro sacarle la camisa y los pantalones, dejándolo solo en bóxer frente a mí. Rodeo su cuello con mis brazos mientras me quito y lanzo los tacones negros a cualquier lugar. Sus manos deslizan la ligera tela por mi espalda y mis brazos, hasta dejarlo caer al suelo. Nos separamos unos centímetros, en silencio, dejando que el único sonido en el ambiente sea el de nuestras respiraciones agitadas, mientras desabrocha mi sostén y lo deja caer. No me avergüenzo cuando me observa, mi deseo es más grande que cualquier otra cosa.
Nuestras bocas se vuelven a unir. Mis dedos se enrollan en sus cabellos, sus manos se ciñen a mi cintura. Camino torpe, con los ojos cerrados, hasta chocar con el borde de la cama. Sus manos recorren mi espalda, dejando su estela de fuego, para tomar con delicadeza el borde de mi ropa interior. Se separa de mí y, con una lentitud tortuosa, se deshace de mis bragas. Luego, me mira fijamente, y se saca su bóxer.
Me dejo caer de espaldas sobre la cama, y el, con delicadeza, cae sobre mí. La sensación de tenerlo así de cerca me desespera. Con mis manos agarro sus mejillas y lo acerco a mí para besarlo, mientras que mis piernas rodean sus caderas y lo acercan a mí. El siente mi desesperación, y sin mas preámbulos, entra en mí, haciéndome gemir contra su boca. Se mueve sobre mí en vaivén lento y que me lleva al borde de la locura. Su ritmo me desespera, así que hago uso de mi fuerza para girarnos y quedar yo sobre él. Sus manos afirman mis caderas, y por su expresión se que le guste que tome el control. Bajo lento, para torturarlo un poco y que sepa lo que se siente. Comienzo a aumentar el ritmo, y el gime en respuesta. Apoyo mis manos en su bien trabajado abdomen y disfruto de la sensación que me produce tenerlo de lleno dentro de mí.
Sin previo aviso se sienta, sus manos suben a mi espalda baja y me aprieta contra él. Su boca se va directamente a mis pechos, y me afirmo de sus hombros, enterrando en ellos mis uñas ante la exquisita sensación de su lengua haciendo círculos en mi pezón. No sé cómo, pero al parecer presiente que estoy a punto de llegar al orgasmo, así que deja mis pechos y me besa, terminando de gemir de placer en su boca. Me apoyo, algo exhausta, en su hombro izquierdo, pero no dejo de moverme hasta que siento que me aprieta la piel y de su boca sale un gemido final, indicándome que llego al orgasmo.
Paso una de mis manos por mi frente sudorosa, y me separo lo suficiente para quedar cara a cara con Tom. Su aliento choca contra mi rostro, y con algo de torpeza, nos acercamos y nos volvemos a besar lentamente.
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He vuelto! Estuve en la playa unos pocos días, por eso estuve desaparecido. El lunes comienzo de nuevo las torturas, perdon, CLASES, asi que ya saben, probablemente no actualice seguido. Las quiero queridas lectoras <3
Pregunta del día: ¿cual es su pelicula favorita? Para mi depende demasiado del estado de animo (si, soy demasiado cambiante) y del genero de la pelicula, pero probablemente Titanic jeje que puedo decir, soy una romantica empedernida.
Como siempre, cualquier pregunta, háganla y yo la respondo en el próximo capitulo!
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