"Lo que me quitaron"

De nuevo, estaba en el hospital. Por las baldosas de las paredes lo reconocí. Era extraño, no conocía la parte dónde estaba. Leí la placa de la única consulta del pasillo.

—¿Tratamientos intensivos infantil? Mmmm... Oigo gritos desde esa sala, a ver qué ocurre —. Giré el pomo sin reaccionar—. No se abre... Debe haber alguna forma de entrar. Quién esté ahí dentro no lo debe estar pasando muy bien.

Fui al lado contrario del que iba buscando alguna pista. Sin querer llegué a recepción, y no había nadie. Siempre tuve curiosidad en saber qué clase de papeles tenían desperdigados sobre la mesa. Por sorpresa, solo había uno con un informe de una próxima operación.

"OPERACIÓN SEPARACIÓN DE SIAMESAS
Nombre: Emily Dream.
Edad: 14 años.
Informe: Unida a una hermana parásito mediante la mano. Por ello no puede hablar. El parásito tiene sordera, y está unida sentimentalmente a la paciente. Si está más tiempo así, el parásito matará a la paciente si no se realiza una operación urgente. Se necesita permiso de los padres, quienes han dado el consentimiento. La operación será a las 21:50".

Miré la hora del reloj que estaba colgado sobre la pared. 21:40.

—¿Diez minutos? Tengo que entrar en ese sitio. Oh, debajo había unas llaves. "Sala de operaciones". Vamos a ver...

Entré en la sala. Había varios médicos allí, y uno de ellos me echó.

—No puedes entrar sin la bata y la mascarilla.
—Perdona, un despiste.
—Prisa, falta poco para la separación. Le esperaré fuera.

Asentí. ¿De dónde iba a sacar esos materiales? Pensé en cómo solucionaría esto en siete minutos.

—Miraré en recepción de nuevo.

Allí, como no, encontré lo que necesitaba. Y sí, recuperé la ropa cuando salí del anterior sueño. Me quité la chaqueta dejando al descubierto una de mis camisetas favoritas, una de un grupo de súper héroes. Siempre me han gustado desde pequeño, era un completo friki.

—¡Ups! ¡Dos minutos! Espero llegar a tiempo.

El doctor que me expulsó vino a buscarme y acompañó.

—Es la primera vez que veo una separación de dos hermanas siamesas.
—También es la mía —dije siguiéndole el rollo.

La sala no parecía que operarse a la gente. Era más un observatorio. Tenían estantes llenos de carpetas y una de las paredes poseía un enorme cristal que daba a la verdadera sala de operaciones. Allí... Vi a Emily cosida a otra niña parecida a ella, pero era castaña. Emitió un grito ahogado y se retorció intentando proteger a su hermana.

—Emily... Debemos hacerlo, no podemos estar juntas o nos moriremos —. Se abrazaron y rompieron a llorar —. Estaré contigo para siempre, pero no llores más, por fin serás libre y tendrás voz.

Emily no paraba de negar mientras le ponían la anestesia.

—Emily... Te quiero.

Las dos se durmieron y la separación comenzó. Taparon los cuerpos con una sábana. Los médicos se pusieron a escribir, yo solo me quedé observando.

—Pobrecitas... Se querían mucho. Cuando vinieron a mi consulta se les veía felices. Me dijeron que deseaban ir a una playa a ver el mar. Si hubiesen nacido separadas como debía ser no pasaría esto. Una de ellas estaba consumiendo a la otra, le quitó la voz y casi no podían andar.
—¿No hay una manera de que estén vivas las dos? —pregunté. Sentí un dolor intenso en el pecho. Era demasiado sensible con estas cosas.
—Ojalá, pero una de ellas es un parásito, sin la otra es una persona muerta. Ya mismo van a terminar, te toca atender a la pequeña. Espero que pueda superarlo —. Se fue de la sala y quitaron la tela.

El resto de los galenos también se marcharon. Aquella escena me resultó dolorosa. Sobre una camilla dormía Emily en un lado y sobre el otro... Yacía su hermana. Ella se despertó, le miró y sacudió llamándole.

—¿Lily? ¿Sigues aquí? ¡LILY! No me dejes... Eres lo único que tengo... ¿Por qué tiene que ser así?

Se apoyó en su pecho llorando a mar tendido. Me avisaron para que pasase a la sala, en medio de la tristeza de una niña. Yo me ponía así cuando me quitaban un juguete cuando era chico. Increíble pensar que pasó esto...

—Emily... —musité.
—¿A qué vienes? Me quitasteis a mi hermana... ¿Qué más quieres? —gritó enfadada entre lágrimas, y entró el hombre que estuvo a mi lado.
—Jamás lo fue, era un parásito que te hacía daño. Déjala ir y vive como una niña normal. Sácala de aquí —ordenó.

Vinieron unas cuantas personas, recogiendo el cadáver. Emily le agarró del brazo, le fui alejando hasta que lo soltó y rodeé para que no viese cómo se deshacían del muerto.

—Maly... Llévame contigo...
—Lo siento mucho, yo...
—¿Qué vais a sentir vosotros los médicos? ¡Ustedes no curan a la gente! Sino ella estaría viva...

No supe qué hacer. Nunca había perdido un ser querido, y ya sabía qué era. Noté en lo más profundo de mi corazón un vacío, dolía e incluso ardía.

—¿Qué intentas enseñarme, Emily? ¿Dónde está la llave?

Ella se separó y corrió por pasillos queriendo alcanzar a quiénes le robaron a su más preciado. Descalza y recién operada.

—Lily... Jamás te olvidaré –. Se giró a mí y me entregó la llave—. Ya no la necesito, quédatela.

Al lado de la joven disgustada, se manifestó su hermana con una muñeca con dos cuchillas y le dio una a Emily distinta, una arquera. Se sentaron juntas y jugaron a que hacían una épica batalla. Una hoja aterrizó sobre mis pies. Había dibujado lo mismo que acababa de ver. Por detrás estaba escrito "Lo que me quitaron".

—Ellos te arrebataron a tu hermana —exclamé en voz baja.

Las dos chicas desaparecieron, y mostró una puerta en su lugar. La llave esta vez se movió sola. Tuve una horrible sensación al traspasar el portal.

—¿Qué más quieres enseñarme? ¿Son tus sueños recuerdos del pasado?

"Yo... No pretendía hacer eso... Trataron a mi hermana como si no fuese nadie, me sometieron a medicamentos creyendo que estaba loca. Ella era la única que me escuchaba y quería. Y ahora..." —. Su voz se cortó. Ya estaba en otro lugar. 

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